Humberto Campodónico /Resumen Latinoamericano, 23 de marzo de 2020
Nunca había visto este gran consenso nacional: dijo Ipsos ayer que el 95% de los peruanos apoya el aislamiento social, o sea la cuarentena que estamos viviendo, con toque de queda incluido, para combatir al corona virus y tratar de derrotarlo.
La otra cara de la medalla, según Ipsos, es que un 48% de los encuestados del estrato D/E y un 28% del estrato C no tiene dinero para salir a comprar productos durante la cuarentena.
Los que creen que el combate será corto y que la próxima semana termina la cuarentena pueden equivocarse. Para cantar victoria, el número de infectados por semana, digamos, tiene que ser cada vez menor, como en China. Nosotros todavía estamos en la fase donde el número de infectados por semana es cada vez mayor. Tenemos que lograr, primero, que el número de infectados por semana deje de aumentar y, luego, que sea cada vez menor. Para eso es la cuarentena.
Cierto, hemos mejorado. El 22 de marzo superamos por primera vez la cifra de 1,000 tests diarios, pues se hicieron 1,200 tests (rectángulo azul) y hubo solo 3.75% de infectados (línea amarilla). Esto es una mejora en dos sentidos: 1), porque mientras más tests haya, mayor es el conocimiento que tenemos sobre la salud de la población. Y, 2) porque el % de infectados fue bajo.
Dicho esto, todavía seguimos en fase 3 y el # de infectados va a seguir aumentando. La cuestión es que, día a día, disminuya la tasa de infectados, hasta que la curva se aplane y ya no aumente. Repetimos, hemos mejorado, pero todavía falta.
Para que la cuarentena sea “popular”, la población debe tener los medios para seguir navegando en medio de la “tormenta perfecta”. Y eso todavía no se logra. El gobierno ha hecho esfuerzos. Y se le aplaude por todo lo que hace. Pero es aún insuficiente.
Hasta ahora se han destinado S/. 4,692 millones (US$ 1,300 millones, DU-027), lo que equivale al 0.6% del PBI.
Los montos más grandes han sido, de un lado, el bono de 380 soles para 3 millones de familias en pobreza y extrema pobreza, lo que asciende a S/. 1,170 millones y de otro, los S/. 2,500 millones para el Instituto Nacional de Salud (DU 028). Se destinaron S/. 100 millones para la compra de kits para los tests, S/.300 millones a un fondo para MYPES, S/.200 millones como subsidio a Essalud, S/. 100 millones para el MINSA y S/. 121 millones para el Ministerio del Interior y Defensa.
Estos montos son absolutamente insuficientes. El bono se calculó con la canasta alimentaria básica, que es de S/. 380. Se debió haber calculado con la canasta familiar que asciende a S/. 1,400.
Pero aquí viene el gran problema. Ese bono no tiene en cuenta a los informales, que son el 65% del empleo en el Perú. Estos informales son los taxistas, los choferes de combi, los peluqueros, los que trababan en los talleres de mecánica, los trabajadores del hogar y los trabajadores familiares no remunerados. Muchos de ellos no son pobres y no van a recibir el bono de S/. 380.
Y entonces, ¿de qué van a vivir? Pues ese tema lo tiene que solucionar el gobierno. Y lo puede hacer a partir del DNI y/o del padrón electoral de la ONPE, excluyendo a los que ya reciben el bono de S/. 380. Si se tratara de 5 millones de personas que están en esa condición y se les diera un bono de S/. 500, esto equivale a S/2,500 millones, el 0.03% del PBI.
Nota: Cuando este artículo ya estaba escrita la ministra María Antonieta Alva anunció que el bono de 380 soles se va a ampliar para que llegue a los independientes.
No solo eso. Las MYPES van a necesitar fondos mayores. Y ya están haciendo cola los empresarios agrupados en COMEX para pedirle alivio a la SUNAT. Y también es indispensable que se suspenda el pago de los servicios públicos: agua, luz, gas natural y telecomunicaciones (teléfonos fijos, celulares e Internet).
La cuestión es que, si comparamos con Chile, nuestro programa no compite. Hace 3 días, Piñera anunció un Plan Económico de US$ 11,750 millones, el 4.7% del PBI chileno. Dijo Piñera: «Este es un plan robusto frente a circunstancias muy complejas. Y estos recursos van a permitir financiar muchos gastos que necesitamos para proteger la salud y la vida de nuestros compatriotas, van a permitir obtener recursos para facilitar la creación de empleos, proteger los existentes, complementar ingresos de personas más afectadas, apoyar a nuestras Pymes y para que los municipios puedan cumplir la labor social que les corresponde».
Ciertamente, con este corona virus, que provoca recesión en todo el mundo, incluido el Perú, por supuesto, vamos a tener, de un lado, una menor recaudación tributaria y, de otro, mayores egresos para financiar la lucha contra el virus y la cuarentena. Es el momento, entonces usar los ahorros fiscales; hay US$ 5,700 millones en el Fondo de Estabilización Fiscal, el 2.5% del PBI. Y hay otros US$ 7,000 millones, 3% del PBI, de fondos públicos en el sistema financiero, sobre todo en el BCRP.
Lo que sucede es que el MEF no quiere aparecer con los números fiscales en rojo. O sea, quiere atravesar la “tormenta perfecta”, pero no le quiere poner al barco los motores necesarios para atravesarla. Tampoco quiere el MEF que la deuda pública, externa e interna, se eleve por encima del 30% del PBI, límite que ellos mismos se han autoimpuesto y que es de los más bajos de la Región. Eso se tiene que modificar.
Ya habrá tiempo para reactivar la economía. Y tratar de ver como salimos de esta crisis.
Y, ojo, no va a ser fácil pues hay un antes y un después del Corona (AC/DC). Quienes creen que este es solo un bache y que, como decía el presidente de EEUU Herbert Hoover a fines de los años 20, que “la prosperidad está a la vuelta de la esquina”, se equivocan.
Hemos entrado a un nuevo momento mundial. Los nacionalismos campean, el multilateralismo se desvanece en el aire, las cadenas de valor global desaparecen. Y así. Es hora de replantear la forma de crecer, de respetar el medio ambiente, de desafiar y de ganarle la batalla al neoliberalismo que le ha puesto un valor dinerario a todo, incluido a la persona humana.
Hay un dicho en EEUU: “si la máquina no está rota, no la arregles”. Es lo que muchos piensan hoy. Que en 6 meses volveremos “a la normalidad”, al “business as usual”. No se dan cuenta que la máquina sí está rota. Y hay que arreglarla. Todo eso se nos viene después que aplanemos la curva y le ganemos al corona virus que es lo que quiere el 95% de la población.
Fuente: Otra Mirada