Resumen Latinoamericano, 29 mayo 2020
Para mayo de 1970 Argentina y el
mundo experimentaban cambios inimaginables.
Argentina venía, golpe tras golpe
militar, en un proceso que se acelera fundamentalmente a partir de 1955.
A pesar de ello, el alto grado de
resistencia popular fue creciendo exponencialmente y a principios de los 60 se
hizo imparable.
Los procesos de Liberación en el
Tercer Mundo, la victoria de Vietnam sobre los invasores yanquis, la Revolución
Cubana y la caída del Che contribuyeron también a encender las mejores luchas
anticapitalistas y antiimperialistas en nuestras tierras.
Entre 1969 y 1970 se produjeron dos
enormes gestas en la Argentina que cambiarían por completo la calidad de la
lucha de los 15 años previos de resistencia.
Una de ellas fue indudablemente el
Cordobazo que significó una señal clara de las condiciones reales de conciencia
de la Clase Obrera y el Pueblo.
Cuando hablamos del Cordobazo no sólo
nos referimos a la Pueblada cordobesa sino además a todas las enormes luchas
que lo precedieron y continuaron los años siguientes.
Un pueblo entero de obreros y
obreras, los y las estudiantes, clases medias y pobres, codo a codo en las
calles haciendo retroceder a enormes fuerzas de Seguridad.
El Córdobazo y otros levantamientos similares mostraron a las y los jóvenes revolucionarios de esos años que tantos esfuerzos, sacrificios y sangre vertida en períodos anteriores habían hecho carne en la conciencia.
Y también dejó en claro que era
necesario elevar el espontaneismo de las masas, que se debía dar un paso más y
que era necesario, sí o sí, dar otra señal más contundente aún.
El Cordobazo nos mostró que no se
podría avanzar en un proceso revolucionario sin organización, sin dirección y
sin dotar a las masas de la convicción de luchar por algo más que sus
reivindicaciones.
De lo que se trataba era de luchar
por el Poder. De dar por finalizada la gloriosa Resistencia y encarar de lleno
un proceso revolucionario.
Naufragaban los sueños progresistas.
Selladas todas las salidas «democráticas». Las contradicciones de la
Guerra Fría no contenían a nuestro Pueblo.
El descrédito de los dirigentes
políticos y sindicales domesticados y burocratizados (incluyendo los del
Peronismo) era una realidad imposible de revertir.
La Dictadura anunciaba 20 años de
permanencia. Y ya, entre los años 1959 – 1963 habían aparecido las primeras
guerrillas rurales que, aún derrotadas, dejaron una indeleble huella en la
historia.
La Historia nos estaba invitando a
hacer historia y en Montoneros no dudamos en ir a su encuentro.
Lo que faltaba se produjo exactamente
un año después del Córdobazo.
El Aramburazo fue un símbolo que
contenía en sí, todas las reivindicaciones anteriores, conscientes que a partir
de ese hecho ya no habría vuelta atrás en la lucha de clases y
antiimperialista. Ningún acuerdo podría sustituirla.
A diferencia de otros procesos o de
otros proyectos que se estudian y planifican, el Aramburazo fue producto de
pocas cuestiones de principios y mucha convicción y sobre todo audacia. Mucha
audacia personal y política.
Eso es justamente lo que emparenta el
Aramburazo con el Córdobazo, une ambas gestas en una sola, las amalgama a punto
tal que no podría entenderse la primera sin haberse hecho antes realidad la
segunda. El hermanamiento entre el nacionalismo popular revolucionario, el
marxismo y el innegable aporte de la Teología de la Liberación impregnaba
doctrinariamente las dos gestas.
Ambas eran parte de lo que se
disputará de ahí en adelante: el Poder.
El poder real, el poder de todo, el
verdadero poder.
Para 1970 era innegable el alto nivel
de conciencia de las masas como lo demuestra el Córdobazo. El General Aramburu
no era sólo la expresión de un fusilador, era además la representación en su
época de la dominación y la explotación. En ese momento histórico, los 500 años
de ocupación colonial sufridos en Nuestra América y en Argentina, se veían
reflejados en este militar gorila y vendepatria.
Aramburu era la representación de un
caudillo del Ejército cipayo argentino que se iría formando en las Escuelas norteamericanas.
Ese Ejército que reprimió a mansalva
en Córdoba debía ser golpeado, surgiera lo que surgiera de ese golpe. Sean contradicciones internas, sean que
salten las caras más aberrantes. Ambas se produjeron.
El Córdobazo y el Aramburazo lo
hicieron posible.
Montoneros no hizo otra cosa que
aceptar el desafío al que nos convocaba el período histórico que vivíamos.
El proyecto nacional, popular y
revolucionario que levantó Montoneros a partir de la ejecución del fusilador de
patriotas suponía un enfrentamiento, a todo o nada, con las clases dominantes y
esto está íntimamente asociado a la Patria Socialista.
El socialismo nacional que impulsaba
Montoneros suponía una nueva sociedad sin explotadores ni explotados.
Necesidad que, para nuestra patria, sigue
tan vigente ‑o más aún a la luz del desarrollo que tuvo el capitalismo y el
imperialismo en este siglo- como lo fue en ese momento.
Hoy, a 51 años de la gesta histórica
de masas del Córdobazo y a medio siglo de la no menos histórica de Montoneros,
las y los militantes de esa Organización, que sobrevivimos a la peor represión
del siglo XX en Argentina y quienes hoy transitan por similares caminos
emancipatorios, seguramente deberemos hacer una síntesis acerca de los motivos
que condujeron al fracaso de aquellas luchas y que hasta la fecha han impedido
alcanzar los objetivos por los que dieron la vida millares de militantes
populares. Siempre considerando la plena vigencia de las causas por las que
luchamos y por las que seguiremos luchando desde los distintos lugares de
construcción donde estamos insertados e insertadas para alcanzar los objetivos
de la Revolución inconclusa.
PRIMERAS FIRMAS:
Roberto Cirilo Perdía, Eduardo «Negro» Soares, Jorge
Falcone, Carlos Martínez, Federico Giuliani, Carlos Aznárez, Juan C. “Pipon”
Giuliani, Gustavo Franquet, Norman Briski, Eduardo «Vasco» Murua,
Ricardo Peidro, Carina Maloberti, Roberto Baschetti, María Inés Firmenich, Luis
Buonomo, David Lanuscou, Pancho Langieri,
Jorge Lewinger, Hugo Cánepa, Fernando Esteche,
Hortensia «Tenchi» Espínola, Fernando Saez, Lizzie Murphy,
Beto Ledesma, Hugo Descalzo, Fernando Trices, , Carmen Inés Salcedo, Johnny
Murphy, José Luis De Francisco, Marie
Pasqale Chevance Bertin, Susana Rearte, Rolando Zanetta, Nora Patrich. Juan
José Del Giudice, Juan Manuel «Cacho» Musri, Miriam Di Marzio, Juan
Martín Griffo, Daniel Sampaoli, Alejandro Ignaszewski, Andrea Tomaino, Julio
Pomacusi, Carlos Malamati, Cecilia Bianchi, Juan José Del Gudici, Ana Rosa
Ambrogi, Guillermo Caviasca, Carlos Leonardo Díaz, Eduardo
Guidobono, Alejandro Maudet, Nilda «Coca» Rapari, Alejandro
Lencinas, Alejandro «Chicle» Cordoba, Federico Rodriguez Moreno,
Susana Quirós , Graciela Ríos de Carrica, Ricardo Calabria, Roque Ortiz,
Juan Costa, Martin Zoraida, Daniel Vicente Cabezas, Felipe Bellingeri, Diego
Molina, Ariel Dybner, Marta
Ibarbia, Carlos Comitini, Víctor “Beto” Diaz, Anabela Plataroti
Rene Bonora, Sergio Gomez, Nahuel Castillos, Luis Ponce, Alejandra Rodríguez,
Carlos Perez Rizzo, Miguel Fernández, Daniel Moreno, Lucia
Precenti, Maria Victoria Sodero, Ricardo Ruiz, María Mercedes Flores,
Maria Pomacusi Urquizu, Carina Peralta, Alicia Pizzabiocche Rubino, Julio
Sánchez, César Abdullah Estepo Amaro, Heriberto Gordillo, Norma Gordillo,
Carmen Gordillo, Gloria Gordillo,
Beatriz Lopez, Alejandro Miguel Saguier, Juan Carlos Schneiter, Liliana
Solinas, Julio Humberto Luna, Jorge Luis Ubertalli Ombrelli, Adolfo
Francisco Ruiz, Ricardo Hirsch, Sol Solinas, José «Güeso» Sayago,
Horacio Omar Rojas, Jorge Antonio Lamaita, María Torrellas, Fernando “Cacho”
Candiani, Fernando “Tata” Carozzi, Pedro Cánepa, Héctor
Dragoevich, Claudio Fernández, Hugo Flores, Paola Belpassi, Roberto Rade,
Héctor Daniel Li Causi, Juan de Dios Uriarte, Silvia Conselmo, Rubén Mellana,
Horacio Rafart, Leonardo Fermín Martínez, Lucio Pedro Aberastain Ponte, Miguel
Ángel Descaillaux, Laura Vázquez, Mabel Franzone, Luis Farina, Víctor Mario
Cuellar. Marcos Vidaurre, Martín Díaz, Miguel Maita, Alejandro Vilas, Javier
Berezan, Mario Ruhl…
Adhesiones: soloelpueblosalvara2020@gmail.com