Resumen Latinoamericano, 4 abril 2020
El general Walter Souza Braga Netto es oficialmente el primer ministro de la Casa Civil de Brasil, pero ahora también es el “presidente operacional” del vecino país. Tendrá a su cargo la dirección y la centralización en su persona de toda la gestión del gobierno al menos mientras dure la crisis. Esta decisión debió ser aceptada por Bolsonaro y su grupo político y se difundió en diversos portales, entre los que se destaca el castrense Defesanet.
La publicación del sitio militar lleva como título “Gen Braga Neto Assume o Estado-Maior do Planalto” y allí explica que “la nueva ‘misión informal’ fue el producto de un ‘acuerdo principal’, que involucró a ministros y comandantes militares y al propio Presidente de la República” y que “para muchos, la ‘misión’ de Braga Neto no es más que una intervención o una junta militar que coordina el gobierno”.
El gobierno militar secreto formado por generales en los puestos clave del Planalto, es la consecuencia de los avances políticos del sector castrense dentro del gobierno. Ahora, sin embargo, hay un cambio importante: los
generales se consolidaron en la mesa de negociaciones con Bolsonaro a
partir las victorias políticas que acumularon después de un largo
trabajo, que se da en simultáneo con el constante aislamiento político
de Bolsonaro y su innegable desgaste en la opinión pública.
Se trata del trabajo de meses coordinado por el Alto Mando de
las Fuerzas Armadas con la ayuda de la prensa y sectores civíciles de
centro derecha. No obstante, aunque Bolsonaro debió
aceptar el condicionamiento, no se somete por el momento completamente y
buscará recobrar centralidad y capacidad de decisión.