La puesta en marcha por parte la compañía inmobiliaria Salsa, S.A. de levantar un proyecto urbanístico sobre el espacio natural protegido de los acantilados de Maro (Nerja), que incluiría cerca de 680 viviendas en bloques de 4 plantas, bungalows repartidos por las vegas y acantilados, e incluso un gran hotel en las ruinas de la antigua fábrica de azúcar, ademas un campo de golf de 18 hoyos, rodeando el casco urbano de la citada pedanía, ha levantado una enorme polvareda.
Lamentablemente la mayoría conservadora que dirige el Ayuntamiento de Nerja habría dado sus bendiciones a este macroproyecto con el que sueñan los actuales gestores de Salsa Inmobiliaria, que parece que vuelven a las andadas después de haber castigado a la comarca de la Axarquía con sus políticas caciquiles durante siglos.Por otra parte, sería el primer proyecto promovido después de que la Junta de Andalucía modificara por decreto 27 leyes por la vía de urgencia el pasado 2 de abril, que el Gobierno Central ya ha recurrido ante el Tribunal Constitucional y pedido la suspensión inmediata de una norma que pretende colar por la puerta trasera una modificación de la legislación urbanística andaluza.Además este polémico asunto me toca en el corazoncito, ya que una parte de las demandas de los colonos de Maro y Nerja, entre otras localidades, por la propiedad de la tierra en la que trabajan, coincidió con mi etapa al frente del desaparecido semanario “Informaciones de la Axarquía”, que informó en profundidad de lo que allí acontecía. En plan abuelo cebolleta, podría contar que estuve a un tris de sumamarme al encierro de los colonos en la Cueva de Nerja, situación de la que me salvé por el toque de la campana. El día de Nochebuena de 1996 el encierro quedó desconvocado.Por otro lado, puedo presumir de ser un gran conocedor de las hazañas de la familia Larios y sus descendientes, entre los que se encuentra Carlos Gutiérrez-Matura- Larios Altuna, marqués de Paul y actual presidente del consejo de administración de Salsa S.A. La más profunda y larga investigación de mi carrera profesional se la dediqué a las idas y venidas de los Larios y sus herederos que resumí en un libro, publicado hace más de un año, bajo el título de “La herencia envenenada del marqués de Larios”, del que recomiendo su lectura.Vamos al grano. La Sociedad Azucarera Larios, S.A. (SALSA) fue fundada por los Larios en 1880. Trató siempre de adaptarse a los tiempos. Las actividades de la empresa se fueron diversificando en áreas como promoción inmobiliaria, arrendamientos urbanos, explotaciones agrícolas e incluso la creación de hoteles.La Sociedad Azucarera Larios, embrión de la actual Salsa, llegó a tener 14 fábricas de azúcar y más de 10.000 hectáreas de cultivo de caña. Tras cesar la producción, por las circunstancias coyunturales a nivel mundial, se inicia lo que ellos mismos denominan “la explotación profesional de activos”.Los gestores de una de las más importantes compañías que operan, principalmente, en suelo malagueño señalan que Salsa es la expresión de una amplia experiencia empresarial que arranca con los primeros proyectos industriales que tuvieron lugar en Málaga hace más de 125 años. Y que se traduce en unas reservas de suelo en propiedad estimadas en más de 10 millones de metros cuadrados a lo largo de la Costa del Sol Oriental malagueña.La gestión y arrendamiento del suelo rústico es otra actividad que Salsa mantiene desde tiempo inmemorial, como forma de rentabilizar un patrimonio que hoy se desarrolla en aprovechamientos urbanísticos y turísticos de alto valor. De esta forma se sostiene una economía de carácter social en una comarca como la Axarquía (todavía dependiente de un sector primario en rápida transformación) y conserva un ecosistema en su litoral de gran belleza y valor paisajístico, especialmente en el municipio de Nerja, explica la propia Salsa en su página web.Un evidente poderío económico que, por otra parte, ha dado lugar durante su más que centenaria existencia a situaciones de luchas por el poder, incluso de fuerza, con claroscuros, que en más de una ocasión han ensombrecido la gestión de una empresa que se presenta como modélica y que, por el contrario, se ha visto implicada en situaciones que han sido objeto de numerosos titulares en la prensa.En este sentido, uno de los hechos más relevantes fue, sin duda, la rebelión de los llamados colonos de Larios que se uniría a las acusaciones de diversos historiadores, que en sus textos se refieren a los métodos a veces poco ortodoxos de los Larios para amasar su fortuna como, por ejemplo, cuando en el transcurso de la I Guerra Mundial se dedicaron a suministrar combustible de contrabando a los submarinos alemanes, a lo que después habría que añadir las formas caciquiles que desarrollaron en la comarca malagueña de la Axarquía, de la que fueron víctimas los colonos que explotaban, y aún explotan, las tierras de su propiedad.
Un conflicto que venía de lejos, que se prolongó durante más de 20 años y que vivió sus momentos álgidos en la década de los 90 del siglo pasado después de que al inicio de la citada centuria Larios cediera en arrendamiento a más de medio millar de colonos terrenos que tenía repartidos en los municipios malagueños de Nerja, Vélez-Málaga, Algarrobo y Torrox, después de que la Ley de Arrendamientos Rústicos Históricos reconociera el derecho de esos agricultores a acceder a la propiedad a precios sensiblemente más bajos que los de mercado, aunque para ello debían probar que eran históricos.Larios argumentó que la mayoría no ostentaba esa condición, mientras que los colonos mantenían que la empresa renovó los contratos de manera que no quedaran antecedentes de su historicidad. El largo conflicto, en el que otros colectivos reclamaban indemnizaciones por las mejoras introducidas en las diferentes explotaciones, plagado de protestas en las calles y encierros de colonos y familiares, entre ellos el que tuvo como escenario la Cueva de Nerja, se fue resolviendo, por lo general, mediante sentencias judiciales y acuerdos bilaterales que lograron desactivar una situación social explosiva, que obligó en distintas ocasiones incluso a la intervención del Parlamento de Andalucía.Aunque años más tarde, en el transcurso del 2010, se vivió una reedición del conflicto, cuando cerca de 100 pequeños propietarios, que en su mayoría explotaban invernaderos hortofrutícolas en Torrox Costa (Málaga), se pusieron en pie de guerra contra la aprobación inicial de un proyecto urbanístico de 700.000 metros cuadrados, diseñado y promovido por Salsa que poseía alrededor del 40 por ciento de los terrenos involucrados.Una situación similar a la vivida en Vélez-Málaga, en donde se aprobó inicialmente otra recalificación, en base a otro proyecto gestionado por Salsa, que iba a afectar a un millón de metros y que tuvo que reducirse, al menos, a la quinta parte.Tan sólo a modo de pincelada ilustrativa de la evidente posición de poder de la que en ocasiones han hecho gala los gestores de Larios, se pueden reseñar las presuntas irregularidades denunciadas, por ejemplo, desde Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Vélez-Málaga en relación a presuntos incumplimientos de Salsa en determinados convenios urbanísticos, por lo que el citado consistorio habría visto lesionados sus intereses.En concreto, por la no cesión de lo establecido en una permuta de cerca de 15.000 metros cuadrados junto al veleño Cerro de los Remedios. Un asunto que también sirvió para que esta formación política censurara la connivencia de la empresa responsable de los proyectos de la referida compañía, Ejecución del Planeamiento, S.L., con los redactores del Plan General de Ordenación Urbana de la localidad. Un escándalo que incluso llevó, en julio de 2003, a la dimisión del entonces arquitecto municipal por incompatibilidad en las funciones que desarrollaba y que parecía beneficiar los intereses de Salsa.Las acciones protagonizadas por Salsa durante un montón de años hacen pensar a los menos confiados qué el convenio urbanístico que tienen previsto firmar el Ayuntamiento de Nerja y los responsables de Salsa, S.A. y que comprometerá al consistorio a cambiar la consideración de suelo no urbanizable a 1,8 de los casi 2,5 millones de metros cuadrados que la inmobiliaria tiene en Maro. 1,3 irán para el campo de golf y sus servicios accesorios y el resto, para uso residencial y turístico serán, sin duda, un mazazo para el futuro del bello paraje natural protegido de Maro-Cerro Gordo y una aberración urbanística. El pueblo de Nerja y de Maro se oponen, en una gran mayoría, al macroproyecto, al igual que numerosos colectivos profesionales, ecologistas y una legión de ciudadanos de a pié.
Por cierto, los herederos de los Larios tienen una casa, desde hace muchos años, rodeada de una hermosa finca, en pleno corazón de los acantilados de Maro, con una vista privilegiada. Allí acudía para visitar a la familia, María Fernanda Carretero Galindo, más conocida como Nanita Kalachnikof, principal musa de Salvador Dalí, madre de Bárbara Kalachnikof, actual marquesa viuda de Paul, y madrastra del actual presidente de Salsa, S.A.
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