Argentina. Indígena Wichí denunció torturas en la comisaría de Fuerte Esperanza, Chaco

Argen­ti­na. Indí­ge­na Wichí denun­ció tor­tu­ras en la comi­sa­ría de Fuer­te Espe­ran­za, Chaco

Por Agus­ti­na López Ori­be, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 19 de mayo de 2020

Un miem­bro de la Guar­dia Comu­ni­ta­ria Wha­sek fue encar­ce­la­do el mar­tes pasa­do lue­go de pre­sen­tar­se en la Fis­ca­lía a la que fue cita­do a com­pa­re­cer impu­tado por un deli­to que des­co­no­cía. Denun­cia que lo lle­va­ron a la comi­sa­ría don­de lo des­nu­da­ron y lo deja­ron para­do has­ta el ama­ne­cer con las manos espo­sa­das y ata­das a un tra­ve­sa­ño. Lo mis­mo se repi­tió la noche siguien­te. Tam­po­co le die­ron comi­da ni agua. Ade­más, el comi­sa­rio en per­so­na se encar­gó de mal­tra­tar­lo e insul­tar­lo con tér­mi­nos racistas.

Car­los José Peña­lo­za, wichí de 25 años for­ma par­te de la Guar­dia Comu­ni­ta­ria que nació en El Sau­za­li­to, El Impe­ne­tra­ble Cha­que­ño, bajo la orde­nan­za muni­ci­pal 95218. Esta orga­ni­za­ción neta­men­te indí­ge­na sur­gió como palia­ti­vo deses­pe­ra­do al des­mon­te y al nar­co­trá­fi­co que esta­ba sufrien­do este pue­blo y fren­te a la evi­den­te ausen­cia del Esta­do. En la actua­li­dad tie­nen pos­tas de con­trol para el ingre­so de per­so­nas aje­nas a la comunidad.

Apa­ren­te­men­te la denun­cia radi­ca­da a Peña­lo­za y otros jóve­nes fue de un matri­mo­nio que en su paso por la pro­pie­dad, fue rete­ni­do por­que trans­por­ta­ban en su camio­ne­ta 23 paque­tes de hojas de coca des­de el depar­ta­men­to Riva­da­via, Sal­ta, en un con­tex­to de ais­la­mien­to social obli­ga­to­rio. La pare­ja se indig­nó con la inter­ven­ción wichí y radi­có una denun­cia a la que toda­vía no se pudo tener acce­so. La jus­ti­cia dio cur­so rápi­da­men­te. No para quie­nes se tras­la­da­ban irre­gu­lar­men­te de una pro­vin­cia a otra, sino para los miem­bros de la Guar­dia. Cita­ron, inten­ta­ron inda­gar y detu­vie­ron a este joven de 25 años que no tuvo acce­so a un intér­pre­te o a un abo­ga­do, como dic­ta la ley. 

Tam­po­co al expe­dien­te pero sí lo man­tu­vie­ron para­do has­ta el ama­ne­cer con las manos espo­sa­das col­ga­do de un tra­ve­sa­ño en la comi­sa­ria Fuer­te Espe­ran­za a don­de fue tras­la­da­do. “Esa noche me saca­ron toda la ropa y recién al ama­ne­cer me la devol­vie­ron. Toda la noche con frío aguan­té” decla­ró para Anred. La noche siguien­te, lo mis­mo, des­nu­do. Pen­só que “la men­te iba a per­der estabilidad”. 

El comi­sa­rio José María Pare­des se encar­gó de recor­dar­le su con­di­ción de infra­hu­mano, valor que sue­len dar­les muchos de los crio­llos que viven en esa pro­vin­cia, pero que lo haga un fun­cio­na­rio públi­co es, por lo menos, pro­ble­má­ti­co: “Uste­des no son nada, son wichís” le dijo Pare­des con des­pre­cio. “Yo no res­pon­dí, miré su iden­ti­fi­ca­ción y por eso se el nom­bre”, rela­tó Peña­lo­za. Agre­gó que lo tras­la­da­ron como si fue­ra un terro­ris­ta, cam­bián­do­lo de móvil varias veces y con una trein­te­na de uni­for­ma­dos que esta­ban por todas partes.

Mien­tras estu­vo pre­so, la comu­ni­dad se mani­fes­tó cor­tan­do la ruta. Pidie­ron su liber­tad y hubo repre­sión a car­go de la poli­cía cha­que­ña sin impor­tar que haya muje­res y niños. En un comu­ni­ca­do de la Guar­dia Wha­sek denun­cia­ron que exis­te una cam­pa­ña de cri­mi­na­li­za­ción, des­pres­ti­gio y vio­len­cia hacia ellos por­que tocan intere­ses de los pode­ro­sos: “bus­can hacer creer a la socie­dad que somos para­mi­li­ta­res pagos, nos lla­man delin­cuen­tes arma­dos, nos dicen sedi­cio­sos”. Pero lo cier­to es que esta Guar­dia es inno­va­do­ra, fue crea­da con un mar­co legal del dere­cho argentino. 

Ade­más actúa, lue­go de mesas de enla­ce y con­ve­nios con minis­te­rios pro­vin­cia­les aden­tro de su pro­pie­dad comu­ni­ta­ria con títu­lo otor­ga­do por el Ins­ti­tu­to de Colo­ni­za­ción de la pro­vin­cia bajo el núme­ro 1164 y que le adju­di­ca 100 mil hec­tá­reas a las fami­lias y comu­ni­da­des indí­ge­nas que la ocu­pan ances­tral­men­te. En el docu­men­to ade­más, prohí­be usar o explo­tar direc­ta o indi­rec­ta­men­te ese terri­to­rio a per­so­nas físi­cas o jurí­di­cas, no indígenas.

Por AnRed

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