Por Diego Genoud*/ Resumen Latinoamericano/22 de abril 2020.-
Martín Guzmán decidió ofrecer a los bonistas más de lo que hubiera querido. Comparada con la quita del 67% que Néstor Kirchner y Roberto Lavagna lograron ejecutar en 2005, la que Alberto Fernández convalidó como oferta es menor pero las diferencias son muchas. Esta vez, el default asoma adelante ‑no atrás- y el Presidente no es el que empuja a su ministro sino el que puede frenarlo, como le reclaman a gritos los acreedores extranjeros y sus terminales locales. Ahora el Fondo se puso del lado argentino, pero enfrente hay monstruos de un peso fabuloso, mayor al que tenían entonces los jubilados italianos, japoneses o alemanes.
El pago que no hará hoy el ministro de Economía pone a girar formalmente la rueda del default. Empieza una “batalla sangrienta”, tal como la definen en la intimidad del gobierno pero, más allá de las iniciales posiciones terminantes en las que nadie parece ceder, no conviene anticiparse. En las consultoras y en el gobierno coinciden en que todavía falta mucho: hasta el 8 de mayo a las cuatro de la tarde, todo es posible. Los memoriosos recuerdan que, el día en que anunció con éxito la salida del default, Kirchner desoyó a Lavagna y decidió mostrar los recortes de diarios que anunciaban el fracaso de la propuesta argentina.
Después de un mes de cuarentena, Fernández sigue arriba en las encuestas. Según un trabajo de Query Argentina en todo el país, su imagen positiva está en el 65,1% y el 77% de los consultados aprueba su gestión ante el COVID-19. La valoración de la respuesta oficial ante la crisis económica muestra dónde está el problema: el 46% la aprueba y el 36% no la aprueba. El 58% afirma que no alcanzan las medidas para auxiliar a los más necesitados y el 56% sostiene que no basta la ayuda para monotributistas y pymes. De acuerdo con el impuesto a la riqueza, se manifiesta el 55%. Con fecha del 18 de abril, el 48,6% está de acuerdo con prolongar el aislamiento extremo hasta mitad de mayo y el 43,5% respalda la prórroga, pero reclama mayor flexibilización.
La decisión de Fernández y Matías Kulfas de pagar la mitad del sueldo del sector privado puede mejorar esos indicadores y es, al mismo tiempo, el reconocimiento de que fracasó la apuesta por los bancos como motores del crédito productivo en plena crisis. De acuerdo a la consultora Analytica, mientras el Banco Central puso en marcha un paquete de asistencia de hasta $320.000 millones dirigido a las pymes, hasta el viernes se habían aprobado $102.000 millones de créditos, de los cuales se había desembolsado el 75%. Las entidades financieras no alteran su mandamiento principal, ni siquiera ante la catástrofe: no están para asumir riesgos sino para incrementar sus ganancias.
En el año 2019, mientras el PIB descendió en un 2,2% los cincuenta bancos privados autorizados a funcionar por el BCRA obtuvieron una utilidad neta de $ 314.044 millones (un 51% + interanual) y una utilidad bruta del 65,36%. Los que tuvieron mejor desempeño fueron los más grandes por volumen de depósitos, todos con utilidades muy arriba de la inflación. Un trabajo publicado por el economista Horacio Rovelli, en base a balances contables que los bancos presentaron ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) y a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, da cuenta de que en la crisis no todos pierden.
Mientras la banca pública ganó el 1,8% sobre su patrimonio, los cincuenta bancos privados en conjunto obtuvieron una ganancia sobre su patrimonio del 65,36%.
- En 2019, el Grupo Galicia mostró una ganancia de $ 42.515 millones, 191% superior al ejercicio anual de 2018.
- El Banco Macro obtuvo una utilidad de $ 40.800 millones, 117% superior al ejercicio anterior.
- El Banco Patagonia registró ganancias por $ 18.211 millones, un incremento de 229,5% con respecto al balance anterior.
- El Grupo Supervielle mostró una rentabilidad de $ 4.261 millones en el 2019, un 77,23% por encima de la utilidad neta de 2018.
- El Banco Credicoop presenta un resultado financiero de $ 36.725,5 millones, superior en un 186% al del año 2018.
Entre los bancos extranjeros,
- El Santander Río obtuvo un resultado financiero positivo de $ 62.007 millones, un 87,88% más que en 2018.
- El Banco BBVA Argentina SA operó con un resultado financiero de $ 63.703 millones, superior en un 139,5% al de 2018.
- El HSBC Bank Argentina SA obtuvo un resultado financiero positivo de $ 33.067 millones, un 95,5% mayor que el de 2018 y su ROE (rentabilidad sobre su Patrimonio Neto) fue del 63,4%
- El ICBC operó con un margen bruto de $ 32.436 millones, superior en un 92,8% al de 2018.
- El Citibank NA tuvo una utilidad neta de $ 28.993 millones y superó en un 91,7% al margen de ganancia de 2018.
La banca pública, en cambio, arroja otros números. Mientras fue la que más depósitos captó en su conjunto (aproximadamente el 60% del total) por $ 2.058.879 millones, prestó por $ 993.753 millones, el 40,13% del crédito al sector privado. Los ingresos financieros de las entidades públicas durante 2019 fueron $ 59.063,7 millones y los egresos financieros y operativos fueron de $ 54.523,7 millones, es decir que la utilidad neta fue de sólo $ 4.540 millones. Mientras la banca pública ‑que básicamente asiste a la administración nacional o a las administraciones provinciales- ganó el 1,8% sobre su patrimonio, los cincuenta bancos privados en conjunto obtuvieron una ganancia sobre su patrimonio del 65,36%, con el negocio principal de las Lebac y las Leliq que financiaba el Central.
La cuarentena también comienza a dejar perdedores. De acuerdo a un informe reciente de la CTA Autónoma, desde el 20 de marzo pasado se registraron por los menos 118 conflictos por despidos, suspensiones e incumplimientos salariales en empresas de todo el país, además de 22 reclamos de violación de las licencias previstas por la cuarentena a personas de más de 65 años o con enfermedades crónicas. Entre las compañías que ordenaron despidos pese al DNU del Presidente están Techint, Neltec, Farmacity, Frigorifico Penta, Gate Gourmet, Mostaza, Restaurant Oviedo, Flykitchen, Tea Connections, Laboratorio Craveri, Cinemark y GSA, una compañía tercerizada del call center de Cablevisión. La industria del cine denunció la pérdida de 4000 puestos de trabajo, hubo suspensiones en General Motors, Siderar, Neverland, ACC Group – PYD – Next Latinoamérica, EMA S.A e IMANT y el pago en cuotas avanzó en Pol-ka, Verónica, Editorial Atlántida, el Grupo América y Corporación Médica.
La mayor parte de las situaciones son los recortes salariales de entre el 20 y el 50% que se practican en muchos casos sin argumento. Entre los afectados están los empleados de firmas conocidas como Danone, Wendy’s, Mcdonald’s, Burger King, Starbucks, Todo Moda/Isadora, Tenaris-SIAT, Garbarino, Flybondi, LATAM, Pecom, Plusmar, Grupo Vía Bariloche, Grupo Crucero del Norte, Grupo Flecha, Estrella El Cóndor y las principales compañías de turismo online, Despegar, al Mundo, Avantrip. Por último, dice el informe, hubo empresarios que directamente se negaron a abonar los salarios: entre ellos aparecen el Grupo Indalo, Autobuses Neuquén, Sheraton Córdoba y Diario Popular.
Frente a ese panorama, el Ministerio de Trabajo de Claudio Moroni aparece ausente, en el mejor de los casos como espectador ante los acuerdos de flexibilización laboral que firman empresas y sindicatos. La apuesta oficial para mitigar los efectos de la parálisis pasa por el Ministerio de Kulfas y el pago de la mitad de los sueldos, durante un período que nadie sabe cuánto puede durar.