Por David Torres, Resumen Latinoamericano, 11 mayo 2020
Mientras muchos alcaldes en el sur de Bolívar, entregaban las ayudas humanitarias en bolsas negras para que la gente no conozca el contenido interior; la guerrilla del ELN, en zona rural del municipio de San Pablo, Bolívar entregó a los campesinos mercados con minuta.
Ellos, los ciudadanos del campo, cansados de esperar que llegaran los alimentos por parte del Estado colombiano, aquellos que costaron millones de pesos y que salen de los recursos propios del pueblo, nunca llegaron; mientras otros mandatarios le quitaban de la boca, el pan a los pobres, porque están viciados en malos hábitos de pegarse hasta del último centavo del erario público.
Los subversivos entregaron los mercados a familias rurales, sin mirar su condición política, religiosa o económica, a todos les llegó, almeno un grano de arroz.
Es la imagen patética de un panorama grotesco que nos coloca al lado de países ruines como Paraguay y Ecuador, donde se roban hasta una aguja y donde los mandatarios Locales viven del dolor ajeno, sin importarle la amenaza a que nos tienen sometido un bichito minúsculo que ni siquiera podemos ver… el coronavirus. EL COVID-19 nos tiene arrinconado y con la posibilidad de padecer e incluso de exterminar toda la especie humana, considerada la más depredadora y destructora del mundo.
Ellos, los rebeldes, enviaron a las casas de los campesinos de San Pablo, granos y proteínas, que se convirtieron en un aliciente para sostener a sus familias, en medio de esta pandemia que cambio el orden mundial.
Aquí No hay Nombre, Ni identidad, Ni país, al igual que la obra de García Márquez “El coronel NO tiene quien le escriba” la paradoja de un periodo atípico, donde se cerraron grandes ciudades; donde las culturas demostraron estar en alto riesgo de amenaza; donde los que creemos en lo divino, también morimos.
Nos podríamos atrevernos a escribir algo de la novela de nuestro nobel “…Un hombre mayor de grandes orejas, pelo negro y cabeza grande” Es el personaje principal de la obra que no identifica al campesino… es la vida que se refleja el día a día de una mañana fresca campesina que huele a estiércol de vaca, aromatizada por el oxígeno puro que expele el néctar de la flor del monte que eclosiona detrás de la manigua para atraparnos en el encanto de la vida. Estos hombres y mujeres no tienen un nombre propio que los identifique y todos en el caserío, lo conocen por este título de ser humano”
La guerrilla les tapó la boca a muchos alcaldes con esta actuación; No para evitar que se contaminen del COVID-19, sino que demostró que en un momento de crisis, son más honestos que nuestros propios mandatarios que manejan el dinero del pueblo; que mochaban o disminuyen los mercados para aumentar su vientre grasoso, siendo hoy investigados por robarle la comida a las familias más humildes y como dijo el Presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, castigo para las ¡Ratas de Alcantarillas” Que lo que no se comen, lo orinan para que se vuelva inservible.
fuente: Periódico El Original