Por Nacho Levy /Resumen Latinoamericano /1 de abril de 2020
INFORME ESPECIAL:
«LAS VILLAS, EL OTRO GRUPO DE RIESGO»
Durante toda esta larga noche de cuarentena, noche de sol, noche
a cualquier hora, noche cayendo sobre los barrios, no hallamos horarios para
sentarnos a escribir, ni para sentarnos a discutir, ni para sentarnos.
Vomitando corolarios imposibles para conmover a funcionarios inconmovibles,
tosiendo campañas de donaciones en las redes y caminando por las paredes, entre
los yugos de verdugos que nos ponen de cuclillas y la curva del dengue
disparada cada día más arriba, nuestras villas también están entrando a terapia
intensiva, sin respiradores para los comedores que siguen salvando abuelas e hijos,
sin guantes ni barbijos para sus laburantes. Sin agua, sin platos, sin bidet y
sin datos para Internet, ni siquiera para el ANSES, tampoco hubo tiempo de
contestarle a la televisión, donde los miedos continúan al acecho y la
indignación fluye con total naturalidad, como si todos tuvieran un techo y
derecho a la dignidad. A los noticieros, como a los medios compañeros que
acercaron su solidaridad, hoy les agradecemos con todas las gargantas de
nuestra comunidad y les traemos algunos esbozos de respuestas a esas preguntas
pospuestas que no buscan volverse un reproche, pero sí buscan la cura para la
hipocresía que contagia la sobreinformación, porque hoy la noche es más oscura.
Y se viene el día en tu corazón.
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– ¿CÓMO SE VIENE LLEVANDO LA CUARENTENA EN LAS CASAS DONDE LA
CUARENTENA NO TIENE TAN LINDAS CASAS?
* Como se puede, como se puede porque inevitablemente se
complica, tal como lo indica la experiencia en la supervivencia de quienes han
debido enfrentar a la malaria, en largas décadas de resistencia comunitaria.
Ahí está nuestro capital. Porque sí, el coronavirus distingue clase social y no
es lo mismo quedarse en la casa cuando la casa tiene todos los servicios
vitales, que cuando la caza se vuelve un cóctel de trampas mortales. Y no
tengan dudas: estamos haciendo todo lo humanamente posible para minimizar los
riesgos en cada comunidad, pero hoy más que nunca necesitamos la empatía del
resto de la sociedad, para esos hombres y mujeres con la suficiente ternura
como para seguir lavando verdura, mientras tantos moralistas se resisten a
cortar el alambre. Ni cocineros, ni cocineras, son los terapistas del hambre.
* El coronavirus llegó para sumarse a las demás epidemias que
venían azotando a las villas con impunidad: el riesgo eléctrico, la
precariedad, esos cables asesinos que no por mala suerte fueron causal de
muerte, los incendios, la desocupación en la batalla, la desnutrición que trae
déficit de talla, la narcopolicía, los pobricidios, la trata del terror, los
femicidios con silenciador… Una infinidad de epidemias que no supieron
infectar a toda toda toda la sociedad: hay que frenar la pandemia de la
desigualdad.
* Según el último relevamiento que realizó nuestro propio
Observatorio Villero, hoy están viviendo entre 4 y 10 personas en cada hogar,
acomodadas así, «como se puede»; la casa de mi vecina es la casa de
19.
* Sólo este año se registraron 1833 casos de dengue en la Ciudad
de la posverdad. Sólo en las comunas del sur, 1091. Sólo en la última semana,
sumamos 450. Sólo en la Villa 21, hubo 214. Pero fíjense qué curioso, qué
impredecible, qué inimaginable: justito ahí, en la Villa 21, el 70% no tiene
agua potable. Y entonces para lavarse las manos, debe juntarla dentro de
cacharros que se hacen lugar en el hacinamiento, escondiditos en cualquier
rincón: el dengue llega y entra, con tarjeta de invitación.
* El 40% de la población del barrio Los Álamos, en La Matanza,
padece enfermedades cardíacas o complicaciones respiratorias debido a las inundaciones,
afecciones que dificultan todavía más el encierro en la imposible soledad,
soledad en el tumulto, soledad en la humedad. Todas esas condiciones imponen
las limitaciones del «QuedateEnCasa» si se pasa por alto la
necesidad: cuando el cuerpo rechaza un remedio, quizá esté padeciendo alguna
otra enfermedad. Seamos sinceros, hoy los curas villeros y también el propio
gobierno están buscando recetas que se puedan ir ajustando, subrayando que por
supuesto no significa esto ningún tipo de habilitación para que salgan a
boludear los que se aburren en su sillón. Y sí, ahí está la razón del terror
que nos enferma, el temor a la eventual circulación interna.
* En innumerables casos y casas del hábitat informal, no existe
ni siquiera la infraestructura sanitaria esencial, como bien se puede ver en
Entre Ríos, al sur de Paraná, donde muchas familias pasan semanas sin una sola
gota de agua, porque no pueden inventarla, ni salir a comprarla. ¿Cómo te
relajás? Por más que se indignen, se salgan de sus cabales o se cansen de
pontificar en sus editoriales, hay muchísima gente que no se lava las manos
cada dos horas, no porque no quiere, ¡porque no puede!
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– ¿CÓMO SIGUEN FUNCIONANDO LOS COMEDORES DE LOS BARRIOS CUANDO
LOS FUNCIONARIOS QUE SIGUEN MORFANDO DEJAN DE FUNCIONAR?
* Siguen funcionando por amor al amor, gracias al motor
comunitario que fabricó la villa en 70 años de resistencia, esa conciencia
colectiva que le permitió sobrevivir a la deriva, a las topadoras de la
dictadura, al neoliberalismo de los 90, al ayuno del 2001 o al cinismo del
chocobarismo, porque la villa entendió clarito que acá nadie se salva sólito. Y
en esa trayectoria de nuestra cultura comunitaria que recién ahora el mundo
pareciera comenzar a valorar, ¡ahí está el pulmotor que nos hace respirar!
* Funcionan mal o funcionan bien, también gracias al entramado
de organizaciones sociales, nos caigan bárbaro o no tan bárbaro, porque son
esos vagoschoriplanerosceosdelapobrezaquevivendelestado quienes dejan a sus
familias de lado para presionar las respuestas a las preguntas que se ahogan en
la grieta de la impunidad, cuando la mezquindad puede más que cualquier
pandemia, cuando niegan los recursos para los alimentos o cuando tenemos que
profundizar determinados pronunciamientos, poniendo en riesgo su estética de
tipos buenos, porque su imagen les preocupa más que los estómagos ajenos.
* Funcionan porque la dignidad no tiene frenos, porque si no
funcionaran, la curva del Coronavirus hoy estaría infectando al ARSAT. Y
entonces ahí están, entregando viandas para que no se produzcan aglomeraciones,
haciendo el delivery que no pagan las jubilaciones y abrazando con empatía a
los inmunizados del pan de cada día: albañiles, recicladoras, ayudantes, vendedoras
ambulantes, trabajadoras y trabajadores de la economía informal que, cuando
dejan de laburar, ¡dejan de morfar!
* Funcionan con la energía que provee la rebeldía, barriendo la
mugre de la alta sociedad, porque brota la necesidad de darle una respuesta
urgente a esos bidones de detergente que no están donde deben estar, porque
nadie los puede pagar. No es fácil ni barato conseguir los productos de
limpieza que permiten mantener impecables los merenderos de tantos, ni sus
cocinas listas, ni sus pisos brillosos, ni sus pulcras piletas, como lo exigen
tantos panelistas desde sus maravillosos planetas…
* Funcionan porque la vida importa y porque, cuando se trata de
comida, la explicación es corta: a espaldas de todos los reconocimientos, los
comedores de Rosario triplicaron la demanda de alimentos. Y en el barrio
platense Los Hornos, hoy se va en almuerzo lo que antes también cubría la cena:
se duplicó la demanda con la cuarentena.
* Funcionan como sea pero funcionan igual. Y menos mal que
funcionan, incluso en la Capital Federal, donde gobierna la prepotencia de una
casta aria, con sus «tres vías» para la
«»»asistencia»»» alimentaria: 1) Mediante las
escuelas, que siguieron repartiendo los mismos sanguchitos pelados, pero encima
concentrados en pocas bocas, induciendo a esas largas colas que después
denostan desde la TV, aprovechando que la pauta se pone y no se ve. Recién
ahora, por la presión de los gremios y sus docentes fundamentales, anuncian que
darán cajas semanales y por supuesto no les creemos. Veremos. 2) Mediante los
Centros de Primera Infancia, donde cada uno recibe lo que recibe, como si la
demanda fuera la misma que ayer, de acuerdo al poder o la afinidad con el
Gobierno de la Ciudad. 3) Los comedores comunitarios, donde las raciones atrasan
más que los salarios, porque todo este parate de changas multiplicó la
concurrencia e incluso el número de miembros por familia que necesitan
asistencia. Y lo peor de toda esta doble vara es que nunca, nunca, nunca ponen
la cara, porque así como los directivos de las escuelas aparecen como
responsables de las viandas impresentables, las vecinas y los vecinos deben
poner el cuerpo que otros prefieren esconder, para decirle a otro ser humano:
«Hoy no vas a comer».
* Y la verdad, amigos periodistas, así como el pico del virus no
llegó según los propios sanitaristas, el pico de la demanda alimentaria
tampoco, porque poco a poco se van terminando los restitos de suelditos que
todavía les permiten a muchos valerse de su propio alimento: donde se termina
la comida, se termina el aislamiento.
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– ¿CÓMO GARANTIZAN LA SALUD, DONDE NO LLEGAN LOS INSUMOS, NI LAS
AMBULANCIAS, NI UN ATAÚD?
* Ante todo, hay una realidad que no se dice, ni se piensa,
porque buena parte de la prensa se avergüenza: en las villas se hace muy
difícil escalar hasta la tercera edad, porque hay un laberinto de dificultad
para sobrevivir a la niñez, la juventud y la adultez, rampas y trampas que no
siempre se pueden sortear. Hay que tener mucha, pero mucha suerte para ganar. Y
si no, lean los números de la realidad: hay 20 años de diferencia entre la
longevidad del barrio Zavaleta y la glamorosa Recoleta.
* Hoy las distintas asambleas vienen desplegando sus propias
postas de salud, a lo ladran y a lo sancho del territorio nacional, en
especial, para el acompañamiento de nuestras viejitas y viejitos, como cajas
multiplicadoras de gritos para contener, cuidar, atender e informar.
* En la Villa 1−11−14, por ejemplo, el centro médico que atiende
las zonas 19, 20 y 40 exhibe una predisposición fenomenal, pero vive desbordado
por la falta de personal y la escasez de insumos para los enfermos de pobreza:
faltan guantes, barbijos y productos de limpieza, también ahí, en la salita,
sí.
* El pasillo 2 del barrio San Petersburgo, en La Matanza, tiene
vacía la panza y una sola sala médica que fue remodelada un año atrás: hoy
cuenta nada más que con una médica generalista. Y para conseguir un turno hay
que anotarse en una lista, haciendo fila desde la madrugada, pero sin que te
vea la prensa, ¡porque está muy enojada!
* Con el fin de replicar ese desmadre por allá, el hospital
público en la bajada de Paraná sólo entrega turnos telefónicos, para revisar
abuelos o embarazadas: eso sí, «todas las líneas están colapsadas».
* Apenas casos aislados, que se replican en todos lados porque
así trabajan los heroicos médicos de la Patria Baja, administrando gotitas de
medicina en cada barriada de América Latina. Y en muchísimos pasillos libres de
ambulancias, también en la Ciudad. Por cuestiones de accesibilidad. Y por la
falta de voluntad.
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– ¿CÓMO SE AMESETA LA CURVA DE LOS FEMIICIDIOS, CUANDO EL
CORONAVIRUS GANA EL MONOPOLIO DE LOS HOMICIDIOS?
* Todas las Casas de las Mujeres y las Disidencias que componen
el Frente de Géneros, están desdoblando sus brazos cotidianamente en cada
órbita local, mientras acompañan 327 casos a nivel nacional.
* Todos nuestros barrios tienen ahora compañeras asignadas a
monitorear las denuncias y las amenazas que sólo circulan en ámbitos de
confianza, porque la única esperanza es la comunidad al servicio de la
sororidad, con guardias en casos particulares y con muchísimas vecinas
trabajando desde sus hogares, para salvaguardar la vida de otras compañeras,
vidas villeras que ojalá valgan tanto como la de cualquier tipo, ahora que
«todos jugamos en el mismo equipo».
* Todas esas vecinas que ya venían luchando por su propia
integridad, están siendo acompañadas en la cotidianeidad por otras mujeres que
sostienen talleres, cooperativas o asambleas, porque además de gritos, tenemos
ideas que tampoco se pueden silenciar; cuando todo parece jodido, ¡es cuando
hay que gritar!
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– ¿CÓMO SE CUIDA LA GENTE DE LA VILLA DE LOS QUE VAN A CUIDAR A
LA GENTE DE LA VILLA?
* Sobre calles casi vacías, ahora llenas de policías, los
apremios están al desorden del día, porque aun cuando primara nuestra propia
voluntad de refundar a las Fuerzas de Seguridad, «arrancando sus malas
yerbas», hoy son viveros de malas yerbas, que no se pueden arrancar, ni
enderezar en lo que dura una cuarentena. Y hete aquí el problema: en el Bajo
Flores, dos pibes verdugueados, videos de abusos por todos lados, una cacería por
acá, unos escarmientos por buscar comida allá, una violación de domicilio en
Tucumán y van… ¿Cuántas van? Los violentos que no quedan registrados, ni son
viralizados por el conjunto de la sociedad, nunca terminan pasados a
disponibilidad y entonces nos queda nuestra propia capacidad de organizarnos,
para cuidarnos de los que vienen a «salvarnos».
* Cada dispositivo de control popular al accionar policial
funciona en base a un mapa de seguimiento barrial, en el cual se identifican
los puestos de las fuerzas inmersas en cada territorio y los puntos rojos de
inseguridad que genera la Seguridad, como así también las instituciones de
apoyo permanecen abiertas y una lista de vecinos alertas en cada sector del
barrio, que mantienen entre sí las comunicaciones permanentes para monitorear
el trabajo de los agentes.
* Desde ahí, se asiste a vecinas y vecinos detenidos
arbitrariamente por el artículo 205, para que la versión vecinal llegue con
ahínco hasta el Poder Judicial.
* Al detectar situaciones de violencia policial, un responsable
designado se pone a disposición de la víctima inmediatamente, por si requiere
algún tipo de atención urgente y dispara nuestro protocolo de acompañamiento,
en ese mismo momento.
* Ahí nomás, integrantes del equipo en aislamiento toman los casos
para impulsar los pasos que sea necesario dar: oficializar la denuncia,
completar el registro, recopilar imágenes, conectar testigos y contactar a las
entidades médicas que custodian el bienestar de cada víctima en cuestión, así
como también la articulación con todas esas instituciones que componen la
cadena de cuidados: defensorías, secretarías, juzgados.
* En el barrio Bosco II de Santiago del Estero, detuvieron a un
compañero cuando asistía a una señora mayor que vive justo al lado de su casa,
pero si no pasa en la tele, no pasa. Y entonces terminó cagado a palos, justo
por «los pocos policías malos» en la comisaría 5°, hasta que fue
liberado, golpeado, ahorcado y amenazado.
* El 23 de marzo, la Policía de Tucumán ingresó a la casa de
José Luis Ríos, para detener a Juan José Ríos, otra persona que vive en otra
casa y, en medio del allanamiento, entre insultos, patadas y caños, le
apuntaron a su hija, que tiene 6 años.
* El 24 de marzo, sí, el 24 de marzo, Raquel Rodríguez fue
detenida por la Policía de la Ciudad en su barrio, la Villa 31, por un delito
aterrador: salió a buscar comida a un comedor.
* El 25 de marzo, Nahuel Orrego fue detenido y apaleado en la
Villa 21, por la Prefectura Naval, por haber ido al kiosco en una actitud
criminal.
* El 26 de marzo, Mirta Echavarría y su hija, una compañera
trans, fueron retenidas en el mismo barrio, por la misma Prefectura, en otro
indebido proceso: «Callate, maricón, te vamos a meter preso».
* El 27 de marzo, en el mismo barrio, frente a la misma
Prefectura, Jesús Reales vio interrumpido su recorrido hacia el bono del
salario social complementario: le labraron un acta, por no ser millonario.
* El 28 de marzo, la Policía de Santa Fe detuvo a Alejandro
Gómez, pero además consideró prudente desnudarlo y golpearlo en las costillas,
para masturbarse con su propio poder. Y para que las marcas no se pudieran ver.
* Y sí, es toda una novedad que los pasen a disponibilidad con
semejante celeridad, pero no basta que algunos aprendan la lección. Necesitamos
garantizar la prevención frente a todos estos atropellos: si no los controlamos
nosotros, nos controlan ellos.
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– ¿CÓMO SE HAN AMPLIADO, ADAPTADO O TENIDO QUE REINVENTAR
NUESTRAS REDES DE ORGANIZACIÓN POPULAR?
* Cada una de las asambleas poderosas en Argentina, en
articulación con otras de América Latina, tienen coordinadores de todas las
áreas que atraviesan nuestra agenda barrial, por encima de cualquier diversidad
cultural: referentes de tierra, de salud, de educación, de géneros, de
deportes, de economía, de comunicación, de control a la represión, de cultura y
de varias ramas más, pero el coronavirus nos obligó a establecer además 4
nuevas referencias para contener las emergencias: alimentarias, sanitarias, de
violencia institucional y de violencia intrafamiliar; para que se puedan
centralizar las notificaciones y para que no debamos convocar a grandes
reuniones.
* Desde que comenzó el aislamiento, todo ese acompañamiento se
come nuestro tiempo y también nuestro financiamiento comunitario, que va desde
las recaudaciones de cada barrio y cada cooperativa, hasta la última estrategia
efectiva de autogestión, tragándose incluso el pequeño colchón de reservas que
las asambleas suelen guardar para que los peques puedan conocer el mar, cuando
llegan las vacaciones, incluyendo las más desesperadas campañas de
donaciones…
* Seguramente, no terminaría nunca este informe necesario, si
detalláramos cada gesto solidario o cada iniciativa con impronta cooperativa,
pero valgan tres como síntesis ilustrativa: 1) En Rodrigo Bueno, la
fotocopiadora Paulo Freire decidió seguir trabajando a puertas cerradas, no
para ventas tercerizadas, sino para garantizar las tareas de educación popular
y para que todos los niños que deban estar en su hogar cuenten con dibujos para
colorear. 2) La cooperativa textil Juana Azurduy empezó a producir barbijos
para generar algún ingreso y también para invertir todo eso en los productos
que nos hacen falta para limpiar mejor cada comedor. 3) La cope Sub-Limada de
Santa Fe, en el medio de toda esta oscurísima noche, no sólo está encendiendo
una nueva luna, ¡está laburando gratis para la Casa Cuna!
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– ¿Y ENTONCES CÓMO CARAJO SALIMOS ADELANTE?
* No sabemos, pero vamos a
invertir mucho corazón y cabeza, ¡para vencer! Y para distribuir la riqueza,
porque no existe otra forma de combatir la pobreza y porque nadie se puede
aislar en ayuno: hay que repartir la guita, ¡empezando por la de uno! Quienes puedan
donar frescos, ¡pueden donar frescos! Quienes puedan comprar los packs que
vamos a lanzar para colaborar, ¡pueden comprar esos packs! Y quienes puedan
donar millones de pesos, ¡deben donar millones de pesos! Todas y todos juntos
debemos acompañar y traccionar al Estado, para que nadie nunca más deje de
mirar a su lado. Porque si algo realmente vino a contagiarnos para
transformarnos como personas, como colectivos, como humanidad, esta realidad
tiene que cambiar hoy mismo, ¡la guerra no es contra un virus, es contra el
egoísmo! Y sí, justificar abusos, humillaciones o violaciones a derechos
esenciales, sólo pensando en tus garantías individuales, ¡es otra versión del
«sálvese quien pueda»! Otra miseria vestida de seda como ésta que
dejó al mundo tan en off side, sin gol y sin abrazo, cuando la mierda tiró este
pelotazo. Quienes defienden todavía su propio poder o su propia jerarquía, aún
no han podido entender que, si no valoramos a todos, nunca tendrá valor nadie.
¡Pero nadie! Ya no se puede pedir mano dura en cualquiera de sus formas, para
todos menos para quienes la ejecutan violando todas las normas. Y realmente sí,
será muy difícil hacerles entender a los pibes de cualquier esquina el valor
que tiene tu vida, tan indiscutiblemente sagrada, mientras les hagamos creer
que la suya no vale nada. Vamos, ¡tenemos mucho trabajo! Y esta vez también, es
por abajo.
Fuente: Nacho Levy