América Latina. La pandemia coloca a indígenas ante nuevos desafíos

Amé­ri­ca Lati­na. La pan­de­mia colo­ca a indí­ge­nas ante nue­vos desafíos

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Mario Osa­va /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​10 de abril de 2020

El nue­vo coro­na­vi­rus lle­gó al extre­mo noroes­te de Bra­sil, en la Ama­zo­nia pro­fun­da, sonan­do la alar­ma de su arri­bo a comu­ni­da­des don­de viven nume­ro­sos indí­ge­nas, en un temor común en los paí­ses latinoamericanos.

Por una cruel iro­nía el por­ta­dor del coro­na­vi­rus fue un médi­co de la Secre­ta­ría Espe­cial de Salud Indí­ge­na, res­pon­sa­ble en Bra­sil de la asis­ten­cia a los pue­blos ori­gi­na­rios en sus territorios.

“Él vino del Sur, aten­dió gen­te en Ata­laia do Nor­te, don­de con­ta­gió a un parien­te maru­bo (pue­blo indí­ge­na), lue­go estu­vo en San­to Anto­nio do Içá y dejó cua­tro con el virus, entre los cua­les una indí­ge­na koka­ma. Hoy se infor­mó que en São Pau­lo de Oli­ve­nça, don­de vivo, hay otros dos enfer­mos”, rela­tó a IPS el líder indí­ge­na Fran­cis­co Gue­des, des­de su localidad.

Entre los sie­te com­pro­ba­dos con el nue­vo coro­na­vi­rus por lo menos dos son indí­ge­nas, “parien­tes” como los iden­ti­fi­ca Gue­des, pre­si­den­te de la Fede­ra­ción de las Orga­ni­za­cio­nes, de los Caci­ques y las Comu­ni­da­des Indí­ge­nas de la Tri­bu Ticu­na del Alto Soli­mões, en el esta­do de Ama­zo­nas, en el nor­te del país.

“Esta­mos preo­cu­pa­dos”, por­que no se ve posi­bi­li­dad de tra­ta­mien­to para los enfer­mos gra­ves, seña­ló Gue­des, pro­fe­sor de ense­ñan­za bási­ca en la len­gua ticu­na, el pue­blo indí­ge­na más nume­ro­so de Bra­sil, con 70 000 miem­bros esti­ma­dos, en un país con una pobla­ción de 211 millo­nes de habitantes.

“Acá el hos­pi­tal no tie­ne equi­pos siquie­ra para asis­ten­cia común, mucho menos para cui­da­dos inten­si­vos. Y Manaus, don­de hay recur­sos, que­da a tres días y medio en bar­co”, el úni­co medio de trans­por­te, acotó.

Ade­más Manaus, la capi­tal de Ama­zo­nas, con 2,2 millo­nes de habi­tan­tes, tie­ne su red de hos­pi­ta­les ya en colap­so, admi­tió el alcal­de Arthur Vir­gi­lio Neto. Es una de las sie­te capi­ta­les cuyo índi­ce de con­ta­gia­dos por el SARS-CoV‑2 más preo­cu­pa al Minis­te­rio de Salud.

Manaus es la capi­tal de esta­do con mayor índi­ce de con­ta­gios has­ta aho­ra, y allí ha muer­to uno de los dos indí­ge­nas regis­tra­dos como falle­ci­dos has­ta aho­ra por la covid-19, ambos en la Ama­zo­nia brasileña.

En Méxi­co, en la occi­den­tal penín­su­la de Yuca­tán, don­de los indí­ge­nas cons­ti­tu­yen por lo menos la mitad de sus 2,2 millo­nes de habi­tan­tes, ellos enfren­tan otras dificultades.

“Aún hay pocos casos (de la covid-19), por suer­te, y la mayor par­te en la capi­tal Méri­da, pero como no hay nin­gún plan del gobierno ante la pan­de­mia, un con­ta­gio masi­vo pro­vo­ca­ría muchas muer­tes”, teme Pedro Uc Be, miem­bro de la Comi­sión de Segui­mien­to de la Asam­blea Maya en Yucatán.

“Lo que se nece­si­ta aho­ra es comi­da y tra­ba­jo, no tan­to para los indí­ge­nas que viven en sus pue­blos, que tie­nen la ven­ta­ja de una diná­mi­ca pro­pia, con pro­duc­ción de ali­men­tos. El pro­ble­ma son los que emi­gra­ron prin­ci­pal­men­te a Méri­da y aho­ra regre­san a sus pue­blos sin tra­ba­jo, ni ingre­sos, ni comi­da”, des­ta­có a IPS des­de Buc­tzotz, un muni­ci­pio de Yucatán.

El gobierno del esta­do de Yuca­tán, uno de los tres en que se divi­de el terri­to­rio penin­su­lar, ofre­ció un bono de 2500 pesos (cer­ca de 102 dóla­res) a cada des­em­plea­do, pero en la mitad del pri­mer día hubo más de 25 000 soli­ci­tu­des y se can­ce­ló el programa.

Una reunión de la Asamblea Maya, en la península de Yucatán, en México, que lucha por la defensa de su territorio. Ahora sus líderes buscan defender a sus miembros de la propagación del coronavirus. Foto: Cortesía de AM

Una reu­nión de la Asam­blea Maya, en la penín­su­la de Yuca­tán, en Méxi­co, que lucha por la defen­sa de su terri­to­rio. Aho­ra sus líde­res bus­can defen­der a sus miem­bros de la pro­pa­ga­ción del coro­na­vi­rus. Foto: Cor­te­sía de AM

“No tene­mos segu­ri­dad, pero se cree que el coro­na­vi­rus lle­gó a los pue­blos indí­ge­nas por los regre­sa­dos de la capi­tal”, obser­vó Uc Be, cam­pe­sino, pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra y escri­tor en len­gua maya.

En Méxi­co, con 130 millo­nes de habi­tan­tes, la epi­de­mia está cre­cien­do y has­ta aho­ra se tra­ta de con­te­ner­la por un con­fi­na­mien­to volun­ta­rio de las per­so­nas. “La mayo­ría se que­da en casa”, pero el éxi­to sigue pen­dien­te de polí­ti­cas “ade­cua­das y a tiem­po”, sostuvo.

El gobierno local ame­na­zó con hacer obli­ga­to­rio el ais­la­mien­to social, pero no lo hizo ante crí­ti­cas de las orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos, dijo el pro­fe­sor, tras expli­car que la Asam­blea Maya lucha en la defen­sa del terri­to­rio indí­ge­na con­tra inten­tos de des­po­jo por gran­des empre­sas, pro­yec­tos ener­gé­ti­cos y siem­bras de soja transgénica.

En Ecua­dor, la pode­ro­sa Con­fe­de­ra­ción de Nacio­na­li­da­des Indí­ge­nas (Conaie) tam­bién se que­jó de la fal­ta de medi­das y de coor­di­na­ción de los esfuer­zos cen­tra­les, pro­vin­cia­les y loca­les, pero se dis­pu­so a poner en mar­cha “un plan de soli­da­ri­dad en apo­yo a sec­to­res del cam­po y la ciu­dad”, con apor­te de pro­duc­tos de pri­me­ra necesidad.

“Pon­dre­mos nues­tro gra­ni­to de are­na”, decla­ró el pre­si­den­te de la Conaie, Jai­me Var­gas, en una rue­da de pren­sa digi­tal des­de Qui­to el mar­tes 7.

No hubo regis­tro de la covid-19 en las comu­ni­da­des indí­ge­nas de la Ama­zo­nia Ecua­to­ria­na, pero si en la cos­ta, con “com­pa­ñe­ros falle­ci­dos”, resumió.

“No tene­mos esta­dís­ti­cas, datos exac­tos” con nom­bres y ori­gen de los indí­ge­nas afec­ta­dos, recla­mó. La prio­ri­dad debe de ser la pro­tec­ción de los pro­duc­to­res cam­pe­si­nos, para que pue­dan ven­der sus pro­duc­tos, para que ten­gan sus ingre­sos y con­tri­bu­yan a la segu­ri­dad ali­men­ta­ria, argu­yó Vargas.

La cri­sis de la pan­de­mia en Ecua­dor reper­cu­tió inter­na­cio­nal­men­te por los muer­tos sin sepul­tu­ra, aban­do­na­dos en las calles de Gua­ya­quil, la mayor ciu­dad del país andino, con 17 millo­nes de habitantes.

Var­gas divul­gó tam­bién las reso­lu­cio­nes del Con­se­jo Polí­ti­co de Conaie, reu­ni­do el lunes 6.

“Recha­zar la deci­sión del gobierno nacio­nal de pagar la deu­da exter­na y no des­ti­nar esos recur­sos al Sis­te­ma de Salud Públi­ca para com­ba­tir el covid-19 en el cual has­ta el momen­to hay la esca­lo­frian­te cifra de 1600 miem­bros del per­so­nal de salud con­ta­gia­dos por fal­ta de equi­pos de bio­se­gu­ri­dad”, es el ter­ce­ro de los 13 pun­tos de la declaración.

Una escuela del pueblo juruna, en la orilla del río Xingú, en la Amazonia brasileña. Los pueblos indígenas de la ecorregión del norte del país tratan ahora de informarse y reclamar medidas para evitar los daños y la mortalidad que provoca la pandemia del nuevo coronavirus, a que son muy vulnerables por razones sociales y culturales, como el modo de vida, lejanía de los hospitales y la invasión de sus tierras. Foto: Mario Osava/IPS

Una escue­la del pue­blo juru­na, en la ori­lla del río Xin­gú, en la Ama­zo­nia bra­si­le­ña. Los pue­blos indí­ge­nas de la eco­rre­gión del nor­te del país tra­tan aho­ra de infor­mar­se y recla­mar medi­das para evi­tar los daños y la mor­ta­li­dad que pro­vo­ca la pan­de­mia del nue­vo coro­na­vi­rus, a que son muy vul­ne­ra­bles por razo­nes socia­les y cul­tu­ra­les, como el modo de vida, leja­nía de los hos­pi­ta­les y la inva­sión de sus tie­rras. Foto: Mario Osava/​IPS

La Conaie con­de­na la polí­ti­ca neo­li­be­ral, bene­fi­cios a las empre­sas extrac­ti­vas y cen­tra­les hidro­eléc­tri­cas, los des­pi­dos masi­vos y los acuer­dos con el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal, para recla­mar una ele­va­ción de 60 a 400 dóla­res el bono de emer­gen­cia con­ce­di­do a los tra­ba­ja­do­res infor­ma­les pri­va­dos de sus ingresos.

Ade­más pro­po­ne la crea­ción de un fon­do para la com­pra de ali­men­tos pro­du­ci­dos por el sec­tor indí­ge­na y cam­pe­sino, para ase­gu­rar el abas­te­ci­mien­to de las ciudades.

Los indí­ge­nas lati­no­ame­ri­ca­nos tra­tan de supe­rar el olvi­do a que fue­ron rele­ga­dos en esta cri­sis sani­ta­ria y tam­bién huma­ni­ta­ria, un efec­to natu­ral de la mul­ti­pli­ca­ción de los enfer­mos y muer­tos en algu­nas de las gran­des ciudades.

“Los pue­blos indí­ge­nas no están pre­pa­ra­dos para la pan­de­mia del coro­na­vi­rus debi­do a la limi­ta­da ofer­ta de ser­vi­cios de salud (ins­ta­la­cio­nes y per­so­nal sani­ta­rio) en sus comu­ni­da­des”, decla­ró el epi­de­mió­lo­go Omar Tru­ji­llo, quien se ocu­pa de la pobla­ción ori­gi­na­ria den­tro del Minis­te­rio de Salud de Perú, otro país con alto núme­ro de comu­ni­da­des nativas.

Esta vez el virus no es el arma bio­ló­gi­ca con que inva­so­res colo­nia­les exter­mi­na­ron pue­blos indí­ge­nas en las Amé­ri­cas. El SARS-CoV‑2 gol­pea a todos, sin dis­tin­guir etnias o colores.

Nadie estu­vo expues­to antes a ese nue­vo coro­na­vi­rus para desa­rro­llar anti­cuer­pos y evi­tar for­mas gra­ves de la covid-19, expli­có a IPS el epi­de­mió­lo­go Eduar­do Cos­ta, ase­sor de coope­ra­ción inter­na­cio­nal de la Escue­la Nacio­nal de Salud Públi­ca (ENSP).

Indí­ge­nas, blan­cos o negros están teó­ri­ca­men­te en las mis­mas con­di­cio­nes inmu­no­ló­gi­cas ante esa pan­de­mia que ame­na­za millo­nes de vidas huma­nas y los sis­te­mas sani­ta­rios, eco­nó­mi­cos y socia­les en todo el mundo

Pero hay otros indi­ca­do­res sani­ta­rios y socia­les que reco­mien­dan incluir los indí­ge­nas en Amé­ri­ca Lati­na y el mun­do entre los gru­pos más vul­ne­ra­bles, sos­tu­vo Ana Lucia Pon­tes, médi­ca inves­ti­ga­do­ra de la ENSP, quien coor­di­na el Gru­po de Tra­ba­jo de Salud Indí­ge­na en la Aso­cia­ción Bra­si­le­ña de Salud Colec­ti­va.

Las con­di­cio­nes varían entre los pue­blos ori­gi­na­rios, terri­to­rios y modos de vida, hay muchos gru­pos que acu­mu­lan comor­bi­li­da­des por efec­tos de enfer­me­da­des sufri­das, como mala­ria, den­gue, gri­pes, saram­pión, dia­be­tes entre los adul­tos, ane­mia rela­cio­na­da a pro­ble­mas ali­men­ta­rios, explicó.

Ade­más de las dis­tan­cias de las aldeas a los hos­pi­ta­les y fre­cuen­te esca­sez de agua pota­ble, se pre­sen­tan difi­cul­ta­des de comu­ni­ca­ción y por ende de infor­ma­ción sobre ries­gos y cui­da­dos impues­tos por el coro­na­vi­rus, acotó.

Aun­que vivan apar­ta­dos, nume­ro­sas comu­ni­da­des indí­ge­nas en Bra­sil y el res­to de Amé­ri­ca Lati­na depen­den de com­pras de ali­men­tos afue­ra y esa rela­ción fre­cuen­te con los mer­ca­dos urba­nos repre­sen­ta un ries­go de con­ta­gio peli­gro­so, con­clu­yó Pontes.

Ya el 13 de mar­zo, la Coor­di­na­do­ra de las Orga­ni­za­cio­nes Indí­ge­nas de la Cuen­ca Ama­zó­ni­ca (Coi­ca) lla­mó a los gobier­nos de los ocho paí­ses de la eco­rre­gión a adop­tar medi­das urgen­tes, ante la espe­cial vul­ne­ra­bi­li­dad de los pobla­do­res originarios.

“Son 506 pue­blos indí­ge­nas que esta­rían en inmi­nen­te ries­go, ade­más de 76 pue­blos indí­ge­nas en ais­la­mien­to, cuyo sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co es muy débil y cual­quier gri­pe los pue­de lle­var a la des­apa­ri­ción. Una pan­de­mia de esta mag­ni­tud para las comu­ni­da­des nati­vas sig­ni­fi­ca­ría una catás­tro­fe de gran­des pro­por­cio­nes”, plan­teó enton­ces uno de sus coor­di­na­do­res, el colom­biano Robin­son López.

El bra­si­le­ño Gue­des, por su par­te, comen­tó una reali­dad que se repi­te entre comu­ni­da­des indí­ge­nas de la región.

Los ticu­nas, dijo, aún dis­po­nen de mucho pes­ca­do y pro­duc­ción agrí­co­la para sos­te­ner­se con cier­ta auto­no­mía ali­men­ta­ria. Pero muchos “parien­tes” ya no cuen­tan con esa posi­bi­li­dad, con tie­rras esca­sas y cer­ca­das o inva­di­das por la mine­ría y la gana­de­ría y el pes­ca­do esca­so en ríos blo­quea­dos por embal­ses hidro­eléc­tri­cos, se lamentó.

El SARS-CoV‑2 hizo recor­dar que los cin­co millo­nes esti­ma­dos de indí­ge­nas que vivían en Bra­sil cuan­do lle­ga­ron los por­tu­gue­ses, en 1500, se redu­je­ron a 897 000 en el cen­so de 2010, des­pués de haber baja­do a cer­ca de 250 000 en los años 80. Otros virus fue­ron fac­to­res de muchos casos de exterminio.

IPS*

Itu­rria /​Fuen­te

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