Pales­ti­na. ‘Recuer­do la rodi­lla en el pun­to de mira, abrién­do­se de gol­pe’: los fran­co­ti­ra­do­res israe­líes se jac­tan de dis­pa­rar como a ‘patos’ en Gaza

Por María Lan­di, Resu­men Medio Orien­te, 16 mar­zo 2020

Hace dos días (vier­nes) salió un artículo
de Hilo Gla­zer en Haa­retz, con his­to­rias de seis francotiradores
anó­ni­mos que cuen­tan cómo aba­tie­ron a mani­fes­tan­tes des­ar­ma­dos en la
Gran Mar­cha del Retorno, cer­ca de la valla peri­me­tral de Gaza. 

Foto: Juga­do­res de fút­bol en Gaza en diciem­bre de 2018 mues­tran los resul­ta­dos de los dis­pa­ros de los fran­co­ti­ra­do­res israe­líes. (Foto: Moham­med Asad)

Hace dos días (vier­nes) salió un artícu­lo
de Hilo Gla­zer en Haa­retz, con his­to­rias de seis francotiradores
anó­ni­mos que cuen­tan cómo aba­tie­ron a mani­fes­tan­tes des­ar­ma­dos en la
Gran Mar­cha del Retorno, cer­ca de la valla peri­me­tral de Gaza.

Estos rela­tos son una gota en el océano, y cons­ti­tu­yen una de las
lec­tu­ras más indig­nan­tes y depri­men­tes que pue­do recor­dar. El lenguaje
uti­li­za­do por los auto­res de estas masa­cres mues­tra la depra­va­ción moral
de estos jóve­nes sol­da­dos, que aún pare­cen creer que cum­plen con el
deber sagra­do de defen­der a su país, así como del Esta­do y la sociedad
que apo­yan sus crímenes.

No son con­fe­sio­nes aver­gon­za­das: los fran­co­ti­ra­do­res pare­cen estar
jac­tán­do­se de sus “gol­pes cer­te­ros”, com­pi­tien­do por el núme­ro de
rodi­llas que pue­den pro­bar que hicie­ron peda­zos. Y los oficiales
israe­líes a menu­do dicen que el suyo es “el ejér­ci­to más moral del
mundo”…

Empe­ce­mos por las rodillas.

Pales­ti­nos ampu­tados com­pi­ten en una carre­ra local en la Fran­ja de Gaza, el 5/​12/​19 (Ibrahim Abu Mus­ta­fa, REUTERS).

Las rodi­llas son un tro­feo difí­cil de acumular

“Guar­dé el cas­qui­llo de cada bala que dis­pa­ré”, dice uno de ellos. “Los
ten­go en mi habi­ta­ción. Así que no ten­go que hacer una esti­ma­ción. Lo
sé: 52 dis­pa­ros definitivos”.

¿Son muchos 52?, pre­gun­ta Hilo Glazer.

“No he pen­sa­do real­men­te en ello. No son cien­tos de muer­tos como en la
pelí­cu­la ‘Ame­ri­can Sni­per’: Esta­mos hablan­do de rodi­llas. No me lo tomo a
la lige­ra: dis­pa­ré a un ser humano, pero aun así…”

¿Cuál es su ubi­ca­ción en com­pa­ra­ción con otros que sir­vie­ron en su batallón?

“Des­de el pun­to de vis­ta de los tiros acer­ta­dos, soy el que más tiene.
En mi bata­llón decían: “Mira, aquí vie­ne el ase­sino”. Cuan­do vol­vía del
terreno, me pre­gun­ta­ban: “Bueno, ¿cuán­tas hoy?” Tie­nes que enten­der que
antes de que apa­re­cié­ra­mos noso­tros, las rodi­llas eran lo más difí­cil de
acer­tar. Había una his­to­ria sobre un fran­co­ti­ra­dor que tenía 11
rodi­llas, y la gen­te pen­sa­ba que nadie podía supe­rar­lo. Y enton­ces traje
sie­te u ocho rodi­llas en un día. En pocas horas, casi rom­pí su record”.

Fran­co­ti­ra­do­res israe­líes en la valla limí­tro­fe de Gaza, el 3/​4/​18. (Eli­yahu Hershkovitz).

Nada de “dis­pa­rar y llorar”

Gla­zer seña­la que esto no es lo que se cono­ce como “dis­pa­ra y llora”,
una refe­ren­cia al libro que salió a luz tras la gue­rra de 1967, titulado
“El Sép­ti­mo Día” (Amos Oz fue uno de los prin­ci­pa­les entrevistadores
allí), don­de los kib­butz­niks [sol­da­dos pro­ve­nien­tes de los kib­butzim] se
des­aho­ga­ban con his­to­rias de la gue­rra. Este tipo de examen de
con­cien­cia solía con­si­de­rar­se un signo de for­ta­le­za moral en Israel,
por­que nues­tros sol­da­dos no sólo dis­pa­ran, sino que tam­bién llo­ran, y
por lo tan­to somos los más mora­les del mun­do. No, aquí no. Escribe
Glazer:

“Más de medio siglo des­pués, se sigue escu­chan­do el lamen­to de los
sol­da­dos que regre­san del cam­po de bata­lla, pero al menos según las
voces cita­das aquí, sus fun­da­men­tos ideo­ló­gi­cos y mora­les se han dado
vuel­ta. El examen de con­cien­cia sobre el cos­to en san­gre ha sido
reem­pla­za­do por la crí­ti­ca a la debi­li­dad del ejér­ci­to y el sentimiento
de que está atan­do las manos a sus combatientes.”

Tam­po­co es Brea­king the Silen­ce, seña­la Gla­zer, refi­rién­do­se a la
orga­ni­za­ción que reúne his­to­rias de ex sol­da­dos israe­líes para crear una
opo­si­ción moral a la ocu­pa­ción de 1967: “No hablan para ‘rom­per el
silen­cio’ o expiar sus actos, sólo para rela­tar lo que pasó des­de su
pun­to de vista.”

Mani­fes­tan­tes pales­ti­nos huyen del fue­go israe­lí y el gas
lacri­mó­geno duran­te una pro­tes­ta en la valla al sur de Gaza, el 15/​2/​19.
(Ibrahim Abu Mus­ta­fa, Reuters).

El Ejér­ci­to trans­for­ma a mucha­chos en macacos

De hecho, no hay casi nin­gún sen­ti­do de con­tri­ción en estos rela­tos, que cele­bran sus éxitos.

Gla­zer hace notar que “un video­clip que cir­cu­ló en 2018 mos­tra­ba a un
pales­tino acer­cán­do­se a la valla y sien­do eje­cu­ta­do por un
fran­co­ti­ra­dor, mien­tras los sol­da­dos cele­bra­ban el gol­pe direc­to con
gri­tos de ‘¡Eso es!’ y ‘¡Qué clip fabuloso!’”.

Cap­tu­ra de pan­ta­lla del video gra­ba­do a tra­vés del visor del
fran­co­ti­ra­dor israe­lí que dis­pa­ra­ba a un pales­tino des­ar­ma­do en la valla
de Gaza y lue­go cele­bra­ba. 2018.

Resul­tó que el clip había
sido fil­ma­do en diciem­bre de 2017, antes de que comen­za­ra la Gran
Mar­cha del Retorno. El video fil­ma­do a tra­vés del visor del
fran­co­ti­ra­dor mos­tra­ba que el obje­ti­vo era un mani­fes­tan­te completamente
inmó­vil. El hecho de apun­tar con muni­ción real a manifestantes
des­ar­ma­dos que no repre­sen­tan un peli­gro inme­dia­to es, por supues­to, un
cri­men de gue­rra. Pero según los fran­co­ti­ra­do­res, había una lógi­ca en
apun­tar­les cuan­do esta­ban inmóviles:

“En ese perío­do [al prin­ci­pio de las pro­tes­tas], sólo se permitía
dis­pa­rar a un inci­ta­dor impor­tan­te si esta­ba quie­to”, dice un
fran­co­ti­ra­dor. “Eso sig­ni­fi­ca que, aun­que estu­vie­ra caminando
tran­qui­la­men­te, esta­ba prohi­bi­do dis­pa­rar, para no fallar y desperdiciar
municiones.”

Ima­gi­nen. Según las leyes y la éti­ca nor­ma­les, una per­so­na tie­ne que
estar ame­na­zán­do­te mor­tal­men­te para que le apun­tes con muni­ción letal.
Pero aquí todo es al revés: tie­nen que estar para­dos, ni siquiera
“cami­nan­do con cal­ma”, por­que lo impor­tan­te es no des­per­di­ciar esas
balas al dis­pa­rar a lo que ellos lla­man “patos”. No impor­tan esas
pier­nas, esas vidas, esos “patos”: sim­ple­men­te impor­ta no desperdiciar
las balas.

Des­pués de cono­cer­se ese video, el Minis­tro de Defen­sa Avigdor
Lie­ber­man opi­nó que los sol­da­dos debe­rían reci­bir una meda­lla por
cum­plir con su deber mili­tar –admi­tien­do al mis­mo tiem­po que no se
debe­ría haber fil­ma­do las cele­bra­cio­nes−. Esa mis­ma lógi­ca es inhe­ren­te a
los fran­co­ti­ra­do­res cita­dos por Gla­zer. Un fran­co­ti­ra­dor dice que la
cele­bra­ción de los sol­da­dos en el video sim­ple­men­te “demues­tra una falta
de pro­fe­sio­na­lis­mo y dema­sia­do entusiasmo.”

“Por otro lado, creo que es humano”, dice. “Cuan­do tie­nes un objetivo
deter­mi­na­do, inclu­so si estás dis­pa­ran­do fle­chas a un objetivo,
obvia­men­te hay ale­gría al dar en el blan­co. El error de los sol­da­dos fue
su com­por­ta­mien­to. Déja­los reír­se en algún lugar por atrás, pero no
hagas un clip de eso. Tam­bién exis­ten las apariencias.”

Gla­zer se mara­vi­lla: “¿Tie­nes que cele­brar­lo? ¿No hay otra manera?”

Fran­co­ti­ra­dor: “No. Toma al tipo más maca­co que cono­ces (…) y eso es lo
que hace el Ejér­ci­to: trans­for­ma a chi­cos en maca­cos… Y tra­ta de evitar
que te cuen­te sobre su pri­me­ra vez. Es un caos allí, todo el mun­do está
dis­pa­ran­do, dan­do gol­pes… ¿Espe­ras que no abra una bote­lla de champán?
En ese momen­to se sien­te rea­li­za­do, es un momen­to úni­co. En realidad,
cuan­tas más veces lo haga, más indi­fe­ren­te se vol­ve­rá. Ya no estará
espe­cial­men­te feliz o tris­te. Sim­ple­men­te estará.”

Fran­co­ti­ra­do­res israe­líes en la valla de Gaza. (UPI Alamy).

Por­no­gra­fía de la violencia

Así que para estos fran­co­ti­ra­do­res israe­líes, apun­tar a un manifestante
pales­tino des­ar­ma­do e inmó­vil que no supo­ne un peli­gro inme­dia­to es
como el sexo, y no se pue­de evi­tar que un fran­co­ti­ra­dor lo cele­bre la
pri­me­ra vez. Des­truir la vida de la gen­te des­tro­zán­do­le las rodi­llas es
apa­ren­te­men­te exci­tan­te y mues­tra la hom­bría; y ahí está otra vez el
conteo:

“Ese día [14 de mayo de 2018, cuan­do se inau­gu­ró la emba­ja­da de EE.UU.
en Jeru­sa­lén] nues­tro dúo tuvo el mayor núme­ro de obje­ti­vos alcanzados:
42 en total. Mi localizador[1] no debía dis­pa­rar, pero yo le di una
chan­ce, por­que nos está­ba­mos acer­can­do al final de nues­tro perio­do, y no
tenía rodi­llas en su haber. Y al final tú quie­res irte con la sensación
de que hicis­te algo, de que no fuis­te fran­co­ti­ra­dor sólo duran­te los
ejer­ci­cios. Así que, des­pués de acer­tar unos cuan­tos blan­cos, le sugerí
que cam­biá­ra­mos. Yo diría que con­si­guió alre­de­dor de 28 rodi­llas allí”.

Mani­fes­tan­tes pales­ti­nos tre­pan sobre la valla de Gaza duran­te una pro­tes­ta, el 15/​10/​18. (Kha­lil Ham­ra, AP).

Tam­bién hay gran­des expec­ta­ti­vas que llenar:

“De pie sobre mí está el coman­dan­te del bata­llón, a mi izquier­da su
ayu­dan­te, a la dere­cha el coman­dan­te de la com­pa­ñía, su espo­sa; los
sol­da­dos a mi alre­de­dor y el mun­do ente­ro me obser­van en mi primera
sali­da. Es muy estre­san­te. Recuer­do cla­ra­men­te la visión de la rodilla
en el pun­to de mira, abrién­do­se de golpe”.

Estos fran­co­ti­ra­do­res saben que sus dis­pa­ros pue­den “arran­car una
pier­na”. Gla­zer cita a un fran­co­ti­ra­dor que dice haber usa­do rifles M24 y
Barak (HTR-2000): “Con el Barak, si le dis­pa­ras a alguien en la
rodi­lla, no lo inca­pa­ci­tas: le arran­cas la pier­na. Podría morir por la
pér­di­da de sangre.”

Tam­bién hay his­to­rias de tales muer­tes. Gla­zer cita a Tuly Flint, un
ofi­cial de salud de las reser­vas, quien des­cri­be cómo un francotirador
de una uni­dad de éli­te apun­tó a la rodi­lla de un mani­fes­tan­te, pero le
dio dema­sia­do alto, y el mani­fes­tan­te murió por pér­di­da de sangre:

“Ese sol­da­do, un fran­co­ti­ra­dor muy dedi­ca­do a su misión, des­cri­be cómo
vio al mani­fes­tan­te desan­grar­se has­ta morir. No pue­de olvi­dar los gritos
del hom­bre pidien­do que no lo deja­ran solo”.
Y pare­ce que no se can­san de eso: “¿Pue­do aña­dir otra rodi­lla para esta tar­de?”, le pre­gun­tan a veces al comandante.

Fran­co­ti­ra­do­res vis­tos des­de el lado israe­lí de la valla. (Eli­yahu Hershkovitz).

Un fran­co­ti­ra­dor pide per­mi­so para “abrir” la cabe­za de un niño de 14 años delan­te de su familia.

Uno de los sol­da­dos cuen­ta que pre­gun­tó si podía volar­le la cabe­za al chico:

“Des­pués de un tiem­po (…) en una reu­nión, dije: ‘Déjen­me por una vez
aba­tir a un chi­co de 16, inclu­so 14 años, pero no con una bala en la
pier­na: déjen­me volar­le la cabe­za delan­te de toda su fami­lia y de todo
su pue­blo. Dejar que cho­rree san­gre. Y enton­ces tal vez por un mes no
ten­dré que rom­per otras 20 rodi­llas.’ Es una mate­má­ti­ca impac­tan­te, al
bor­de de lo inima­gi­na­ble; pero cuan­do no usas tus capa­ci­da­des, no está
cla­ro qué es lo que estás inten­tan­do hacer allí. ¿Me pre­gun­tas cuál era
mi misión? De ver­dad, es difí­cil para mí res­pon­der­te. ¿Qué era lo que
con­si­de­ra­ba un éxi­to des­de mi pun­to de vis­ta? Inclu­so el núme­ro de
rodi­llas que rom­pí no depen­día de mí: deri­va­ba del núme­ro de ‘patos’ que
deci­dían cru­zar la línea.”

¿Pero matar a un niño al azar? ¿Real­men­te crees que esa es la solución?

“Obvia­men­te, no debe­ría­mos liqui­dar a los niños. Lo decía para hacer
una obser­va­ción: que si matas a uno podrías estar sal­van­do a otros 20.”

Así que estos fran­co­ti­ra­do­res creen que se están auto­con­tro­lan­do, y que
son con­tro­la­dos por el ejér­ci­to. Con esta lógi­ca podrían haber salvado
vidas matan­do a un “pato”, y sería humano.

Cap­tu­ra de pan­ta­lla del vídeo del fut­bo­lis­ta pales­tino Mohammed
Kha­lil fil­mán­do­se a sí mis­mo en el momen­to en que las fuer­zas israelíes
le dis­pa­ran a la rodi­lla, ponien­do fin a su carre­ra. Abril de 2018.

Apun­tan­do a los “prin­ci­pa­les incitadores”

“Inci­ta­dor impor­tan­te” es un tér­mino uti­li­za­do para jus­ti­fi­car el hecho
de apun­tar con muni­ción letal a un mani­fes­tan­te des­ar­ma­do, porque
supues­ta­men­te está lide­ran­do la pro­tes­ta y por lo tan­to es cla­ve para
dete­ner­la. Un fran­co­ti­ra­dor explica:

“Los inci­ta­do­res mayo­res son, por ejem­plo, per­so­nas que se paran en la
reta­guar­dia, coor­di­nan­do las cosas. No son nece­sa­ria­men­te un objetivo
pero, para hacer­les saber que vemos lo que están hacien­do, yo dispararía
al aire alre­de­dor de ellos. El que orga­ni­za a otros no es una amenaza
con­cre­ta para mí, al menos no direc­ta­men­te, pero hace que las cosas
suce­dan. Así que apun­tar­le es un pro­ble­ma, pero tam­bién no apun­tar­le es
un pro­ble­ma. Por eso, en el momen­to en que se can­se de acti­var a los
demás y empie­ce a tomar par­te acti­va en el caos, será el pri­me­ro al que
le demos, por­que es el más impor­tan­te en tér­mi­nos del gru­po que le
rodea. Él es la cla­ve para dete­ner el brote.”

Y por supues­to, el “aire alre­de­dor” de un “inci­ta­dor impor­tan­te” puede
estar lleno de otros civi­les pales­ti­nos des­ar­ma­dos, y si el
fran­co­ti­ra­dor le da a uno de ellos… bueno, eso es sólo colateral.

La para­mé­di­ca pales­ti­na Razan al-Naj­jar antes de ser ase­si­na­da por
un fran­co­ti­ra­dor cer­ca de la valla de Gaza, el 1/​4/​18. (Ibrahim Abu
Mus­ta­fa, REUTERS).

Israel sos­tie­ne que los dis­pa­ros son bási­ca­men­te hacia las pier­nas, y
que las direc­ti­vas tam­bién han sido cam­bia­das a tiem­po, para disparar
más aba­jo de la rodi­lla. El rela­to dice que si dis­pa­ras más alto es un
error. Pero uno de los fran­co­ti­ra­do­res dice que “hay fran­co­ti­ra­do­res, no
muchos, que ‘eli­gen’ come­ter erro­res”. Como si no fue­ra sufi­cien­te con
volar­le la pier­na a una per­so­na, siem­pre pue­des come­ter ese ‘error’, y…
qué lás­ti­ma. Y cuan­do se dis­pa­ra este tipo de muni­ción letal a
mul­ti­tu­des de civi­les, tam­bién pue­den ocu­rrir erro­res de ver­dad, y
mue­ren niños. El ofi­cial de salud es cita­do hablan­do de un caso así:

“Hay his­to­rias horri­bles, espan­to­sas, sobre sol­da­dos que apun­ta­ron a un
mani­fes­tan­te y le die­ron a alguien más. Conoz­co a uno que apun­tó a uno
de los líde­res de una mani­fes­ta­ción, que esta­ba de pie sobre una caja y
que ins­ta­ba a la gen­te a seguir mar­chan­do. El sol­da­do le apun­tó a la
pier­na, pero en ese momen­to el hom­bre se movió y la bala no le alcanzó;
en cam­bio le dio a una niña peque­ña, que murió en el acto.”

El fran­co­ti­ra­dor que apun­ta­ba a “inci­ta­do­res prin­ci­pa­les” nos dice sin que­rer la ver­dad sobre la natu­ra­le­za de estas protestas:

“No se le dis­pa­ra a los que azu­zan a la mul­ti­tud por lo que están
hacien­do. No vie­ne de una cau­sa emo­cio­nal, por­que ‘Él es el que está
cau­san­do el levan­ta­mien­to, así que vamos a derri­bar­lo’. Esto no es una
gue­rra, es una AO [alte­ra­ción del orden] del vier­nes por la tarde.”

Exac­ta­men­te. No es una gue­rra. Es una pro­tes­ta civil no vio­len­ta. Pero
Israel la está pre­sen­tan­do como una gue­rra con­tra los terro­ris­tas para
jus­ti­fi­car sus crí­me­nes de gue­rra (aun­que no haya una guerra).

Fran­co­ti­ra­do­res y mani­fes­tan­tes en una pro­tes­ta de la GMR. (Ilan Assayag)

Dis­pa­rar a las ovejas

Esta lec­tu­ra revuel­ve el estó­ma­go, real­men­te. Y sigue y sigue. Y
bási­ca­men­te inclu­ye todas las moda­li­da­des de la polí­ti­ca ase­si­na de
Israel, que la mayo­ría de los israe­líes acep­tan. ¿Pero saben qué cosa no
está bien para el ejér­ci­to israe­lí? Dis­pa­rar­le a una ove­ja. Gla­zer cita
una his­to­ria en la que un fran­co­ti­ra­dor fue lla­ma­do a patru­llar en la
valla debi­do a la pre­sen­cia de unos pas­to­res de ove­jas, que según él
“tra­ba­jan para Hamas y la Jihad Islámica”:

“Inclu­so cuan­do no hay nin­gu­na mani­fes­ta­ción y todo pare­ce tranquilo,
te man­dan rápi­da­men­te a la valla con la patru­lla cuan­do los pas­to­res se
acer­can. Tie­nes que enten­der que no son pas­to­res ino­cen­tes, trabajan
para Hamas y la Jihad Islá­mi­ca para vol­ver­te loco.”

“Un día, uno de los nova­tos me dijo: ‘Bas­ta, no pode­mos seguir así,
derri­be­mos una de sus ove­jas, vale unos cuan­tos miles’. Pien­sa en lo que
lle­va a un sol­da­do, un músi­co de un buen cole­gio secun­da­rio, el último
tipo de chi­co que dirías que está bus­can­do san­gre, a hablar por radio
con el vigía y decir­le: “¿Ves una ove­ja, hacia el nor­te? Vas a verla
caer.” Des­pués de eso, el pas­tor no vol­vió. ¿Cuál es la con­clu­sión? La
disua­sión funcionó.”

El ejér­ci­to israe­lí res­pon­dió al artícu­lo de Haa­retz dicien­do que “en
el caso en que se dis­pa­ró inde­bi­da­men­te a una ove­ja (…) el subcomandante
de la com­pa­ñía fue juz­ga­do por vio­lar la dis­ci­pli­na mili­tar y
sen­ten­cia­do a sie­te días de detención.”

Si los pales­ti­nos tuvie­ran tan solo los mis­mos dere­chos que las ovejas…

[1] Los fran­co­ti­ra­do­res sue­len tra­ba­jar en pare­jas jun­to con un
loca­li­za­dor, que tam­bién es fran­co­ti­ra­dor de for­ma­ción, cuya tarea es
dar a su com­pa­ñe­ro datos pre­ci­sos (dis­tan­cia del obje­ti­vo, direc­ción del
vien­to, etc.). (N. de la T.).

Un ampu­tado pales­tino que per­dió su pier­na a manos de un
fran­co­ti­ra­dor israe­lí duran­te una pro­tes­ta en la valla de Gaza, el
2/​10/​19. (Adel Hana, AP).

*Jonathan Ofir es israe­lí anti­sio­nis­ta, resi­den­te en Dina­mar­ca, músi­co y ana­lis­ta. Escri­be habi­tual­men­te en Mon­do­weiss.
Publi­ca­do el 8/​3/​20 en Mon­do­weiss. Tra­duc­ción: María Lan­di. Fotografías
toma­das de Mon­do­weiss y del artícu­lo de Haa­retz cita­do por el autor.

Un ampu­tado pales­tino cami­na con mule­tas camino a la mani­fes­ta­ción en la valla de Gaza, el 30/​3/​19 (Anas Baba, AFP).

Acer­ca del autor: María Lan­di es una acti­vis­ta de
dere­chos huma­nos lati­no­ame­ri­ca­na, com­pro­me­ti­da con la cau­sa palestina.
Des­de 2011 ha sido volun­ta­ria en dis­tin­tos pro­gra­mas de obser­va­ción y
acom­pa­ña­mien­to inter­na­cio­nal en Cis­jor­da­nia. Es colum­nis­ta del portal
Des­in­for­mé­mo­nos y escri­be en varios medios inde­pen­dien­tes y
alternativos.

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