Resumen Latinoamericano, 17 abril 2020
Sordo al reclamo internacional, el gobierno de Estados Unidos mantendrá su política de bloqueo económico, financiero, comercial y sanitario contra Cuba, pese a la pandemia de la Covid-19, que afecta también a los cubanos.
Tampoco Washington enviará ayuda humanitaria de emergencia a la isla, a la cual excluyó de una lista por la cual repartirá cerca de 508 millones de dólares entre 106 naciones.
Así lo anunciaron el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID,) que informaron respecto al paquete destinado a ayudar a controlar la propagación del nuevo coronavirus.
Los fondos, para destinos sanitarios y económicos, serán entregados a organizaciones multilaterales y no gubernamentales involucradas en acciones como campañas rápidas de información sobre salud pública, agua y saneamiento, y la prevención y el control de infecciones en centros de atención de la salud.
Ninguna de esos organismos son cubanos ni tampoco podrán invertir los recursos en programas para combatir la enfermedad en la isla caribeña.
También queda claro en otro documento emitido por el Departamento del Tesoro, el encargado de mantener el cerrojo y apretarlo más para asfixiar a Cuba y sus ciudadanos sin importar la difícil coyuntura actual.
El pronunciamiento justifica la exclusión del pequeño y vecino país bajo el argumento de que el ‘embargo’ permite ‘comercio, asistencia o actividad legítima relacionada con la asistencia humanitaria conforme a las reglamentaciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC).
Sin embargo reconoce que el bloqueo permanece en vigor y la mayoría de lastransacciones entre Estados Unidos, o personas sujetas a la jurisdicción de Estados Unidos, y Cuba siguen estando prohibidas.
Y luego acota que la OFAC mantiene varias autorizaciones de licencia general diseñadas para permitir el socorro y la asistencia humanitaria al pueblo cubano, indica el documento.
No dice, sin embargo, que la OFAC aplica con todo el rigor las disposiciones del cerco, por la cual Cuba no puede acceder a equipos e insumos médicos, mucho menos a tecnologías de la salud que pueden salvar vidas.
Hace unos días autoridades de la mayor de las Antillas denunciaron que la empresa Medicuba no podrá adquirir los respiradores artificiales contratados a los fabricantes IMT Medical AG y Acutronic.
La causa se repite. Esas firmas fueron compradas por una compañía estadounidense la cual, por las prohibiciones del bloqueo, no podrá vender a La Habana esos equipos, vitales para atender a enfermos del nuevo coronavirus.
Esto se suma a las afectaciones del cerco en el sector sanitario cubano, que solo entre abril de 2018 y marzo de 2019 registró, debido al bloqueo de la Casa Blanca, pérdidas por más de 104 millones de dólares.
El Departamento del Tesoro aclaró que el bloqueo a Cuba tiene como objetivo sancionar al régimen comunista de Cuba, que durante décadas ha oprimido al pueblo cubano y no ha podido satisfacer sus necesidades más básicas.
Lo cierto es que los dos mil 734 ciudadanos cubanos ingresados hoy en hospitales, y los más de siete mil bajo observación del sistema de Atención Primaria de Salud en sus viviendas, no tendrán acceso a medicamentos, ventiladores pulmonares y otros insumos de procedencia estadounidense para su cura.
Tampoco el personal médico que trabaja en la primera línea de enfrentamiento a la pandemia podrán recibir medios de protección Made in USA.
Eso a despecho de que, según el Reglamento de Control de Activos de Cuba de la OFAC, incluye licencias generales para transacciones y reexportación de un tercer país de medicamentos y dispositivos sanitarios e incluso inversiones en hospitales de la isla.
Pero todo ello, y más, depende de que lo apruebe el Departamento de Estado y, en otros casos, el de Comercio, léase el gobierno del presidente Donald Trump, para quien la pandemia parece una oportunidad de rendir a Cuba, esta vez por los estragos de la Covid-19.