Por Suha Arraf, Resumen Medio Oriente, 26 marzo 2020
Lo que comenzó como un experimento días
después del brote de coronavirus en Cisjordania es ahora una fábrica que
produce miles de mascarillas al día.
Foto: Amjad Zaghir, el único fabricante de máscaras en Cisjordania, en su fábrica de Hebrón. (Cortesía de Amjad Zaghir)
Dos días después del brote del nuevo coronavirus en Belén Amjad Zaghir,
propietario de una fábrica de zapatos de la ciudad palestina de Hebrón,
se dio cuenta de que Cisjordania pronto se quedaría sin mascarillas.
Menos de tres semanas después, ahora es el único fabricante de
mascarillas allí.
La fábrica de Zaghir, que comenzó de la noche a la mañana, ahora
produce miles de mascarillas al día, lo que lo ha convertido en un héroe
nacional por ayudar a los palestinos a protegerse del virus.
Zaghir se puso a trabajar tan pronto como se supo de los primeros casos
diagnosticados de COVID-19 en Belén. Compró una mascarilla y comenzó a
estudiarla, inclinándola de izquierda a derecha.
Inicialmente pensó que podría recrearla con algunos de los materiales
que usa en la fabricación de calzado. «Me acerqué a mi amigo, un
farmacéutico, y le pregunté qué materiales se utilizan para hacer
mascarillas», recordó Zaghir. «Explicó que lo que usamos en la
fabricación de calzado no es adecuado y me señaló en la dirección
correcta».
Zaghir luego comenzó a buscar la tela adecuada alrededor de Hebrón. Se
encontró con un vendedor que había comprado el material en Turquía hacía
un año, pero lo tenía sin usar porque era más barato importar
mascarillas de China que producirlas en Hebrón. Zaghir compró la tela
que su amigo farmacéutico confirmó que era el material correcto.
“Al principio, intenté coser las mascarillas con la misma máquina que
usamos para coser zapatos. Pero ese intento no tuvo éxito porque la tela
de las mascarillas era demasiado delgada y se rasgaba fácilmente», dijo
Zaghir. «Traté de planchar la tela para crear los pliegues, pero
terminé quemándola».
Luego Zaghir trató de plancharla en una tintorería. Eso también falló,
dijo, la delicada tela no podía soportar el calor intenso.
Pero Zaghir no se rindió, especialmente cuando se enteró de que las
mascarillas se estaban agotando en Cisjordania y que esta podría ser una
oportunidad de oro. Como descendiente de una familia de comerciantes
que heredó el negocio de la fabricación de zapatos de su bisabuelo, el
hombre de 30 años tenía un buen sentido del negocio.
Sin embargo, no fue simplemente la ganancia lo que lo motivó. «Se trata
de ayudar a mi gente y una forma de proporcionar oportunidades de
trabajo», dijo. «Hay una crisis en Hebrón y muchos están desempleados».
Zaghir viajó por la ciudad consultando con talleres de costura y
farmacéuticos. Finalmente, descubrió que había una máquina en la ciudad
que puede doblar las mascarillas mientras las plancha. Para moderar los
niveles de calor a 400 grados centígrados interpuso papel entre capas de
la máscara. El experimento funcionó.
«El primer día solo conseguí hacer 500 mascarillas”, dijo. “Al día
siguiente hice 1.000 más. Luego traje 20 trabajadores para aumentar la
producción».
Los trabajadores desinfectan un centro comercial en la ciudad
cisjordana de Hebrón, 15 de marzo de 2020, como parte de las medidas
para prevenir la propagación del coronavirus. (Wisam Hashlamoun /
Flash90)
El nombre de la fábrica es Zaghir, que significa «pequeño» en árabe. Y
aunque la fábrica en sí puede ser pequeña se ha convertido en el primer y
único negocio de este tipo en Palestina, fabricando entre 7.000 y 9.000
mascarillas al día.
Aún así, Zaghir no está satisfecho con las cantidades. A partir de la
próxima semana tiene planes de expandir la producción aún más para
mantenerse al día con la demanda. Ya ha encontrado un taller vacío que
pronto ocupará, agregó.
Las mascarillas se han vendido más rápido que el pan caliente, dijo
Zaghir. Las está vendiendo a empleados del Gobierno, hospitales, incluso
a la policía palestina. Solo el sábado suministró 5.000 a la policía en
Naplusa. Para estas instituciones oficiales las vende a un precio
simbólico de 1,50 NIS por unidad, un precio determinado por el
gobernador de Hebrón. Para las farmacias y otros proveedores la tarifa
es diferente.
«Comencé a recibir solicitudes de Jordania, Kuwait, los países del
Golfo y Canadá», dijo. “Incluso los vendedores israelíes me han
contactado para comprar mis mascarillas, pero no tengo suficientes
trabajadores. Ojalá pudiera abastecer a todos».
Sin embargo, el material que Zaghir ha estado utilizando pronto se
agotará. Ya ordenó más, pero los países han estado cerrando sus
fronteras para contener la propagación del coronavirus. La pandemia
también ha llegado a Turquía, desde donde llega el material.
Pero Zaghir no se acobarda. “Estoy seguro de que podré traer los
materiales. Me puse en contacto con la Cámara de Comercio de Palestina,
que a su vez apeló a la Cámara de Comercio de Israel, que luego contactó
a las autoridades aduaneras y otras autoridades sobre este tema”, dijo.
“Esta es una crisis de salud, una pandemia global, un estado de
emergencia. No es lo de siempre, por lo que estoy bastante seguro de que
me permitirán importar los productos”.
Zaghir cree que dentro de una semana podrá producir 100.000 mascarillas
diarias. “Hoy probé una nueva técnica de costura que demostró ser
exitosa e hicimos 15.000. Este es el mayor volumen desde que comenzamos
la producción”, dijo. “Mi mascarilla es única, es diferente a cualquiera
otra del mundo. Quien se encuentre con una de ellas sabrá de inmediato
que está hecha en al-Khalil (Hebrón)”, agregó.
Acerca del autor: Suha Arraf es directora, guionista y productora. Escribe sobre la sociedad árabe, la cultura palestina y el feminismo.
Fuente: Palestina Libre /Rebelión (Traducido del inglés para Rebelión por J. M.)