Por Carlos Aznárez, Resumen Latinoamericano, 24 abril 2020
Hace ya seis meses que Hugo Moldiz, obstinado luchador por el socialismo y ex ministro de Evo Morales se encuentra en la embajada de México en La Paz. Allí, espera junto a otros ex funcionarios y militantes, la concesión de un salvo conducto para salir del país. Sin duda, el gobierno dictatorial boliviano sabe que la única razón de este confinamiento es la venganza por el papel liberador que todos ellos siguen jugando en la política de su país. De allí, la obstinación para retenerlos violando todas las normas constitucionales. Con Moldiz, hablamos de todo ello y de como imagina que será el devenir boliviano de aquí en más.
-¿Cómo esta la situación de ustedes en la embajada donde hace ya varios meses que están ahí confinados?
– El diez de abril hemos cumplido ya seis meses, medio año de asilados del Gobierno mexicano y de rehenes del Gobierno boliviano que se niega a concedernos un salvoconducto como lo dispone el derecho internacional. Digo de rehenes porque desde el punto de vista jurídico en el derecho internacional no solamente es importante lo que está escrito, sino lo que se llama la costumbre, la práctica del derecho internacional. La práctica establece que aquellas personas a quienes un país, previo análisis de sus situaciones, conceden su condición de asilados todos los casos posteriores al día de su reconocimiento no deberían invalidar la otorgación del salvoconducto. No es que anulan el juicio, es decir que todo Estado tiene todo el derecho de iniciarle a uno, con justicia o sin justicia, los procesos que quiera, pero lo que no debería impedir es el otorgarnos los salvoconductos correspondientes. Eso es lo que establece la práctica, la costumbre, internacional.
El Gobierno de facto de la señora Añez va contra esa costumbre del derecho internacional, y prácticamente hasta ahora nos ha negado salvoconductos, de los siete que estamos aquí, cinco tienen iniciados diferentes procesos legal y dos no tenemos hasta ahora ninguna orden de aprensión, lo cual el día de mañana van a tratar de justificar su decisión abriéndonos un proceso y librando una orden de aprensión para justificar esta violación del derecho. Aún así, reitero, iría contra el derecho internacional. Pero, hay dos que no tenemos ni siquiera orden de aprensión, con lo cual se reconfirma, por si fuera poco, nuestra condición prácticamente de rehenes políticos del Gobierno de facto.
–Partiendo de lo injusto y revanchista del caso, ¿cómo están ustedes de ánimo?
-Aquí estamos todos con la moral alta, con la seguridad que en algún momento será justicia, con la seguridad que no van a doblegar nuestro espíritu, nuestra alma y nuestra consecuencia, a pesar de estar privados de una de las cosas, que uno no lo valora lo suficiente hasta el momento en que le pasa, que es la libertad. Esa libertad por la cual ha peleado siempre la humanidad y seguirá peleando en la medida en que sigan vigentes cadenas visibles o invisibles que siguen sojuzgando, exprimiendo y explotando a nuestros pueblos y a los seres humanos en su condición individual también.
-¿A qué atribuyen el ensañamiento con ustedes, contigo, con Juan Ramón Quintana y los compañeros que están allí?
‑Todo tiene un origen. Todo comienza ni bien fue posicionado el ministro Murillo, quien desde una lectura absolutamente objetiva, pero desde el materialismo histórico, lo que ha hecho es darle a la rama del Ministerio de Gobierno de la Policía prácticamente un predominio sobre los demás aparatos de Estado. Incluso actúasobre los aparatos que también monopolizan el uso de la fuerza, en este caso las propias Fuerzas Armadas. Murillo le dio mayor papel a la Policía y qué decir sobre los aparatos ideológicos que están alrededor. La primera declaración de este ministro, apenas juró el cargo, fue, textual, «voy a ir a la caza – como si se reduciera a la condición de animales- de Juan Ramón Quintana, de Raúl García Linera y de Hugo Moldiz». En el caso de Juan Ramón evidentemente el haber sido ministro, luego embajador, y prácticamente no haber dejado su condición de funcionario público, evidentemente le abre mayores vitrinas para ser golpeado y, por lo tanto, recibir el centro del ataque del Gobierno y sus aparatos represivos y judiciales. En el caso mio, he sido ministro y luego asesor en presidencia dos años y medio, de los 14 años que duró el gobierno , es decir que es poco el tiempo en el que he ejercido mi condición de funcionario público. Entonces, hacia mí, se da un ensañamiento más político-ideológico. En el anterior caso también, pero por lo menos se reviste, no te olvides lo que Lenin hablaba de la envoltura del capitalismo, del Estado capitalista, envuelve eso con argumentos de carácter del ejercicio de la función pública, tratan de forzar figuras jurídicas que no corresponden a la realidad.
Puedo dar un último ejemplo, hace poco se desató prácticamente un acoso mediático y por las redes sociales contra una joven muchacha, a quien incluso le dijeron que había ido a coordinar el ingreso ilegal de bolivianos por Chile, ella se fue de vacaciones en carnaval, y en carnavales en Bolivia nadie sabía de que iba a suceder lo que estamos viviendo ahora. Sin embargo, dijeron que ella había ido a coordinar a estos cientos de bolivianos a quienes, de manera absolutamente injustificada e inhumana, el Gobierno boliviano los tuvo en la frontera con Chile y no los dejaba entrar a su propio país. Según el Ministerio de Gobierno ella fue a coordinar todo eso bajo la orientación de Juan Ramón Quintana, argumentando incluso que por eso había venido a la residencia de la embajada de México. Nada de eso sucedió porque en realidad esta muchacha a quien vino a visitar no fue a Juan Ramón, sino fue a mi y además, reitero, cuando ella se fue de vacaciones a Chile con su familia, su madre y su hija, a Chile, estábamos lejos de pensar de que se iba a declarar una cuarentena, y mucho menos se iban a cerrar las fronteras. Pero, ahí esta la construcción mediática del enemigo, y esto es lo que han hecho principalmente con Juan Ramón y conmigo, que somos los más visibles. Hay, evidentemente, razones político-ideológicas que hacen que este gobierno de facto concentre su ataque contra los que ya quedamos, que somos pocos en relación a los que eramos. Había más de 20 y somos siete, todo indica que no hay la más mínima voluntad de otorgarnos el salvoconducto respectivo.
-Está el tema, también, de los que están resistiendo en las calles y en cada uno de los puestos de lucha que tienen los militantes del MAS. Hay un clima de gran represión que se ensaña en estos últimos días, por ejemplo, contra la alcaldesa de Vinto, o el caso de este muchacho que fue detenido por criticar al gobierno en las redes. ¿Cómo ve el panorama actual en ese sentido? Se lo preguntó en el marco de las últimas opiniones que plantean la necesidad deadelantar las elecciones.
‑El ambiente en general es un ambiente de persecución y represión. Reitero, hay un predominio de la represión física, política y judicial del Estado sobre sus otras formas de dominación. Digo esto porque no vamos a sorprendernos, ya que sería idealista el no reconocer que todo Estado ejerce el monopolio de la fuerza estatal, por ejemplo. Eso es en el marco de determinados límites, de respeto al orden jurídico, y lo que está haciendo este Gobierno es pasarse por encima el mínimo ordenamiento jurídico en el país. Es decir, el ministro de Gobierno es el que dice que hay que meter a la cárcel a tal persona, o sea que asume incluso funciones de otro órgano que se supone que es independiente, que es el Poder Judicial. Ellos criticaron al gobierno de Evo Morales porque decían que manejaba la Justicia, pero no hay ni una sola declaración, ni de Evo Morales, Álvaro García o alguno de sus ministros, como la del ministro Murillo indicando a quienes hay que meter presos y a quienes no. Lo dice con total impunidad: «voy a meterlos a la cárcel». Una cosa es decir que el Gobierno denunciará, ante el órgano jurisdiccional a tal o cual persona por tales delitos, eso es distinto, por lo menos hay gente que se cuida en las formas, y lo que hace este Gobierno con el ministro Murillo es no cuidar ni siquiera las formas. Entonces, hay evidentemente un predominio de la persecución judicial y física, hay una vulneración al derecho a la libre expresión, que ha sido inclusive reivindicado por una ONG norteamericana bastante crítica con las revoluciones de Cuba y Venezuela, conducida por el señor Vivanco, la Human Rights Watch. denunciando que en Bolivia hay un atentado contra la libertad de expresión. En el gobierno de Evo Morales muchas veces se manifestaron desacuerdos con cosas que circulaban por las redes, pero jamás se tomaron medidas, jamás se detuvo y enjuició a nadie por proferir insultos, descalificaciones de grueso calibre contra Evo Morales o ministros de su gobierno. Este gobierno sí, eso quiere decir que están controlando las redes sociales.
Ahora, se habla de desarrollar elecciones, en un contexto muy difícil porque, quiero señalar que hay un desgaste acelerado del gobierno que desesperadamente está viendo que postergar los comicios varios meses le da la oportunidad de salir segundo, y al salir segundo, en una segunda vuelta ganarle al Movimiento al Socialismo, y cuando digo eso es incluso una carrera desesperada para bajarlo de competencia a Carlos Mesa quien en las encuestas sigue manteniéndose segundo y Jeanine Añez tercera. Lo cual también nos debe hacer pensar por qué hubo un Golpe, y lo digo en mi libro, que el Golpe de Estado no fue solamente una acción policial-militar-cívica, sino que, evidentemente, tuvo el respaldo de amplios sectores de las capas urbanas. Lo cual a algunos los llevó a caracterizar este gobierno como fascista, para mi el fascismo es otra cosa, digo que es un gobierno de tendencias fascistas porque, evidentemente, logró concentrar el apoyo de amplias capas urbanas. Eso está ahí, diría que menos de lo que fue al principio, pero el hecho de que Añez esté tercera también debería hacernos reflexionar sobre cuál es el estado de ánimo de la población boliviana. Sin dudas, el que marcha primero es Luis Arce, candidato del MAS, y con más de 15 puntos de diferencia, así que hay una carrera desesperada por postergar estas elecciones. Ahí lo que esta faltando es convertir ese descontento del pueblo, que es una fuerza social organizada. Evidentemente no se ganan elecciones desde la izquierda solo con la suma de votos, se ganan constituyendo al sujeto capaz de hacer un cambio, incluso en democracia, y ganar esa elección o para defender el resultado de esa votación. Creo que ahí, evidentemente, hay una fragmentación, la COB por su lado, la Federación de Mineros por otro, y lo mismo ocurre con el Pacto de Unidad, que son organizaciones campesinas leales a Evo Morales. Ese es un tema que personalmente me preocupa de cara a las elecciones, independientemente si sean en agosto, septiembre o diciembre. Por qué tiene que haber elecciones lo más pronto posible, porque para enfrentar los efectos de la pos-pandemia se necesita un gobierno con legitimidad, y este es un gobierno que desde su origen adolece de ella, es un gobierno producto de un Golpe de Estado, En el futuro van a tener que tomarse medidas, lograrse acuerdos, planes convergentes de articulación de la economía, evitar en lo posible que los empresarios se tiren contra la gente en sus fuentes de trabajo. Para todo eso tiene que haber un gobierno con legitimidad porque la sola fuerza, la sola represión, el solo discurso provocador y bravucón del Gobierno, y especialmente del ministro Murillo, no sirve para lograr acuerdos políticos para activar una economía que, como todas las de Latinoamérica, va a tener que enfrentar grandes desafíos.
-Por último, la pregunta del millón, ¿cómo salimos de esta crisis, que no es solamente humanitaria, sino una crisis global en todos los aspectos? ¿cómo ve al capitalismo después de esta larga cuarentena?
-El capitalismo ha entrado en crisis cada vez más cíclicas. Esto va abrirle otra crisis al capitalismo. Evidentemente, la versión neoliberal del capitalismo ha sido seriamente golpeada, diría que es de sentido común que entremos a una fase de mayor intervención estatal en la economía, lo cual no necesariamente significa socialismo, ni nada por el estilo. El mercado esta inexistente, la frase de «la libertad del mercado y la libre competencia» ya no existe y menos tendrá sentido después que salgamos de esta pandemia. Entonces, se ha abierto un debate en el mundo de que el virus va a tomar al capitalismo, lo cual se ha estado planteando como salida una suerte de comunismo renovado a partir de los efectos que va a provocar el virus. Más allá si es el comunismo renovado o no, eso tiene un gran problema que es que el capitalismo no cae, como decía Lenin, sino se lo hace caer, y para hacer caer al capitalismo tiene que haber fuerza organizada del pueblo, es decir el pueblo convertido en fuerza social. Ahí, hay otro problema, porque más bien uno de los efectos que puede provocar esta pandemia es un mayor aislamiento de la gente por el miedo a contagiarse, a infectarse, y el miedo puede ser altamente funcional a la reproducción del capitalismo en nuevas condiciones. Así que, vamos a entrar en una nueva fase, de potencialidad y agudización de la lucha de clases, que no dejó de existir nunca, a veces abierta o encubierta pero existe. Ahora, si eso se convierte o no en una fuerza material para avanzar hacia sociedades distintas a las del capitalismo dependerá de la capacidad que tengamos de organizar de otra manera. Es decir, nadie va a hacer la revolución por los pueblos que no sean los pueblos mismos.
-Clarísimo. Gracias Hugo por esta entrevista y vaya toda nuestra solidaridad con ustedes y con el pueblo boliviano como siempre.