Internacional. Houston… tenemos un problema

Inter­na­cio­nal. Hous­ton… tene­mos un problema

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Luis Casa­do /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​30 de mar­zo de 2020

Si Alain Pey­re­fit­te des­per­ta­ra de su sue­ño eterno, podría legí­ti­ma­men­te estar orgu­llo­so no solo de su cer­ca­nía con el Gene­ral de Gau­lle, a quien le apor­tó su lar­ga tra­yec­to­ria polí­ti­ca y diplo­má­ti­ca, sino tam­bién de su pro­di­gio­sa pers­pi­ca­cia que le lle­vó a escri­bir un clá­si­co de la lite­ra­tu­ra polí­ti­ca: su ensa­yo “Cuan­do Chi­na des­pier­te… el mun­do tem­bla­rá”, que solo en Fran­cia ven­dió 885 mil ejem­pla­res el año de su publi­ca­ción (1973).

En el año 1971 Alain Pey­re­fit­te, a la sazón pre­si­den­te de la Comi­sión de Asun­tos Cul­tu­ra­les y Socia­les de la Asam­blea Nacio­nal de Fran­cia, enca­be­zó una misión par­la­men­ta­ria que efec­tuó una visi­ta a Chi­na en ple­na “revo­lu­ción cul­tu­ral”.

Pey­re­fit­te cuen­ta que en esa épo­ca en Chi­na había solo un aero­puer­to inter­na­cio­nal, que reci­bía ape­nas un vue­lo por sema­na. Mao había lan­za­do la con­sig­na nacio­nal de “Con­tar con sus pro­pias fuer­zas” por la sen­ci­lla razón que Bei­jing no tenía nada que apor­tar y, aun tenién­do­lo, no había ni carre­te­ras ni ferro­ca­rri­les para transportarlo.

Chi­le, por esos años, ya tenía ferro­ca­rri­les eléc­tri­cos, y aban­do­na­ba gra­dual­men­te los vago­nes de made­ra y las loco­mo­to­ras diesel.

El gran logro chino, –don­de había triun­fa­do la Revo­lu­ción socia­lis­ta el 1º de octu­bre de 1949 – , era que por la pri­me­ra vez en su mile­na­ria his­to­ria nadie se acos­ta­ba con ham­bre, aun cuan­do la varie­dad de los ali­men­tos se redu­cía a poca cosa más que el arroz.

Sin embar­go…

La his­to­ria que sigue es cono­ci­da, inclu­yen­do el epi­so­dio de la “Ban­da de los cua­tro”, así como el triun­fo, la pri­sión y el pos­te­rior rena­ci­mien­to de Deng Tsiao Ping, quien le dio a Chi­na el impul­so capi­ta­lis­ta que nece­si­ta­ba para trans­for­mar­se en la poten­cia que es hoy en día. Deng pro­nun­ció enton­ces una fra­se que se hizo céle­bre. Olvi­dan­do el rojo de la ban­de­ra de la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na, sen­ten­ció: “Poco impor­ta que el gato sea negro o blan­co, lo impor­tan­te es que cace ratones”.

Cuan­do apa­re­ció el coro­na­vi­rus en Wuhan, mega­ló­po­lis Chi­na de la pro­vin­cia de Hubei –menu­da pro­vin­cia que tie­ne casi 60 millo­nes de habi­tan­tes – , el gobierno chino dis­pu­so todas las medi­das para con­te­ner su pro­pa­ga­ción, comen­zan­do por el con­fi­na­mien­to de toda la pobla­ción, el cie­rre de las escue­las, cole­gios y uni­ver­si­da­des, así como la de todas las indus­trias y comercios.

Las almas bien pen­san­tes de occi­den­te juz­ga­ron que eso era posi­ble solo por­que “Chi­na es una dic­ta­du­ra”. Mien­tras esto escri­bo me ente­ro que no solo Chi­na es una “dic­ta­du­ra”, sino tam­bién Cali­for­nia, el Esta­do de New York, New Jer­sey, Illi­nois, Pen­sil­va­nia y Neva­da, amén de las tres prin­ci­pa­les ciu­da­des de los EEUU: Los Ánge­les, New York y Chicago.

Ita­lia, Espa­ña y Fran­cia no espe­ra­ron tan­to, tal vez por­que, obe­de­cien­do las ins­truc­cio­nes de la UE de redu­cir los défi­cits pre­su­pues­ta­rios y el gas­to públi­co, habían deja­do sus hos­pi­ta­les públi­cos llo­ran­do mise­rias des­de hace una década.

En fin, más de dos mil millo­nes de per­so­nas se encuen­tran con­fi­na­das en el mun­do, a pesar de la renuen­cia de Donald Trump, Sebas­tián Piñe­ra, Andrés Manuel López Obra­dor y Jair Mes­sias Bol­so­na­ro que le hace honor a su segun­do nombre.

Boris John­son, que rehu­só al prin­ci­pio la cua­ren­te­na para los bri­tá­ni­cos, ter­mi­nó por con­ta­giar­se y aho­ra –dejan­do de dar el coña­zo– se mues­tra menos fie­ro y menos arro­gan­te. Y con algo de fiebre.

Chi­na, según se ve, logró con­tro­lar la epi­de­mia con menos con­ta­gia­dos y menos muer­tos que Ita­lia y Espa­ña. Fran­cia –emba­lan­do en papel de dia­rio el cono­ci­do orgu­llo del ‘genio galo’– orga­ni­za aho­ra un puen­te aéreo para ir a bus­car en Chi­na los equi­pa­mien­tos y mate­ria­les que tan­ta fal­ta hicie­ron y hacen.

Has­ta ahí… la cosa daría para chis­tes y memes si no fue­se que la situa­ción es gra­ve e inclu­so deses­pe­ra­da. El Impe­rio, sí, sí, el Impe­rio… ya no con­tra­ata­ca. Darth Vader no es lo que era. La pren­sa de New York pro­vo­ca esca­lo­fríos y tiri­to­nes en la espal­da, mira ver.

El Washing­ton Post de este domin­go 29 de mar­zo, trae una sabro­sa noti­cia. Hela aquí:

El 5 de febre­ro, con menos de una doce­na de casos de coro­na­vi­rus con­fir­ma­dos en los EEUU, pero dece­nas de miles en el mun­do, una pelea a gri­tos esta­lló en la Sala de Cri­sis de la Casa Blan­ca entre el Secre­ta­rio de la Salud (HSS) Alex Azar, y un alto car­go del Bureau del Pre­su­pues­to (OMB), según tres per­so­nas al tan­to del incidente.

Esa maña­na Azar le pidió al OMB 2 mil millo­nes de dóla­res para com­prar equi­pos de ven­ti­la­ción y otros mate­ria­les des­ti­na­dos a los ago­ta­dos stocks de equi­pa­mien­to médi­co de urgen­cia, según tes­ti­gos fami­lia­ri­za­dos con la deman­da que habla­ron bajo con­di­ción de anonimato.

El Secre­ta­rio de Salud esta­ba preo­cu­pa­do por el esta­do del Stra­te­gic Natio­nal Stock­pi­le, –alma­cén fede­ral que man­tie­ne un stock estra­té­gi­co de mate­rial médi­co – , prác­ti­ca­men­te vacío.

Los 2 mil millo­nes que soli­ci­tó esa maña­na fue­ron redu­ci­dos a US$ 500 millo­nes, e inclui­dos en una soli­ci­tud de pre­su­pues­tos suple­men­ta­rios envia­da al Con­gre­so… Y ahí está el Secre­ta­rio de Salud: esperando.

Otra nota del mis­mo dia­rio con­tras­ta bru­tal­men­te con el toni­to triun­fan­te que sue­le des­cri­bir la ‘pri­me­ra eco­no­mía del mundo’:

La caí­da de la eco­no­mía de los EEUU expo­ne taras pre­exis­ten­tes…
El mes pasa­do, la eco­no­mía de los EEUU que alcan­za los US$ 21 billo­nes, sufrió un extra­or­di­na­rio y des­orien­ta­dor revés, hun­dién­do­se des­de la pros­pe­ri­dad en un con­ge­la­mien­to sin precedentes.

¿Ten­go que agre­gar que en una sema­na el núme­ro de des­em­plea­dos aumen­tó en 3,3 millo­nes de personas?

Por su par­te, el New York Times de hoy ofre­ce una esca­lo­frian­te des­crip­ción del “lide­raz­go” yanqui:

“Al prin­ci­pio, la doce­na de altos car­gos fede­ra­les encar­ga­dos de la defen­sa de los EEUU con­tra el coro­na­vi­rus se reu­nía día tras día en la Sala de Cri­sis de la Casa Blan­ca, lle­nos de cri­sis. Se dispu­taban acer­ca de cómo eva­cuar el Con­su­la­do de los EEUU en Wuhan (Chi­na), pros­cri­bir los turis­tas chi­nos y exfil­trar los ciu­da­da­nos esta­dou­ni­den­ses del Dia­mond Prin­cess y otros cruceros.

Los miem­bros del gru­po de lucha con­tra el coro­na­vi­rus, típi­ca­men­te, le con­sa­gra­ban ape­nas 5 a 10 minu­tos, a menu­do al final de polé­mi­cas reunio­nes, a hablar de los tests (de diag­nós­ti­co) recuer­dan varios par­ti­ci­pan­tes. Los Cen­tros para la Pre­ven­ción y el Con­trol de Enfer­me­da­des, se ase­gu­ra­ban unos a otros, había desa­rro­lla­do un mode­lo de diag­nós­ti­co que sería gene­ra­li­za­do rápi­da­men­te, como un pri­mer paso.

Pero a medi­da que el letal virus se exten­dió con fero­ci­dad a tra­vés de los EEUU, entre fines de enero y prin­ci­pios de mar­zo, el diag­nós­ti­co en amplia esca­la de la gen­te que podía estar infec­ta­da no se hizo en razón de pro­ble­mas téc­ni­cos, barre­ras regu­la­to­rias, flo­je­ra buro­crá­ti­ca y fal­ta de con­duc­ción en muchos nive­les, según entre­vis­tas con más de 50 altos car­gos de la Salud en fun­cio­nes o reti­ra­dos, fun­cio­na­rios de Gobierno, cien­tí­fi­cos y geren­tes de empresas.

El resul­ta­do fue la pér­di­da de un mes, duran­te el cual el país más rico del mun­do, que dis­po­ne de los más expe­ri­men­ta­dos cien­tí­fi­cos y espe­cia­lis­tas de las enfer­me­da­des infec­cio­sas, des­pil­fa­rró su mejor opor­tu­ni­dad de con­te­ner la difu­sion del virus. A cam­bio de lo cual los esta­dou­ni­den­ses fue­ron deja­dos en la cegue­ra más com­ple­ta acer­ca de la esca­la de una inmi­nen­te catás­tro­fe de salud pública.”

Uno cree recor­dar las angus­tia­das pala­bras que Jim Lovell, coman­dan­te de la misión Apo­llo XIII, le diri­gió al cen­tro de ope­ra­cio­nes: “Hous­ton… tene­mos un problema”.

Los hos­pi­ta­les de New York ya están colap­sa­dos. El núme­ro de con­ta­gia­dos pro­gre­sa expo­nen­cial­men­te. La fal­ta de equi­pa­mien­to, de mate­ria­les sani­ta­rios, de lechos y de per­so­nal ofre­ce pesi­mis­tas augu­rios sobre el futu­ro inmediato.

Los dos billo­nes de dóla­res emi­ti­dos –por cojo­nes– por la Reser­va Fede­ral están des­ti­na­dos a ayu­dar a la comu­ni­dad finan­cie­ra. El yan­qui de a pie sigue peatón.

Mien­tras tan­to, noso­tros en Chi­le esta­mos tran­qui­los. Con­fi­na­da la pobla­ción de la cota mil, ase­gu­ra­do Igna­cio Piñe­ra Chad­wick de cobrar por el Espa­cio Ries­co que en perio­do de coro­na­vi­rus no tenía nin­gu­na uti­li­dad, y fir­ma­do por el gobierno y el mis­mo Igna­cio el con­tra­to de com­pra de camas para simu­lar un hos­pi­tal de cam­pa­ña, lo esen­cial está hecho.

Para cal­mar a los even­tua­les –amar­ga­dos de siem­pre– prin­gaos que pudie­sen pro­tes­tar con­tra un pre­si­den­te y un minis­tro de la Salud defi­ni­ti­va­men­te piraos… la sol­da­des­ca está en la calle.

Alguien ten­dría que recor­dar­nos ofre­cer­les un bono, un plus, un agui­nal­do para el día después…

Poli­ti­ka*

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