Resumen Latinoamericano, 25 mayo 2020
Luego de más de 50 positivos en el barrio que
se ubica entre Quilmes y Avellaneda, se cerró la circulación y se
entregará comida casa por casa.
(Foto: Acumar.gob.ar)
El fin de semana se lanzó el plan Detectar en
varias villas bonaerenses y se detectaron más de 50 casos de coronavirus
en Villa Azul, un barrio popular que se ubica entre los partidos de
Quilmes y de Avellaneda, en el sur del conurbano bonaerense, por lo que
la provincia decidió aislarlo preventivamente para evitar que el virus
continúe circulando en esa zona.
La decisión fue tomada en conjunto por los gobiernos nacional y
provincial y los intendentes de ambos municipios, Mayra Mendoza, de
Quilmes, y Jorge Ferraresi, de Avellaneda, para intentar contener el
brote. La «idea es que todo el barrio se quede en casa», aseguró el
viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak.
Desde el municipio de Avellaneda se detalló que el «aislamiento comunitario estricto» será por 15 días y que por esas dos semanas se considerará contacto estrecho a todo el barrio.
«El barrio está cerrado por las fuerzas de seguridad entre las calles Lincoln, Ramón Franco, acceso sudeste y Sargento Cabral. Nadie puede salir salvo criterio sanitario. A cada vecino y vecina se les va asegurar comida, elementos de limpieza, desinfección e higiene personal. Se va relevar que necesidades tienen para evitar que salgan (ej. Alimentos para celíacos, remedios, etc). Se van a instalar dos módulos del Ministerio de Salud de la Nación dentro del barrio», informaron.
En un comunicado difundido este lunes, el municipio destacó la buena predisposición de vecinos y vecinas y señalaron que el objetivo es que aquellos que presentan síntomas parecidos al COVID no sigan en el barrio: a quienes tienen síntomas leves se los traslada a centros de asilamiento, como la Universidad de Quilmes, y a quienes tienen síntomas más graves se los igresa al hospital.
En paralelo, el gobierno provincial y los municipios reforzarán la
ayuda social. «Si pudiera no salir nadie de Villa Azul sería lo ideal y
por eso tenemos que reforzar la asistencia», explicó en diálogo con El
Destape Radio el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia
de Buenos Aires, Andrés Larroque.
«Encontramos 53 positivos, lo cual es un número muy alto, y se
tomaron medidas urgentes. Villa Azul tiene una parte en Quilmes y otra
en Avellaneda. La de Avellaneda fue urbanizada y la de Quilmes no”,
detalló el ministro.
«Hay muchos pasillos, hay mucha
aglomeración, y eso hace que el potencial de contagio sea muy rápido y,
en función de esta situación, se ha planteado cerrar la circulación
hacia afuera y tratar de minimizar la circulación interna, reforzando la
asistencia de todo tipo, alimentaria, y otro tipo de recursos que la
gente del barrio necesite», sostuvo.
A raíz de que «mucha gente
va a comedores y ollas populares», la provincia va a realizar
la «entrega de mercadería en cada casa, así la gente no tiene que
trasladarse para poder comer, porque ese es un foco de contagio
importante».
«Otra medida que no nos agrada, pero tiene que ver con frenar este foco y no expandirlo es reducir al mínimo la salida de personas del barrio. Es una medida que a nadie le gusta pero la verdad es que no hay otra alternativa», sostuvo y explicó que la medida será «por un período, primero de 15 días y, después, de un mes para tener evaluación clara a ver si frenó o no la circulación».
Militarización del barrio es rechazado por sectores del vecindario
A principios de mayo en Quilmes había un centenar de personas
infectadas de Covid-19, otro tanto estaban en estudio y ya había cuatro
fallecidos. En esas horas Carla Lacorte y Carlos Musante, referentes del
Frente de Izquierda de Quilmes, decían en este sitio
que “si se pretende enfrentar seriamente a la pandemia es fundamental
la realización de testeos masivos en todos los barrios del distrito,
particularmente en aquellos en los que las condiciones de vida pueden
darle un carácter de propagación exponencial, así como dotar a los
vecinos de todos los elementos sanitarios necesarios y a los médicos de
todos los insumos y medidas requeridas para su protección”.
El mismo planteo lo hacían en ese momento organizaciones barriales de esa localidad del sur del conurbano bonaerense (gobernada por el Frente de Todos). Por caso, los habitantes de Villa Azul, barrio de unos 6.000 habitantes (compartido con Avellaneda, también intendencia FdT) llevaban semanas reclamando por la falta de agua potable, kits de higiene, alcohol en gel, lavandina y jabón. Como es de esperar, la mayoría de quienes viven ahí trabajan precaria e informalmente, por lo que a la pandemia se sumó la pérdida casi total de ingresos. Lo mismo demandaban en Villa Itatí, lindera a Villa Azul y con casi 50.000 habitantes.
Según datos oficiales del Municipio de Quilmes, en todo el partido ya
hay 278 casos confirmados, seis personas murieron y 240 casos
sospechosos esperan resultados. Del total de casos confirmados, el 20 %
vive en Villa Azul, allí donde desde hacía muchas semanas se pedía
infructuosamente agua, higiene y testeos tempranos.
Hoy Villa Azul es noticia porque allí se detectaron 53 casos positivos de Covid-19 y otros 50 quedaron en estudio. Fue tras realizarles el hisopado a unas 125 personas a las que les hallaron síntomas, en el marco de varias recorridas por el barrio realizadas a través del programa DETeCTAr (en coordinación con provincia y Nación).
La intendente quilmeña Mayra Mendoza aseguraba a la prensa desde esas calles precarias: “estamos nuevamente en los barrios puerta a puerta. En el caso de Villa Azul haciendo una búsqueda activa de casos sospechosos para identificar gente que pueda tener coronavirus, y de esa manera proponerles la internación y la recuperación mientras se conoce su resultado”.
Mayra Mendoza durante el operativo | Foto Twitter Mayra Mendoza
Junto a ella el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi, agregaba:
“es fundamental articular acciones con Quilmes y el resto de los
distritos de la región. Trabajamos juntos para fortalecer la presencia
del Estado en los barrios más vulnerables, con el objetivo de prevenir
los contagios y la propagación del virus”.
Entre ellos paseaba vestido casi de astronauta para evitar ser contagiado el inefable Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia y amante de las militarizaciones y el control social (sobre todo a los más pobres).
En cuestión de horas, con la celeridad con la que no proveyeron
alcohol, lavandina y agua a la población, ambos municipios, la
gobernación y la presidencia resolvieron saturar el barrio con la
Policía Bonaerense y la Gendarmería y convertir al barrio en un gueto
prohibiendo la entrada y salida de personas.
Por si fuera poco, el Estado ya ingresó al barrio móviles, logística y militares del Ejército que, con la tarea de repartir comida (al menos esa es la tarea por ahora), le dan un tono verde oliva (de triste significado en la historia reciente argentina) al paisaje quilmeño.
La Policía Bonaerense y la Gendarmería en las calles de Villa Azul | Fotos de vecinos del lugar
Paralelamente al operativo de militarización, habló la secretaria de
Acceso a la Salud de la Nación Carla Vizzotti. Respecto al caso de Villa
Azul dijo que “se está trabajando con las organizaciones de los barrios
para minimizar al máximo el contacto. La idea es fortalecer el
distanciamiento físico y minimizar la circulación a otros barrios
populares que están cerca”. ¿Es realmente así? Parece que no.
Con comprensible indignación, vecinas, vecinos e integrantes del comedor Los Cebollitas
de Villa Azul difundieron un comunicado en el que denuncian que desde
este domingo “se ha militarizado el barrio, prohibiendo la salida y el
ingreso de los habitantes con un vallado custodiado por la Policía y
Gendarmería”.
“No es con estas medidas que se enfrenta la pandemia del Covid-19”,
afirman. Y recuerdan que en el barrio son “cientos de trabajadores
formales e informales que hemos perdido nuestra fuente de ingreso”.
Debido a ellos tuvieron que cerrar el comedor popular. “Cerramos Los Cebollitas,
sito en la calle Caviglia al 400, como otros que funcionaban en el
barrio, por la falta de entrega de alimentos y donde las familias
obtenían su único plato de comida”.
Pero las vecinas y vecinos de Villa Azul saben que la militarización
es la respuesta oficial para ponerle un “parche” represivo al despojo
estructural que sufren desde hace añares (y con todos los gobiernos)
miles y miles de personas en las villas y asentamientos del Área
Metropolitana de Buenos Aires y de las ciudades más pobladas del país.
Por eso van más allá en el reclamo.
“Para poder mantener la cuarentena es necesario un subsidio de $
30.000 para todos los desocupados y precarizados; provisión inmediata de
alimentos para los comedores populares; garantizar kit de limpieza y
protección en todos los barrios; testeos masivos a toda la población de
los barrios carenciados, donde hay casos positivos, comenzando por
quienes se desempeñan en los comedores populares; soluciones
habitacionales de emergencia para las familias hacinadas y para aislar a
quienes han tenido contacto con personas contagiadas”, finaliza el
comunicado.
En Villa Azul y el resto de los barrios precarios y vulnerables las organizaciones sociales, los comedores y merenderos y muchas vecinas y vecinos levantan la voz frente a un Estado que, más allá de los colores políticos y los discursos, les muestra ante todo, y mucho antes que la asistencia de emergencia, su cara más cruel: hambre, pobreza y represión.
Ministro de Seguridad Sergio Berni en Villa Azul | Foto La Política Online