Resumen Latinoamericano*, 4 abril 2020.-
Por Cindy Forster.
Las afinidades de los pueblos originarios y los pueblos de la Diáspora de África son profundas. A la vez son odiosas a los que tienen poder. Periodistas y gente de las bases populares siempre vamos a buscar a nuestras hermanas y hermanos de lucha, y por ello fuimos a Bolivia.
Nada se mueve en Bolivia sin la fuerza laboral del pueblo indígena y aún más de las mujeres indígenas. En todas partes, en la ciudad y en el campo, el pueblo originario es el latido del país. Ganaron las elecciones del 20 de octubre y en seguida sufrieron los peores atropellos después de la renuncia forzada de Evo Morales Ayma el 10 de noviembre.
Comparto con los bolivianos los sueños de las mayorías por un mundo distinto. La meta es asegurar un proceso transparente para las elecciones del 3 de mayo, que acaban de ser postergadas. Es imprescindible que los pobres puedan votar por su verdad. Ellas y ellos quieren elegir el camino que es correcto para sus hijos, las generaciones futuras, y el planeta.
Yo nací y crecí en Zimbabue. Posee una reciente historia de luchas revolucionarias que sacaron a los colonizadores británicos. En mi adolescencia he participado en dar luchas del Poder Negro de los Estados Unidos. He tenido el honor de vivir y acompañar a las luchas de Belize y Jamaica en años recientes. Nuestras hermanas y hermanos del Caribe constantemente han liderado los esfuerzos para frenar a la intervención estadounidense en nuestro hemisferio. Desde las bases hasta las cúpulas caribeñas como CELAC y ALBA, hemos luchado en contra de la Organización de Estados Americanos. Es dirigido por el infame títere de los EE.UU., Luis Almagro.
El 18 de diciembre, los jefes de Estado y primeros ministros del Caribe pasaron una resolución que ganó el apoyo de la mayoría en la OEA. La resolución de la OEA denuncia la violencia racista que el régimen golpista ha desatado en Bolivia.
La semana pasada, 13 estados caribeños hicieron una llamada que postergaran la reunión de la Organización de Estados Americanos, donde decidieron quién iba a ser el próximo Secretario General. Dijeron que una reunión en Washington les podía exponer a la coronavirus. Fue negada su petición. Tanta la Comisión de la OEA como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han suspendido sus reuniones por el peligro que puede implicar.
Bolivia es sumamente importante para la Diáspora de África por ser una tierra de luchas fuera de lo común. Consiste de 36 naciones indígenas y afro. Nos contaron de sus culturas originarias que tienen docenas de miles de años de existencia. Tienen el amor por la tierra, cuidan de las cosechas y respetan las fuerzas del sol, la luna, las aguas y el aire. Hemos visto las chakras de quinua y de habas sembradas en los suelos de tierras altas. A nosotros del Caribe y el sur de los Estados Unidos, las tierras andinas no parecen aptas para cultivar, pero los bolivianos luchan duramente y por miles de años estas tierras han rendido frutos.
Con la misma fuerza, los bolivianos luchan contra los imperios. Para nosotros, es obvio que el 10 de noviembre del año pasado, el gobierno de los Estados Unidos impulsó un golpe militar en Bolivia. Nos indigna profundamente. Nuestros ancestros también resistieron invasiones coloniales y nuestros abuelos y padres siguen en estas luchas, invocándonos a dar nuestra solidaridad con claridad y seriedad. Como es sabido, en Bolivia durante los catorce años de Evo Morales ha nacido una democracia en que el pueblo participaba directamente. Los movimientos sociales son los protagonistas del Proceso de Cambio y no se han doblegado ante los golpistas. Tienen un movimiento sindicalista fuerte que ha logrado un presidente, un código laboral hermoso y salarios dignos que se multiplicaron por 6 veces, sin inflación. A la vez, en Belize los estibadores negros en huelga protestan contra empresas transnacionales y leyes que desprecian a los obreros. Pero en Bolivia, la mayoría se ha reunido para alcanzar un proyecto de soberanía.
Para nosotros el Proceso de Cambio es como un sueño. Nos enseña que se puede cambiar nuestras vidas si nosotros, los pobres, somos los encargados de nuestros Estados. Hablamos con gente que vienen del corazón de las luchas en los primeros años del este siglo XXI. En la vorágine del neoliberalismo, el pueblo se alzó sin armas para alcanzar un proceso distinto guiado por ellos mismos.
Fue un momento histórico en diciembre cuando Belize y Jamaica se unieron con 16 otras naciones de Latinoamérica y el Caribe para denunciar el régimen golpista. La Resolución de la OEA contra la violencia racista del gobierno de facto fue iniciada por CARICOM. Refleja nuestra conciencia histórica. Más allá del Caribe, somos los descendientes de África, gente secuestrada y traída a las Américas en cadenas. En nuestra memoria colectiva sabemos lo terrible que es la esclavitud. Sufrimos el genocidio y el saqueo de nuestros territorios por un puñado de ricos. Como comunidades violentamente desarraigadas nos sentimos qué es vivir las separaciones de nuestras familias, para morir en las minas y las plantaciones de los blancos.
Bolivia sufrió a manos de las mismas élites, pero hoy las distintas naciones indígenas han ganado el reconocimiento de sus prácticas ancestrales, sus creencias espirituales, su cosmovisión que está basada en cooperación y el respeto para la Pachamama. De las noticias sabemos que el régimen de la presidenta golpista y sus seguidores odian aquel mundo indígena. Han asesinado a treinta y seis personas, en su gran mayoría indígena, y hay más de 890 heridos y 1560 detenidos. Se ve el graffiti en las paredes de las cárceles que denuncia “presos políticos».
Gente de las bases nos ha contado que el golpe le tomó por sorpresa. Los pobres sabían bien de la brutalidad de las políticas neoliberales, y la elaboración de estrategias por la derecha latinoamericana bajo la tutoría de los EE.UU. Sabían que las fuerzas paramilitares estaban movilizando y también, que las empresas multinacionales nunca perdonaron al Movimiento al Socialismo por la distribución de las riquezas nacionales durante los años de Evo Morales. Pero los tomó por sorpresa la profanación de las normas democráticas después del 20 de octubre. Los tomó por sorpresa los informes falsificados de la OEA que alegaron el fraude. El pueblo ahora entiende que la derecha está dispuesta a recurrir a cualquier ultraje para aplastar al Proceso del Cambio.
Venimos a Bolivia porque en la televisión se ve que la derecha quema las urnas, reprime y asesina a periodistas y masacra a la gente pobre. Ha violado niñas y mujeres. Si el régimen golpista continúa, seguramente va a repetir esta clase de violencia. MAS defiende la dignidad, desde el mundo campesino hacia todas las ciudades donde viven indígenas y pobres. Aunque saben que la derecha responderá a un triunfo de MAS con crueldad, las dignas bases de MAS están seguros que van a ganar.
Como representantes de las bases populares tenemos que poner énfasis en los planes intervencionistas de los EE.UU. La DEA y la USAID, expulsadas de Bolivia debido a sus agresiones militares y onegistas contra la soberanía nacional, hoy día están participando en el proceso electoral del régimen golpista. Nos informamos que la USAID está tramando un fraude en las elecciones. Y que la CIA es el poder detrás del trono de Añez.
El pueblo que conocemos en Bolivia ve a MAS como una iteración de sus luchas milenarias. Una campesina de estas luchas nos dijo que en catorce años, construyeron su propia felicidad. Ahora, hemos visto reuniones constantes en el campo en distintas comunidades, y reuniones integradas por varias comunidades donde se intercambian ideas para analizar su destino y llegar a acuerdos.
En estos tiempos, mientras hay mayor preocupación por el virus, la gente describe con orgullo todos los programas de MAS que devolvieron los recursos nacionales a los pobres. Hoy, el régimen de Añez ha destruido los bonos más esenciales y la salud universal. Anteriormente, las enormes riquezas del país iban a las que las necesitaban, y ahora van a las cuentas bancarias de los ricos. Es una guerra de clase igual que una retoma del poder por los racistas. La gente pobre está defendiendo los tremendos avances de la época de MAS y, una y otra vez, nos dijo que va a triunfar sobre esta dictadura. Estaremos pendiente como pueblo latinoamericano y caribeño, como pueblo descendiente de África.
*Fuente: Albatv