China. Hong Kong: de la colonia británica a la punta de lanza contra la República Popular de China

Chi­na. Hong Kong: de la colo­nia bri­tá­ni­ca a la pun­ta de lan­za con­tra la Repú­bli­ca Popu­lar de China

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Por Ana Sal­danha, Resu­men Latinoamericano/​Brasil de Fato | 10 abril 2020

La his­to­ria de la isla se remon­ta al comer­cio de opio, los gobier­nos auto­crá­ti­cos y colo­nia­lis­tas y la mise­ria de la pobla­ción asiática.

Uno de los cen­tros finan­cie­ros del mun­do, Hong Kong tie­ne su desa­rro­llo indus­trial mar­ca­do por una polí­ti­ca de bajos sala­rios y lar­gas horas de tra­ba­jo – Robyn Beck /​AFP

Hong Kong se encuen­tra al este del estua­rio del río Pearl, en la pro­vin­cia de Guang­dong, en el sur de Chi­na. El terri­to­rio es uno de los más den­sa­men­te pobla­dos del mun­do, con una pobla­ción de casi 7,5 millo­nes de habi­tan­tes que viven en un área de 1.104 km²: por lo tan­to, tie­ne una den­si­dad de 6.300 per­so­nas por km2 (World Popu­la­tion Review, 2019).

El 1 de julio de 1997, Hong Kong dejó de estar bajo la juris­dic­ción bri­tá­ni­ca y se tras­la­dó a la juris­dic­ción chi­na, con­vir­tién­do­se en una Región Admi­nis­tra­ti­va Espe­cial (RAEHK) de la Repú­bli­ca Popu­lar de Chi­na (RPC). En el acto ofi­cial de trans­fe­ren­cia de sobe­ra­nía, el Jefe Eje­cu­ti­vo del nue­vo Gobierno de Hong Kong, Tung Chee Hwa, for­mu­la públi­ca­men­te la polí­ti­ca de un país, dos sis­te­mas, defen­di­dos en 1978 por Deng Xiao­ping, en la 13ª sesión del 11º Comi­té Cen­tral del par­ti­do comu­nis­ta chino (PCCh). De esta mane­ra, se garan­ti­za la con­ti­nua­ción del modo de orga­ni­za­ción capi­ta­lis­ta en este terri­to­rio asiá­ti­co, de modo que, según las auto­ri­da­des de la RPC, el socia­lis­mo con carac­te­rís­ti­cas chi­nas y el capi­ta­lis­mo coexis­ti­rían en el terri­to­rio chino.

Sin embar­go, una vez que se hicie­ra la trans­fe­ren­cia de sobe­ra­nía, los bri­tá­ni­cos deja­rían en lo que era su colo­nia des­de 1842, orga­ni­za­cio­nes y meca­nis­mos que les per­mi­ti­rían man­te­ner y exten­der su apo­yo ideo­ló­gi­co-finan­cie­ro a una gue­rra estra­té­gi­ca que, has­ta hoy, se libra la RPC.

De hecho, Hong Kong ha teni­do perío­dos de con­ten­ción social des­de 1997, que son pre­sen­ta­dos por gran­des gru­pos en los medios hege­mó­ni­cos como una lucha de Hong Kong por la demo­cra­cia con­tra la opre­sión chi­na. Tal pre­sen­ta­ción de los hechos cons­ti­tu­ye, sin embar­go, una mani­pu­la­ción de la reali­dad, ya que, detrás de las movi­li­za­cio­nes en Hong Kong, hay estruc­tu­ras orga­ni­za­das por cen­tros impe­ria­lis­tas exter­nos, cuyo obje­ti­vo es des­es­ta­bi­li­zar a Chi­na, a par­tir de su pro­pia interior

Las ban­de­ras bri­tá­ni­cas y esta­dou­ni­den­ses sur­gie­ron con mayor fre­cuen­cia en estas mani­fes­ta­cio­nes, la pri­me­ra que apa­re­ce como la pro­mo­to­ra de una demo­cra­cia que, des­de 1997, dicen que ha sido aban­do­na­da.
Sin embar­go, ¿esta ima­gen de los bri­tá­ni­cos corres­pon­de a la reali­dad histórica?

La gue­rra del opio: cuan­do la capi­tal de Occi­den­te entra en China

En el siglo XIX, Gran Bre­ta­ña des­en­ca­de­nó dos gue­rras de opio con­tra Chi­na. El con­flic­to tenía un obje­ti­vo polí­ti­co muy pre­ci­so: debi­li­tar a Chi­na mili­tar y eco­nó­mi­ca­men­te, obli­gán­do­la a abrir­se a las poten­cias extran­je­ras y a depen­der del comer­cio de opio.

La his­to­ria del comer­cio y con­su­mo de opio en Chi­na se remon­ta a la dinas­tía Tang (618−907), cuan­do los comer­cian­tes ára­bes lo intro­du­je­ron en el terri­to­rio. Lue­go se usa prin­ci­pal­men­te con fines medi­ci­na­les, aun­que ya se cono­cen sus pro­pie­da­des nar­có­ti­cas. Más tar­de, a fines del siglo XVI, los por­tu­gue­ses tam­bién inter­cam­bia­ron opio, que entró en terri­to­rio chino a tra­vés de Macao. Sin embar­go, es al comien­zo de la dinas­tía Qing (1644−1911) que los habi­tan­tes de las zonas cos­te­ras (a saber, Fujian y Guang­dong) están per­fec­cio­nan­do la for­ma en que lo con­su­men, hacien­do que el con­su­mo de opio se extien­da gra­dual­men­te a todo el mun­do. Terri­to­rio chino Ade­más, debi­do a su con­su­mo cre­cien­te, la Cor­te Impe­rial Chi­na prohi­bió, en 1729, el comer­cio de opio, excep­to con fines medi­ci­na­les.
Ya esta­mos en el siglo XVIII, en un momen­to en que los esta­dos colo­nia­lis­tas euro­peos, don­de esta­ba vigen­te el modo de orga­ni­za­ción capi­ta­lis­ta, miran con cre­cien­te codi­cia el vas­to terri­to­rio chino y sus evi­den­tes posi­bi­li­da­des comer­cia­les y geo­es­tra­té­gi­cas, así como los ingre­sos que podrían pro­ve­nir del comer­cio de opio.

El cul­ti­vo de ador­mi­de­ra (cul­ti­va­do en Per­sia y Tur­quía) fue intro­du­ci­do en Ben­ga­la en el siglo XVIII por la Bri­tish East India Com­pany. Es, por lo tan­to, esta Com­pa­ñía la que obtie­ne el mono­po­lio comer­cial del opio, por par­te del Impe­rio Bri­tá­ni­co, en esta par­te del mun­do (prin­ci­pal­men­te gra­cias al hecho de que finan­ció la con­quis­ta de las Indias por la coro­na bri­tá­ni­ca), con­vir­tién­do­se en el comer­cio de opio, el des­de 1813 en ade­lan­te, una fuen­te fun­da­men­tal de ingre­sos para el Impe­rio Bri­tá­ni­co. Sin embar­go, el comien­zo de la revo­lu­ción indus­trial a fines del siglo XVIII hará que los indus­tria­les de Man­ches­ter, Bir­mingham, Mid­lands y Yorkshi­re se orga­ni­cen para exi­gir el libre comer­cio y, por lo tan­to, con­quis­tar nue­vos mer­ca­dos y obte­ner ganan­cias de las inver­sio­nes. Esto cau­sa­ría gradualmente 

La Bri­tish East India Com­pany se vio obli­ga­da a aban­do­nar su mono­po­lio (que, de hecho, se mate­ria­li­za­ría en 1833) y obser­var el desa­rro­llo del Country Tra­de. Al reu­nir a empre­sa­rios pri­va­dos anglo­sa­jo­nes esta­ble­ci­dos en India, Country Tra­de per­mi­tió que la red de comu­ni­ca­ción de la Com­pa­ñía de las Indias inter­cam­bia­ra cana­les en India y dis­tri­bui­do­res de opio bri­tá­ni­cos con sede en Canton.

Es, por lo tan­to, a par­tir de este momen­to, que el opio, de hecho, ingre­sa, de mane­ra masi­va, en terri­to­rio chino, cau­san­do serios pro­ble­mas de salud públi­ca y cau­san­do un pro­fun­do des­gas­te en la eco­no­mía del país. La Cor­te Impe­rial de Qing deci­de enton­ces prohi­bir per­ma­nen­te­men­te el opio de China.

En 1839, Chi­na con­fis­có más de 20,000 cajas de opio a tra­fi­can­tes de dro­gas con sede en Guangzhou y exi­gió a los comer­cian­tes extran­je­ros que fir­ma­ran un docu­men­to en el que renun­cia­ban al trá­fi­co de opio. En su mayo­ría bri­tá­ni­cos, los tra­fi­can­tes exi­gie­ron que Chi­na les paga­ra el valor total de sus bie­nes, lo que el Impe­rio Asiá­ti­co se negó a hacer.

En vis­ta de las pér­di­das pre­vis­tas de impor­tan­tes fuen­tes de ingre­sos que el opio per­mi­tió recau­dar (y que fue­ron incom­pa­ra­ble­men­te supe­rio­res a las que alcan­za­ron las auto­ri­da­des por­tu­gue­sas, ins­ta­la­das en Macao), Gran Bre­ta­ña des­en­ca­de­na una res­pues­ta mili­tar a la prohi­bi­ción lan­za­da por la Cor­te Impe­rial y des­en­ca­de­na La pri­me­ra gue­rra del opio. El Impe­rio Bri­tá­ni­co exi­ge obte­ner una dis­cul­pa de Chi­na, una com­pen­sa­ción por el opio con­fis­ca­do y garan­tías para la segu­ri­dad de los comer­cian­tes bri­tá­ni­cos, que se mate­ria­li­za­rían con la pose­sión de una isla. Uno de los pri­me­ros actos de gue­rra bri­tá­ni­cos fue, de hecho, la ocu­pa­ción de Hong Kong, una isla esca­sa­men­te pobla­da en el sur­es­te de China.

Des­pués de tres años de una gue­rra en la que pier­de, Chi­na enfren­ta una situa­ción eco­nó­mi­ca muy frá­gil. Para poner fin al con­flic­to arma­do, Chi­na se ve obli­ga­da a fir­mar, en 1842, el Tra­ta­do de Nan­king, que inclu­ye la entre­ga de Hong Kong a los bri­tá­ni­cos, así como una com­pen­sa­ción de gue­rra de $ 21 millo­nes, para aper­tu­ra de cin­co puer­tos para el comer­cio (Guangzhou, Fuzhou, Xia­men, Ning­bo y Shanghai) y limi­ta­ción de aran­ce­les adua­ne­ros. Aun­que el tra­ta­do no dijo nada sobre el opio, su comer­cio esta­ba, por defec­to, auto­ri­za­do. La isla de Hong Kong fue decla­ra­da inme­dia­ta­men­te puer­to libre, un esta­do que ini­cia­ría un mayor cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co. En la par­te supe­rior de la admi­nis­tra­ción del nue­vo terri­to­rio colo­nial esta­ba el Gober­na­dor, la máxi­ma auto­ri­dad ele­gi­da por Londres.

Fuma­de­ros de opio en 1858

Las ins­ti­tu­cio­nes reli­gio­sas cris­tia­nas pron­to apro­ve­cha­ron la nue­va colo­nia bri­tá­ni­ca y los misio­ne­ros cris­tia­nos (angli­ca­nos, con­gre­ga­cio­nis­tas y meto­dis­tas) se esta­ble­cie­ron, cómo­da­men­te, en el nue­vo terri­to­rio domi­na­do por los tra­fi­can­tes y el impe­rio más gran­de de la épo­ca. Hong Kong se con­ver­ti­ría así en la base asiá­ti­ca más impor­tan­te para las ins­ti­tu­cio­nes cató­li­cas y protestantes.

Des­pués del Tra­ta­do de Nan­king, los bri­tá­ni­cos con­ti­nua­ron pre­sio­nan­do a Chi­na para lega­li­zar el opio y se nega­ron a dejar de impor­tar­lo. Así, el Rei­no Uni­do y Fran­cia lan­za­ron una segun­da gue­rra en 1856, des­pués de lo cual, en 1860, se fir­mó el Tra­ta­do de Bei­jing. Des­de enton­ces, el comer­cio de opio se ha vuel­to legal y los chi­nos se ven obli­ga­dos a abrir nue­vos puer­tos al comer­cio exte­rior y entre­gar un nue­vo terri­to­rio a los bri­tá­ni­cos: la isla de Kowloon.

En 1880, el comer­cio de opio repre­sen­ta­ba el 39% de las impor­ta­cio­nes chi­nas, y en 1905 se esti­mó que el 10% de los hom­bres chi­nos adul­tos eran opioi­des. En Hong Kong, en 1918, el 46.5% de los ingre­sos del gobierno pro­ve­nían del comer­cio de opio, mien­tras que una cre­cien­te pobla­ción chi­na en el terri­to­rio tam­bién se vol­vió depen­dien­te de ese nar­có­ti­co. Vale la pena recor­dar que solo des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, en 1945, el Impe­rio Bri­tá­ni­co hizo ile­gal el opio en Hong Kong.

En 1898, los Nue­vos Terri­to­rios fue­ron arren­da­dos a Gran Bre­ta­ña por 99 años, unién­do­se a los terri­to­rios colo­nia­les de Hong Kong y Kowloon.

Leyes dis­cri­mi­na­to­rias en Hong Kong y la insa­lu­bri­dad de una ciu­dad asiática

Des­de 1911, Chi­na ha exi­gi­do la revo­ca­ción de los tra­ta­dos des­igua­les que se vio obli­ga­do a fir­mar; sin embar­go, no tuvo éxi­to¹. Sin embar­go, el Impe­rio Bri­tá­ni­co impu­so su ley en los terri­to­rios chi­nos que, en 1842, 1860 y 1898 se habían con­ver­ti­do en una colonia.

A lo lar­go del siglo XX, Hong Kong se con­ver­ti­rá en un paraí­so para los ban­cos, con un gobierno auto­crá­ti­co y colo­nia­lis­ta. Sin embar­go, esta situa­ción tenía el rever­so de la meda­lla, ya que la pobla­ción asiá­ti­ca vivía, en su mayor par­te, en con­di­cio­nes de extre­ma pobre­za y precariedad.

De hecho, al prin­ci­pio de la colo­ni­za­ción de Hong Kong, los bri­tá­ni­cos pro­mul­ga­ron una legis­la­ción que, en la prác­ti­ca, creó una ley para los euro­peos y otra para los chi­nos. Por lo tan­to, se apro­ba­ron leyes para garan­ti­zar que nin­gún chino vivi­ría en las zonas más desea­bles de Hong Kong, que los bri­tá­ni­cos pre­ten­dían pre­ser­var como exclu­si­vo. En un terri­to­rio don­de la gran mayo­ría de la pobla­ción habla­ba, sobre todo, el can­to­nés, sin embar­go, el inglés era el idio­ma ofi­cial, aun­que la gran mayo­ría de la pobla­ción no lo enten­día. De hecho, el chino solo se con­ver­ti­ría en un idio­ma ofi­cial, jun­to con el inglés, en una eta­pa avan­za­da del colo­nia­lis­mo, en 1974.

Los infor­mes ofi­cia­les de fina­les del siglo XIX nos pre­sen­tan una ciu­dad sin con­di­cio­nes sani­ta­rias, sin sanea­mien­to bási­co, con infra­es­truc­tu­ra defi­cien­te y don­de las fami­lias se con­cen­tra­ban en espa­cios peque­ños. En 1860 y 1861, el ciru­jano colo­nial des­cri­bió el horror de las con­di­cio­nes sani­ta­rias en que vivían los chi­nos en Hong Kong, así como las pri­sio­nes super­po­bla­das de la colonia.

Hong Kong se había con­ver­ti­do en un terri­to­rio para el con­su­mo y el comer­cio de opio, salas de jue­go (el jue­go fue lega­li­za­do en 1867) y tra­fi­can­tes de dro­gas, con una vas­ta pobla­ción que vivía en con­di­cio­nes insa­lu­bres.
Sin embar­go, otro trá­fi­co pros­pe­ra­ba en este terri­to­rio colo­nial: el trá­fi­co de muje­res y niños.

Las muje­res chi­nas fue­ron secues­tra­das, prin­ci­pal­men­te de Can­tón, y lle­va­das a Hong Kong, obli­ga­das a pros­ti­tuir­se en esta colo­nia o en otros terri­to­rios fue­ra de Hong Kong. Para muchos otros habi­tan­tes chi­nos de Hong Kong, las con­di­cio­nes extre­mas de mise­ria en que vivían los obli­ga­ron a ven­der a sus hijas. El mui tsai se con­vir­tió así en pro­pie­dad de los chi­nos ricos y, sobre todo, de los bri­tá­ni­cos, en un pro­ce­so de ven­ta de seres huma­nos que solo es para­le­lo al comer­cio de esclavos.

El final de este trá­fi­co solo se legis­la­ría en 1923, aun­que todos los mui tsai que se habían com­pra­do, has­ta esa fecha, segui­rían sien­do pro­pie­dad de quie­nes los compraron.

De esta mane­ra, las muje­res y los niños se con­vir­tie­ron en los nue­vos escla­vos del Impe­rio Británico.

La escla­vi­tud ocul­ta tam­bién se exten­dió a otras áreas, a pesar de que esta desig­na­ción no se plan­teó. Dos años des­pués del final de la gue­rra en Sudá­fri­ca (Gue­rra Anglo-Boer, entre 1898 y 1902), se nece­si­ta un gran núme­ro de tra­ba­ja­do­res para las minas de oro y dia­man­tes de Sudáfrica.

Pros­pe­ri­dad a expen­sas de la explo­ta­ción feroz del tra­ba­jo chino y una jerar­quía de dere­chos de ciudadanía

En 1964, en medio de la gue­rra de Viet­nam, Chi­na pro­tes­tó por la pre­sen­cia de buques de gue­rra esta­dou­ni­den­ses en el puer­to de Hong Kong. En una nota fecha­da el 15 de mayo de 1967, Chi­na denun­cia «el com­plot del gobierno bri­tá­ni­co que cola­bo­ra con el impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se con­tra Chi­na» y que «con­ti­núa ofre­cien­do Hong Kong a los Esta­dos Uni­dos como base para su agre­sión con­tra Viet­nam» ( Apud Fis­cher, 1968, p. 317).

Tres años más tar­de, en mayo de 1967, siguie­ron varias luchas obre­ras, enmar­ca­das por la Fede­ra­ción de Sin­di­ca­tos de Hong Kong (sin­di­ca­to cer­cano al PCCh, que esta­ba en con­tra del gobierno colo­nial), fuer­te­men­te repri­mi­do por el gobierno colo­nial, que dejó lega­do de 51 muer­tos. En este con­tex­to, han segui­do inci­den­tes fron­te­ri­zos, pro­tes­tas y un ulti­má­tum de Bei­jing. Un infor­me del PCCh de ese año decla­ró lo siguien­te: “El impe­ria­lis­mo bri­tá­ni­co lle­gó a Chi­na a tra­vés de bar­cos pira­tas, pro­vo­có la gue­rra cri­mi­nal del opio, masa­cró a nume­ro­sos chi­nos y ocu­pó el terri­to­rio chino de Hong Kong. Más tar­de, me apropio 

El terri­to­rio chino de Kow­loon y los Nue­vos Terri­to­rios. Esta es una enor­me deu­da de san­gre que los bri­tá­ni­cos le deben a los chi­nos ”(Apud Klein, 1995, p. 241).

De hecho, el desa­rro­llo indus­trial que tuvo lugar en Hong Kong en la segun­da mitad del siglo XX se basó en una polí­ti­ca de bajos sala­rios y lar­gas horas de trabajo.

En 1959, 14 años des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, la legis­la­ción colo­nial apli­ca­da a Hong Kong decla­ró que el tra­ba­jo de las muje­res y los jóve­nes, meno­res de 18 años, podía exten­der­se has­ta las 10 a.m. al día y las 48 h a la sema­na. Al mis­mo tiem­po, no legis­la­ba nin­gu­na pau­sa sema­nal obli­ga­to­ria, ni limi­ta­ba las horas de tra­ba­jo de los hom­bres mayo­res de 18 años. El tra­ba­jo infan­til esta­ba prohi­bi­do solo para niños meno­res de 14 años. Aún así, en 1967, 17,000 niños aban­do­na­ron la escue­la para unir­se al mer­ca­do labo­ral. Según un dipu­tado labo­ris­ta bri­tá­ni­co, «las con­di­cio­nes de tra­ba­jo [en 1967] son​tan inima­gi­na­bles que con­tra­di­cen los prin­ci­pios que lle­va­ron al gobierno labo­ris­ta al poder» (apud Fis­cher, 1968, p. 326). Es en este con­tex­to de explo­ta­ción feroz que los tra­ba­ja­do­res, espe­cial­men­te los tra­ba­ja­do­res, se rebe­lan, obli­gan­do al gobierno colo­nial bri­tá­ni­co a satis­fa­cer algu­nas de sus demandas.

Ade­más de los recla­mos labo­ra­les, hubo un recla­mo de la pobla­ción de Hong Kong que nun­ca sería res­pal­da­do por el poder colo­nial: la ciu­da­da­nía bri­tá­ni­ca plena.

De hecho, los habi­tan­tes de Hong Kong fue­ron con­si­de­ra­dos súb­di­tos de la Coro­na Bri­tá­ni­ca, sin embar­go, no dis­fru­ta­ron de todos los dere­chos, ni de la ciu­da­da­nía com­ple­ta de la que dis­fru­ta­ban los bri­tá­ni­cos en el Rei­no Unido.

En 1948, en un momen­to en que las colo­nias, en todo el mun­do, adqui­rie­ron pro­gre­si­va­men­te su auto­no­mía, el Rei­no Uni­do deci­de que los miem­bros de la Com­mon­wealth, aun­que podrían per­mi­tir su pro­pia ciu­da­da­nía en cada domi­nio, con­ser­va­rían el esta­tus impe­rial común de «suje­tos». Bri­tá­ni­co «. El colo­nia­lis­mo esta­ba ocul­to detrás de un neo­co­lo­nia­lis­mo difu­so, enmas­ca­ra­do bajo el dise­ño de «ciu­da­dano de la Com­mon­wealth» (CUKC – Ciu­da­dano del Rei­no Uni­do y las Colo­nias). Esto se con­vier­te en la desig­na­ción para los resi­den­tes asiá­ti­cos, naci­dos en Hong Kong.

Sin embar­go, si has­ta 1962, a pesar de que CUKC dis­fru­ta­ba de dere­chos dis­tin­tos de los ciu­da­da­nos bri­tá­ni­cos, podían entrar y salir del Rei­no Uni­do sin res­tric­cio­nes, esta situa­ción ha cam­bia­do des­de 1962, cuan­do CUKC (y por lo tan­to , el CUKC de Hong Kong) aho­ra están suje­tos a res­tric­cio­nes de movi­mien­to y alojamiento.

En 1981, el Rei­no Uni­do creó nue­vas cate­go­rías de ciu­da­da­nía. A par­tir de enton­ces, en un revés lin­güís­ti­co que pre­ten­día ocul­tar, en reali­dad, la dura­ción de una situa­ción colo­nial, los bri­tá­ni­cos reem­pla­za­ron la deno­mi­na­ción de «terri­to­rios colo­nia­les bri­tá­ni­cos» por «terri­to­rios depen­dien­tes bri­tá­ni­cos». El esta­do de ciu­da­da­nía de CUKC des­apa­re­ce y se reem­pla­za por nue­vas cate­go­rías. Ade­más de la cate­go­ría de ciu­da­dano bri­tá­ni­co (solo para resi­den­tes del Rei­no Uni­do y depen­den­cias de la Coro­na Bri­tá­ni­ca), se esta­ble­cie­ron el esta­tus BDTC (Ciu­da­dano Bri­tá­ni­co de los Terri­to­rios) y el BOC (Ciu­da­dano Bri­tá­ni­co de Ultra­mar). La últi­ma cate­go­ría cons­ti­tuía una cla­se de nacio­na­li­dad no here­di­ta­ria para todos aque­llos que no podían acce­der al esta­tus de ciu­da­dano bri­tá­ni­co o al esta­tus BDTC. La ley tam­bién esta­ble­ció que todos los CUKC en Hong Kong y todos los naci­dos en el terri­to­rio des­pués de 1983 se con­ver­ti­rían en BDTC. Sin embar­go, una vez que la sobe­ra­nía se pasa­ra a Chi­na, el BDTC per­de­ría este esta­tus y se con­ver­ti­ría solo en ciu­da­da­nos chinos.

Por lo tan­to, en 1985, el Rei­no Uni­do creó una cate­go­ría de ciu­da­da­nía adi­cio­nal, BN (O) (Bri­tish Natio­nal Over­seas), que se apli­ca­ba solo a Hong Kong, a la que podía acce­der el BDTC. Esta cate­go­ría se exten­de­ría más allá de 1997, sin embar­go, toda­vía no per­mi­tía a sus titu­la­res los dere­chos de ciu­da­da­nía ple­nos que dis­fru­ta­ban los ciu­da­da­nos bri­tá­ni­cos, ni era hereditaria.

Como tal, GN (O) no tenía /​tenía dere­cho a vivir o tra­ba­jar en el Rei­no Uni­do y la Unión Euro­pea no los con­si­de­ra ciu­da­da­nos bri­tá­ni­cos. Actual­men­te, se esti­ma que 170,000 per­so­nas de Hong Kong tie­nen GN (O) válida.

Por lo tan­to, es ana­cró­ni­co que, en las mani­fes­ta­cio­nes que tuvie­ron lugar a lo lar­go de 2019, los mani­fes­tan­tes vie­ron con fre­cuen­cia ban­de­ras británicas.

En vis­ta de las des­igual­da­des his­tó­ri­cas que sufrie­ron los habi­tan­tes de Hong Kong de ori­gen chino en el terri­to­rio, su acti­tud debe­ría ser de dis­gus­to y ver­güen­za ante la ban­de­ra de un país que siem­pre los ha con­si­de­ra­do ciu­da­da­nos de segun­da clase.

Vale la pena recor­dar que, en el siglo XX, hubo un lar­go perío­do cuan­do, en Hong Kong, los anun­cios en la entra­da de los esta­ble­ci­mien­tos decían: «No hay chi­nos ni perros dentro».

La inter­fe­ren­cia y el finan­cia­mien­to externo de las protestas.

Hong Kong es, por lo tan­to, un terri­to­rio que here­dó el lega­do del impe­ria­lis­mo euro­peo res­tan­te. Al mis­mo tiem­po, este terri­to­rio esta­ba en una posi­ción pri­vi­le­gia­da para apo­yar al gobierno de Tawain, por lo que había nume­ro­sas orga­ni­za­cio­nes (sin­di­ca­les, cívi­cas, cris­tia­nas) que, duran­te todo el siglo XX, ope­ra­ron en Hong Kong, no solo bajo el con­trol bri­tá­ni­co. , pero tam­bién estadounidense.

Los esfuer­zos de Gran Bre­ta­ña (ayu­da­dos por los Esta­dos Uni­dos) para man­te­ner la influen­cia en Hong Kong se sien­ten, con par­ti­cu­lar inten­si­dad, poco antes del tras­pa­so de la soberanía.

De hecho, des­pués de 150 años de nom­bra­mien­tos de altos fun­cio­na­rios de Lon­dres al terri­to­rio de Hong Kong, Gran Bre­ta­ña esta­ble­ció, poco antes del tras­pa­so de la sobe­ra­nía, y con pri­sa, en 1991, elec­cio­nes al Con­se­jo Legis­la­ti­vo de Hong Kong (la Asam­blea Legis­la­ti­va del terri­to­rio), aun­que la mayo­ría siguió vinien­do de nomi­na­cio­nes. Sería la pri­me­ra vez en la his­to­ria colo­nial de Hong Kong que los miem­bros de esa Asam­blea serían ele­gi­dos direc­ta­men­te. Para­le­la­men­te, el Rei­no Uni­do esta­ble­ció y finan­ció par­ti­dos polí­ti­cos, com­pues­tos por lea­les futu­ros colaboradores.

Por lo tan­to, se han cana­li­za­do millo­nes de dóla­res a una red de orga­ni­za­cio­nes, par­ti­dos polí­ti­cos, medios de comu­ni­ca­ción, orga­ni­za­cio­nes y sin­di­ca­tos estu­dian­ti­les y juve­ni­les. De las orga­ni­za­cio­nes sin­di­ca­les, vale la pena men­cio­nar la crea­ción, en 1990, del Comi­té Indus­trial Cris­tiano de Hong Kong (HKCIC), una orga­ni­za­ción par­cial­men­te finan­cia­da y res­pal­da­da por la Igle­sia, que hoy afir­ma ser el cam­po auto­de­no­mi­na­do «pro-demó­cra­ta». De hecho, su Secre­ta­rio Gene­ral Lee Cheuk Yan es uno de los fun­da­do­res, en 2011, del Par­ti­do Labo­ris­ta de Hong Kong.

El 14 de mayo de 2014, la Fun­da­ción Nacio­nal para la Demo­cra­cia de los Esta­dos Uni­dos (Natio­nal Endow­ment for Demo­cracy – NED) orga­ni­zó un panel de dis­cu­sión cele­bra­do en Washing­ton DC, al que asis­tie­ron cua­tro miem­bros que se que­ja­ron del cam­po «pro­de­mo­crá­ti­co». Demó­cra­ta ”: Mar­tin Lee, Nathan Law (fun­da­dor del par­ti­do Demo­sis­to, jun­to con Johua Wong), Lee Cheuk Yan y Mak Yin-Ting.

Un mes des­pués, comen­za­ron las pro­tes­tas en Hong Kong. Estas reunio­nes pre­vias a la pro­tes­ta no pare­cen ser ocasionales.

En abril de 2014, cin­co meses antes del ini­cio de las pro­tes­tas de «Occupy Cen­tral», tam­bién se lle­vó a cabo una mesa redon­da, por ini­cia­ti­va de la NED, en Washing­ton DC, con miem­bros «pro­de­mo­crá­ti­cos», que tam­bién se reu­nie­ron con las auto­ri­da­des estadounidenses

Aho­ra, ¿por qué es tan influ­yen­te el NED?

El NED se pre­sen­ta como una «fun­da­ción pri­va­da sin fines de lucro, dedi­ca­da al cre­ci­mien­to y for­ta­le­ci­mien­to de las ins­ti­tu­cio­nes demo­crá­ti­cas en todo el mun­do (…), inclui­dos los par­ti­dos polí­ti­cos, los sin­di­ca­tos, los mer­ca­dos libres y las orga­ni­za­cio­nes empre­sa­ria­les». Finan­cia­do prin­ci­pal­men­te por el Con­gre­so de los Esta­dos Uni­dos, el NED desem­pe­ñó un papel impor­tan­te en nume­ro­sas ope­ra­cio­nes de cam­bio de régi­men, des­de Libia a Irak, a tra­vés de Ucra­nia y Afga­nis­tán, finan­cian­do gru­pos vene­zo­la­nos, koso­va­res o chi­nos. Des­de su fun­da­ción en 1983 por el pre­si­den­te Ronald Reagen, la NED ha finan­cia­do par­ti­dos de opo­si­ción, sepa­ra­tis­tas y extre­mis­tas en las zonas más tur­bu­len­tas del mun­do, con el obje­ti­vo de esta­ble­cer gobier­nos pro-estadounidenses.

Vale la pena agre­gar que la Con­fe­de­ra­ción de Sin­di­ca­tos de Hong Kong reci­be sub­si­dios de la NED. En octu­bre de 2014, los docu­men­tos de Wiki­leaks reve­lan, ade­más, que el Depar­ta­men­to de Esta­do de EE. UU., A tra­vés de NED, había finan­cia­do el movi­mien­to «Occupy Central».

El hecho de que varios líde­res de las pro­tes­tas de Hong Kong, en 2019, via­ja­ron a Washing­ton DC, no siem­pre simul­tá­nea­men­te, para par­ti­ci­par en even­tos que apo­yan las pro­tes­tas, ilus­tra intere­ses exter­nos y cier­tos fon­dos, por los dis­tur­bios que Hong Kong fue apun­ta­do en 2019.

NED, la Fun­da­ción Ford, la Fun­da­ción Roc­ke­fe­ller, orga­ni­za­cio­nes finan­cia­das por Soros, así como muchas otras fun­da­cio­nes cor­po­ra­ti­vas e igle­sias cris­tia­nas están detrás de una red que finan­cia y orga­ni­za pro­tes­tas en Hong Kong.

En este con­tex­to, no es sor­pren­den­te que, al fren­te de las mani­fes­ta­cio­nes que tuvie­ron lugar tan­to en 2014 como en 2019, se encon­tra­ran orga­ni­za­cio­nes cris­tia­nas. Algu­nas de las caras prin­ci­pa­les de los jóve­nes líde­res de los movi­mien­tos de 2014 y 2019 pro­vie­nen, de hecho, de escue­las cris­tia­nas, prin­ci­pal­men­te pro­tes­tan­tes. Las redes socia­les hege­mó­ni­cas no ocul­ta­ron este hecho, pero lo pre­sen­ta­ron como una dis­po­si­ción de esas orga­ni­za­cio­nes a bus­car una demo­cra­cia (nun­ca definida).

Joshua Wong, el ros­tro más cono­ci­do de los jóve­nes mani­fes­tan­tes de Hong Kong en 2019, miem­bro acti­vo de Umbre­lla Mou­ve­ment en 2014, secre­ta­rio gene­ral de la orga­ni­za­ción polí­ti­ca Demo­sis­to y fun­da­dor del gru­po de estu­dian­tes Scho­la­rism, estu­dió en Uni­ted Chris­tian Colle­ge, una escue­la pri­va­da. Pro­tes­tan­te que dice que tie­ne la inten­ción de «ayu­dar a los estu­dian­tes a iden­ti­fi­car y desa­rro­llar sus habi­li­da­des y talen­tos dados por Dios». Cuan­do solo tenía 18 años, la revis­ta Time, en 2014, lo con­si­de­ró el ado­les­cen­te más influ­yen­te y lo nom­bró Per­so­na del Año. Un año des­pués, la revis­ta For­tun lo con­si­de­ra­ba «uno de los mayo­res líde­res del mun­do» y, en 2018, fue nomi­na­do, jun­to con otros miem­bros del Umbre­lla Mou­ve­ment, para el Pre­mio Nobel de la Paz.

La revis­ta For­tu­ne es una revis­ta de nego­cios esta­dou­ni­den­se que, jun­to con las revis­tas Time, Life y Sports Illus­tra­ted, per­te­ne­ció al gru­po Time War­ner, que fue, has­ta 2000 (cuan­do el gru­po fue adqui­ri­do por AOL), el con­glo­me­ra­do más gran­de medios de comu­ni­ca­ción en el mun­do. En cuan­to a la pro­mis­cui­dad de las revis­tas For­tu­ne y Time con la admi­nis­tra­ción de los Esta­dos Uni­dos, recuer­de, por ejem­plo, que el edi­tor en jefe, entre 2006 y 2013, de la revis­ta Time, fue Richard Sten­gel, quien, en 2014, fue nomi­na­do por el pre­si­den­te Oba­ma , como Sub­se­cre­ta­rio del Depar­ta­men­to de Gobierno del Esta­do, para Diplo­ma­cia y Asun­tos Públicos.

Wong tam­bién fue invi­ta­do a Washing­ton DC, por la filial de Natio­nal Endow­ment for Demo­cracy (NED), Free­dom Hou­se, para reci­bir un pre­mio por su papel en la con­duc­ción de las protestas.

En sep­tiem­bre de 2019, Nancy Pelo­si dio una con­fe­ren­cia de pren­sa, jun­to con miem­bros de Demo­sis­to, como Joshua Wong y Nathan Law, dicien­do que el capi­to­lio esta­ba orgu­llo­so de dar la bien­ve­ni­da a los «defen­so­res de la demo­cra­cia y la liber­tad de expre­sión», anti­ci­pan­do apro­ba­ción , por el Con­gre­so de los Esta­dos Uni­dos, de la Ley de Dere­chos Huma­nos y Demo­cra­cia de Hong Kong.

Por lo tan­to, no es sor­pren­den­te que los medios de comu­ni­ca­ción más influ­yen­tes del mun­do pro­yec­ten a un joven de una escue­la angli­ca­na en todo el mundo.

Pro­tes­tas en Hong Kong: terro­ris­mo finan­cia­do y demo­cra­cia coja

A medi­da que nos acer­ca­mos al final de este artícu­lo, que­re­mos seña­lar que fui­mos tes­ti­gos de varias pro­tes­tas que tuvie­ron lugar en Hong Kong en 2019.

Y que nos que­da­mos asom­bra­dos. En efec­to, pudi­mos obser­var la dis­po­si­ción de lar­gas mesas en la calle duran­te las pro­tes­tas, que fue con­co­mi­tan­te con la lle­ga­da de doce­nas y doce­nas de cajas, api­la­das detrás de ellas. De estas cajas, se eli­mi­nó el mate­rial que se colo­ca­ría en las mesas, de modo que, quien­quie­ra que fue­ra, pudie­ra ser­vir­se a volun­tad: había dis­po­ni­ble un con­jun­to de arte­fac­tos nece­sa­rios para hacer cóc­te­les molo­tov o peque­ñas bom­bas case­ras. Por lo tan­to, hubo pro­tes­tas com­ple­tas en las calles, kits para la fabri­ca­ción de peque­ños explo­si­vos, más­ca­ras pro­tec­to­ras, alcohol, pro­tec­to­res plás­ti­cos para los ojos, gotas de sue­ro, guantes.

Nos pre­gun­ta­mos, enton­ces: ¿Quién pagó por este mate­rial? ¿Quién lo trans­por­ta­ba? ¿Quién lo dis­tri­bu­yó?
Sin embar­go, de las vagas deman­das que los jóve­nes de Hong Kong salie­ron a la calle, nin­gu­na tuvo en cuen­ta las deman­das de los sec­to­res más empo­bre­ci­dos de la pobla­ción, espe­cial­men­te de las pobla­cio­nes migran­tes sobre­ex­plo­ta­das en el territorio.

En Hong Kong, tra­ba­jan apro­xi­ma­da­men­te 100,000 indo­ne­sios (80% a 90% de los cua­les son muje­res) y 130,000 fili­pi­nos (más del 90% son mujeres).

Aho­ra, en un terri­to­rio don­de las muje­res fili­pi­nas e indo­ne­sias son mano de obra bara­ta para tra­ba­jar con fami­lias de los estra­tos medio y supe­rior de la socie­dad de Hong Kong, en situa­cio­nes que, en muchos casos, están cer­ca de la escla­vi­tud y don­de las malas son fre­cuen­tes. tra­ta­mien­tos y situa­cio­nes de des­nu­tri­ción: los niños y niñas de Hong Kong cier­ta­men­te lle­ga­ron a sus hoga­res, des­pués de una pro­tes­ta en la que ondea­ban ban­de­ras de otra épo­ca, mien­tras cena­ban la sir­vien­ta fili­pi­na o indo­ne­sia, se qui­ta­ron la ropa chi­cos, sudo­ro­sos, lava­dos el día ante­rior por su cria­da fili­pi­na o indo­ne­sia, dor­mían pací­fi­ca­men­te en sus hoga­res, en sus habi­ta­cio­nes lava­dos por su cria­da fili­pi­na o indo­ne­sia, mien­tras que su cria­da fili­pi­na o indo­ne­sia ter­mi­na­ba su jor­na­da labo­ral, lo que cier­ta­men­te había comen­za­do hace más de 12 horas, anhe­lan­do dor­mir en su cubícu­lo, en la casa del jefe, que es el padre, la madre o el padre y la madre del niño y la niña, Cria­da fili­pi­na o indo­ne­sia para quien ocho horas de sue­ño es sin duda un sueño.

Y al día siguien­te, pre­pa­ran­do el desa­yuno para el joven que vis­te la ropa que ella lavó, secó y plan­chó, ve al joven ponién­do­se su más­ca­ra negra y su mochi­la de mar­ca en la espal­da, en direc­ción a las calles. que­dán­do­se con la casa, uno de los seis días a la sema­na que tra­ba­ja, con un sala­rio men­sual de 4.630 HK $ (apro­xi­ma­da­men­te 552 euros), en una ciu­dad que, en 2020, se con­si­de­ra­ba no solo una de las ciu­da­des más caras del mun­do ( The Eco­no­mist Inte­lli­gen­ce Unit (EIU)), así como la ciu­dad más cara del mun­do para quie­nes tra­ba­jan en el extran­je­ro (con­sul­to­ría de recur­sos huma­nos Mercer).

Pare­ce, enton­ces, que los pro demó­cra­tas de Hong Kong no solo están des­mo­ra­li­za­dos, sino que olvi­dan la cruel e impe­rial colo­ni­za­ción bri­tá­ni­ca, sino que tam­bién tie­nen dere­cho a la demo­cra­cia de la anti­gua Gre­cia: demo­cra­cia, sí, para algu­nos. Se nece­si­tan esclavos.

Biblio­gra­fía citada:

Klein, Richard Daniel (1995). Ley y racis­mo en un entorno asiá­ti­co: un aná­li­sis del domi­nio bri­tá­ni­co de Hong Kong. En: Has­tings Int’l & Comp. L. Rev, v. 18, pp 223 – 276.

Fis­cher, Geor­ges (1968). Hong Kong. En: Revue fra­nçai­se de scien­ce poli­ti­que, n. 2, pp. 315 – 332.

Edi­ción: Rodri­go Chagas

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