Por María Fernanda Barreto* /Resumen Latinoamericano, 27 abril 2020
Esta semana en mi familia vivimos una experiencia que les quiero compartir porque más allá del susto, me permitió comprobar la eficiente atención del gobierno bolivariano a la población ante la pandemia. El sábado un miembro de mi familia empezó a sentirse débil, con dolor de cabeza y en las articulaciones, el lunes amaneció con fiebre. Así que decidimos reportar por la página patria.org y comunicarnos con la Alcaldía de Caracas. Esa misma mañana nos llamaron de la sala situacional de la Alcaldía y dos horas después vino un primer médico a evaluarlo, el doctor lo revisó muy bien y sospechó que se trataba de otra cosa por lo que dejó ordenes médicas para que le realizara otros exámenes, pero me dio su número personal para que le reportara si alguno de los síntomas empeoraba y para que le enviara foto de los resultados de los exámenes tan pronto los entregaran. A la mañana siguiente fuimos a hacerle los exámenes médicos y le informé al doctor que me entregarían resultados a la 1. A la 1:30 me llamó otro médico también desde su teléfono personal. Se presentó como médico de guardia ya que el otro doctor estaba libre, y preguntó por la evolución del paciente y los resultados del laboratorio. Le dije que mi familiar no había presentado fiebre desde la madrugada y que lo llamaría en cuanto tuviera los resultados. En 30 min. lo llamé para dárselos, me dijo, en realidad parece que tiene una infección leve de otro tipo, pero por seguridad voy a ir a su casa en 20 min. a revisarlo y le haré el test rápido. Y así fue, en 20 min. llegaron un médico y una médica junto a un hombre con un equipo portátil de desinfección, todos absolutamente protegidos parecían astronautas en una tarde calurosa subiendo las largas escaleras hasta llegar a mi casa. Discutieron entre ellos los exámenes, le hicieron una revisión física en la que corroboraron que tenía las amígdalas inflamadas, pero de todos modos optaron por aplicar el test rápido. Mientras pasaban los 20 min. de espera para los resultados, bromeamos sobre el hecho de que el test parecía una prueba de embarazo y yo me disculpé porque por su seguridad no podía ofrecerles ni siquiera un vaso de agua ni un café, y para mi cultura colombiana, eso ser muy desatenta. A los 20 min. el test dio el negativo, y el doctor dijo alegre «negativo, no hay embarazo» aún así no se fueron sin dejar las indicaciones para tratar la amigdalitis, desinfectar lo que habían usado y partieron sin un café, sin un vaso de agua, y mucho menos un pago. La atención gratuita, afectuosa y de calidad, me dejó sin palabras, apenas encontré las mínimas para darles las gracias por la labor que están cumpliendo. El doctor que estaba de descanso igual tuvo interés en preguntarme el resultado y cuando le envié la foto del test me dijo «Qué alegría!». Así que sé muy bien que tenemos muchas dificultades, pero esto hay que reconocerlo y celebrarlo. Gracias al presidente Maduro, a la Alcaldesa de Caracas, a la gente que está en las salas situacionales, a los choferes, a quienes cargan el equipo de desinfección, a quienes se formaron como médicos y médicas humanistas. Gracias a Chávez, hoy y siempre. Qué gran fortuna vivir en Venezuela!
*Periodista, colaboradora habitual de Resumen Latinoamericano