Por Raúl Kollmann /Resumen latinoamericano, 4 mayo 2020
El artículo cita un ejemplo ya adelantado por este diario. El único penal en el que se testeó a todos los presos fue el Instituto Correccional de Ohio, The Marion. «El total de internos es de 2.500 y en el momento en que The Lancet entró a impresión, habían dado positivo 2.000», dice la publicación.
Las fotos correponden a un reportaje gráfico de AFP en las cárceles de El Salvador.
Imagen: AFP
Una de las revistas de ciencia más importantes del mundo The Lancet, publicó una nota con el contundente título: «las prisiones no están de ninguna manera preparadas para afrontar la covid – 19». El artículo cita un ejemplo ya adelantado por este diario
. El único penal en el que se testeó a todos los presos fue el Instituto
Correccional de Ohio, The Marion. «El total de internos es de 2.500 y
en el momento en que The Lancet entró a impresión, habían dado positivo 2.000″, dice la revista.
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En la provincia de Buenos Aires
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Según estableció The Lancet, hubo 375 positivos
en Nueva York en una muestra tomada en los penales, pero se trata del
10 por ciento de la muestra, o sea que los contagiados son unos 3.750.
«En esa cifra hay que tener en cuenta que no se consideran los que se
contagiaron después del estudio ni los trasladados ni los fallecidos.
Pero entre los penitenciarios, los empleados, que consiguen mucho más
fácilmente que se les haga el test, los contagiados ya suman mil en
Nueva York, según el informe del Concejo Correccional del estado», redondea la publicación.
La nota firmada por Talha Burki tiene fecha 2 de mayo y
concreta un relevamiento internacional. La periodista sostiene que son
muy pocas las cárceles que tienen hospitales, por lo cual los
contagiados que entran en situación más compleja tienen que ser
trasladados al sistema de salud público, el mismo que trata a la
población general. Pero The Lancet no menciona que allí
compiten por camas y respiradores, sino que pone el acento en que no es
nada fácil que a un preso lo lleven al hospital: «significa hacer intervenir a los oficiales penitenciarios y disponer un transporte.
Los
que administran las cárceles son, ya habitualmente, reacios a poner en
movimiento esos mecanismos por un solo preso». Pero la revista menciona
que, además, ahora hay menos personal –se produce ausentismo entre los
penitenciarios por la misma pandemia– y eso deriva en que el interno
tiene que estar muy mal para que lo deriven. Mientras tanto siguió
contagiando a otros presos que, por supuesto, también terminarán
compitiendo por camas y respiradores.
La única verdad
«Los presos comparten baños, duchas, lavabos, comedores. Duermen en cuchetas y en algunos países en el suelo –le dice a The Lancet el
doctor Frederick Altice, de la Universidad de Yale – . En estas
condiciones es imposible afrontar una epidemia, una vez que entra a
cualquier penal. La prisión no tiene como manejar a un contagiado. El diagnóstico es tardío y cuando un infectado llega a un hospital, tiene un deterioro mucho mayor que el habitual«.
La revista hace un recuento de lo que pasa alrededor del mundo,
donde hay unos 11 millones de presos, con Estados Unidos como país con
mayor cantidad, 2,2 millones de internos. Pero los casos más
dramáticos que señala son los de Filipinas en que hay 215.000 presos en
cárceles que tienen lugar para 40.000 personas o Myanmar, país que tiene
92.000 presos y sólo hay para atenderlos 80 médicos.
Brasil tiene nada menos que 773.000 presos y, según la responsable de la organización Human Rights Watch, citada por The Lancet, Tamara Taraciuk Broner, «las condiciones en las prisiones sudamericanas están dadas para que el virus circule y circule».
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Opinión
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«Se pueden perfectamente descomprimir las cárceles sin
afectar en forma seria los niveles de inseguridad. El acento puede estar
puesto en los internos imputados en causas relacionadas con drogas, que
son una enorme cantidad«, remata el doctor Altice. The Lancet
cita la resolución de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, alentando a los países a liberar presos y
cita algunos números: «Francia redujo el número de presos en 10.000; Italia disminuyó los internos en 6.000; Chile dejó en libertad a unos 1.300.
Y
muchos estados norteamericanos están haciendo lo mismo. Son casos de
presos de bajo riesgo. En el Reino Unido el número a reducir es de 5.000
pero las autoridades reconocen que se podría bajar la cantidad de
presos en 15.000, un quinto del total de 75.000 que hay en la
actualidad.
Todavía hay que ver si los gobiernos están dispuestos
a reducir la cantidad de presos todo lo necesario para bajar el peligro
de que el Covid – 19 atraviese los muros de las cárceles y termine
afectando a todos».