Intro­du­ce Cuba medi­ca­men­to homeo­pá­ti­co pro­fi­lác­ti­co – La otra Andalucía

Por Mari­bel Acos­ta Damas

Con el uso de Pro­ven­go­vir, medi­ca­men­to homeopático
cubano uti­li­za­do como pro­fi­la­xis con­tra las enfermedades
res­pi­ra­to­rias agu­das, Cuba aña­de otro ele­men­to a las medidas
pre­ven­ti­vas con­tra el Covid 19. Si bien este no es un fármaco
espe­cí­fi­ca­men­te con­tra el nue­vo coro­na­vi­rus, ya ha sido utilizado
antes exi­to­sa­men­te en el país para pre­ve­nir influen­zas, enfermedades
res­pi­ra­to­rias e infec­cio­nes vira­les. Auto­ri­da­des de la industria
far­ma­céu­ti­ca cuba­na con­fir­man que su uso se reco­mien­da en escenarios
epidémicos.

Ela­bo­ra­do a par­tir de cepas homeo­pá­ti­cas de ori­gen vegetal,
mine­ral, ani­mal y bio­ló­gi­co, el medi­ca­men­to cubano se está
intro­du­cien­do para el empleo pre­ven­ti­vo masi­vo a la pobla­ción cubana
y for­ma par­te de los regis­tros regu­la­do­res de la indus­tria de la
isla. El fár­ma­co será apli­ca­do a nivel comu­ni­ta­rio por el Médico
de la fami­lia. A su vez serán eva­lua­dos los resul­ta­dos en su empleo.

A par­tir de 1997 la homeo­pa­tía fue incor­po­ra­da de
mane­ra ofi­cial por el Minis­te­rio de Salud Públi­ca de Cuba como
medi­ca­men­to regis­tra­do para su empleo. La nación se sitúa entre los
paí­ses que vie­nen inves­ti­gan­do y apli­can­do fár­ma­cos de este origen,
una dis­ci­pli­na en ple­na expan­sión en el mun­do de hoy.

De acuer­do con los estu­dios rea­li­za­dos en Cuba, la
impor­tan­cia que se le atri­bu­ye a su uso, radi­ca en el con­tex­to de la
aten­ción pri­ma­ria de salud y ya des­de 1997 la isla, lue­go de varios
años de inves­ti­ga­cio­nes, sos­tie­ne que se han obser­va­do resultados
pro­me­te­do­res en su empleo en niños, con el valor aña­di­do de
incor­po­rar a estos menos medi­ca­men­tos de sín­te­sis y con­fir­mar que
con el uso de fár­ma­cos homeo­pá­ti­cos en niñas y niños se observan
enfer­me­da­des de evo­lu­ción más cor­ta y benig­na. En sen­ti­do general
su uso arro­ja que no se pre­sen­tan efec­tos adver­sos o complicaciones,
es más ade­cua­da la rela­ción cos­to-bene­fi­cio y costoganancia,
mues­tra un alto índi­ce de cura­ción, alto índi­ce de mejo­ría, pocos
fra­ca­sos del tra­ta­mien­to y bue­na acep­ta­ción de la población.

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