Que las consecuencias no las pague la clase trabajadora
Las consecuencias del estado de excepción están siendo duras en el ámbito educativo y los estudiantes somos testigos directos de ello. En las últimas semanas la situación general ha sido confusa y cambiante, y las decisiones relativas a la educación y a nuestro proceso de aprendizaje también lo han sido, siempre rodeadas de rumores y muy cambiantes. Parece que la situación se está estabilizando y que las autoridades políticas ya han comenzado a tomar decisiones que se han prolongado en exceso, pero todavía siguen en el aire los pormenores del aprendizaje académico.
El 25 de marzo pusimos sobre la mesa las siguientes exigencias: 1)Tomar todas las decisiones ahora en el aire lo antes posible, 2)No poner más dificultades que las que ya nos plantea la situación a los alumnos y alumnas y 3)Que los intereses de los estudiantes de la clase trabajadora tengan presencia y peso en los marcos de decisión a través de la representación de las organizaciones de estudiantes. Se trata de unas reivindicaciones mínimas generales imprescindibles, pero a medida que pasan los días hemos visto la necesidad de profundizar en las reivindicaciones y de incluir exigencias más concretas. Hemos creado el programa para la defensa de los estudiantes de la clase trabajadora.
El criterio político que hemos seguido para completar las reivindicaciones y exigencias que vamos a profundizar en las siguientes líneas es la defensa de los intereses de la clase trabajadora y del alumnado en particular, porque una vez más, en el estado de excepción que vivimos y en el contexto económico, social y político que se abrirá después, el principal perjudicado será la clase trabajadora. Esto ha hecho aún más urgente lo que antes ya era prioritario y urgente: debemos traer a primera línea la reivindicación por las condiciones de aprendizaje y de vida de los trabajadores y llevar su defensa al extremo. En esencia, el objetivo del programa y de las exigencias presentadas es que el estado de excepción golpee lo mínimo posible el bienestar de los alumnos trabajadores. Dentro del capitalismo, sin embargo, el bienestar de los estudiantes trabajadores es limitado: en el proceso de aprendizaje organizado para alimentar la dinámica de ganancias de los capitalistas, el bienestar de los estudiantes trabajadores está supeditado a este objetivo. Por tanto, en el marco capitalista no cabe una propuesta óptima que satisfaga los intereses de la clase trabajadora, y como todos los programas que buscan reformas, el nuestro también tiene lagunas en ese sentido. Por ello, para los revolucionarios, además del momento para la defensa de un programa que reúna los intereses de los alumnos trabajadores, es decir, la reivindicación de que los trabajadores asuman el menor daño posible, es el momento, más que nunca, de señalar la organización social capitalista. Es decir, es el momento de reivindicar la organización social socialista y un control obrero sobre el proceso de aprendizaje, una educación que actúe fuera de la lógica de la dinámica de los beneficios económicos, de calidad, gratuito y universal.
Por todo ello, en las siguientes líneas realizamos las siguientes exigencias, que hemos dividido en seis puntos principales y que tienen como objetivo defender los intereses de los alumnos de la clase trabajadora, a las autoridades políticas de los gobiernos de España, CAV y Navarra, a los dirigentes universitarios y a las direcciones de los centros educativos.
1‑Eliminar el plan de estudios online que se ha aplicado hasta la fecha y limitar la actividad académica estudiar el material que sea imprescindible y cuyo estudio sea posible en cada caso. Además, exigimos la no obligatoriedad de las clases online pero que exista la posibilidad de continuar con el estudio del contenido.
En una situación inusual para todos, creemos que los dirigentes políticos, las direcciones de universidades y centros educativos y otros agentes educativos se han empeñado en seguir el curso con “normalidad”, aunque todos hemos comprobado que el sistema educativo, en su globalidad, no está dotado de los medios y las capacidades técnicas y tecnológicas necesarias para ello. Además, cada vez es más evidente que la capacidad de concentrarse y aprender contenidos después de pasar semanas en casa disminuye notablemente. En esta situación, consideramos que lo más adecuado es dejar de actuar como si nada hubiera ocurrido respecto al curso escolar y actuar al nivel que la situación lo requiere. La dinámica de aprendizaje online que se ha aplicado hasta el momento no ha dado buenos resultados: ha sido imposible transmitir con calidad y adecuadamente el contenido de las asignaturas y el plan de estudios tipificado. Aunque las clases continúan, no tenemos forma de recibir la formación que deberíamos recibir. Además, la imposibilidad de impartir correctamente la asignatura ha llevado a los alumnos a tener que realizar tareas hasta ahora innecesarias, acumulando en la mayoría de los casos una carga de trabajo superior a la habitual. Creemos que no hay garantías para que el programa de estudios online pueda desarrollarse con calidad, y no vemos razonable que el alumnado esté con un trabajo adicional en casa, ya que ello responde al único objetivo de no adaptar el estudio académico. Añadir el estrés de no poder llegar a los trabajos que se nos exigen a las consecuencias psicológicas de tantos días de confinamiento no es actuar con responsabilidad hacia nuestra salud. Asimismo, los profesores que hasta ahora no han recibido formación para ello, son obligados de un día para otro a cambiar todo el programa de estudios y a impartir clases online y no pueden llegar a todos los trabajos, aumentando los casos de estrés.
Todo ello hace imprescindible un replanteamiento del curso académico. En este sentido, exigimos que como primer paso se abandone en su totalidad el plan de estudios online aplicado hasta la fecha. En su lugar, consideramos que lo más razonable es limitar el aprendizaje académico al estudio del material estrictamente necesario y siempre y cuando existan condiciones reales para su estudio, anular la asistencia obligatoria de las clases online y respetar la voluntad de quien quiera continuar con la elaboración del contenido. Además, debe realizarse de una forma que minimice su impacto en la brecha entre los alumnos.
2- Eliminar el valor académico de los mecanismos de evaluación del contenido trabajado a través del aprendizaje online y aplicar el aprobado automático de las asignaturas. Además, mantener el calendario de exámenes de recuperación de las asignaturas previas al estado de excepción y que los examenes sean presenciales.
Como se ha indicado, el conocimiento que ofrece el proceso de aprendizaje habitual no se está transmitiendo a través del aprendizaje online, por lo que las asignaturas que deberíamos estudiar no pueden ser evaluadas como si se hubieran trabajado con normalidad. Es decir, el incumplimiento del currículo que se trabaja en el sistema educativo y que está tipificado en cada asignatura, anula automáticamente cualquier posible evaluación del mismo. La imposibilidad de evaluar nos sitúa en una encrucijada: recuperar las asignaturas que hemos perdido en verano o el año siguiente o bien avanzar automáticamente. Creemos que lo más sensato sería estudiar los contenidos que no se han podido estudiar: por ejemplo, que un médico pueda aprender medicina lo mejor posible y de la forma más completa posible es esencial. Sin embargo, no vemos justo que los meses que hemos perdido se repitan al año siguiente y que todos los alumnos retrocedan un curso, ni que pierdan las vacaciones de verano, porque, entre otras cosas, la garantía económica del curso de muchos alumnos es el trabajo de verano. En las alternativas mencionadas, las consecuencias del estado de excepción y la responsabilidad de la solución recaen sobre la clase trabajadora y no estamos de acuerdo con ello. Y es que con todo lo que la clase trabajadora tendrá que enfrentar después de esta situación, no es justo asumir también la carga de que sus hijos pasen a estudiar un curso más o no tengan posibilidad de descansar, teniendo en cuenta, entre otras cosas, todas las consecuencias económicas que ello conlleva.
Por ello, consideramos que lel aprobado automático de las asignaturas es la única solución posible de interés para los alumnos trabajadores. Creemos que una de las consecuencias que ha generado el estado de excepción y que ya no se puede evitar es que miles de alumnos pierdan parte del curso. Es decir, creemos que debemos aceptar el estado de excepción como una consecuencia más de una larga lista de consecuencias a escala global. Creemos que la mejor manera de avanzar automáticamente es hacerlo sin calificación o nota, sin que afecte a la nota media ni al expediente. Junto a ello, consideramos lógico que el alumno que desee recibir el contenido de la asignatura perdida pueda hacerlo con todas las facilidades para ello. Entendemos, sin embargo, que esta opción no puede ser obligatoria.
Por último, exigimos que se respete el calendario de recuperaciones, ya que tal y como hemos dicho hasta ahora, la adaptación del calendario para que las recuperaciones se realicen tanto en verano como en el curso que viene es perjudicial para los alumnos trabajadores. Exigimos que los examenes de recuperación se realicen de forma presencial y respetando el protocolo sanitario, para garantizar la igualdad de oportunidades.
3‑Eliminar el modelo de selectividad habitual y sustituirlo por una forma de evaluación que dé facilidades a los alumnos: adelantar fechas, que todos los alumnos puedan cursar con el contenido de las clases presenciales y que sea presencial.
Como hemos dicho hasta ahora, el aprendizaje del contenido que se trabaja en las asignaturas no se garantiza con el plan de estudios por Internet, por lo que su evaluación no tiene sentido. Sin embargo, el caso de la selectividad tiene una particularidad: la suspensión de la selectividad afectaría negativamente a los sectores más proletarizados de los alumnos de la clase trabajadora. Y es que, en general, los centros privados suben las notas y, por lo tanto, la aplicación de la nota del bachillerato en lugar de la selectividad dejaría a muchos hijos de familias proletarizadas fuera del grado que quieren estudiar. Sin embargo, desde otro punto de vista, la continuidad de la forma actual de la selectividad también tiene efectos perniciosos para los alumnos trabajadores en esta coyuntura concreta, aparte de las consecuencias nocivas de educar en la competitividad, el estrés, y demás, características propias de esta forma de evaluación: las clases que recibimos anualmente para preparar adecuadamente la selectividad no son comparables a las clases online, ya que no están al mismo nivel. Además, los alumnos de centros privados disponen de muchos más recursos tecnológicos en condiciones de confinamiento para poder preparar mejor la selectividad, por lo que no están en igualdad de oportunidades. Por ello, en esta situación en concreto, consideramos que la función de evaluación que cumple la selectividad es la más adecuada para los intereses de los alumnos trabajadores, pero su forma debe ser más flexible de lo habitual. En este sentido, exigimos la garantía de que todos los alumnos realicen el examen con lo aprendido antes de la interrupción de las clases, poniendo todos los modelos de examen necesarios para ello u ofreciendo un amplio abanico de preguntas opcionales. Además, este examen deberá ser necesariamente presencial para garantizar la igualdad de oportunidades de los alumnos, siguiendo siempre los criterios de salud indicados. Por último, el examen deberá ser anterior a las fechas fijadas para garantizar el derecho de vacaciones de los alumnos y alumnas y poder ser realizado por quienes deban trabajar en verano.
4‑Devolución del precio de los créditos del segundo cuatrimestre de la matrícula universitaria y del importe abonado durante el periodo de cierre de los centros de Formación Profesional y Secundaria, junto con la aplicación de las medidas para evitar el pago de gastos posteriores. Además, aplicar medidas para anular los alquileres de pisos y residencias de estudiantes.
Como hemos dicho, no estamos recibiendo el contenido de las asignaturas que hemos matriculado a través de las clases online. Esto es evidente, por ejemplo, en aquellos casos en los que necesitamos prácticas de laboratorio para formarnos en nuestro ámbito o necesitamos las infraestructuras de la universidad. En consecuencia, lo más razonable es que se devuelva el precio de los créditos que hemos pagado para recibir esta formación, ya que no se ha recibido la formación prometida cuando nos matriculamos en dichas asignaturas. En este sentido, exigimos que se anule el pago de residencias de estudiantes y el alquiler de pisos.
5‑Aplicar medidas para que todos los alumnos de Formación Profesional Dual reciban su salario. Además, respetar el calendario de prácticas (febrero/marzo-mayo/junio) y aplicar el aprobado automática a aquellas personas que por el estado de excepción no alcancen el mínimo de horas establecido en dicho calendario. Posibilidad de realizar prácticas fuera del calendario habitual.
El hecho de que las prácticas obligatorias no se hayan realizado correctamente no es responsabilidad de los alumnos trabajadores, por lo que las consecuencias académicas y económicas no pueden ser imputables a éstos. Por ello, exigimos que se mantenga el calendario habitual de prácticas, es decir, que el calendario de prácticas sea entre febrero y junio, tal y como está tipificado en cada caso. Sin embargo, sabemos que la aplicación de este calendario en muchos casos no será suficiente para llegar al número de horas necesarias para superar las prácticas, ya que muchos talleres están cerrados. En este caso, exigimos que no haya consecuencias académicas, es decir, que a los alumnos que no hayan alcanzado el mínimo de horas se les aplique un aprobado automática de las prácticas, y en ningún caso adaptar este calendario al verano o al siguiente curso. Porque además de vulnerar el derecho a las vacaciones, impide el trabajo remunerado en verano y que el proceso de aprendizaje se prolongue aún más, con las consecuencias económicas que ello conlleva. En definitiva, no lo damos por válido porque supondría que nosotros asumieramos las consecuencias de el estado de excepción.
Las prácticas laborales en general suponen trabajar gratis o a cambio de un salario muy bajo, y nosotros, entre otras cosas, nos organizamos para acabar con esa explotación extrema. En un contexto posterior al estado de excepción, a la burguesía esa opción le resultará más útil que nunca. Sabemos, sin embargo, que para muchos estudiantes trabajadores las prácticas son fundamentales, ya que a través de ellas conseguimos en muchas ocasiones un trabajo remunerado que sustenta económicamente nuestras vidas. Por ello, la negación de cualquier opción de práctica es perjudicial para los alumnos trabajadores. Por lo tanto, exigimos que quien lo desee pueda realizar las prácticas fuera del calendario habitual (por ejemplo en verano).
6- Creación de mesas de diálogo para la gestión de la situación por parte de las autoridades políticas y de los distintos responsables educativos con las organizaciones de los alumnos trabajadores.
Para garantizar la toma de decisiones en la dirección expuesta en los puntos anteriores y la aplicación de estas decisiones, es decir, para que se escuche la voz de los alumnos trabajadores y se defiendan nuestras exigencias, consideramos imprescindible que los representantes de los intereses de los alumnos y alumnas trabajadoras tengan presencia en los marcos de decisión, mediante la creación de mesas de diálogo a los niveles necesarios para ello. En este sentido, la organización Ikasle Abertzaleak quiere manifestar su disposición a reunirse con los cargos de las autoridades políticas y del ámbito educativo correspondientes para iniciar las conversaciones.
Los diferentes procesos de lucha, dinámicas y reivindicaciones que se desarrollan en la dirección del programa de los alumnos trabajadoras que acabamos de presentar, se valoran positivamente por Ikasle Abertzaleak. Es más, nos comprometemos a poner en marcha procesos de lucha y dinámicas en esa dirección hasta conseguir la aplicación total del programa. Porque el programa que acabamos de presentar no es sólo un instrumento comunicativo o socializador, sino que lo entendemos como un instrumento que determina la dirección a seguir para poder aplicar medidas concretas. En este sentido, hacemos un llamamiento tanto a la clase trabajadora como a los diferentes agentes educativos para que asuman el programa y creemos una fuerza que empuje en esa dirección. La situación, necesariamente, nos obliga a crear nuevas formas de lucha, de ninguna manera a abandonar la lucha.
Ikasle Abertzaleak
7 de abril de 2020