Agentina. Confirmaron la primera muerte en la Villa 31 por coronavirus /»No murió, la mataron»

Agen­ti­na. Con­fir­ma­ron la pri­me­ra muer­te en la Villa 31 por coro­na­vi­rus /»No murió, la mataron»

La mujer de 84 años era la madre de la pri­me­ra per­so­na con­ta­gia­da en ese barrio, don­de aumen­ta drás­ti­ca­men­te la cur­va de con­ta­gios. Su espo­so, con el que vivía jun­to a otras once per­so­nas, tam­bién dio posi­ti­vo al test. Los veci­nos lle­van casi una sema­na sin ser­vi­cio de agua potable.

Una mujer de 84 años que vivía en la Villa 31 de Reti­ro y que esta­ba inter­na­da en el Hos­pi­tal Fer­nán­dez, de la Ciu­dad de Bue­nos Aires, murió hoy por coro­na­vi­rus y
se con­vir­tió en la pri­me­ra víc­ti­ma de la pan­de­mia de Covid-19 en ese
barrio por­te­ño, don­de la cur­va de con­ta­gios se ele­va de manera
alarmante.

Se tra­ta de Tori­bia Bal­bue­na y era la
madre de la pri­me­ra per­so­na con­ta­gia­da en ese barrio don­de, ade­más, los
veci­nos lle­van casi una sema­na sin ser­vi­cio de agua potable.

La gra­ve­dad del caso se dis­pa­ra por varias aris­tas. Una de ellas es que el espo­so de Bal­bue­na tam­bién fue con­ta­gia­do,
tie­ne 85 años y vivía con su mujer y otras once per­so­nas, entre las
cua­les se encuen­tra su hija a la que el test de covid-19 le dio positivo
hace semanas.

El gobierno por­te­ño con­fir­mó el caso y
pre­ci­só que la mujer “se encon­tra­ba inter­na­da des­de el 20 de abril”,
mien­tras que su hija “ya se recu­pe­ró y fue dada de alta” el jueves
pasado.

A tra­vés de un comu­ni­ca­do, el Minis­te­rio de Salud
indi­có que “a la sema­na de su inter­na­ción (Bal­bue­na) había sido intubada
y lue­go que­dó en tera­pia inten­si­va con pro­nós­ti­co reser­va­do, producto
de una falla hemo­di­ná­mi­ca y renal. Ayer, su cua­dro había empeo­ra­do y hoy falle­ció pasa­do el mediodía”.

En
tan­to, el mari­do de la víc­ti­ma y padre de la joven recu­pe­ra­da sigue
inter­na­do en el Hos­pi­tal de Clí­ni­cas. Había ingre­sa­do al Hospital
Riva­da­via tras mani­fes­tar “un gra­ve cua­dro de neu­mo­nía, el mis­mo día que
su mujer”, indi­có la car­te­ra de Salud porteña.

Bal­bue­na “no se
murió, ¡la mata­ron de aban­dono! La mata­ron de desidia, la mata­ron de
indi­fe­ren­cia, la mata­ron de mez­quin­dad”, denun­ció La Pode­ro­sa
en el tex­to que res­pon­sa­bi­li­zó al gobierno de la Ciu­dad de retra­sar los con­tro­les sani­ta­rios en ese barrio.

“Casi
48 horas des­pués del resul­ta­do posi­ti­vo que reci­bió su hija, sí, dos
días des­pués, nos lla­ma­ron los res­pon­sa­bles de Con­tac­tos Estre­chos de la
Ciu­dad, para ‘pedir­nos’ el núme­ro de telé­fono de sus padres, cuan­do ya
no sabía­mos en qué medio nos fal­ta­ba denun­ciar sus fal­sos operativos”,
denun­ció la orga­ni­za­ción La Pode­ro­sa, a tra­vés de un comu­ni­ca­do que reve­ló la muer­te de Balbuena.

Las villas, el otro gru­po de ries­go es
el nom­bre del pri­mer infor­me en el que hace un mes la organización
advir­tó sobre el efec­to de la pan­de­mia en las villas. «No leye­ron, no
escu­cha­ron, no res­pon­die­ron, no reac­cio­na­ron: hace ape­nas diez días,
tenían ape­nas 300 camas para 25 mil per­so­nas mayo­res que habi­tan la
Ciu­dad en con­di­cio­nes habi­ta­cio­na­les infra­hu­ma­nas”, aña­dió el
comunicado.

«¿Y aho­ra qué dirán? Que (Bal­bue­na) ya esta­ba vie­ja, que no
salu­da­ba con los codos, que cuán­ta mala suer­te ¡Siguen min­tién­do­les a
todos y acá ya lle­gó la muer­te!”, con­clu­yó el texto.

En ese barrio «la cur­va del coro­na­vi­rus para pobres cre­ció un 1900 por cien­to» , había aler­ta­do Nacho Levy, refe­ren­te de esa orga­ni­za­ción social, que dio cuen­ta de la situa­ción que viven las villas en el mar­co de la pandemia.

La pri­me­ra veci­na de una villa por­te­ña que murió por coro­na­vi­rus ocu­rrió el 11 de abril, y fue una mujer de 49 años que vivía en la 1−11−14 y tra­ba­ja­ba en el Con­gre­so de la Nación. Esta­ba inter­na­da en la Clí­ni­ca San­ta Isa­bel, de Flo­res, y el posi­ti­vo de covid-19 sur­gió de un test hecho lue­go de su muerte.

No se murió, ¡la mata­ron de abandono! 

Por Nacho Levy*

No se murió, ¡la mata­ron de aban­dono! La mata­ron de desidia, la mata­ron de indi­fe­ren­cia, la mata­ron de mez­quin­dad. O qué nos van a expli­car, ¿aho­ra sí quie­ren escu­char? Aca­ba de per­der la vida Toro­bia Bal­bue­na, una veci­na de 84 años que apa­re­ció anó­ni­ma varias veces en las denun­cias que publi­ca­mos, cuan­do decía­mos lite­ral­men­te: «Los padres de la pri­me­ra con­ta­gia­da tie­nen 84 y 85 años, viven en la mis­ma casa y com­par­ten inodo­ro con 11 per­so­nas más». 

Casi 48 horas des­pués del resul­ta­do posi­ti­vo que reci­bió su hija, sí, dos días des­pués, nos lla­ma­ron los res­pon­sa­bles de Con­tac­tos Estre­chos de la Ciu­dad, para «pedir­nos» el núme­ro de telé­fono de sus padres, cuan­do ya no sabía­mos en qué medio nos fal­ta­ba denun­ciar sus fal­sos ope­ra­ti­vos. «Ellos fue­ron ais­la­dos» decían públi­ca­men­te, antes de pedir­nos el telé­fono, ampa­ra­dos en el silen­cio for­za­do de muchos veci­nos que temen por su vida, pero tam­bién tie­nen mie­do de per­der sus casas, en un barrio que por supues­to sigue pade­cien­do des­alo­jos y suba de alqui­le­res, en la más abso­lu­ta infor­ma­li­dad. Con­fir­ma­da en «la tan­da de nue­vos con­ta­gios», la madre del «Caso Cero» que­dó inter­na­da el domin­go últi­mo por Covid-19. Y aho­ra su espo­so, Ramón, llo­ra su falle­ci­mien­to des­de otra cama del mis­mo hos­pi­tal, por­que tam­bién está contagiado.

Hace más de 70 años que la Villa 31 vie­ne pelean­do por su dere­cho a la vivien­da dig­na y hace más de 10 que veni­mos escu­chan­do como pro­mo­cio­nan una «urba­ni­za­ción» de fan­ta­sía, que tie­ne McDo­nalds, pero no pue­de garan­ti­zar el dere­cho al agua. «Las villas, el otro gru­po de ries­go», anun­cia­ba el pri­mer infor­me que publi­ca­mos hace un mes. No leye­ron, no escu­cha­ron, no res­pon­die­ron, no reac­cio­na­ron: hace ape­nas diez días, tenían ape­nas 300 camas para 25 mil per­so­nas mayo­res que habi­tan la Ciu­dad en con­di­cio­nes habi­ta­cio­na­les infra­hu­ma­nas, don­de día por medio nos que­da­mos sin luz, don­de se cor­ta el agua con o sin cua­ren­te­na, don­de no lle­ga el gas, ¡don­de no lle­ga el Esta­do! Lo diji­mos, lo gri­ta­mos, pero mira­ron para otro lado. ¿Y aho­ra qué dirán? Que ya esta­ba vie­ja, que no salu­da­ba con los codos, que cuán­ta mala suer­te, ¡siguen min­tién­do­les a todos y acá ya lle­gó la muerte!

Larre­taEs­Res­pon­sa­ble.

*refe­ren­te de La Poderosa.

Itu­rria /​Fuen­te

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