Para NACIÓN ANDALUZA la propuesta del PSOE de unos nuevos pactos de la Moncloa responde a la necesidad de la oligarquía de definir un nuevo marco de dominio y explotación de los pueblos trabajadores. NACIÓN ANDALUZA rechaza esta iniciativa así como cualquier acuerdo que emane de ellos si no contempla el reconocimiento de la opresión nacional de Andalucía, el cálculo de las pérdidas económicas que han ocasionado la especialización productiva promovida por el Estado español y la compensación por las mismas, la devolución de nuestra soberanía nacional y el ejercicio de la autodeterminación de Andalucía. Creemos que ningún acuerdo estatal va a establecerse en estos términos y habrá de ser el Pueblo Trabajador Andaluz el que tenga que imponer por la vía de los hechos la Constitución Andaluza de 1883.
Cuando el capital entre en crisis siempre busca un pacto social que evite la inestabilidad del sistema provocada por protestas callejeras, huelgas, disputas políticas que pongan en duda al propio sistema, etc. En resumen, lo que se busca con este tipo de pactos es maniatar a la clase trabajadora para evitar que la lucha de clases en un momento de debilidad del capital pueda poner en peligro la tasa de beneficio de las grandes empresas.
En el año 1977 se firman los “Pactos de la Moncloa”, en los que participan los partidos políticos nacidos del seno del franquismo como Alianza Popular, la UCD de Adolfo Suárez, el PSOE y el PCE, que hasta ese momento tenía influencia en los pueblos trabajadores del Estado, más los partidos nacionalistas burgueses con representación parlamentaria, junto con las organizaciones sindicales UGT y Comisiones Obreras. Estos pactos sirvieron para delimitar los márgenes en los que se podían mover los partidos políticos en el Régimen, asegurarse la impunidad de los crímenes cometidos durante el franquismo, afianzar el sistema capitalista y proteger los intereses económicos de la élite franquista. La presencia del PCE de Santiago Carrillo aseguraba un control sobre la clase trabajadora que cayó en la trampa del mal menor y de la “conciliación” aceptando la monarquía, los símbolos del Estado franquista, la OTAN y la continuidad del sistema capitalista. En definitiva, se consiguió la domesticación de un poderoso movimiento obrero que poco a poco se fue desactivando. Reformas laborales, reconversiones industriales, privatizaciones…
Actualmente estamos en una situación de crisis económica, acelerada y agravada por la epidemia del Covid-19 que ha puesto en evidencia el fracaso del sistema capitalista y la incapacidad de este para asegurar la salud y el bienestar de la población. Cientos de ERTEs con más de un millón de trabajadores en cese temporal, autónomos en una situación de difícil subsistencia, pequeñas y medianas empresas con graves problemas y un sector importante de trabajadoras y trabajadores que trabajan sin contratos y sin protección social, que están pasando por problemas de subsistencia. Mientras tanto, el Estado intenta salvar a la banca y las grandes empresas mediante la inyección de dinero público con un préstamo procedente de un fondo controlado por la Troika, denominado Mecanismo Europea de Estabilidad, que en la práctica supone un nuevo rescate al Estado español a cambio de un compromiso en la aplicación de políticas de control del gasto y de nuevos recortes que van a volver a recaer sobre la clase trabajadora.
La crisis del Estado español como unidad territorial ya era insostenible antes del Covid-19. Los tres elementos fundacionales del Estado: unidad política, monarquía y unidad de mercado cada vez son más cuestionados. La gobernabilidad del Régimen se estaba complicando roto el bipartidismo que la sostenía y la deuda del Estado sin duda ya ha superado el 100% del PIB anual.
Las políticas represivas de control de la población, confinamiento, control de las comunicaciones y la posibilidad de decretar el internamiento de las personas contagiadas con el Covid-19, es la otra parte en la que se mueve la clase trabajadora: incertidumbre económica y confinamiento con unas claras restricciones de los derechos más elementales con la excusa de la pandemia.
Ante el fracaso del modelo neoliberal y la actual crisis sanitaria, la oligarquía españolista necesita unos nuevos pactos de la Moncloa que definan un nuevo marco de dominio y explotación de los pueblos trabajadores. Al igual que en el 1977, hoy el Régimen intenta recomponerse. En el 77 el franquismo se reconvirtió en democracia burguesa occidental. Hoy la apuesta de la oligarquía españolista es sin duda seguir los pasos de estados como Turquía: transitar hacia un modelo de democracia de baja intensidad, con fuertes dosis de autoritarismo y un modelo productivo neoliberal. Para ello necesitan de un Estado fuerte que les defienda de un escenario de lucha de clases desconocido desde la denominada “Transición”. Y en este nuevo escenario se necesita un nuevo Carrillo, alguien que pueda controlar la “calle” creando expectativas de superación de la crisis para volver a recuperar derechos y salarios dignos. El papel de Santiago Carrillo, ya ha sido adjudicado a Pablo Iglesias, el líder de Podemos tras el trabajo de desmovilización que ha llevado a cabo desde el 15‑M.
En nuestro país los Pactos de la Moncloa tuvieron su correlato en los Pactos de Antequera del 4 de diciembre de 1978. Estos supusieron la desmovilización popular ‑ya iniciada aquel mismo Día Nacional De Andalucía en el que no hubo una sola manifestación- y garantizaron que el proceso andaluz se mantendría dentro de los cauces autonomistas y españolistas, también con la colaboración y complicidad partícipe de la mayor parte de fuerzas de la izquierda española así como del regionalismo.
Desde Nación Andaluza rechazamos estos nuevos Pactos de la Moncloa así como cualquier acuerdo que emane de ellos. Ningún acuerdo político de este tipo puede ser reconocido por NACIÓN ANDALUZA si no contempla:
- El reconocimiento de la opresión nacional de Andalucía.
- El cálculo de las pérdidas económicas que ha ocasionado al tejido productivo andaluz la especialización productiva promovida por el Estado español ‑e instituciones internacionales de las que consideramos al Estado responsable subsidiario- las desinversiones y el lucro cesante generado así como el pago en concepto de devolución y compensación de estas.
- La implementación de un periodo transitorio constituyente, mediante el que nuestro pueblo se le devuelva la soberanía nacional y que permita el ejercicio de la autodeterminación de Andalucía.
Mucho nos tememos que ningún acuerdo estatal va a establecerse en estos términos, y habrá de ser el Pueblo Trabajador Andaluz organizado y en lucha el que tenga que imponer por la vía de los hechos estas medidas así como nuestro acuerdo político constituyente, la Constitución Andaluza de 1883.
Por todo ello NACIÓN ANDALUZA, organización socialista e independentista, hacemos un llamamiento a toda la clase trabajadora andaluza para estar prevenida ante una nueva agresión del capital, emplazándola a autoorganizarse y rechazar el nuevo marco político que quiere imponer la oligarquía y a luchar por la liberación de Andalucía y la implementación y actualización de la Constitución Andaluza firmada en Antequera en 1883.
Ni antes ni ahora ¡No a los Pactos de la Moncloa!
Ya tenemos un pacto ¡Viva la Constitución Andaluza!
Permanente de la CN de Nación Andaluza.
Andalucía, 11 de abril de 2020.
Carlos Ríos
Vine al mundo en Granada en 1977. Soy licenciado en Geografía y trabajador en el sector de la enseñanza. Escribí "La identidad andaluza en el Flamenco" (Atrapasueños, 2009) y "La memoria desmontable, tres olvidados de la cultura andaluza" (El Bandolero, 2011) a dos manos. He hecho aportaciones a las obras colectivas "Desde Andalucía a América: 525 años de conquista y explotación de los pueblos" (Hojas Monfíes, 2017) y "Blas Infante: revolucionario andaluz" (Hojas Monfíes, 2019).
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