Resumen Latinoamericano, 24 abril 2020
El pasado 7 de Abril COPINH denunció que trabajadores de la familia
Atala Zablah, Sergio Rodríguez Orellana y Douglas Bustillo, condenados a
30 años de prisión por el asesinato de Berta Cáceres, pudiesen ser
puestos en libertad aprovechando la crisis por el Covid-19. Así también
la posible excarcelación para David Castillo, el único autor intelectual
que ha sido capturado hasta la fecha.
La liberación selectiva de violadores de derechos humanos, es una
muestra más de la corrupción e impunidad que promueve la dictadura de
Juan Orlando Hernández. Mientras defensores y defensoras de los ríos, de
la tierra, son criminalizados y judicializados, como es el caso de los
compañeros de Guapinol y como lo hicieron con Berta Cáceres, el Estado
de Honduras y el Instituto Nacional Penitenciario (INP) demuestran
claramente la injusticia en los privilegios y la protección de la que
gozan ‑como es el caso de David Castillo- agresores, asesinos y
responsables de crímenes como el de Berta Cáceres.
Hasta la fecha el INP no ha contestado las exigencias de información
sobre la posible excarcelación y privilegios en que se mantienen los
asesinos de Berta Cáceres.
¿Y EL JUICIO DE DAVID CASTILLO CUANDO?
A 4 meses del término de privilegiada prisión preventiva que cumple David Castillo por su responsabilidad en el crimen de Berta Cáceres, a su defensa no le ha quedado más que inventar otra campaña de difamación en contra del COPINH, ante la claridad de las pruebas que lo vinculan al crimen. El pasado 10 de Octubre se suspendió por tercera vez la audiencia preliminar en contra de David Castillo por las acciones dilatorias de su defensa.
Actualmente, se está a la espera de que la Corte de Apelaciones
resuelva un recurso que fue interpuesto de manera irregular por la
defensa de David Castillo, hace más de 6 meses, con el que buscan anular
prueba fundamental sobre la vinculación de los criminales.
Este juicio pondrá en evidencia pública la participación de David
Castillo en la coordinación del asesinato junto a Douglas Bustillo, así
como su rol de enlace como eslabón clave hacia la familia Atala Zablah.
Los medios de prueba son claros e involucran a sectores de poder
económico, político y militar, que hoy mismo, en medio de esta crisis, representan la descomposición del estado hondureño.