Por Narciso Isa Conde, Resumen Latinoamericano, 27 abril 2020
Amores imperiales.
Amores de elites
insensibles.
Vienen de atrás…de
muy lejos…
De tiempos
remotos, de conquista y coloniaje… tutumpotes y jorocones.
Vienen de invasiones y agresiones.
Amores con
pandemias… tifus y tisis, peste y cólera…vienen con drogas y con Covid.
Nos invaden
tiernamente por la paz.
Adora el capital
la fuerza de trabajo que emana plusvalía.
Adora al pueblo tirado a la deriva.
Saborea el jugo
de sus ganancias que brota del sudor de nuestra gente… del oro de nuestras
entrañas y el níquel de las montañas…
Nos dedican
campañas y cruzadas cariñosas, enormes volúmenes de papel y montones de discursos.
Nos multiplican
y desarrollan en pobreza con crecimiento.
Nos profesan un cariño especial como votantes.
Nos aman sus
verdugos para graduarse de filántropos.
Nos llaman
afectuosamente “marginales” porque no aparecemos en sus nominas…
Nos califican de “carenciados” para no llamarnos miserables.
¡Su terneza es
proverbial!
Nos niegan
cortésmente el derecho a vivir en salud.
Cuidan en sus
bóvedas nuestros fondos de pensiones con especial esmero.
Nos entrenan para vivir en casas inhabitables,
y montarnos en “voladoras”…
Nos reparten
sabrosuras en funditas y cajitas.
Nos enseñan la ignorancia y nos educan para
chiripear y ejercer el derecho al micro-trafico.
Convierten a
nuestros jóvenes en NINI.
A nuestras
mujeres en propiedad masculina y trabajadoras sin salario.
Nos adoran para
explotarnos y saquearnos.
Nos matan a
puros besos y abrazos.
Disfrutan
infinitamente, allá y acá, su amor
apasionado.
No pueden vivir
felices sin nosotros y nosotras.
Ni aquellos en sus predios imperiales, ni estos
en su “patio trasero”.
Solo… que por momentos sobramos, y para obligarnos suavemente a alejarnos de una isla
y un mundo a punto de estallar, tienen
sus COVID destinados a llevarnos al Paraíso Celestial.
Otra manera de
adorarnos en tiempos difíciles.
Otra manera de
profesarnos un amor sumamente especial.
Amor sublime del capital en tiempo de
pandemia.
Amor con humores
para indignar multitudes y romper
cadenas.
¡Como en aquel abril!