Por Consuelo Cabral, Resumen Latinoamericano 30 de abril de 2020
Foto de portada: Fidel Castro y Claudia Camba
La presidenta de “Un Mundo Mejor es Posible” (UMMEP) se refirió al posible arribo de profesionales cubanos para ayudar a luchar contra la pandemia en Argentina.
En las últimas semanas desde distintos medios masivos de comunicación se montó una campaña desacreditando la llegada de médicos y médicas cubanas al país para ayudar a luchar contra la pandemia. Al ofrecimiento de la isla, y al visto bueno del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se sumó la confirmación hecha por el canciller Felipe Solá días atrás sobre el avance de las negociaciones del Gobierno nacional con Cuba para el arribo de las brigadas sanitarias al país.
Y si bien el Decreto 260⁄2020 de Emergencia Sanitaria, publicado en el Boletín Oficial el 12 de marzo, faculta al Ministerio de Salud de la Nación a “autorizar en forma excepcional y temporaria, la contratación y el ejercicio de profesionales y técnicos de salud titulados en el extranjero, cuyo título no esté revalidado o habilitado en la República Argentina”, éste es uno de los tantos argumentos que esbozan quienes se oponen a la ayuda cubana, desplegada ya en 18 países del mundo para ayudar en la pandemia.
Claudia Camba, presidenta de “Un Mundo Mejor es Posible” (UMMEP), fundación responsable en Argentina de la gestión e implementación de los programas de alfabetización “¡Yo, sí Puedo!” y de salud visual “Operación Milagro”, habló con La Nueva Mañana sobre los distintos argumentos de quienes se oponen a la llegada de las brigadas cubanas y denunció “el montaje de una campaña mediática por parte de la derecha”.
¿Qué lectura hacen desde UMMEP acerca de la polémica generada por la posible llegada de misiones médicas cubanas al país para ayudar en la pandemia?
– Los medios nos silenciaron durante 15 años y ahora somos tapa. Nunca se preocuparon por destacar la colaboración de Cuba en Argentina, pero ahora de repente nos mencionan y critican, justamente en plena pandemia cuando la única frontera que debiera existir es la que divide a la vida de la muerte.
En UMMEP llevamos más de una década y media canalizando la solidaridad cubana con las personas más necesitadas de Argentina. Comenzamos con el Programa de Alfabetización “Yo, sí Puedo”, y después vino la “Operación Milagro”, programa desarrollado por la Revolución Cubana para luchar contra la ceguera prevenible, en primer lugar, en América Latina y el Caribe, en personas de bajos ingresos, que no pueden financiarse atenciones e intervenciones quirúrgicas detrás de las cuales existe todo un negocio, porque por desgracia la Salud Pública en muchos lugares ha dejado de ser un bien público. Logramos operar a casi 50 mil argentinos y argentinas en Cuba, en Bolivia y desde hace 10 años tenemos nuestro propio hospital en Córdoba.
En ese marco, la lectura que hacemos desde UMMEP es que el ataque viene dado desde la derecha, desde los círculos de poder que tienen parte de la salud montada como un negocio, y que no les conviene esta otra forma de salud pública solidaria. Porque hay que decirlo, rechazar las brigadas cubanas es no priorizar la vida.
Esta campaña orquestada por medios hegemónicos es una pieza de otra más grande, impulsada por Estados Unidos, y que comenzó a finales del 2018 en Brasil con Bolsonaro, prosiguió en Ecuador con Lenín Moreno, y recientemente tuvo sus ecos en Bolivia con el golpe de Estado a Evo. Con la retirada de miles de médicos cubanos que prestaban sus servicios en esos países se privó a esos pueblos de atención médica gratuita. ¿Cuál hubiese sido el efecto de la pandemia de Covid-19 en Brasil, Ecuador y Bolivia, de existir las brigadas médicas cubanas ahora en esos países? Eso nunca lo vamos a poder saber.
Uno de los argumentos que sostienen quienes atacan las misiones es que el Gobierno no exige revalidar los títulos y que hay suficientes médicos en Argentina. ¿Qué opina al respecto?
– La exigencia de revalidar títulos tiene su génesis y puede decirse que hasta sus razones como una medida de proteger al médico argentino. Puede que en algunos momentos de nuestro país haya sido entendible. Pero no es el momento, ni que vive Argentina, ni que vive la Humanidad.
La pandemia actual de Covid-19 es un foco rojo, un foco de alerta, que nos dice que debemos encaminarnos necesariamente a otras formas de organización humana, y no hablo desde posiciones marxistas, hablo desde posiciones netamente humanistas. La actual pandemia está demostrando la necesidad de la cooperación e interrelación humanas, está demostrando que nos necesitamos unos a otros, los científicos lo vienen demostrando, y ha sido impresionante como lo que se ha ido descubriendo en torno al conocimiento del nuevo virus, a las formas de tratamiento de la enfermedad, se ha ido compartiendo sin miramientos.
Otro punto en contra de la llegada de las brigadas es el que hace referencia a que en Argentina existen suficientes médicos para combatir la pandemia.
– La situación de la Salud Pública en la Argentina, sobre todo en las áreas rurales, en los cordones urbanos, en diferentes zonas, está siendo insostenible, y no por la falta de hospitales o equipamiento, sino justamente por la falta de personal de salud. Realmente no es verdad que haya suficientes médicos argentinos, si observamos la tasa de médicos por cada mil habitantes, quizás nos parezca adecuada, pero hay que analizar dónde están esos médicos. La cruda realidad es que el personal de salud se radica en las ciudades donde hay mayores posibilidades de obtener recursos económicos. Y pocos están dispuestos a irse a vivir allí, donde la gente necesita de ellos.
Desde la Confederación Médica de la República Argentina también se pusieron en duda los conocimientos de los médicos cubanos, a pesar de la rigurosidad de la carrera de medicina de la ELAM (Escuela Latinoamericana de Medicina) y de la doble especialización con la que egresan.
– Es absurdo. Estamos hablando de gente que tiene de mínima dos especialidades y experiencia en epidemias. La calidad del sistema de formación es altísima y no solo de los médicos cubanos, sino de todo el personal de la salud, que incluye enfermeros y técnicos. En Cuba los estudiantes de Medicina están desde el 3er y hasta el 6to año de su carrera ya insertados en los hospitales, ejerciendo al lado de sus profesores, porque las Facultades de Ciencias Médicas están en los propios hospitales. Se gradúan como Especialistas en Medicina General Integral y van para la atención primaria de salud, regada por todo el territorio cubano, desde el más recóndito paraje hasta las más céntricas calles de La Habana.
El Programa Materno Infantil ha sido reconocido por la OMS y la Unicef como una experiencia, merecedora de estudio por los distintos países y organizaciones, de ahí la tasa de mortalidad infantil más baja de las Américas, por debajo de 5 muertes por cada mil nacimientos. Cuba ha sido reconocida por el programa ONU Sida como el primer país del mundo en eliminar la transmisión materno infantil del VIH. El Programa Nacional de Vacunación inmuniza contra 14 enfermedades, a partir de 11 vacunas, 8 de las cuales las produce la propia industria médico farmacéutica cubana. Esto es sólo un ejemplo, se puede hablar de la esperanza de vida al nacer, del Programa de Lucha contra el Cáncer, del Programa de Atención al Adulto Mayor. Ojalá algún día tengamos en nuestros países de América Latina y el Caribe los logros de salud que hoy goza el pueblo cubano, a pesar de un bloqueo económico al que no ha sido sometido país alguno en la historia, ya con 60 años de imposición, y que demuestra que no es sólo financiamiento lo que se necesita para obtener logros sociales.
Por otro lado, quienes se oponen citan un informe de la ONU donde se denuncian supuestas violaciones a los derechos humanos por parte de Cuba hacia los profesionales que integran las brigadas (“explotación laboral”, “pagos inadecuados”, “presiones y seguimiento por parte del Gobierno de Cuba”).
Yo me pregunto, ¿es posible que la Organización Mundial de la Salud, organismo de la estructura de la ONU, entregue el Premio de Salud Pública en Memoria del Dr. Lee Jong-Wook al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias, Henry Reeve, por su actuación en el enfrentamiento al ébola en África, y que por otra parte un informe de la ONU denuncie supuestas violaciones a los derechos humanos de los profesionales de estas brigadas? Esta es otra de las mentiras que se están orquestando como parte de la campaña de los medios hegemónicos de desinformación, que además deberían actualizar porque ya la campaña de la violación de los derechos humanos en Cuba envejeció.
Los cubanos que participan en esas brigadas lo hacen con total voluntariedad, génesis de la propia concepción humanista y solidaria de la Salud Pública en Cuba. En el tiempo que están en la brigada mantienen intacto el salario que devengaban en el puesto de salud que ocupaban en Cuba antes de incorporarse a la misma, este se le entrega todos los meses a su familia. Además, al integrarse a la brigada reciben un estipendio adicional, que es depositado en una cuenta de banco todos los meses, y el médico lo obtiene una vez que regresa a Cuba. Ingresos muy por encima al cubano medio. Y esto es con todas las brigadas que se formen, cobre o no Cuba, por esos servicios médicos.
Por ejemplo, Cuba no cobra a Haití los servicios médicos que le presta. Y Cuba está en Haití desde el 2003, hace más de 15 años. Igual pasaba con Bolivia, donde todo el ingreso que Cuba obtenía de los servicios médicos, determinó invertirlo en compra de medicamentos, equipos y piezas de repuesto para la propia asistencia que brindaba en ese país; por no decir que desde 2005 al 2009 Bolivia no pagó por esa ayuda y a Cuba le costó 200 millones de dólares.
Los médicos que se integran a las brigadas conocen que la mayor parte del financiamiento que se obtiene por los servicios se destinan a mantener el sistema de salud gratuito y universal al cual acceden todos los cubanos, sin distinción de ninguna clase. Por eso, más allá de estas operaciones mediáticas estériles, la historia de las brigadas internacionalistas de médicos cubanos constituye un sol encendido y una esperanza para las personas más necesitadas.
El testimonio en primera persona de Lucía Coronel, médica argentina formada en Cuba
Mi nombre es Lucía Coronel, soy argentina, médica, especialista en epidemiología, y me formé como médica y como especialista gracias a becas que dio la república de Cuba a partir del año 1999 con el programa de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), que arranco ese año.
Yo integré la primera promoción, que egresó en 2005, y que fue un programa que buscó dar continuidad a la histórica colaboración internacionalista de Cuba en salud.
Cuba tiene entre los principios de su sistema de salud, que es 100 por ciento gratuito y estatal, la colaboración internacionalista de los profesionales cubanos, a pesar de las dificultades que tenían con la salida masiva de profesionales al inicio de la Revolución. Esta colaboración comenzó con el terremoto de Chile en el 61′ y luego con brigadas de salud en Argelia. Desde entonces nunca ha cesado porque como digo es un principio la colaboración cubana en salud. Cuba ha desarrollado un recurso humano, que a pesar del bloqueo económico y las dificultades productivas que tiene, no solo garantiza la salud en la isla sino que está dispuesto a ir a donde no hay atención médica.
En el año 1999, además de esta colaboración, Cuba empieza a dar becas totalmente gratuitas a jóvenes latinoamericanos, y luego llegando Estados Unidos, para que se formen gratuitamente en Cuba con médicos con el único compromiso que teníamos era regresar a nuestros países y dar respuestas a donde hiciera falta. Ahí está una de las principales cosas que las mismas personas defienden de las brigadas cuando llegan a los países y es que los cubanos llegan a lugares donde muchas comunidades no han visto en su vida a un medico, como ha pasado en Brasil, África.
Eso demuestra que a pesar de que en algunos países, como en el nuestro, los recursos humanos en salud, particularmente los médicos en cantidad por millón de habitantes sean adecuados, y de verdad como afirman muchos, no faltan médicos en número. Sin embargo, esos médicos están concentrados en determinadas especialidades y ciudades, entonces tenemos muchísimos lugares a lo largo y a lo ancho de la geografía argentina, sobre todo en el interior profundo, en donde los médicos argentinos no llegan, no están. Tenemos hospitales vacíos, zonas rurales y villas de emergencia a donde nadie quiere entrar. Por lo tanto, a esos lugares van los médicos cubanos, y a esos lugares vamos quienes somos argentinos y nos graduamos allá.
También hay que decir que esto de que hay médicos cubanos en Argentina ya tiene rato porque comenzó en el año 2005 cuando los primeros 50 egresados allá comenzamos a volver. Hoy somos más de 1500 en el país y en toda América Latina estamos llegando casi a los 28 mil, por lo tanto Cuba no solo ha diseminado cooperación médica con médicos dispuestos a trasladarse, sino que también ha formado más de 25 mil médicos en América Latina que hoy estamos distribuidos en esos lugares donde otros no quieren ir.
Que falta, falta, y que muchos médicos argentinos están dando batalla, es verdad, pero como dijo el ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, al momento de hacerse las convocatorias, no se llegó a cubrir las vacantes de zonas críticas de Buenos Aires. A esos lugares irían los cubanos.
Si los médicos argentinos que critican a los cubanos estuviesen dispuestos a ir a esos lugares, entonces el problema no estaría, y no debería venir nadie a ayudar. Por lo tanto, ratifico mi orgullo en mi formación, que es humana, de la salud como derecho, con un gran compromiso de sacrificio y movidos por el amor hacia el otro y no por el lucro. Nos formamos con el lema de que patria es humanidad y así lo hacemos en la práctica médica, nuestros profesores cubanos y los argentinos que tuvimos la gran satisfacción de ser formados en el sistema de salud cubano.
*Lucía Coronel es tucumana y fue directora del Centro Oftalmológico «Che» Guevara, que funciona en barrio San Martín, en la ciudad de Córdoba.
Por el diario La Nueva Mañana