Por Adriana Meyer, 10 abril 2020
Florencia Magalí Morales tenía 39 años, tres hijos y una nieta.
«Había
salido en bicicleta a comprar leche y comida para sus hijos y su
nietita. No la detuvieron por la cuarentena en principio sino, porque
supuestamente iba en contramano. Estamos hablando de un pueblo, era una
calle que ni siquiera tiene señalización». Andrea Morales es enfermera,
tiene 44 años, vive y trabaja en Mendoza capital, tiene dos hijos y es
viuda. Pudo reconstruir lo que le pasó a su hermana Florencia Magalí,
y con angustia en su voz clama por justicia. «Ella no tenía el
documento encima, les da el número y ahí le dicen ‘no podés salir, tenés
número impar y hoy salen los pares, así que vas a quedar detenida por
haber violado la cuarentena. Eran cerca de las diez de la mañana cuando
se la llevan y a las cinco de la tarde la encuentran ahorcada en la
celda», dijo en diálogo con Página/12.
«Desde el vamos no hicieron el procedimiento que
corresponde: no le sacaron los cordones, el corpiño, se suponen que
tienen que llevarte a un lugar seguro. Otra versión dice que estaba muy
alterada, que se quiso escapar y si me pongo en su lugar, yo hubiera
hecho lo mismo», explica sobre lo sucedido con la mujer de 39 años que
el domingo fue detenida al circular en bicicleta por la calle Rivadavia,
en la localidad de Santa Rosa de Conlara, en San Luis, y que apareció ahorcada en un calabozo de la comisaría 24.
«Soy enfermera terapista y trabajo en un hospital público, me pararon
los policías, les mostré mis papeles, mi matrícula y uno empezó a
hacerse el simpático, me pidió mi número de teléfono. O sea, hay acoso
policial no solo allá, en todos lados, es abuso de poder. Mi hermana me
decía, acá la policía es de terror».
A
la familia Morales le avisaron recién a las dos de la madrugada del
lunes 4 de la muerte de Florencia. De inmediato otra de las cinco
hermanas, que es médica, viajó con su hijo a San Luis. «Van y piden ver
la celda a ver si era posible que se hubiera ahorcado desde la bisagra.
Ella mide un metro ochenta, levantó el brazo y no llegaba a tocarla.
Cómo pudo ser si Florencia era más baja que ella», se pregunta Andrea.
–¿Entonces descartan que se haya suicidado?
–Mi
hermana ha sido asesinada por la fuerza, la mató la policía, ella amaba
la vida. Me pedía que fuera a visitarla, pero soy viuda y tengo que
trabajar mucho, alquilo y mantengo a mis hijos, es muy difícil la vida
para mí. Ella quería que fuéramos a visitar los lugares lindos de allá.
Estaba feliz porque le habían dado la tenencia de la nena.
–¿Y por qué piensa que la mataron?
–Se
zarparon con ella, mi hermana es muy bonita, siempre me contaba que los
policías eran muy zarpados, se hacían los galanes y le decían cosas, yo
digo que fue el enfurecimiento de ella porque no la dejaron irse. Dicen
que intentó escapar, yo trabajo con policías, y me dicen que hay
algunos que se creen dioses y aplican la fuerza física.
–¿Florencia rasguñó a uno y por eso estarían muy enojados?
–Ha
sido por eso, es una locura. No estaba boludeando, ella salió a comprar
comida para sus hijos y la detuvieron injustamente, se creen que
estamos en estado de sitio. Están equivocados, se creen que pueden hacer
lo que quieren, ejercen poder como nunca antes, se mueven con total
impunidad. Y allá más, han tratado de ocultar. La han encerrado por
salir un día que no le correspondía.
–¿Es cierto que estaba en tratamiento psicológico?
–Tuvo
que ir al psicólogo porque perdió una nietita. Fue una situación
terrible, tenía una hija que vivía al límite y quedó embarazada dos
veces. Se fue a vivir con un tipo y tuvieron las niñas en un ranchito,
en condiciones infrahumanas. Mi hermana fue a salvarlas, a llevarles
comida y ese día las encontró desabrigadas en una cuna, tapadas con una
frazada mientras ellos hacían sus cosas. Como madre y abuela amorosa, se
las llevó a su casa en su bicicleta. Ella trabajaba en un hotel desde
las cinco de la mañana hasta la tarde, así que aceptó que volviera su
hija, pero un día una de las nenas apareció con el abdomen distendido.
Al llegar al hospital constataron golpes y desprendimiento de intestino,
así que se activó el protocolo de denuncia, pero la nena falleció por
una hemorragia interna. Mi hermana desesperada pidió justicia, la piba
les pegaba a las bebés. Le dieron perpetua a ella y al noviecito. Y hace
poco Florencia había obtenido la tenencia de su otra nietita, estaba
feliz de la vida, logró lo que más deseaba.
–¿Dónde está ahora?
–Los
tenemos nosotros, a la niña y a sus otros dos hijos de 7 y 12 años, que
ahora están sufriendo mucho. Los niños pasaron por cámara Gesell, y
declararon que las bebas eran golpeadas. Fue una pesadilla, la bebita de
un año tenía lesiones por todos lados. Pero ya se había terminado y mi
hermana estaba feliz. No estaba deprimida, al contrario, tenía planes a
largo plazo. Se compruebe lo que se compruebe, el encierro estuvo errado
porque no la requisaron, si estaba alterada psiquiátricamente, por qué
la dejaron sola. En la terapia, cuando viene alguien que se ha intentado
ahorcar, lo vigilamos.
–A través de la Correpi hizo una presentación en el juzgado. ¿Confía que se va a esclarecer qué pasó?
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–Vamos mover cielo y tierra para hacer justicia, que salga a
la luz quiénes la mataron. Hay cosas extrañas que ni puedo decir, los
policías están ocultando algo. Mi hermana no se mató, la mataron. A
ellos se les fue la mano porque ella debe haber estado jodiendo todo el
tiempo para irse de la comisaría.
–En una red social usted dijo que Florencia conocía a uno de los policías. ¿Es así?
–Sí,
Javier Sosa, era un amigo de ella y de la familia. Ella debe haber
querido salir, pensando en sus hijos, y deben haber ido a calmarla, ahí
la agarraron y rasguñó la mano de un cobarde, un inmundo que no tiene
por qué tocarla. Tampoco le dieron derecho a una llamada, ella hubiera
llamado a su amigo.
–¿Florencia tenía conocimiento de alguna actividad ilícita en la comisaría?
–Es
probable. Pero por ahora no puedo hablar. Estamos esperando todas las
pericias, quiero justicia por ella. Estoy segura de que la han violado.
No se me va de la cabeza de que la han tratado de someter. Le han hecho
una llave, ellos saben cómo reducir, la han ahorcado. Querían dejarla
inconciente pero la mataron y armaron el circo de que se ahorcó. Quiero
que vayan todos presos, están todos tapando lo que pasó.