Vietnam. A 45 años de la gran victoria contra el

Viet­nam. A 45 años de la gran vic­to­ria con­tra el imperialismo

Por Roge­lio Rol­dán, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 abril 2020

VIETNAM 1975 – 30 de abril – 2020

La gue­rri­lla no sólo era el pez en el agua,
sino la unión del agua y los peces,
el agua orga­ni­za­da, los peces organizados,
un mar de peces.

Y todos tenían un pues­to en el combate:
los jóve­nes, las muje­res, los ancia­nos, los niños.
Y el que no podía car­gar el fusil afi­la­ba esta­cas de bambú,
o des­in­for­ma­ba al enemi­go o hacía san­da­lias para los guerrilleros.

Roque Dalton

Hace 45 años, los agre­so­res impe­ria­lis­tas huían como ratas ante el emba­te triun­fan­te del pue­blo viet­na­mi­ta, al pun­to que tira­ban los heli­cóp­te­ros al mar para esca­par más rápi­do. Camino simi­lar habían reco­rri­do en su momen­to las tro­pas del Mika­do japo­nés y los mer­ce­na­rios fran­ce­ses. Tres impe­ria­lis­mos, con enor­me poder eco­nó­mi­co, polí­ti­co y mili­tar fue­ron derro­ta­dos en tres déca­das por un pue­blo que esta­ba en abso­lu­ta infe­rio­ri­dad de con­di­cio­nes. Es útil repa­rar en esto para tomar nota que, ante un pue­blo deci­di­do, con una direc­ción polí­ti­ca y polí­ti­co-mili­tar correc­ta, no hay rela­ción de fuer­zas, por abru­ma­do­ra­men­te des­fa­vo­ra­ble que sea, que no se pue­da rever­tir con ini­cia­ti­va y orga­ni­za­ción, es decir, con desa­rro­llo del fac­tor sub­je­ti­vo, como nos pro­po­ne el Coman­dan­te Ernes­to Ché Guevara.

¿Cómo se logra­ron estos triun­fos? En 1941, a ini­cia­ti­va del Par­ti­do Comu­nis­ta, se fun­dó el Viet Nam Doc Lap Dong Minh Hoi, en cas­te­llano Liga para la Inde­pen­den­cia de Viet­nam, más cono­ci­da como Viet Minh, la que orde­nó al gene­ral Giap ini­ciar una cam­pa­ña de pro­pa­gan­da arma­da y reclu­ta­mien­to. En dos años tro­có a los cam­pe­si­nos en com­ba­tien­tes com­bi­nan­do el entre­na­mien­to mili­tar con la for­ma­ción polí­ti­ca comu­nis­ta. En 1945 el Viet Minh tenía ya diez mil hom­bres bajo su man­do y pudo pasar a la ofen­si­va con­tra el impe­ria­lis­mo japo­nés, quien ocu­pa­ba todo el sudes­te de Asia.

La direc­ción viet­na­mi­ta, enca­be­za­da por Ho Chi Minh, Truong Chinh, Vo Giap, Le Duc Tho, Le Duan, Pham Van Dong y otros com­pa­ñe­ros, carac­te­ri­zó el tipo de revo­lu­ción nece­sa­ria: anti­co­lo­nial, anti­im­pe­ria­lis­ta, de libe­ra­ción nacio­nal y por el socia­lis­mo. Apre­cia­ron ‑sin sobre ni sub­es­ti­mar­lo- el enemi­go a enfren­tar: los impe­ria­lis­mos japo­nés, fran­cés y yan­qui; cap­ta­ron la capa­ci­dad y poten­cia­li­dad de lucha de su pue­blo, defi­nie­ron con pre­ci­sión la ampli­tud de su base social ‑sabían que el poder popu­lar local es el talón de Aqui­les del opre­sor extranjero‑, el tipo de alian­zas y la estra­te­gia de poder, con la fle­xi­bi­li­dad tác­ti­ca ade­cua­da a cada momento.

La direc­ción viet­na­mi­ta simul­ta­neó todas las for­mas de lucha ‑des­de las rei­vin­di­ca­cio­nes más sen­ci­llas has­ta la lucha por el poder- en el mar­co prin­ci­pal de la vía no pací­fi­ca. Al comien­zo insu­rrec­cio­nán­do­se en modo gue­rri­lle­ro, es decir, en peque­ños gru­pos para gol­pear en el esla­bón más débil de los inva­so­res: el poder local; has­ta cre­cer hacia la cons­truc­ción del ejér­ci­to regu­lar, que con­ti­nuó actuan­do en com­bi­na­ción con las uni­da­des gue­rri­lle­ras y las mili­cias populares.

En 1947 se defi­nió que la lucha por la inde­pen­den­cia, la uni­fi­ca­ción de la patria y el socia­lis­mo sería una gue­rra de lar­ga dura­ción, y que ten­dría tres fases: defen­si­va, equi­li­brio de fuer­zas y con­tra­ofen­si­va gene­ral; las cua­les se suce­de­rían en la medi­da que ade­cuan­do su debi­li­dad a la fuer­za del enemi­go, pudie­ran trans­for­mar la situa­ción de des­ven­ta­ja en situa­ción de ven­ta­ja estratégica.

Con la expe­rien­cia de siglos de lucha con­tra inva­so­res diver­sos, más la cer­te­za que un ejér­ci­to popu­lar es supe­rior al mejor ejér­ci­to moderno, el Tío Ho con Truong Chinh y Giap ela­bo­ra­ron la doc­tri­na de defen­sa nacio­nal cono­ci­da como «Gue­rra de todo el pue­blo», en su inte­gra­li­dad polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca, mili­tar e ideo­ló­gi­co-cul­tu­ral. Dicha doc­tri­na es total­men­te dis­tin­ta a la teo­ría de la gue­rra popu­lar pro­lon­ga­da. Aque­lla fue el sus­ten­to teó­ri­co polí­ti­co de la lucha que se eri­gía en torno a fuer­tes bases de poder popu­lar, cuya fuer­za prin­ci­pal es la alian­za obre­ro-cam­pe­si­na. Años des­pués, en 1972, Giap hizo una sín­te­sis teó­ri­ca de esta expe­rien­cia en un libro titu­la­do “Armar a las masas revo­lu­cio­na­rias, cons­truir el ejér­ci­to popular”.

El par­ti­do y el Fren­te Úni­co movi­li­za­ron a todo el pueblo
para hacer la gue­rra del pueblo
gue­rra inte­gral, multiforme:
mili­tar, polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca, ideológica.
Y a la par de las gue­rri­llas y las gran­des uni­da­des militares
se orga­ni­zó el ejér­ci­to polí­ti­co de las masas.
Estas fuer­zas ven­cie­ron a los colo­nia­lis­tas fran­ce­ses y japoneses
y han doble­ga­do la agre­sión impe­ria­lis­ta norteamericana

Roque Dal­ton

Con esa polí­ti­ca de gue­rra de todo el pue­blo, com­bi­nan­do la gue­rra de gue­rri­llas y la gue­rra regu­lar, el pue­blo viet­na­mi­ta de la defen­sa pasó a la ofen­si­va y obtu­vo gran­des vic­to­rias, como la de Dien Bien Phu y otras has­ta la derro­ta total ‑polí­ti­ca y mili­tar- del impe­ria­lis­mo yan­qui, el 30 de abril de 1975.

Un com­po­nen­te impor­tan­te de aque­lla doc­tri­na es la fuer­te defen­sa de la patria inva­di­da y de sus tra­di­cio­nes nacio­na­les, que supie­ron com­bi­nar con un inter­na­cio­na­lis­mo ejem­plar: des­ple­ga­ron una inten­sa labor polí­ti­ca para sumar fuer­zas entre los pue­blos del mun­do y com­ba­tie­ron para libe­rar a las veci­nas Laos y Kam­pu­chea, paí­ses cru­za­dos por el «camino Ho Chi Minh», por el que se lan­zó, en 1968, la gran ofen­si­va del Tết, con el ata­que simul­tá­neo a 140 ciu­da­des y aldeas y la ocu­pa­ción de la emba­ja­da de USA en Saigón.

Los com­pa­ñe­ros viet­na­mi­tas fue­ron maes­tros en el arte de diri­gir la gue­rra revo­lu­cio­na­ria, defi­nie­ron ‑como con­di­ción sine qua non- los tres fun­da­men­tos bási­cos con que debe con­tar un ejér­ci­to popu­lar para lograr la vic­to­ria con­tra el impe­ria­lis­mo: direc­ción, orga­ni­za­ción y estra­te­gia. Direc­ción por el par­ti­do revo­lu­cio­na­rio, la más férrea dis­ci­pli­na mili­tar y una línea polí­ti­ca ade­cua­da a las con­di­cio­nes eco­nó­mi­cas, socia­les y polí­ti­cas del país.

El Par­ti­do Comu­nis­ta de Viet­nam pudo cum­plir el papel de van­guar­dia efec­ti­va por­que supo resol­ver efi­caz­men­te dos tareas esen­cia­les: desa­rro­llar la auto­no­mía y el poder de las masas popu­la­res, ten­san­do así todas sus fuer­zas, y cons­truir la más sóli­da uni­dad nacio­nal revolucionaria.

La ense­ñan­za más seria, tras­cen­den­te y per­du­ra­ble del pen­sa­mien­to y la acción del par­ti­do viet­na­mi­ta, enca­be­za­do por el Tío Ho, es su cali­dad de teó­ri­co y prác­ti­co con­su­ma­do de la cons­truc­ción y desa­rro­llo del poder popu­lar. Enfo­que este que se basa en su visión inte­gral, polí­ti­co-mili­tar, de la lucha de clases.

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