Perú. Un país insalubre

Elmer Huer­ta /​Resu­men Latinoamericano/​4 de mar­zo de 2020

El Perú está en pleno verano, y de acuer­do con el Minis­te­rio de Salud (Min­sa), uno de los prin­ci­pa­les pade­ci­mien­tos de esta esta­ción –pro­ba­ble­men­te, el prin­ci­pal– es el de las infec­cio­nes gas­tro­in­tes­ti­na­les cau­san­tes de dia­rreas. Esta con­di­ción, lla­ma­da enfer­me­dad dia­rrei­ca agu­da (EDA), es una impor­tan­te cau­sa de mor­bi­li­dad y mor­ta­li­dad en el país. 

En su bole­tín epi­de­mio­ló­gi­co de la segun­da sema­na de enero del 2016, el Min­sa hace notar que esas enfer­me­da­des cons­ti­tu­yen un impor­tan­te pro­ble­ma de salud públi­ca en el mun­do, espe­cial­men­te en los paí­ses en desarrollo.

Lue­go de des­cri­bir las carac­te­rís­ti­cas de la EDA, el bole­tín des­ta­ca con opti­mis­mo que se obser­va una lige­ra dis­mi­nu­ción en la mor­bi­li­dad y mor­ta­li­dad del pro­ble­ma, y con­clu­ye que su con­trol debe incluir el “pro­mo­ver las medi­das higié­ni­cas y cui­da­do de los meno­res en el hogar median­te el con­su­mo de agua segu­ra, ali­men­tos en buen esta­do, lava­do de fru­tas y ver­du­ras, y lava­do de las manos antes de comer y des­pués de ir al baño”.

Lamen­ta­ble­men­te, el Min­sa, que nos reco­mien­da que la prác­ti­ca de la higie­ne es esen­cial para pre­ve­nir las enfer­me­da­des dia­rrei­cas agu­das –y es la lla­ma­da a ser el ejem­plo de higie­ne y salu­bri­dad para la ciu­da­da­nía– está muy lejos de hacer lo que predica.

Baños del Min­sa y Essalud

¿Ha entra­do usted algu­na vez, ama­ble lec­tor, al baño de una pos­ta médi­ca o de un hos­pi­tal del Min­sa o de Essa­lud? ¿Ha vis­to en que deplo­ra­bles con­di­cio­nes de higie­ne se encuen­tran? Por increí­ble que le parez­ca, muchos no tie­nen agua, y si la tie­nen, no hay jabón, ni mucho menos papel. Los inodo­ros están ato­ra­dos y el olor (sobre todo en verano) es repulsivo.

Cabe pre­gun­tar­se: ¿por qué? ¿Des­de cuán­do se ha nor­ma­li­za­do que la insa­lu­bri­dad en los baños del Min­sa y de Essa­lud sea acep­ta­da sin chis­tar? ¿De quién depen­de sal­va­guar­dar las nor­mas de salu­bri­dad en las ins­ti­tu­cio­nes que deben velar por la salud de la comu­ni­dad y que –supues­ta­men­te– son el ejem­plo por seguir?

Sin duda que este es un tipo gra­ve de mal­tra­to y des­pre­cio a las per­so­nas que acu­den a las depen­den­cias de salud esta­ta­les. Es una mane­ra de expre­sar que esos perua­nos –inclui­dos niños– no mere­cen res­pe­to ni consideración.

Baños en las escuelas

Si la salu­bri­dad en los cen­tros de salud es tan defi­cien­te, la de las escue­las públi­cas es pro­ba­ble­men­te mucho peor. Ima­gi­ne a un maes­tro ense­ñan­do higie­ne bási­ca a sus alum­nos en un cole­gio del Esta­do. Es muy pro­ba­ble que les diga que para evi­tar enfer­me­da­des hay que lavar­se las manos antes de las comi­das y des­pués de ir al baño. Duran­te el recreo, los niños van a los ser­vi­cios higié­ni­cos y no tie­nen agua, jabón ni papel, y el inodo­ro está ausen­te o es inservible.

Según el “Aná­li­sis y situa­ción del desa­rro­llo de infra­es­truc­tu­ra en el Perú”, del Ins­ti­tu­to Peruano de Eco­no­mía (IPE), más de la mitad de las escue­las públi­cas no tie­nen agua, des­agüe ni elec­tri­ci­dad, y en las zonas rura­les esa cifra lle­ga al 80%. Nue­va­men­te, nos hace­mos las pre­gun­tas que nos hici­mos al hablar de la higie­ne en los cen­tros de salud.

Salu­bri­dad como polí­ti­ca de Estado

Esa tris­te reali­dad nos dice, sin duda, que la salu­bri­dad de la socie­dad no es una polí­ti­ca de Esta­do. Es evi­den­te que este tema no es un asun­to prio­ri­ta­rio, ni para el pre­si­den­te ni para su Gabi­ne­te Minis­te­rial. De otro modo, no se expli­ca que en el país la insa­lu­bri­dad sea la nor­ma social vigente.

Y si alguien pien­sa que la salu­bri­dad no es el tra­ba­jo de un pri­mer man­da­ta­rio, vea­mos el caso del pri­mer minis­tro indio, Naren­dra Modi.

Al ini­ciar su man­da­to en el 2014, pro­me­tió cons­truir millo­nes de letri­nas para eli­mi­nar la defe­ca­ción al aire libre. En octu­bre del 2019, anun­ció el cum­pli­mien­to de su pro­me­sa. Su cam­pa­ña Swachh Bha­rat (India Lim­pia) ha cons­trui­do 110 millo­nes de letri­nas y –pro­gre­si­va­men­te– la gen­te está dejan­do de defe­car en el exterior.

He teni­do opor­tu­ni­dad de dis­cu­tir este asun­to con varios minis­tros de Salud e incon­ta­bles auto­ri­da­des. Todos escu­chan, se asom­bran, admi­ten que es cier­to y pro­nun­cian la clá­si­ca fra­se: “Tene­mos que hacer algo”. Nadie ha hecho nada. ¿Será que mien­tras las auto­ri­da­des ten­gan un baño lim­pio en el tra­ba­jo o en su casa no les impor­ta que la gen­te viva en suciedad?

Mien­tras tan­to, la basu­ra sigue en la calle, los baños públi­cos siguen sucios, y las muje­res que quie­ren usar estos ser­vi­cios higié­ni­cos tie­nen que aguan­tar has­ta lle­gar a sus casas. Los hom­bres que entran al baño sucio ori­nan en el sue­lo, y los niños salen de estos con la idea de que la sucie­dad es nor­mal en el Perú.

¿Podrá el país cam­biar esa reali­dad? ¿Ten­dre­mos algún día un gober­nan­te que ice la ban­de­ra de la salu­bri­dad como polí­ti­ca de Esta­do y motor del desarrollo?

Es casi segu­ro que el líder que quie­ra hacer­lo enfren­te muy poca opo­si­ción. ¿Quién podría opo­ner­se a un Perú limpio?

Fuen­te: Otra Mirada

Itu­rria /​Fuen­te

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