Resumen Latinoamericano, 29 mayo 2020
A CINCUENTA AÑOS DE LA EJECUCIÓN DEL GENERAL PEDRO EUGENIO ARAMBURU Y DEL NACIMIENTO DE LA ORGANIZACIÓN MONTONEROS
Decía Sarmiento : “ los indios son Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado” añadiendo su conocida frase: “los gauchos cuya sangre únicamente sirve para abonar la tierra……”. Fue el autor de la obra troncal “Civilización y Barbarie”, sobre cuyos preceptos ideológicos se construyó la historia oficial que perdura hasta la fecha y en la que muchos se han sentido representados. Son los que en la actualidad pregonan el rechazo a lo que denominan “la grieta” (para revertir su propia historia), en un hábil artilugio cultural que pretende responsabilizar al pueblo y a los trabajadores por una desunión que, gobernabilidad mediante, necesitan ahora superar para bien de sus intereses.
Fue – junto con Mitre y Roca – uno de los prohombres del poder que escribieron la Argentina para su beneficio y el de las oligarquías de la Pampa Húmeda haciendo su justicia ejemplificadora con el genocidio a los pueblos originarios. Los que también y en nombre de la institucionalidad patriótica se encargaron de perseguir y eliminar a los cuadros representativos del ser popular, dejando tras de sí un claro mensaje orientado a mostrar “quién es el que manda”. La larga lista de ejecuciones que nunca termina incluyó al gobernador federal Manuel Dorrego – fusilado en un corral de vacas – o al gobernador montonero Facundo Quiroga, ejecutado en Barranca Yaco y a tantos otros, referentes históricos de un solo lado, nuestro lado. Ellos fueron los “prohombres civilizadores” que pasaron a la historia eliminando sin tapujos a quienes cuestionaron sus intereses, como hicieran con el símbolo más cabal de la otra Argentina que siempre es posible: el Comandante montonero General Ángel Vicente Peñaloza, perseguido por orden de Sarmiento hasta que, rendido e inerme, fuera asesinado de un lanzazo por el jefe de la partida – Pablo Irrazábal – ordenando luego a sus subordinados que lo siguieran apuñalando y lo decapitaran para exhibir su cabeza en lo alto de una pica en la plaza de Olta.
Nuestro lado, la patria montonera y federal que por ese entonces enfrentó a los “civilizadores” oligárquicos, pro-británicos/pro-dependencia, nunca cesó en la lucha. Es el lado al que pertenecemos en la larga trayectoria en la que también hubo que sumar los costos de los fusilamientos “ejemplificadores” del Gral. Aramburu en 1956, del robo y profanación del cadáver de Evita – en el frustrado intento por sacarla del corazón de sus trabajadores – o de los irracionales y brutales bombardeos a la población civil y contra el pueblo, acaecidos en la plaza de Mayo y en los que no tuvieron piedad siquiera para con el transporte colmado de escolares al que hicieran volar, siempre con la misma vocación : el odio oligárquico al pueblo descamisado . Nunca y a pesar de la sangre por ellos derramada dejamos de pertenecer a éste lado que luego fue antiyanqui, en defensa de los diez años de felicidad del pueblo con su proyecto nacional y su grandeza.
Pero la trayectoria no ha variado sus recorridos porque ellos siguen siendo coherentes a la hora de la imposición del castigo sangriento para quien no se somete a sus designios, mientras que por otro lado el pueblo nunca abandonó la voluntad de hacerles frente. Ésta – ha quedado claro – no ha podido extinguirse. Es la voluntad que al cabo de los tiempos “civilizados” de los apropiadores de la riqueza argentina, supo transformarse en el pilar necesario para la toma de conciencia y para la superación cualitativa, no sólo en los planteos de lucha sino también en la defensa del proyecto liberador al que nunca se ha renunciado porque es nuestro legítimo y genuino Norte esperanzador.
En ese camino, un 29 de mayo de 1970, día del Ejército Argentino y primer aniversario del suceso que conmoviera al país – El Cordobazo – fue detenido el General Aramburu para ser sometido al juicio revolucionario que le cupo como principal autor y responsable de la mal llamada “Revolución Libertadora” que el pueblo resignificó como “Revolución Fusiladora”. Él también fue responsable de la “zaga civilizadora” – ahora revanchista – que embistió contra toda expresión de institucionalidad del pueblo y sus trabajadores. Un pueblo que conquistó la anhelada justicia social; que tuvo poder en sus manos y que transformó la felicidad y la calidad de vida en normas y leyes que ellos no pudieron resistir y por lo tanto arrasaron.
La resistencia militante y su crecimiento cualitativo y de conciencia fue la generadora del basamento que, para esa etapa de la trayectoria de lucha, nos legara los cuadros más comprometidos y decididos que supieron arriesgarlo todo frente a la realización de un hecho revolucionario que conmocionó, por su magnitud, al pueblo argentino y al trazado de la historia. La que siempre escribieron los amanuenses de la oligarquía.
Ese 29 de mayo de 1970 – cincuenta años atrás – nacía la Organización Político Militar Montoneros produciendo un quiebre que los poderosos del país nunca se esperaron y que hasta la fecha no aceptan. El día de mayo en que, desde el domicilio del Gral. Aramburu, pleno centro de la Capital Argentina, fuera éste detenido por parte de nuestros compañeros, los jóvenes que materializaron el hecho, para trasladarlo al lugar donde se le expusieron las causas por las que días más tarde fue ajusticiado, expresando las mismas en el comunicado que expresaba :
En el día de la fecha, domingo 31 de mayo de 1970, la conducción de nuestra organización, constituida en Tribunal Revolucionario, luego de interrogar detenidamente a Pedro Eugenio Aramburu, declara:
I- Por cuanto Pedro Eugenio Aramburu se ha reconocido responsable:
1º) De los decretos 10.362 y 10.363 de fecha 9 de junio de 1956 por los que se «legaliza» la matanza de 27 argentinos sin juicio previo ni causa justificada.
2º) Del decreto 10.364 por el que son condenados a muerte 8 militares, por expresa resolución del Poder Ejecutivo Nacional, burlando la autoridad del Consejo da Guerra reunido en Campo de Mayo y presidido por el General Lorio, que había fallado la inocencia de los acusados.
3º) De haber encabezado la represión del movimiento político mayoritario representativo del pueblo argentino, proscribiendo sus organizaciones, interviniendo sus sindicatos encarcelando a sus dirigentes y fomentando la represión en los lugares de trabajo.
4º) De la profanación del lugar donde reposaban los restos de la compañera Evita y la posterior desaparición de los mismos, para quitarle al Pueblo hasta el último resto material de quien fuera su abanderada.
II- Por cuanto el Tribunal lo ha encontrado culpable de los siguientes cargos, que no han sido reconocidos por el acusado:
1º) La pública difamación del nombre de los legítimos dirigentes populares en general y especialmente de nuestro líder Juan Domingo Perón y nuestros compañeros Eva Perón y Juan José Valle.
2º) Haber anulado las legitimas conquistas sociales Instauradas por la Revolución Justicialista.
3º) Haber Iniciado la entrega del patrimonio nacional a los intereses foráneos.
4º) Ser actualmente una carta del régimen que pretende reponerlo en el poder para tratar de burlar una vez más al pueblo con una falsa democracia y legalizar la entrega de nuestra patria.
5º) Haber sido vehículo de la revancha de la oligarquía contra lo que significaba el cambio del orden social hacia un sentido de estricta justicia cristiana.
Así el hecho, y más allá de las teorías conspirativas elucubradas por los propios partidarios de la Revolución Fusiladora, intentando desmistificar la operación que los pondría en derrota y que también les son de utilidad para la eterna condena y persecución del único de los protagonistas que aún vive, el pueblo que no olvida tuvo en Mario Firmenich, Fernando Luis Abal Mendina. Norma Arrostito , Gustavo Ramus, Carlos Capuano Martínez y Emilio Maza, la manifestación reactiva a su largo camino de oprobio , persecución y explotación que todavía hoy – en nuestro lado – es el motivo del esfuerzo y la entrega hacia la Liberación de nuestra Patria sometida.
Como se decía por entonces: nuestra Patria históricamente vapuleada por los intereses del poder ha debido generar – como es natural – su propia resistencia, en lo que concebimos como una guerra civil intermitente que pervive desde nuestros propios orígenes institucionales. Un estado de beligerancia que muchos se han encargado de enmascarar transformándolo en las por ellos denominadas “recurrentes crisis ”, y en el que han sabido elegir al “enemigo público Nº 1”, tal lo que toda fuerza que se hace con el poder necesita para mantener la falaz imagen de “perpetuidad ejemplificadora”, encarnando en el compañero Firmenich al que ellos instalan como “el mal que nunca se debe volver a reeditar” , menos que menos, si cuestiona con dignidad y sustento los intereses de la clase dominante a la que ellos pertenecen.
Dijeron que el hecho fue una operación de inteligencia urdida desde los servicios de Ejército para impedir la probable candidatura a la presidencia de Aramburu. Dicen que desde la ejecución de Aramburu el país se dividió en dos. Actualizaron de manera tendenciosa la disgregación nacional con lo que ellos llamaron “Teoría de los dos demonios” que pretendió convencernos que el sector luchador, combativo y revolucionario debía ser aniquilado por otro demonio necesario, justificando así la última y más cruenta de las dictaduras militares de Videla y el proyecto de Martínez de Hoz.
Lo que nunca dijeron es que Montoneros nació como un proyecto sustentado en la necesidad de continuar la Revolución Inconclusa iniciada un 17 de Octubre de 1945. No dicen nada de la entrega y compromiso de Montoneros por el “Perón Vuelve” y tampoco dicen que la resistencia a la última dictadura implicó el enfrentamiento a la nunca antes vista concentración económica del hasta hoy vigente acrecentamiento de la desigualdad que quedó técnica y culturalmente aceptada como algo natural, así como de las nuevas formas – por entonces nacientes – de la dominación en su nueva fase globalizada : la del neoliberalismo en sus inéditas y amplias facetas como el neoliberalismo ortodoxo y cruel y el neoliberalismo prebendario y oportunista con la cosmética de “capitalismo humanizado”, que deja tras su paso la precarización y expoliación a los trabajadores con sus derechos y conquistas cada vez más conculcados.
Ocultan en definitiva que estamos ante un capitalismo que nunca se rinde frente a un proyecto transformador como el que siempre hemos asumido y que hoy nos pone enfrente de sus expresiones actualizadas como el extractivismo que estamos sufriendo con todas sus implicancias, muchas de ellas generadoras de la emergencia climática. La megaminería es una manifestación del poder del capital que envenena y consume el agua para la supervivencia de la fauna, la flora y la vida humana mientras que los agronegocios siembran de sustancias tóxicas el planeta.
Con todo ello y como lo prueban las disimiles y vastas luchas populares que se libran en la calle, los Montoneros del 29 de mayo de 1970 siguen bregando en la lucha incansable contra el enemigo histórico de la oligarquía neocapitalista por la unidad de todos los trabajadores y el pueblo en un verdadero frente revolucionario, porque seguimos creyendo y afirmando en nuestra vigencia que solo el pueblo salvará al pueblo, con todos los valores que nos nutrieron desde nuestra mística con la que siempre nos animara desde la compañera Evita, con el compromiso y la entrega de los que no están porque cayeron y cuya fuerza nos convoca a mantener en alto – en el hoy y en el mañana – el camino hacia el poder revolucionario basado en nuestras consignas históricas :
PUEBLO U OLIGARQUÍA – IMPERIALISMO O NACIÓN
POR LA PATRIA GRANDE DE NUESTRA LATINOAMÉRICA
Agrupación MONTONEROS – MENDOZA