Argen­ti­na. 1,4 millón de emplea­das domés­ti­cas se encuen­tran expues­tas a ries­gos sani­ta­rios y laborales

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 abril 2020

El sec­tor de tra­ba­ja­do­ras domés­ti­cas es uno de los más vul­ne­ra­bles del país. Alre­de­dor de 1,4 millón de per­so­nas se encuen­tran expues­tas a los ries­gos sani­ta­rios y labo­ra­les de la pan­de­mia en este seg­men­to del mer­ca­do labo­ral. «Están en la trin­che­ra de la pan­de­mia. Su rol es fun­da­men­tal para pre­ser­var la salud de las fami­lias y comu­ni­da­des. Pero son, tam­bién, uno de los gru­pos más afec­ta­dos por la cri­sis del coro­na­vi­rus”, opi­nan exper­tos de temas laborales.

En un infor­me recien­te de la espe­cia­lis­ta Elva López Mou­re­lo se afir­ma que “el covid19 y el tra­ba­jo domés­ti­co en Argen­ti­na”, publi­ca­do este miér­co­les, que debi­do a “las con­di­cio­nes en las que se desem­pe­ñan las tra­ba­ja­do­ras domés­ti­cas, en espe­cial las que rea­li­zan tareas de aten­ción y cui­da­do de per­so­nas en los hoga­res –decla­ra­das como acti­vi­da­des esen­cia­les– se encuen­tran en una situa­ción de espe­cial vul­ne­ra­bi­li­dad, más expues­tas al impac­to eco­nó­mi­co y sani­ta­rio del covid-19”.

El sec­tor expli­ca el 5,6 por cien­to del empleo total del país y englo­ba al 17,4 por cien­to de las muje­res ocu­pa­das. La tasa de infor­ma­li­dad en este seg­men­to es de 3 de cada 4 tra­ba­ja­do­ras. “Estas cifras mues­tran la rele­van­cia de esta ocu­pa­ción para el empleo feme­nino, así como la femi­ni­za­ción del sec­tor: prác­ti­ca­men­te la tota­li­dad de quie­nes desa­rro­llan esta acti­vi­dad son muje­res”, men­cio­nó López Mourelo.

Se tra­ta prin­ci­pal­men­te de muje­res jefas de
hoga­res mono­pa­ren­ta­les, con pre­sen­cia de niñas y niños y un amplio
núme­ro de inte­gran­tes. Ade­más, la mayo­ría tie­ne entre 35 y 54 años y, a
pesar de que el 44 por cien­to son jefas de hogar, sus sala­rios son en
gene­ral más bajos que el pro­me­dio del país. “El tra­ba­jo domés­ti­co es una
sali­da labo­ral para muchas muje­res que se incor­po­ran al mer­ca­do de
tra­ba­jo en una edad avan­za­da, des­pués de un lar­go perio­do sin realizar
acti­vi­da­des remu­ne­ra­das”, expli­có López Mou­re­lo. Lue­go agre­gó que “todas
las tra­ba­ja­do­ras domés­ti­cas enfren­tan el ries­go de per­der su empleo
ante las difi­cul­ta­des de sus emplea­do­res para pagar sus salarios”.

Se cal­cu­la que más de 7 de cada 10 tra­ba­ja­do­ras domés­ti­cas en Argen­ti­na rea­li­za tareas gene­ra­les como la lim­pie­za, lava­do, plan­cha­do, man­te­ni­mien­to, coci­na, entre otras. Estas tra­ba­ja­do­ras ‑espe­cial­men­te si tra­ba­jan por horas- pue­den ver incum­pli­do su dere­cho a per­ma­ne­cer en su domi­ci­lio, con goce de suel­do, duran­te el perio­do de cua­ren­te­na obli­ga­to­ria. A su vez, 1 de cada 4 rea­li­za tareas de asis­ten­cia y cui­da­do de per­so­nas. En estos casos, es pro­ba­ble que se vean obli­ga­das a rea­li­zar un mayor núme­ro de horas debi­do al cie­rre de escue­las y otros espa­cios de cuidado.

En el con­tex­to de pan­de­mia la situa­ción de alta vul­ne­ra­bi­li­dad de este sec­tor se poten­cia. “Esto se expli­ca por diver­sas razo­nes: ade­más de la pér­di­da de empleo y las difi­cul­ta­des en el cobro de sus sala­rios (el núme­ro de tra­ba­ja­do­ras que tie­ne cuen­ta ban­ca­ria toda­vía es muy bajo)”. Tam­bién se suman la sobre­car­ga, jor­na­das más exten­sas y la mayor expo­si­ción a ries­gos en el lugar de tra­ba­jo, don­de pue­den lle­gar a aten­der a per­so­nas enfer­mas, muchas veces sin las medi­das de pre­ven­ción adecuadas.

Emplea­das domés­ti­cas: ¿cómo sigue la cuarentena?

Este
tra­ba­jo sigue excep­tua­do según el gobierno. Sólo debe­rían tra­ba­jar las
que ten­gan tareas de cui­da­do si no son par­te de la pobla­ción de riesgo.
Pero la reali­dad es muy dis­tin­ta. Des­pi­dos, tra­ba­jar igual, no recibir
los sala­rios que corres­pon­den o emplea­do­res que dicen que el Ingreso
Fami­liar de Emer­gen­cia reem­pla­za al sala­rio. Siem­pre blan­co de abusos.

Por Eve­lin Cano, del CeProDH | Estu­dian­te de Dere­cho UBA y Agus­ti­na Ferro, Estu­dian­te de Dere­cho – CeProDH 

El gobierno amplió las acti­vi­da­des esen­cia­les hace días y las
emplea­das domés­ti­cas aún no fue­ron excep­tua­das de la cuarentena,
sola­men­te lo están las que rea­li­zan tareas de cui­da­do de per­so­nas, no
ten­gan a su car­go hijos meno­res o no sean par­te de la pobla­ción de
ries­go y se encuen­tran regis­tra­das, por­que para las que no están, es
decir están “en negro”, la situa­ción es aún más gra­ve: o se que­da­ron sin
tra­ba­jo, o no tie­nen per­mi­so para salir a la calle. Hable­mos realmente
cómo sigue la cua­ren­te­na para el 97% de muje­res que rea­li­zan este
tra­ba­jo y el 60% que no está registrada.

A par­tir de Mayo, con la nue­va esca­la sala­rial, quie­nes trabajan
reti­rán­do­se de la casa de sus patro­nes ten­drían un sala­rio de 17.785
pesos y quie­nes duer­men don­de tra­ba­jan cobra­rán 19.777 pesos, cuan­do la canas­ta fami­liar está alre­de­dor de 40.000 pesos.
No se pagan ni siquie­ra los sala­rios que corres­pon­den por más que una
esté regis­tra­da, ni antes, ni duran­te la cua­ren­te­na por la pan­de­mia del
COVID-19.

Ade­más des­de que empe­zó el con­fi­na­mien­to, los casos son múl­ti­ples y
los ejem­plos se repi­ten: se obli­ga a las que están excep­tua­das a
tra­ba­jar igual o, más gra­ve, a que­dar­se a pasar la cua­ren­te­na en las
casas de los patro­nes. En estos días, qui­zá lo más indig­nan­te es que
ante la vis­ta de todos (de los gobier­nos, de los minis­te­rios, de los
fun­cio­na­rios, de los sin­di­ca­tos) muchos patro­nes sos­tie­nen inclu­so que
no tie­nen la obli­ga­ción de pagar los sala­rios por­que a las emplea­das de
casas par­ti­cu­la­res les corres­pon­de el Ingre­so Fami­liar de Emergencia
(IFE) de unos míse­ros 10 mil pesos. Lógi­ca­men­te una cosa no exi­me a la
otra, pero el inge­nio de los emplea­do­res lle­ga a este gra­do de
miserabilidad.

Es par­te de las dece­nas de denun­cias que nos lle­gan dia­ria­men­te a La
Izquier­da Dia­rio: muje­res que no pue­den acce­der a la IFE por­que tienen
algún fami­liar que ya cobra un magro plan social; tra­ba­ja­do­ras de casas
par­ti­cu­la­res a las que se les nie­ga el pago del sala­rio por este anuncio
esta­tal, que ade­más no lle­ga a todas, y un lar­go y alar­man­te etcétera
que se pro­lon­ga ante la vis­ta de las ins­ti­tu­cio­nes del Estado.

El des­tra­to no es pro­duc­to de la pandemia

Leo rea­li­za tra­ba­jos de cui­da­dos hace 4 años, tie­ne 30 años y trabaja
des­de los 18, pasó por varios tra­ba­jos no regis­tra­dos. En este último
como niñe­ra la pusie­ron “en blan­co” pero por la cua­ren­te­na no le están
pagan­do, “mi emplea­do­ra tra­ba­ja remo­to, has­ta que no le levan­ten la
cua­ren­te­na no creo que me lla­me, el reci­bo dice una cosa pero no se
cum­ple. Aho­ra estoy hacien­do una chan­ga en casa
”. Para poder
man­te­ner­se en estos días está cosien­do unas batas de hos­pi­tal en la
casa, la sue­gra tie­ne un taller­ci­to de arre­glo de ropa.

En un artícu­lo publi­ca­do por Lat­fem el 3 de abril, día de las emplea­das domés­ti­cas, Car­los Bra­ses­co, apo­de­ra­do legal de la UPACP (Unión Per­so­nal Auxi­liar de Casas Par­ti­cu­la­res de Argen­ti­na) decía que “la tra­ba­ja­do­ra debe cobrar su remu­ne­ra­ción habi­tual, aun­que no se pre­sen­te. El decre­to 2972020 indi­ca que todas las tra­ba­ja­do­ras que estén dis­pen­sa­das de pres­tar labo­res igual tie­nen dere­cho a cobrar su remu­ne­ra­ción habi­tual (artícu­lo 8) y que el/​la empleador/​a se la abo­ne”. Lo cier­to es que esto no suce­de, o suce­de rara, muy rara vez. La amplia mayo­ría de las tra­ba­ja­do­ras par­ti­cu­la­res, al no estar regis­tra­das, se encuen­tra, por ello, en sus casas, sin tra­ba­jo, y sin sueldo.

En Argen­ti­na hay un total de 1.250.000 per­so­nas que hacen trabajos
domés­ti­cos y de cui­da­do pagos. 1 de cada 2 somos muje­res y según la AFIP
en 2019, 680 mil no están regis­tra­das; lo que impli­ca que no tienen
apor­tes jubi­la­to­rios, ni obra social, ni licen­cias pagas, ni permiso
para salir a tra­ba­jar. Por ende, una mayor des­pro­tec­ción para defender
sus dere­chos. Los datos del INDEC del 2019, en cam­bio dice que son
1.730.000 per­so­nas. De ese total 515.000 están regis­tra­das y 1.215.000
no lo están.

Y aun­que no hay cifras ofi­cia­les, sabe­mos que ade­más, muchas,
muchí­si­mas de ellas, son tra­ba­ja­do­ras inmi­gran­tes, por lo que su
situa­ción es aún peor, ya que en muchos casos no tie­nen todos los
pape­les nece­sa­rios, o los tie­nen pero son dis­cri­mi­na­das, tam­bién, por su
nacio­na­li­dad. El ejem­plo más bru­tal se vio en la denun­cia que hicieron
las tra­ba­ja­do­ras de Nordelta.

Dora tie­ne 73 años, es para­gua­ya, y nos con­ta­ba que tra­ba­jó “casi 50 años y nun­ca me apor­ta­ron, con­tra­yen­do múl­ti­ples enfer­me­da­des reu­má­ti­cas”. Ella, como muchas, tra­ba­jó “como coci­ne­ra, muca­ma, lim­pian­do paraí­sos aje­nos, de millo­na­rios de reco­le­ta, direc­ti­vos de Shell y Bagó, curas ita­lia­nos, mili­cos, due­ños de tex­ti­les ita­lia­nos, rea­cios a pagar lo que corres­pon­de”. “Así fui enve­je­cien­do”, rela­ta. Cono­cien­do bien cómo se mane­jan los más ricos y con una pen­sión que no le alcan­za, ella lla­ma a la juven­tud y a las muje­res a que no resig­nen a esta des­igual­dad y a estos abusos.

La cua­ren­te­na gol­pea mayor­men­te al sec­tor no regis­tra­do que ya venía
sufrien­do ata­ques como reba­jas sala­ria­les total­men­te arbitrarios,
reduc­ción de horas, o direc­ta­men­te des­pi­dos por no acep­tar esas rebajas.
Mar­ce­la tie­ne 56 años, los últi­mos 4 años tra­ba­jó cui­dan­do a dos
per­so­nas mayo­res yen­do y vinien­do de geriá­tri­cos y casas lujo­sas “había
días que no sabía cuan­do iba a vol­ver a ver a mis hijos, pero un día me
dije­ron Mar­ce, dame las lla­ves que vamos a cam­biar las cerra­du­ras, así
me des­pi­die­ron, con­tra­ta­ron otra per­so­na a la que le pagan la mitad de
lo que me paga­ban a mí y la des­pi­die­ron por la cua­ren­te­na
”.

Dejar de ser invi­si­ble no debe ser papel mojado

A prin­ci­pio de año el Sin­di­ca­to de Per­so­nal de Casas de Fami­lia (Sin­pe­caf) con­fir­ma­ba que se que­da­rían sin el bono de 4 mil pesos y lo cier­to es que hoy, aun­que el DNU pre­si­den­cial exi­ma a la mayo­ría de tra­ba­jar y la nor­ma garan­ti­ce el pago ínte­gro del sala­rio y la prohi­bi­ción de des­pi­dos, esto casi que no se cum­ple. Los núme­ros son cla­ros y los tes­ti­mo­nios mues­tran la reali­dad. La mayo­ría ni siquie­ra está regis­tra­da, y las que sí lo están cobran mucho menos que el sala­rio míni­mo. Es por eso que no se pue­de hacer un sim­ple lla­ma­do de “soli­da­ri­dad” de los patro­nes cómo lo hace el sin­di­ca­to, que reci­be cien­tos de denun­cias por día, cuan­do los millo­na­rios y famo­sos son los que están en la pri­me­ra fila de incum­pli­mien­to y mal­tra­to a las emplea­das, ade­más de no con­tem­plar a las que no están regis­tra­das, ni siquie­ra lle­va has­ta el final la deman­da de las muje­res que denun­cian un aumen­to mise­ra­ble de Mar­zo del 10% cuan­do la infla­ción está en 40%.

Así como lo decía Dora en sus 50 años de tra­ba­jo, cono­ció muy bien cómo se mane­jan los patro­nes y hoy las emplea­das domés­ti­cas de Nor­del­ta, que tam­bién saben de qué habla Dora, son las que se empie­zan a poner en movi­mien­to median­te gru­pos de Whatsapp para orga­ni­zar­se, por­que saben que para todos los gobier­nos fue­ron y siguen sien­do las invi­si­bles. No va a ser de la mano de sus dis­cur­sos como se reco­noz­can y se garan­ti­cen sus pos­ter­ga­dos derechos.

fuen­te: Izquier­da Diario

Itu­rria /​Fuen­te

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