Palestina. El ejército israelí no tiene francotiradores en la frontera de Gaza. Tiene cazadores

Pales­ti­na. El ejér­ci­to israe­lí no tie­ne fran­co­ti­ra­do­res en la fron­te­ra de Gaza. Tie­ne cazadores

Resu­men Medio Orien­te, 16 mar­zo 2020

Son nues­tros mejo­res mucha­chos. Uno es un
«músi­co de un buen ins­ti­tu­to», otro un «boy scout» espe­cia­li­za­do en
tea­tro «. Son los fran­co­ti­ra­do­res que han dis­pa­ra­do a miles de
mani­fes­tan­tes des­ar­ma­dos a lo lar­go de la valla fron­te­ri­za de Gaza. 

En la Fran­ja de Gaza hay 8,000 jóve­nes con dis­ca­pa­ci­da­des permanentes
como resul­ta­do de las accio­nes de los fran­co­ti­ra­do­res. A algu­nos les han
ampu­tado las pier­nas, y los fran­co­ti­ra­do­res están muy orgu­llo­sos de
eso. Nin­guno de los fran­co­ti­ra­do­res entre­vis­ta­dos por la aterradora
his­to­ria de Hilo Gla­zer en Haa­retz (6 de mar­zo) se
arre­pien­te. Lo úni­co que sien­ten es no haber derra­ma­do más san­gre. En
el bata­llón se bur­la­ron de uno dicién­do­le: «aquí vie­ne el asesino».
Todos actúan como ase­si­nos. Sus accio­nes lo demues­tran – más de 200
muer­tos como resul­ta­do de éstas – y sus decla­ra­cio­nes prue­ban que estos
jóve­nes han per­di­do la brú­ju­la moral. Están per­di­dos. Continuarán
estu­dian­do, ten­drán carre­ras y cria­rán fami­lias, y nun­ca se recuperarán
de su cegue­ra. Inha­bi­li­ta­ron físi­ca­men­te a sus víc­ti­mas, pero sus
pro­pias dis­ca­pa­ci­da­des son más gra­ves. Sus almas se han retorcido
com­ple­ta­men­te. Nun­ca más serán indi­vi­duos mora­les. Son un peli­gro para
la socie­dad. Han per­di­do su huma­ni­dad, si algu­na vez la tuvie­ron, en los
cam­pos de tiro fren­te a la Fran­ja de Gaza. Son los hijos de nuestros
ami­gos y los ami­gos de nues­tros hijos; los jóve­nes del apar­ta­men­to al
otro lado del pasi­llo. Mira cómo hablan.

El dis­cur­so de los sol­da­dos que cono­ci­mos una vez, la reco­pi­la­ción de
tes­ti­mo­nios sobre la Gue­rra de los Seis Días publi­ca­da en inglés como
«El sép­ti­mo día», se ha con­ver­ti­do en el dis­cur­so de los carniceros.
Qui­zás eso sea lo mejor, nos hemos aho­rra­do algo de hipo­cre­sía, pero es
difí­cil no sor­pren­der­se por las pro­fun­di­da­des en las que nos hemos
hun­di­do. Recor­da­ban la can­ti­dad de rodi­llas a las que habían disparado.
“Con­se­guí sie­te u ocho rodi­llas en un día. En unas pocas horas, casi
bato su récord». «Él con­si­guió alre­de­dor de 28 rodi­llas». Disparaban
con­tra hom­bres y muje­res jóve­nes des­ar­ma­dos que inten­ta­ban en vano
luchar por su liber­tad, una cau­sa que no podía ser más jus­ta. «Lo que
sue­le pasar es que gol­peas, rom­pes un hue­so, en el mejor de los casos,
rom­pes la rótu­la. En un minu­to lle­ga una ambu­lan­cia para eva­cuar­lo, y
des­pués de una sema­na reci­be una pen­sión por discapacidad».

¿No es sufi­cien­te para ti? «El obje­ti­vo es cau­sar al pro­vo­ca­dor un daño
míni­mo, por lo que deja­rá de hacer lo que está hacien­do. Yo, por lo
menos, tra­ta­ría de apun­tar a un lugar de más gra­sa, en la región
mus­cu­lar «. ¿No es bas­tan­te? «Si alcan­zas por error la arte­ria principal
del mus­lo en lugar del tobi­llo, enton­ces o bien que­rías come­ter el
error o es que no debe­rías ser fran­co­ti­ra­dor. Hay fran­co­ti­ra­do­res, no
muchos, que «eli­gen» come­ter errores «.

Sabían a quién se esta­ban enfren­tan­do. Ni siquie­ra se refie­ren a sus
víc­ti­mas como «terro­ris­tas», sino solo como «pro­vo­ca­do­res». Uno de ellos
los com­pa­ró con miem­bros de un movi­mien­to juvenil.

“Inclu­so si no cono­ces sus «ran­gos» pre­ci­sos, por el caris­ma pue­de saber quién es el líder del grupo”.

Eli­gie­ron a sus víc­ti­mas por su caris­ma, con la pre­ci­sión de un
fran­co­ti­ra­dor. Su «aura de lide­raz­go» ha des­ti­na­do a estos jóve­nes a una
vida de dis­ca­pa­ci­dad en la jau­la que es Gaza. Pero eso no bas­ta. Se
vuel­ven sedien­tos de san­gre como solo pue­den estar­lo las personas
jóve­nes a las que se ha inci­ta­do a ello. Que­rían más san­gre, no sólo
san­gre; que­rían la san­gre de un niño. No sólo la san­gre de un niño,
que­rían que fue­se delan­te de su familia.

“Déje­me, sólo una vez, derri­bar a un niño de 16 años, inclu­so de 14,
pero no con una bala en la pier­na, déjen­me abrir­le la cabe­za en frente
de toda su fami­lia y toda su aldea. Déje­lo cho­rrear san­gre. Y tal vez
duran­te un mes no ten­ga que dar­le a otras 20 rodillas». 

Que­rían san­gre de la cabe­za de un niño solo para evi­tar la nece­si­dad de
dar­le a 20 rodi­llas más. Iden­ti­fi­ca­ron la edad de sus víc­ti­mas por sus
cami­sas: cami­sas de ves­tir para los mayo­res, cami­se­tas para los más
pequeños. 

Nin­guno de ellos ha sido lle­va­do a una cor­te mar­cial. Correc­ción: A uno
le caye­ron sie­te días en la cár­cel mili­tar por dis­pa­rar­le a una oveja.
Los sol­da­dos en el ejér­ci­to más moral del mun­do no dis­pa­ran a las
ove­jas. Con 200 muer­tos y 8.000 heri­dos*, pien­san que «las restricciones
que nos ponen son ver­gon­zo­sas». Esa es su ver­güen­za. Son nuestra
ver­güen­za. Ellos y sus coman­dan­tes. Ellos y el ejér­ci­to que les ordena
dis­pa­rar con­tra los mani­fes­tan­tes como si fue­ran «patos que eligieron
cru­zar la línea». Las per­so­nas que dis­pa­ran a los patos no son
fran­co­ti­ra­do­res. Son cazadores. 

*La OMS habla de más de 300 ase­si­na­dos y cer­ca de 30.000 heridos.

Fuen­te Ori­gi­nal: The Israe­li Army Doesn’t Have Sni­pers on the Gaza Bor­der. It Has Hunters

Fuen­te: Gideon Levy, Haa­retz /​Rum­bo a Gaza

Itu­rria /​Fuen­te

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