Argen­ti­na. Ama­ne­cer, entre ruinas

Sobre la impor­tan­cia del rol del Esta­do para enca­be­zar la lucha con­tra la pan­de­mia y para enfren­tar a los que pre­ten­den hacer de la cri­sis una opor­tu­ni­dad para seguir ganando

Por Car­los Saglul */​Resu­men Latinoamericano/​13 de abril 2020 .—

“Esta­mos en gue­rra”, la metá­fo­ra que se repi­te cuan­do se habla de la lucha con­tra el Coro­na­vi­rus. Y no es exa­ge­ra­do. Cuan­do todo esto ter­mi­ne, los sobre­vi­vien­tes se encon­tra­rán con un mun­do devas­ta­do eco­nó­mi­ca­men­te. Algu­nos lo com­pa­ran con el día des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial. Será sin dudas un ama­ne­cer entre ruinas.

¿Quién paga­rá la recons­truc­ción? ¿Los due­ños del poder eco­nó­mi­co que des­de el prin­ci­pio pre­sio­na­ron para que se levan­ta­ra la cua­ren­te­na? Les preo­cu­pa la eco­no­mía, dicen. En reali­dad, lo úni­co que los des­ve­la son sus pér­di­das. En Bér­ga­mo, Ita­lia ‑a dife­ren­cia de lo que paso en Argen­ti­na- el gobierno fue permea­ble a la pre­sión de Tena­ris (la empre­sa del Gru­po Roc­ca) y otras mul­ti­na­cio­na­les en cuan­to a la apli­ca­ción de la cua­ren­te­na. Los resul­ta­dos están a la vis­ta. Ya no hay lugar en los cemen­te­rios. Un dia­rio titu­ló “Geno­ci­dio patronal”.

“El deba­te sobre si el coro­na­vi­rus es una fabri­ca­ción de labo­ra­to­rio como arma de gue­rra o si es un emer­gen­te bio­ló­gi­co natu­ral de la glo­ba­li­za­ción neo­li­be­ral pue­de ser ocio­so des­de el pun­to de vis­ta de sus con­se­cuen­cias”, dice en un artícu­lo el pro­fe­sor de Teo­ría Eco­nó­mi­ca de la Uni­ver­si­dad de Bar­ce­lo­na y ex jefe gue­rri­lle­ro, Mario Eduar­do Fir­me­nich, quien afir­ma que los paí­ses deben estar pre­pa­ra­dos para la reite­ra­ción de con­tin­gen­cias de este tipo. Es inge­nuo pen­sar que esta cri­sis no pue­de vol­ver a repe­tir­se y es un argu­men­to más sobre la impor­tan­cia de la cen­tra­li­dad del Esta­do como úni­ca herra­mien­ta capaz de combatirla.

En Esta­dos Uni­dos, Ita­lia, Fran­cia y otros paí­ses de los deno­mi­na­dos ricos fal­tan camas, res­pi­ra­do­res. “La pan­de­mia nos sobre­pa­sa”, dicen los gobier­nos como si fue­ra una fata­li­dad. Y es men­ti­ra. El vacia­mien­to del Esta­do, el debi­li­ta­mien­to de la salud públi­ca en per­jui­cio de la mayo­ría de la pobla­ción para que solo ten­gan dere­cho a la salud quie­nes pue­den pagar­la fue una deci­sión polí­ti­ca. Un artícu­lo publi­ca­do en Le Mon­de Diplo­ma­ti­que seña­la que “en 1980 Fran­cia dis­po­nía de 1 cama cada 100 habi­tan­tes. Hoy tie­ne 6. En Esta­dos Uni­dos, las 7,9 camas cada mil habi­tan­tes inven­ta­ria­das en 1980 se redu­cen a 2,8 en 2016. Según la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud, Ita­lia con­ta­ba con 922 camas x 1000 habi­tan­tes en 1980, con­tra 275 luga­res años más tarde”.

“Los cul­to­res del Esta­do míni­mo deben refle­xio­nar”, dijo el pasa­do domin­go el gober­na­dor Axel Kici­llof pasan­do por alto que no se tra­ta de sim­ples opi­nio­nes encon­tra­das sino de intere­ses con­tra­pues­tos. La des­truc­ción del Esta­do no fue “un exceso”.

Cuan­do se habla de la cen­tra­li­dad del Esta­do en el com­ba­te de la pan­de­mia, impli­ca la nece­si­dad de que todos los sec­to­res de la vida nacio­nal ‑como en una gue­rra- estén supe­di­ta­dos a ese come­ti­do. Las fábri­cas de coches deben dejar su ruti­na para hacer res­pi­ra­do­res. Los talle­res tex­ti­les se dedi­can la pro­duc­ción de bar­bi­jos. En los asti­lle­ros hacen camas de hospital.

El sec­tor ban­ca­rio debe­rá prio­ri­zar ayu­dar a pagar los sala­rios para que la gen­te pue­da sobre­vi­vir en la emer­gen­cia. Dar cré­di­to para man­te­ner los pues­tos de tra­ba­jo e incre­men­tar­los. Has­ta los por­te­ros deben cam­biar su rol, asis­tien­do en sus edi­fi­cios a los ancia­nos que viven solos.

La pobla­ción cola­bo­ra. Pero, ¿el Poder Eco­nó­mi­co tam­bién lo hace?

Así como emo­cio­na la acti­tud de los tra­ba­ja­do­res de la salud, los inves­ti­ga­do­res, indig­na la acti­tud de las gran­des empre­sas que des­pi­den y sus­pen­den con la ines­ti­ma­ble cola­bo­ra­ción de sin­di­ca­tos que han lle­ga­do al col­mo de fir­mar con­ve­nios don­de los obre­ros se pagan su pro­pia cesan­tía. Los ban­cos deri­van el aho­rro de los argen­ti­nos a la espe­cu­la­ción finan­cie­ra en lugar de finan­ciar a la pro­duc­ción. Le eva­sión sigue sien­do escan­da­lo­sa. El Esta­do ya no pue­de man­te­ner­se finan­cián­do­se de los que menos tie­nen median­te impues­tos al con­su­mo con­tra­ca­ra del frau­de fis­cal de los millo­na­rios que deri­van sus ganan­cias a paraí­sos fis­ca­les en medio de la impu­ni­dad más absoluta.

“La mano del mer­ca­do fun­cio­na pero hay que tener cui­da­do cuan­do se jun­tan los ban­que­ros, comer­cian­tes o empre­sa­rios por­que siem­pre van a tra­tar de armar mono­po­lios y el Esta­do debe con­tro­lar­los”. No lo escri­bió Car­los Marx sino Adam Smith en “La rique­za de las naciones”.

Es ver­dad ‑como insis­te el gobierno- que la lucha con­tra el coro­na­vi­rus y velar por la mar­cha eco­nó­mi­ca no son tareas con­tra­dic­to­rias. Tam­bién es cier­to que será difí­cil lle­var a buen puer­to esta lucha si no se actúa tenien­do en cuen­ta que la pro­duc­ción y dis­tri­bu­ción de los ali­men­tos es un área estra­té­gi­ca. No pue­den estar en manos de espe­cu­la­do­res. Los pre­cios deben ser con­tro­la­dos, no impor­ta cuán­tas clau­su­ras haya que rea­li­zar. La ban­ca no pue­de seguir enri­que­cién­do­se con el aho­rro de los argen­ti­nos mien­tras se des­fi­nan­cia a la pro­duc­ción. Deben dete­ner­se los des­pi­dos. No es posi­ble que mul­ti­na­cio­na­les mul­ti­mi­llo­na­rias le paguen la mitad del suel­do a sus emplea­dos. Se nece­si­ta un Esta­do fuer­te más allá de lo decla­ma­to­rio. Retar a los ban­que­ros y millo­na­rios tie­ne poco efec­to. La mayo­ría de los argen­ti­nos ya lle­va­mos dema­sia­do tiem­po con la mano del mer­ca­do en el bol­si­llo para seguir come­tien­do el mis­mo error.

*Fuen­te: Canal Abier­to /​Ilus­tra­ción: Mar­ce­lo Spotti

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