Por Javier Larraín; Resumen Latinoamericano, 19 mayo 2020
Sociólogo, docente, investigador y académico de la Universidad Mayor
de San Andrés (UMSA), autor de una decena de libros y cientos de
artículos y ensayos de análisis político y social referidos a Bolivia y
América Latina, publicados en medios nacionales y extranjeros,
pergaminos más que suficientes para entablar un diálogo con Eduardo Paz
Rada acerca del acontecer en el país andino-amazónico.
Como es habitual en él, ante la propuesta de abordar temas ásperos
–como la caída del Proceso de Cambio en noviembre pasado– u otros
francamente odiosos –como el diario vivir actual – , el profesor no hace
el quite a ninguna pregunta y amablemente asiente a reflexionar con
nuestro equipo.
Profesor, se han postergado, hasta inicios de agosto, las
elecciones presidenciales y parlamentarias en Bolivia, ¿cuál es la
posición del campo popular boliviano y del binomio del Movimiento Al
Socialismo (MAS) al respecto? ¿A quién perjudica y favorece la prórroga?
Dos han sido los motivos centrales de la postergación de las
elecciones generales en Bolivia: el primero debido a la pandemia del
coronavirus, que está causando un pánico planetario por sus efectos
letales, y el segundo por el interés de las oligarquías políticas y
económicas de prorrogarse en el control del gobierno el mayor tiempo
posible, para implementar las contrareformas neoliberales, desmontando
el proyecto nacional-popular implementado por el gobierno de Evo Morales
y el Movimiento Al Socialismo (MAS) y buscando apuntalar a su
candidatura oficialista. Las organizaciones y movimientos populares con
distintas características y en las diversas regiones del país, con sus
movilizaciones y acciones de resistencia, han mostrado su músculo y
fortaleza, a pesar de la represión, persecución y amedrentamiento del
gobierno de facto, para establecer la agenda electoral, entre ellas la
fijación de fecha para los comicios; en este sentido la dirigencia del
MAS, sus candidatos, así como la Asamblea Legislativa han cumplido este
mandato al fijar los tiempos para la realización de las elecciones.
Si se toma en cuenta las candidaturas con mayores posibilidades, se
advierte que el binomio del MAS ha conseguido ampliar su ventaja sobre
los otros candidatos por el fracaso del gobierno y sus aliados de usar
el golpe de Estado con fines electorales y más aún si se analizan las
tendencias de las encuestas (integradas en un resumen publicado por una
institución alemana) hasta el mes de febrero que le daban un porcentaje
de 36%, mientras que Carlos Mesa y Gustavo Pedraza de Comunidad
Ciudadana (CC) conseguían 20%, Jeanine Áñez (la autoproclamada
presidenta) y Samuel Doria Medina de JUNTOS 20% y Fernando Camacho y
Marco Pumari de CREEMOS 13%. La ineficiencia para administrar las crisis
sanitaria y económica por parte del Gobierno han permitido el
crecimiento del MAS, CC y CREEMOS, a pesar de la utilización de los
aparatos de gobierno que permiten a JUNTOS realizar una activa campaña.
¿Cómo caracterizaría al Gobierno de Áñez en estos ya casi
siete meses de gestión, tanto en materia política, económica, seguridad,
entre otras?
Se trata de un gobierno que pretende implementar la Restauración
Neoliberal con el apoyo del imperialismo norteamericano y las
oligarquías locales, esto ya se ha comenzado a ejecutar con la total
liberalización de las exportaciones agrícolas, el pedido de dotación de
tierras a los grandes terratenientes (de la soya principalmente), la
autorización al uso de transgénicos, la deuda de 350 millones de dólares
con el Fondo Monetario Internacional (FMI) –que impone condiciones
neoliberales – , la oferta de privatización de la explotación e
industrialización de litio, las concesiones mineras, el anuncio de
nuevas normas favorables a las transnacionales petroleras, la
paralización de la planta industrializadora de urea y fertilizantes con
fines de privatización y el dudoso manejo de las empresas de
telecomunicaciones ENTEL, de la aérea BOA y de la de energía ENDE.
El correlato de esta orientación económica, como indicamos antes, es
la política de represión y persecución a todo intento de defensa de los
principios y derechos establecidos en cualquier sistema democrático,
controlar, como lo está haciendo, los medios de comunicación y castigar
la libertad de expresión crítica, utilizar el ministerio público y el
poder judicial con fines políticos, así como criminalizar las
manifestaciones de protesta social.
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se han convertido en
actores centrales por su papel ejecutor de las tareas de represión y
amedrentamiento que les impone el Gobierno tanto en los aspectos
relacionados a las protestas sociales y regionales por la cuarentena
como a los vinculados a la crítica por los medios de comunicación y las
redes sociales y a la organización política de los movimientos sociales.
En relación a la gestión de control de la pandemia, la administración
ha sido deficiente particularmente por la falta de una política
sanitaria, la baja o inexistente realización de test de control, la
falta de medios básicos de atención como equipos de bioseguridad para
los trabajadores de la salud, respiradores artificiales y unidades de
terapia intensiva. A esto se agrega la descoordinación y contradicciones
entre las instancias del Ministerio de Salud y los Servicios
Departamentales de Salud (SEDES).
En los seis meses del gobierno de facto se han producido innumerables
crisis internas con la salida y cambio de al menos seis ministros, así
como las destituciones y renuncias de gerentes y ejecutivos de empresas e
instituciones estatales por denuncias de corrupción. De la misma manera
se han presentado infinidad de denuncias por nepotismo y uso indebido
de bienes del estado.
¿Cuál es la situación de los pueblos indígena originario campesino en esta coyuntura?
Por una parte, los discursos y las prácticas del racismo nuevamente
se han posicionado de manera intensa en muchas autoridades con
declaraciones que los identifican como “salvajes”, “hordas”,
“ignorantes” y otros calificativos, por otra parte, con algunas
excepciones, los indígenas han sido despedidos de los ámbitos públicos,
cuando en el pasado reciente eran los protagonistas de la gestión
pública nacional. Llama la atención que algunas propuestas públicas se
orientan a suspender o reducir las representaciones indígenas con el
argumento de que sus asambleístas son elegidos con pocos votos.
Para nadie es un secreto que para que cayera el Proceso de
Cambio se requirió una articulación de actores internos y externos, en
el caso de estos últimos, particularmente la administración Trump y la
Organización de Estados Americanos (OEA), ¿cómo se enfrenta una campaña
electoral y recupera la democracia con tamaños adversarios?
Es una tarea muy difícil si se toma en cuenta que el cuadro de la
geopolítica internacional está cambiando fuertemente y Estados Unidos y
su presidente Donald Trump están desesperados por mantener el dominio y
control sobre América Latina y el Caribe. Para esto han
instrumentalizado a la OEA y a varios gobiernos de la región como
mecanismos de provocación e intervención. Sin embargo, los nuevos
equilibrios mundiales han impedido, hasta hoy, una intervención militar
directa sobre Venezuela y han aceptado los triunfos electorales de
Manuel López Obrador en México y Alberto Fernández en Argentina. En el
caso boliviano el imperialismo y las oligarquías van a intentar frenar
un triunfo electoral del MAS con campañas millonarias de desinformación y
amedrentamiento o, en su caso, con nuevos golpes de Estado que impidan y
prolonguen la realización de elecciones, esto tendrá, sin embargo,
consecuencias funestas debido a la movilización y resistencia del pueblo
boliviano a los intentos de prórroga.
“La
lucha de clases en Bolivia está íntimamente vinculada a la lucha
nacional de liberación, bajo la concepción de la contradicción principal
entre ‘imperialismo y semicolonia’”
¿Cuál es el plus del binomio “Lucho-David” para conquistar
las preferencias del electorado boliviano? ¿Cree que puedan ganar en
primera vuelta? Y, de triunfar, ¿piensa que la oposición aceptará su
derrota y les cederá el mando?
Los candidatos del MAS tienen cualidades muy valiosas frente a los
otros candidatos, no solamente porque han demostrado una calidad y éxito
en sus gestiones como ministros de Evo Morales, sino por su compromiso,
principios, respeto a la voluntad y decisión del pueblo boliviano en
una coyuntura complicada. Luis Arce ha sido el titular de la política
económica que ha hecho que Bolivia tenga elevados niveles de crecimiento
sostenido durante 14 años, mercado interno fortalecido, reducción de
las tasas de pobreza y miseria, procesos de industrialización,
redistribución de la riqueza y cuentas financieras claras, en tanto que
David Choquehuanca se ha destacado como un estadista indígena porque ha
desarrollado una política internacional sobresaliente con la diplomacia
de los pueblos, los procesos de integración regional como la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de
Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), las gestiones en las Cumbres de
los Pueblos y en la Organización de Naciones Unidas (ONU), con la
aprobación de los Derechos de los Pueblos Indígenas, los Derechos de la
Madre Tierra y el respeto a la soberanía y autodeterminación de los
pueblos.
En las condiciones actuales, a menos de tres meses de las elecciones,
es altamente probable que los candidatos del MAS ganen en una primera
vuelta electoral con más del 40% de votos y una diferencia mayor a 10%
de su principal adversario, la no aceptación de la voluntad electoral
podría llevar al país a una situación insostenible. La responsabilidad
institucional del Tribunal Electoral, de la Asamblea Legislativa, del
Tribunal de Justicia, de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional
será puesta a una prueba mayor.
¿Cuál es el estado actual de la lucha de clases en Bolivia?
La lucha de clases en Bolivia está íntimamente vinculada a la lucha
nacional de liberación, bajo la concepción de la contradicción principal
entre “imperialismo y semicolonia”, de ahí que el golpe de Estado de
noviembre del año pasado ha significado un retroceso en la potencia
patriótica, nacional y popular, antiimperialista y revolucionaria,
puesto que el imperialismo tiene directa presencia en el palacio de
gobierno a través de un funcionario de la embajada de Estados Unidos que
es secretario privado de Áñez y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
comienza a intervenir en las decisiones del país, en tanto que las
oligarquías locales y las burguesías comerciales y financieras se han
instalado en las instituciones centrales del Estado. Es, por tanto, un
freno y retroceso del proceso de liberación nacional; con todo, las
bases construidas en los pasados 17 años, con el pueblo organizado, la
clase obrera y los campesinos a través de la Central Obrera Boliviana
(COB), los indígenas de Occidente y Oriente y el fortalecimiento del
Estado como eje articulador del potenciamiento económico, la democracia
participativa, la soberanía y la unidad nacional no han sido derrotados y
están activos y resistiendo el embate neoliberal.
En estos meses, imagino que al interior del progresismo y las
izquierdas locales, y ciertamente desde la academia comprometida, han
podido hacer un balance de los aciertos y desaciertos en los 14 años de
gestión, y particularmente del abordaje de la crisis de octubre y
noviembre. Al respecto, ¿cuáles cree fueron los mayores errores
cometidos y cuáles los aciertos en estos casi tres lustros?
La resistencia al neoliberalismo y la rebelión nacional-popular de
octubre de 2003 han sido el gran trampolín para asegurar los triunfos
electorales de Evo Morales. Su gobierno nacionalista indígena y
antiimperialista, con la Asamblea Constituyente, la participación
política de la diversidad social boliviana y la nacionalización y
recuperación de los hidrocarburos y los recursos naturales, así como con
el proceso de industrialización de los hidrocarburos y del litio, que
lanzó a Bolivia a un campo de grandes potencialidades económicas, junto a
una política internacional de soberanía y dignidad con una
participación activa en los procesos de integración latinoamericana y
caribeña de raíces bolivarianas con miras a la construcción de la Patria
Grand,e concentra una serie de aciertos; en tanto que, con el paso de
los años de gobierno, los errores y desaciertos estuvieron en las
concesiones realizadas a la oligarquía del Oriente, a las
transnacionales mineras y petroleras, al poder bancario y financiero, al
apoyo dado a los propietarios de los grandes medios de comunicación
antinacionales, al descuido de la organización y participación más
protagónica de los movimientos populares, a la burocratización del
Gobierno, a la debilidad organizativa y política del MAS, a la
insuficiente tarea de construir unas Fuerzas Armadas y una Policía
Nacional con mayor compromiso patriótico y a decisiones políticas como
la nueva reelección en momentos en que la estrategia de dominación
imperialista estaba en ascenso y estableció una fórmula cuidadosa para
lanzar su zarpazo en Bolivia.
¿Qué pasó en las jornadas de octubre y noviembre y cómo pudo
ser que fuera tan rápido y contundentemente derrotado un proceso como el
boliviano?
Por una parte, fue un trabajo milimétrico y muy bien calculado, de
muchos meses, y ejecutado por los estrategas del gobierno de Estados
Unidos, utilizando todas las fichas, condiciones y elementos de acción:
los medios de comunicación y sus campañas millonarias contra Evo Morales
y su gobierno, la jerarquía de la Iglesia católica y las iglesias
protestantes, las organizaciones de pequeños grupos de activistas muy
bien preparados ideológicamente y para acciones de provocación, incluso
violenta, que tuvieron gran influencia en importantes sectores de la
juventud y de la población de sectores medios tradicionales y acomodados
de las ciudades, los dirigentes políticos de oposición al MAS como los
de CC, el Movimiento Demócrata Social (MDS) y Unidad Nacional (UN), los
políticos de Acción Democrática Nacionalista (ADN), del Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR) y Nueva Fuerza Republicana (NFR)
asentados en Washington y Miami, los Comités Cívicos, algunas
personalidades públicas como rectores, periodistas, analistas y docentes
universitarios, sectores policiales que impulsaron y realizaron el
motín policial del 9 de noviembre, que fue el momento clave, y sectores
de las Fuerzas Armadas que actuaron en el momento preciso del golpe de
Estado bajo la orden norteamericana.
Por otra parte, el desgaste de la relación del Gobierno con los
movimientos populares, la ausencia de debate político e ideológico, las
concesiones a los sectores conservadores, la duda e incertidumbre en
las autoridades principales del Gobierno ante la emergencia que comenzó
en octubre, dando retrocesos, abriendo brechas para las maniobras de
Luis Almagro de la OEA y probablemente considerando improbable un
desenlace de ruptura del proceso democrático. La reacción de los
movimientos populares mejor organizados, como en el Chapare y El Alto,
fue tardía, cuando se produjeron las agresiones de los líderes cívicos y
policiales a la whipala y el resurgir violento de acciones racistas.
¿Cómo caracterizaría el Proceso de Cambio que hubo en Bolivia
y por qué? (Una revolución… un gobierno nacionalista-popular, etc.).
Fue resultado de una revolución, de una rebelión popular, la de 2003,
en la que, como momento constitutivo y ante el vaciamiento ideológico y
la crisis, el pueblo expulsó a Gonzalo Sánchez de Lozada y con él al
sistema económico y político neoliberal de partidos e instaló
paulatinamente un proyecto patriótico, nacionalista con hegemonía y
predominio indígena-campesino, que impulsó un proceso de liberación
nacional antiimperialista articulado a la integración latinoamericana,
instalado sobre la radicalización de la democracia y la participación
activa y organizada de los movimientos sociales en el MAS, el Pacto de
Unidad y los sindicatos de la COB.
“En
este momento la situación de la integración latinoamericana y caribeña
que tenga un carácter liberador y bolivariano está estancada y, más aún,
en retroceso”
A nivel internacional tempranamente se reconoció la riqueza
boliviana en cuanto al aporte que brindaba el ideario de vida de los
pueblos indígena originario campesino y la cosmovisión ancestral. ¿Cuál
es la riqueza de esto en términos de pensamiento y vida y que pueda
aportar a sociedades modernas y occidentales como la nuestra? ¿Hacia
dónde considera que debe caminar Bolivia y cómo?
La concepción del suma qamaña, del Vivir Bien, incorporada a
la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, tiene
importantes aportes no solamente en el contexto andino o
latinoamericano, sino de alcances mayores por la premisa de la
articulación armónica entre los seres humanos, la naturaleza y el cosmos
en correspondencia con prácticas comunitarias de reciprocidad,
redistribución, autosuficiencia de alimentos, vestido y vivienda,
respeto mutuo y dignidad. La tesis del socialismo comunitario como
desenlace histórico, tomando las características propias de Bolivia,
tienen su relación directa con los planteamientos estratégicos de la
construcción de la Nación Latinoamericana, de la Patria Grande, como
socialismo latinoamericano y caribeño.
A la luz de los hechos, ¿cree posible en un país como Bolivia
hacer reformas democratizadoras estructurales sin tener como respuesta
violencia de parte de las oligarquías? En caso negativo, ¿cómo avanzar
entonces?
Sin duda que la lucha de clases y la lucha nacional de liberación,
aún en procesos democratizadores radicales, no están exentas de luchas,
enfrentamientos y violencia porque las oligarquías y el imperialismo no
quieren perder sus dominios, poderes, privilegios y millonarias
ganancias por la explotación de recursos naturales y la fuerza de
trabajo, por esta razón las fuerzas nacional-populares, el pueblo
organizado y movilizado deberá tener una vanguardia política sólida y el
proceso hegemónico por la soberanía, la dignidad y la defensa de las
recursos naturales y la liberación deberá alcanzar a las fuerzas
militares y policiales. El caso emblemático de la violencia de la
oligarquía oriental se produjo en octubre del 2008, cuando se pretendió
federalizar y dividir Bolivia y fue repelido por los movimientos
sociales populares y las Fuerzas Armadas; el otro, en 2019, cuando se
produjeron masivas manifestaciones urbanas con grupos civiles
organizados que impulsaron el golpe de Estado, el motín policial y luego
las masacres de Senkata y Sacaba. Lo procesos históricos tienen
avances, estancamientos y retrocesos y en el caso boliviano será el
pueblo organizado que con su lucha y resistencia definirá su destino.
Algo llamativo del caso boliviano, a diferencia de lo
ocurrido en otros países del continente donde ha asumido la derecha, es
el encono y ensañamiento de la burguesía, masacrando población civil,
persiguiendo a opositores políticos, entre otras acciones. ¿Por qué esa
radicalidad de la reacción?
Las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales
producidas en Bolivia en los últimos treinta años, con la emergencia
popular de Conciencia de Patria (Condepa) y el MAS y la aprobación de
una Constitución que establece los derechos de los pueblos indígena
originario campesinos, han sido de tal profundidad que las estructuras
fuertemente institucionalizadas y “naturalizadas” de racismo,
discriminación, exclusión, explotación y dominación a las mayorías
indígenas y mestizas han saltado en pedazos y esto no pueden ni pudieron
asimilar las élites señoriales y políticas desplazadas
democráticamente, las que han aprovechado la oportunidad del golpe de
Estado para manifestar su venganza y racismo con mayor violencia.
¿Cuál es el papel de las Fuerzas Armadas y la Policía en
Bolivia en cuanto al aparente arbitraje que asumen cuando se profundiza
la lucha de clases? ¿Qué debe hacerse con instituciones como esas?
Requieren ser democratizadas y modernizadas?
Tienen una gran responsabilidad institucional en este momento
histórico, sobre todo por las consecuencias que pueden presentarse en
términos de enfrentamientos, revoluciones más profundas y choques de
alta violencia si no se respeta la voluntad popular, la del voto, que es
la vía aceptada como acuerdo social y político para la formación de los
poderes del Estado, lo contrario significará que han perdido el
horizonte mínimo de su rol en el contexto de necesidad de recuperar la
democracia en el país. Durante los años del gobierno de Evo Morales, a
diferencia de los años del neoliberalismo, cuando fueron empequeñecidas y
maltratadas como el propio Estado boliviano, han tenido las mejores
condiciones materiales, técnicas, educativas y estructurales para
cumplir su papel, especialmente en la totalidad del territorio
boliviano, en la integración social y regional interna y en la
definición de políticas de seguridad, defensa y organización de un
Estado fortalecido; este espíritu patriótico de soberanía y dignidad
deberán ser recuperados para no quedar como responsables del hundimiento
nacional.
Por último, en su calidad de pensador de la totalidad
regional y mundial, ¿qué futuro ve a la integración latinoamericana y
caribeña? Y, ¿cuál es el papel estratégico que puede jugar Bolivia en
ella? ¿Cómo analiza el tablero continental en la coyuntura actual?
En este momento la situación de la integración latinoamericana y caribeña que tenga un carácter liberador y bolivariano está estancada y, más aún, en retroceso, sobre todo si comparamos con los grandes saltos dados en los anteriores años. La experiencia de la Cumbre de Mar del Plata de 2005, la acción de los gobiernos de Hugo Chávez, Lula da Silva, Néstor Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa, Fidel y Raúl Castro, Daniel Ortega, entre otros, marcaron un horizonte de integración hacia la liberación de los pueblos frente a la dominación imperialista. Ahora los gobiernos en buena parte de los países de la región se han alineado bajo la batuta del gobierno de Estados Unidos y han hecho de la OEA su espacio de acción y conspiración contra los gobiernos nacionalistas, antiimperialistas, de izquierda o progresistas. Sin embargo, las condiciones mundiales de crisis geopolítica, de crisis sanitaria, de crisis económica y de crisis política abren mayores posibilidades a la multipolaridad, en la que América Latina y el Caribe tienen posibilidades de formar un bloque de influencia internacional solamente si están unidos. Corresponde recordar que en los momentos históricos de crisis, como las guerras mundiales, el crack de 1929 o momentos de profunda crisis en las metrópolis capitalistas han generado revoluciones profundas como la rusa, la china, la vietnamita o procesos de independencia y liberación nacional o nacionalistas defensivos en África, Asia y América Latina, con un fortalecimiento interno, protagonismo de los Estados nacionales y un proteccionismo económico, en este caso regional, para enfrentar con cierto éxito los desafíos futuros. Es una situación incierta en medio de la pandemia, pero también de oportunidad para la lucha por un futuro de igualdad y bienestar de los pueblos en la perspectiva de unidad de la Patria Grande.
fuente: Correo del ALBA