Por Antonio García, Segundo Comandante del ELN /Resumen Latinoamericano, 21 abril 2020
En estos tiempos de pandemias y de
coronavirus han aparecido y reaparecido nuevos y viejos facilitadores para
buscar soluciones al conflicto armado y social antidiluviano que padece Colombia.
No son malas estas funciones y propósitos ni
las personas que quieran encarnarlas, sino la deformación o vulgarización que
se hace de ellas.
Lo elemental en cualquier pelea o conflicto,
sea personal, colectivo o de una sociedad, es comprender que no hay uno sólo en
él, por lo menos son dos los contrincantes, adversarios o enemigos; y por
lógica o simple sentido común debe tenerse en cuenta a ambos. Quiere decir
entonces que las solicitudes son para las dos partes, igual las exigencias.
Aprovechando, suena oportunista la palabra,
la pandemia renacieron las solicitudes de cese el fuego mundial, internacional
y nacional. El ELN como buen escucha, respondió afirmativamente y ordenó a sus
tropas cesar el fuego unilateralmente, por 30 días para que el gobierno hiciese
lo mismo en ese tiempo y además examinara la posibilidad de acordar un cese el
fuego bilateral.
El gobierno de Duque siguió orondo como el
Rinrín Renacuajo de Rafael Pombo; mejor dicho, exáctamente como ese Rinrín:
«… muy tieso y muy majo
con pantalón corto, corbata a la moda,
sombrero encintado y chupa de boda».
Cuál cese ni qué nada, al contrario, que las
tropas del gobierno iban a arreciar las operaciones militares, y una que otra
vociferación salida de tono, aunque dicen que todas las vociferaciones están
más que salidas de tono, toca decirlo porque hay gente que no se da cuenta.
Para colmo de los colmos, algunos medios de
información; algunos, para que no se me vaya la mano o la lengua, como Blu
Radio y RCN se han atrevido a divulgar que el ELN ha violado en seis
oportunidades dicho cese. Para que sepan, ninguna de las seis acciones que
mencionan fue violatoria del cese. Quien dijo que el ELN no puede colocar sus
banderas en carreteras o calles de las ciudades de Colombia, ni más faltaba. O
que no actuemos militarmente si avanzan tropas sobre territorios donde estamos;
eso lo dejamos bien claro, era un cese el fuego activo, si nos atacaban en
nuestros territorios nos íbamos a defender. Así de sencillo. ¿A quién se le
ocurre hacer un cese unilateral sabiendo que Duque quiere seguirnos atacando a
mansalva y sobre seguro?, tan brutos no somos. Es elemental.
Aún sigue más, se ha vuelto moda entre los facilitadores complacer al gobierno, quedar bien con él. Así las cosas los facilitadores se inhabilitan, pues no hacen lo que deben. En una oportunidad cierto personaje, de cuyo nombre no quiero acordarme, nos exigió tanto al ELN y nada al gobierno de ese entonces, que terminé diciéndole que él no era un facilitador, sino un «dificultador»; se enojó, le quedé a deber, como son las cosas. Para que esto no vuelva a suceder, es bueno que quienes se dicen facilitadores al menos nos escuchen, entre ellos Monseñor Monsalve, quien sólo nos exige al ELN y nada al gobierno. Hacemos cese unilateral, el gobierno no hace nada y ahora que extendamos el cese y además que hagamos otros gestos. Si quieren ceses que responda el gobierno, si no es así, no se puede, porque Duque prefiere seguir jugando al Rinrín Renacuajo, parece que le gusta, porque sigue orondo.
fuente: Voces