Resumen Latinoamericano, 28 abril 2020
La emergencia que supone la pandemia del COVID-19 nuevamente devela la
precariedad e incertidumbre alimentaria de nuestras poblaciones. Es
evidente que el virus ha afectado y mostrado la crisis del capitalismo y
como sus estructuras en vez de aliviar y subsanar eventos como este,
más bien exacerban la injusticia, la mala distribución de los recursos y
la toma de desiciones que anteponen el lucro desmedido ante la vida de
la gente. Prueba de esto es la cadena de nefastas desiciones del
gobierno colonial de Puerto Rico representado por Wanda Vázquez
consistentemente ha ejecutado. Pérdida de derechos,represión policial, corrupción, irresponsabilidad,
personas en necesidad, son algunas de las situaciones que hoy estamos
enfrentando como pueblo.Somos testigos una vez más de cómo el estado
colonial está al servicio del capital y los grandes intereses y no de
sus poblaciones, en especial las más vulnerables. Entendemos la
importancia del distanciamiento
físico y la cuarentena y como pueblo hemos sido responsables en ello,
pero las políticas represivas y enmarcadas en aspectos religiosos no
sólo son anticonstitucionales, son causantes de la pérdida de vida.
La alimentación de nuestras poblaciones ha sido eje central en las
discusiones públicas y acciones de diferentes grupos y comunidades.
Igualmente ha despertado el uso de mercadear las producciones
directamente a la gente, eliminando el histórico intermediario, que
puede devengar hasta un 500% de la ganancia por encima de quienes lo
producen. Se ha evidenciado cómo el sistema agroalimentario
y las cadenas de distribución son injustos y repercuten en más pobreza
para los productores agrícolas, en especial para la pequeña agricultura y
para las poblaciones que pagan el incremento injusto de los
intermediarios.
Actualmente, desde nuestros espacios de producción agrícola, procesamiento y distribución autogestionada,
hemos redoblado esfuerzos para poblar nuestra tierra de semillas que
florezcan en comida, esto bajo el entendimiento que la producción está
enmarcada en alimentar al pueblo, no bajo la premisa sistémica de que la
producción de alimentos va destinada al lucro desmedido de los emporios
agroindustriales.
Para consolidar un proyecto de país que viabilize la producción agrícola
y pecuaria, necesitamos más disponibilidad de tierra. Nosotrxs, quienes
nos organizamos para producir y sembrar, las juventudes que han asumido
su rol histórico de poblar y producir el campo, los habitantes
campesinxs y agricultorxs que llevan toda la vida alimentando sus
comunidades y las poblaciones que necesitan el sustento, no contamos con
una política social y pública que haga disponible la tierra para
sembrar y desarrollar una vida productiva. Nuestras capacidades
productivas como pueblo son amplias pero el acceso a los recursos que
hacen esto posible son limitados o solo accesibles al gran capital y los
grandes intereses.
Necesitamos urgentemente disponibilidad de tierra, semillas y capacitaciones para incrementar nuestras producciones,disminuir la dependencia alimentaria y establecer un nuevo sistema agroalimentario
que sea justo tanto como para los y las productoras como para las
poblaciones. Como pueblo agrícola y productivo, y, en el contexto de la
emergencia del COVID-19, exigimos:
1. Para atender la
necesidad alimentaria de nuestras poblaciones producto de la merma en
producción mundial y trastoque de las cadenas de distribución por la
emergencia del COVID-19, exigimos acceso a tierra para la producción
agrícola, comenzando inmediatamente con la distribución de terrenos
públicos en desuso, en miras de construir una Reforma Agraria Integral y
justa, que igualmente haga disponible toda la tierra cultivable para el
bien común, incluyendo los mejores terrenos ubicados en el sur de la
isla y actualmente acaparados ilegalmente por las multinacionales de la biotecnología transgénica, que no producen alimento y enferman a nuestras comunidades.
2. El manejo de la distribución de tierra cuente con un grupo de
profesionales y miembros de las comunidades para velar que está
redistribución de la tierra pública vaya en manos de les agricultores
sin tierra o con poco espacio disponible y no para las agro empresas y
multinacionales asociadas a la corrupción partidista, como históricamente a ocurrido.
3. Detener INMEDIATAMENTE el acoso y opresión policial a nuestros
agricultores en el contexto del toque de queda inconstitucional para que puedan producir y hacer disponible los alimentos sin miedo.
4. Crear políticas salubristas en el agro para evitar el contagio
5. Crear legislación de emergencia para subir los salarios a los y las
trabajadores agrícolas e incrementar el subsidio estatal en las nóminas
de estos trabajadores que genere y multiplique empleos para la
producción de alimentos, igualmente atiende el problema de desempleo.
6. Liberar la estructura y cocinas de los comedores escolares para
transformarlos en Centros de Acopio y Procesamiento de Alimentos durante
la emergencia , estos están certificados y sus empleadxs también para
procesar y manejar alimentos.
7. Exigimos desde nuestras
comunidades incrementar las pruebas del COVID-19, entendemos que el
contagio es mucho mayor que los números del gobierno, sin pruebas
masivas no sabemos a ciencia cierta la cantidad y magnitud de los
contagios.
8. Hacer disponible a la población el uso de la tarjeta
del PAN para comprar directamente a los y las agricultoras, crear
programas de emergencia para hacer viable esto con celeridad.
9.
Emplazamos al Departamento de Agricultura a que atienda los reclamos de
los y las agricultoras para incrementar la producción de alimentos de
manera expedita y que haga viable la distribución de tierras públicas en
desuso que atienda la emergencia alimentaria vigente.
10. Trabajar y construir de manera multisectorial y comunitaria la Soberanía Alimentaria de Puerto Rico.
Indistintamente si el gobierno colonial asume la responsabilidad
que le atañe durante esta emergencia pandémica, desde la construcción
del poder popular y la autogestión radical continuaremos organizando
iniciativas alimentarias y comunitarias, produciendo y procesando y
cuando nuestros límites productivos por falta de tierra así lo
determinen, estaremos utilizando los recursos que por derecho nos
corresponden, porque esta vez la sobrevivencia colectiva así lo
disponen. La alimentación y perpetuidad de la vida, en especial de las
poblaciones en riesgo, van por encima de cualquier consideración, en
especial si estás parten de la injusticia, el afán de lucro y la
insensibilidad.
“La lucha por la tierra es la lucha por la vida”
Jornada Se Acabaron Las Promesas
Red Agroecológica Estudiantil de Borikén
Centro de Apoyo Mutuo de Utuado
Hacienda Agroecológica Renacer
Colectivo Agroecológico Naborias Coop
Huerto Urbano del Callejón Trujillo
Zurda Music
Centro de Apoyo Mutuo Jíbaro de Lares
Unitaria Común
Centro de Apoyo Mutuo Jíbaro de Camuy
Finca Escuela Solidaridá
Centro de Apoyo a Movimientos Sociales y Activistas
El Acervo