El feminicidio no está en cuarentena

El femi­ni­ci­dio no está en cuarentena

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Por Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal de Inves­ti­ga­ción Social.

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 abril 2020

Por­ta­da: Sheh­zil Malik, Women in Public Pla­ces, 2012.

Días, sema­nas, meses, una can­ti­dad inde­ter­mi­na­da de tiem­po ha pasa­do des­de que el mun­do pare­ce para­li­za­do por el via­je del SAR-CoV‑2. La fal­ta de cer­te­za aumen­ta la ansie­dad. El virus, como escri­be Arundha­ti Roy, “bus­ca pro­pa­gar­se, no hacer ganan­cias, y por lo tan­to, inad­ver­ti­da­men­te y has­ta cier­to pun­to, ha rever­ti­do la direc­ción del flu­jo [de capi­tal]. Se ha bur­la­do de los con­tro­les migra­to­rios y bio­mé­tri­cos, de la vigi­lan­cia digi­tal y de cual­quier otro tipo de aná­li­sis de datos, y ha gol­pea­do fuer­te, has­ta aho­ra, a las nacio­nes más ricas y pode­ro­sas del mun­do, dete­nien­do de mane­ra estre­pi­to­sa el motor del capi­ta­lis­mo”. El con­fi­na­mien­to se ha vuel­to casi uni­ver­sal, el pla­ne­ta está más silen­cio­so, el can­to de los pája­ros más fuer­te. El cau­to “has­ta aho­ra” de Arundha­ti Roy es impor­tan­te por­que el virus está lle­gan­do a las zonas de pobre­za extre­ma, a los barrios mar­gi­na­les de Dha­ra­vi (India) y Cida­de de Deus (Bra­sil).

Un gran infor­me de las Nacio­nes Uni­das con el títu­lo espe­ran­za­dor de “Sha­red Res­pon­si­bi­lity, Glo­bal Soli­da­rity” (“Res­pon­sa­bi­li­dad com­par­ti­da, soli­da­ri­dad mun­dial”, tra­duc­ción libre) seña­la que la pan­de­mia mun­dial “está ata­can­do al núcleo de nues­tras socie­da­des”. En muchas par­te del mun­do las ins­ti­tu­cio­nes socia­les y esta­ta­les han sido tan vacia­das que sim­ple­men­te no son capa­ces de mane­jar la cri­sis sani­ta­ria, ni las cri­sis social y eco­nó­mi­ca. La direc­to­ra geren­te del Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal, Kris­ta­li­na Geor­gie­va, dijo que no hay posi­bi­li­dad de una recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca antes de 2021. Esta­mos en abril de 2020, es casi como si todo el calen­da­rio del año 2020 hubie­ra sido cancelado.

The Auto­bio­graphy of an Embryo 1933 – 4 Eileen Agar 1899 – 1991 Pur­cha­sed 1987 http://​www​.tate​.org​.uk/​a​r​t​/​w​o​r​k​/​T​0​5​024

Eileen Agar, The Auto­bio­graphy of an Embryo, 1933 – 34.

Una cosa pare­ce unir a una gran varie­dad de per­so­nas: el total des­con­cier­to fren­te al fra­ca­so del orden bur­gués, y un giro impor­tan­te en la creen­cia de que el “libre mer­ca­do” asig­na­rá ade­cua­da­men­te los recur­sos. Has­ta el Finan­cial Times adop­tó esta visión:

Refor­mas radi­ca­les —que revier­tan la direc­ción polí­ti­ca que ha pre­do­mi­na­do por cua­tro déca­das— ten­drán que poner­se sobre la mesa. Los gobier­nos debe­rán acep­tar tener un rol más acti­vo en la eco­no­mía. Deben con­si­de­rar los ser­vi­cios públi­cos como una inver­sión, no como pasi­vos, y bus­car mane­ras para hacer menos inse­gu­ros los mer­ca­dos labo­ra­les. La redis­tri­bu­ción vol­ve­rá a estar en la agen­da, los pri­vi­le­gios de los mayo­res y los más ricos vol­ve­rán a ser cues­tio­na­dos. Polí­ti­cas que has­ta aho­ra eran con­si­de­ra­das excén­tri­cas, como la ren­ta bási­ca e impues­tos a la rique­za, ten­drán que ser par­te de la mezcla.

Phum­zi­le Mlam­bo-Ngcu­ka, secre­ta­ria gene­ral adjun­ta de la ONU y direc­to­ra eje­cu­ti­va de ONU Muje­res, escri­bió recien­te­men­te que la pan­de­mia mun­dial “es un shock pro­fun­do para nues­tras socie­da­des y eco­no­mías, que pone de mani­fies­to las defi­cien­cias de los acuer­dos públi­cos y pri­va­dos que actual­men­te fun­cio­nan solo si las muje­res desem­pe­ñan múl­ti­ples fun­cio­nes no remu­ne­ra­das”. Esta es una decla­ra­ción cate­gó­ri­ca que mere­ce una refle­xión seria.

Shia Yih Ying, Miss Natu­re, 2016.

Tra­ba­ja­dorxs de la salud

Casi tres de cada cua­tro tra­ba­ja­dorxs esen­cia­les de pri­me­ra línea son muje­res, des­de el per­so­nal médi­co has­ta el de lavan­de­ría médi­ca. Una cosa es aplau­dir para cele­brar a estxs tra­ba­ja­dorxs y otra es acep­tar su lar­ga lucha por la sin­di­ca­li­za­ción, por mejo­res sala­rios y con­di­cio­nes labo­ra­les, y por el lide­raz­go en su sec­tor de tra­ba­jo. Casi todos los admi­nis­tra­do­res en el sec­tor hos­pi­ta­la­rio a nivel mun­dial son hombres.

En India, el peso de cual­quier emer­gen­cia sani­ta­ria es sos­te­ni­do fun­da­men­tal­men­te por las 990.000 Acti­vis­tas Acre­di­ta­das de la Salud Social (ASHA), las tra­ba­ja­do­ras Angan­wa­di o de guar­de­rías, y las matro­nas y enfer­me­ras auxi­lia­res. Estas tra­ba­ja­do­ras, casi todas muje­res, están mal paga­das (sus bajos sala­rios a menu­do se retie­nen por meses), mal entre­na­das e inclu­so se les nie­ga la pro­tec­ción labo­ral más bási­ca (son tra­ta­das como “volun­ta­rias con hono­ra­rios”, una cate­go­ría ridí­cu­la crea­da por el gobierno). El año pasa­do, las tra­ba­ja­do­ras ASHA estu­vie­ron invo­lu­cra­das en un ciclo de pro­tes­tas para mejo­rar sus con­di­cio­nes labo­ra­les; más allá de algu­nas peque­ñas vic­to­rias, fue­ron igno­ra­das (para más infor­ma­ción sobre esto, vea la entre­vis­ta a K. Hema­la­ta, pre­si­den­ta de la Cen­tral de Sin­di­ca­tos de la India, en el dos­sier nº 18 de julio de 2019). Duran­te esta pan­de­mia, son las tra­ba­ja­do­ras ASHA y Angan­wa­di quie­nes van casa a casa ayu­dan­do a las fami­lias, hacién­do­lo sin la pro­tec­ción míni­ma (como mas­ca­ri­llas y alcohol-gel). Estxs son lxs tra­ba­ja­dorxs de pri­me­ra línea de la salud públi­ca que aho­ra son cele­bradxs retó­ri­ca­men­te, pero que no tie­nen pro­tec­cio­nes bási­cas como sin­di­ca­li­za­ción, segu­ri­dad labo­ral y sala­rios dignos.

Móni­ca Mayer, Pri­me­ro de diciem­bre, 1977.

Roles de géne­ro reforzados

Hace dos años, la Orga­ni­za­ción Inter­na­cio­nal del Tra­ba­jo publi­có un estu­dio que mos­tra­ba que las muje­res rea­li­zan el 76,2% del tra­ba­jo de cui­da­dos no remu­ne­ra­do, tres veces más que los hom­bres. La OIT encon­tró que “las acti­tu­des hacia la divi­sión sexual del tra­ba­jo remu­ne­ra­do y del tra­ba­jo de cui­da­dos no remu­ne­ra­do están cam­bian­do, pero el mode­lo fami­liar en el que el hom­bre es el pro­vee­dor sigue estan­do, en gene­ral, pro­fun­da­men­te arrai­ga­do en la estruc­tu­ra de las socie­da­des, y la fun­ción de cui­da­do­ra de las muje­res en la fami­lia con­ti­núa sien­do cen­tral”. Esta es la situa­ción duran­te los tiem­pos “nor­ma­les”, pero duran­te los perio­dos de pan­de­mias la des­igual­dad estruc­tu­ral y los ses­gos cul­tu­ra­les se vuel­ven un suplicio.

Las ins­ti­tu­cio­nes y estruc­tu­ras socia­les que habían faci­li­ta­do algu­nos aspec­tos del tra­ba­jo de cui­da­dos aho­ra están clau­su­ra­das. Las escue­las están cerra­das, así que lxs niñxs están en casa con la pre­sión de edu­car­los des­de allí; las per­so­nas mayo­res no pue­den reu­nir­se en los par­ques, así que deben ser aten­di­das y entre­te­ni­das en el hogar. Com­prar es más caro y lim­piar es más nece­sa­rio, todas tareas que la evi­den­cia mues­tra que recaen en los hom­bros de las mujeres.

Vio­len­cia con­tra las mujeres

Antes del Coro­naShock, alre­de­dor de 137 muje­res de todo el mun­do eran ase­si­na­das por un miem­bro de su fami­lia cada día. Esta cifra es bru­tal. Como seña­la Rita Sega­to, no solo ha aumen­ta­do la fre­cuen­cia de la vio­len­cia con­tra las muje­res duran­te la pan­de­mia, tam­bién se ha inten­si­fi­ca­do su cruel­dad, en la medi­da en que ideas neo­fas­cis­tas sobre la subor­di­na­ción feme­ni­na eclip­san las ideas pro­gre­sis­tas sobre la eman­ci­pa­ción de las muje­res. En Argen­ti­na, la con­sig­na “el femi­ni­ci­dio no se toma cua­ren­te­na” apun­ta con cla­ri­dad a la vio­len­cia que ha esta­lla­do por el con­fi­na­mien­to mun­dial. En todos los paí­ses los infor­mes indi­can un aumen­to en la vio­len­cia con­tra las muje­res. Las líneas tele­fó­ni­cas de apo­yo están sobre­pa­sa­das, no se pue­de lle­gar a los refugios.

En Tren­to (Ita­lia), el fis­cal San­dro Rai­mon­di decla­ró que en los casos de vio­len­cia con­tra la mujer, el abu­sa­dor debe dejar la casa, no la víc­ti­ma. La Con­fe­de­ra­ción Gene­ral Ita­lia­na del Tra­ba­jo dijo: “El con­fi­na­mien­to en la casa debi­do al coro­na­vi­rus es difí­cil para todos, pero se vuel­ve una ver­da­de­ra pesa­di­lla para las muje­res víc­ti­mas de vio­len­cia de géne­ro”. Son nece­sa­rios enfo­ques crea­ti­vos para enfren­tar la vio­len­cia con­tra las mujeres.

La Coor­di­na­do­ra Femi­nis­ta 8M de Chi­le ela­bo­ró un Plan de emer­gen­cia femi­nis­ta ante la cri­sis del coro­na­vi­rus. Este plan —que se ase­me­ja en algu­nos ele­men­tos a la pla­ta­for­ma crea­da por la Asam­blea Inter­na­cio­nal de los Pue­blos y el Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal — , tie­ne cua­tro pun­tos clave:

Estra­te­gias de cui­da­do colec­ti­vo en los terri­to­rios. Crear redes de soli­da­ri­dad y ayu­da mutua para luchar con­tra el indi­vi­dua­lis­mo res­pec­tan­do el dis­tan­cia­mien­to social. Pri­me­ro, rea­li­zar catas­tros de la pobla­ción en ries­go en los barrios. Segun­do, orga­ni­zar equi­pos de cui­da­do comu­ni­ta­rio para lxs niñxs. Ter­ce­ro, hacer catas­tros y movi­li­zar a lxs téc­nicxs y pro­fe­sio­na­les de la salud en la comunidad.

Femi­nis­tas con­tra la vio­len­cia patriar­cal. Crear y for­ta­le­cer meca­nis­mos para res­pon­der colec­ti­va­men­te fren­te a casos de vio­len­cia de géne­ro, como líneas tele­fó­ni­cas de emer­gen­cia y refu­gios. Gene­rar pla­nes de emer­gen­cia barria­les para que muje­res y niñxs pue­dan esca­par de situa­cio­nes peligrosas. 

Huel­ga por la vida. Lla­ma­do a huel­ga de todas las labo­res pro­duc­ti­vas no des­ti­na­das exclu­si­va­men­te a sos­te­ner el sis­te­ma de salud, cui­da­dos y abas­te­ci­mien­to, en defen­sa del dere­cho a per­ma­ne­cer en casa fren­te a una situa­ción de emer­gen­cia sani­ta­ria. Man­te­ner el suel­do de tra­ba­ja­dorxs for­ma­les y crear un fon­do públi­co para apo­yar a tra­ba­ja­dorxs informales.

Medi­das de emer­gen­cia: nues­tro cui­da­do sobre sus ganan­cias. Nues­tras vidas no tie­nen pre­cio. Deman­das por licen­cias médi­cas paga­das, acce­so libre y gra­tui­to a la aten­ción médi­ca en cen­tros de salud públi­cos y pri­va­dos, arres­to domi­ci­lia­rio para quie­nes están en pri­sión pre­ven­ti­va y para pobla­ción de ries­go (con excep­cio­nes espe­cí­fi­cas como vio­la­cio­nes a los DDHH), prohi­bi­ción de des­pe­dir a tra­ba­ja­dorxs en el actual con­tex­to, con­ge­la­mien­to de pre­cios de pri­me­ra nece­si­dad, sus­pen­sión del pago de deu­das y divi­den­dos por 6 meses, ase­gu­rar el acce­so a agua pota­ble y elec­tri­ci­dad, entre otras.

Ceci­lia Vicu­ña, El Paro/​The Stri­ke, 2018.

Cada uno de esos pun­tos es total­men­te intui­ti­vo, y son úti­les no solo en Amé­ri­ca Lati­na sino en todo el mun­do. Pero este plan de emer­gen­cia es solo —como lo pone la poe­ta alge­ria­na Rabi’a Jal­ti en Shi­zu­fri­ni­ya (Esqui­zo­fre­nia)— una calle. Siem­pre está esa otra calle.

Me he trans­for­ma­do en dos calles.

Una mira hacia el durazno y el narciso,

Y la maña­na de los poemas.

Entra en el mar del lenguaje.

Y la otra

Es aque­lla cuyo nom­bre está col­ga­do en el hori­zon­te y el color del pan,

Cuyo ros­tro ha cer­ca­do todas direcciones,

Cuyo alien­to ha sella­do todos los círculos.

Casi me asfixia.

Esa calle que asfi­xia es la que ha lle­va­do al gobierno local de Dur­ban (Sudá­fri­ca) a des­alo­jar a la fuer­za a lxs pobla­dorxs de barra­cas. Por­que esta­mos pen­san­do des­de la otra calle, Arundha­ti Roy, Noam Chomsky, Nao­mi Klein, Yanis Varou­fa­kis y yo escri­bi­mos esta decla­ra­ción. A lo lar­go de esta otra calle la gen­te tie­ne ham­bre de tie­rra, no solo para cons­truir sus hoga­res sino tam­bién para cul­ti­var­la. Des­de Sudá­fri­ca has­ta India y Bra­sil, el ham­bre impul­sa el ham­bre de tierra.

Nues­tra últi­ma publi­ca­ción, el dos­sier nº 27 (abril de 2020) “Refor­ma agra­ria popu­lar y lucha por la tie­rra en Bra­sil”, mues­tra cómo esa ham­bre de tie­rra moti­va una lucha que no es sola­men­te por la tie­rra, sino por la trans­for­ma­ción social. Nues­tra ofi­ci­na de São Pau­lo escri­be que en el cora­zón de esta lucha está “la cons­truc­ción de nue­vas rela­cio­nes huma­nas, socia­les y de géne­ro, enfren­tan­do el machis­mo y la lgbt­fo­bia, por ejem­plo” y la deman­da por garan­ti­zar el acce­so a la edu­ca­ción en todos los nive­les en el medio rural.

Esta­re­mos com­par­tien­do más sobre la lucha por la tie­rra en los bole­ti­nes de las pró­xi­mas sema­nas, a los que se pue­den sus­cri­bir en nues­tro sitio web en inglés, espa­ñol, por­tu­gués, hin­di, fran­cés, man­da­rín, ruso y alemán.

Antes del Coro­naShock, mien­tras lee este bole­tín, dos femi­ni­ci­dios habrían ocu­rri­do en algún lugar del mun­do; duran­te el Coro­naShock, el núme­ro es aun más alto. Esto debe terminar.

Cor­dial­men­te, Vijay.

Tra­du­ci­do por Danie­la Schroder

Itu­rria /​Fuen­te

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