Estado Español. El matadero (no solo de animales) de la

Esta­do Espa­ñol. El mata­de­ro (no solo de ani­ma­les) de la loca­li­dad de Binéfar

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 mayo 2020

Este últi­mo 25 de abril han sal­ta­do todas las alarmas
en los medios de comu­ni­ca­ción al vol­ver­se vira­les unos vídeos en los que salían
cien­tos de tra­ba­ja­do­res del mata­de­ro Lite­ra Meat, en Biné­far, hacien­do
cola para rea­li­zar test masi­vos. Lo alar­man­te de estos vídeos era que no se
guar­da­ba nin­gu­na medi­da de segu­ri­dad
en dichas colas; no había
dis­tan­cia­mien­to entre los tra­ba­ja­do­res, y la mayo­ría de ellos no dis­po­nían de
mas­ca­ri­llas (ni que diga­mos de EPI). El hecho es que pare­cía que fue­ran los
pro­pios tra­ba­ja­do­res los ani­ma­les que esta­ban espe­ran­do antes de ser llevados
al mata­de­ro
.

Como resul­ta­do, en una situa­ción tan crí­ti­ca como
esta, las con­se­cuen­cias han sido escla­re­ce­do­ras; de los más de 700 trabajadores
a los que se les hicie­ron los test, 263 han dado posi­ti­vo. Pero no nos
pode­mos con­fun­dir, este bro­te no ha sur­gi­do por un des­cui­do de “minu­tos” tal
como se ase­gu­ra en la pren­sa, sino que obvia­men­te este bro­te es fru­to de la polí­ti­ca
de la pro­pia empre­sa
en la que no se uti­li­za nin­gu­na medi­da de segu­ri­dad, por
lo que el con­ta­gio está más que ase­gu­ra­do. Por con­si­guien­te, no han lle­ga­do a
sor­pren­der decla­ra­cio­nes como la de Gre­gory Oroz­co, que ase­gu­ra que “el día
20 de mar­zo se con­fir­ma­ron los tres pri­me­ros tres afec­ta­dos por la enfermedad
en Pini y des­de la empre­sa reci­bí ins­truc­cio­nes para que guardáramos
silen­cio
y colo­cá­ra­mos unos car­te­les en el come­dor don­de se ase­gu­ra­ba que
la plan­ta esta­ba libre de la Covid19”
o esta decla­ra­ción de Fernando
Mar­tí­nez, que des­ta­ca que “lo de des­pe­dir a quie­nes cogían la baja era la
polí­ti­ca de la empre­sa des­de abrió sus puer­tas. Está cla­ro que todos estos
pro­ble­mas han sido cau­sa­dos por unos tipos a los que se ha deja­do cam­par a
sus anchas y crear un nido de explo­ta­ción de tra­ba­ja­do­res
, en su mayoría
inmi­gran­tes y con poco arrai­go en la zona”
.

Uno se pue­de lle­gar a pre­gun­tar cómo no se ha
podi­do denun­ciar estas prác­ti­cas antes
, pero la res­pues­ta es sin duda el
pan de cada día que se vive en muchas empre­sas, y sobre todo en un sec­tor como
el cár­ni­co. En Lite­ra Meat, la mayo­ría de los tra­ba­ja­do­res son inmi­gran­tes
(a poder ser recién lle­ga­dos), lo que difi­cul­ta una bue­na comu­ni­ca­ción y
orga­ni­za­ción den­tro de la empre­sa dado que la mayo­ría no hace mucho que
lle­ga­ron a Espa­ña y no domi­nan el idio­ma ni cono­cen sus dere­chos. Si a eso le
suma­mos que las sec­cio­nes sin­di­ca­les más repre­sen­ta­ti­vas de la empre­sa (CCOO
y UGT
) ya ama­ri­llea­ron el
pro­ce­so de selec­ción de su pri­mer dele­ga­do sin­di­cal, ponien­do así a una persona
de con­fian­za de Rober­to Pini (el due­ño de la empre­sa), nos da un cóc­tel del que
solo se vier­te pre­ca­ri­za­ción y ple­na liber­tad para el empre­sa­rio para
impo­ner unas pési­mas con­di­cio­nes de trabajo. 

De
hecho, se ha teni­do que crear un escán­da­lo públi­co de tal cali­bre para que
estas orga­ni­za­cio­nes “actua­ran”. Están bajo pre­sión ya que no quie­ren que
los demás se den cuen­ta a qué intere­ses res­pon­den
, por lo que tan­to ellos
como los medios apa­ren­ta­rán preo­cu­par­se por lo que suce­de allí, has­ta que los
áni­mos se tran­qui­li­cen y pue­dan seguir sin hacer nada por los tra­ba­ja­do­res como
has­ta aho­ra. En esta mis­ma línea, Fer­nan­do Mar­tí­nez, decla­ra­ba que a
nadie le ha impor­ta­do lo que suce­día ahí den­tro
has­ta que la enfer­me­dad ha
crea­do un pro­ble­ma de salud públi­ca”
.

LOS PINI, MAFIA
EMPRESARIAL

La
empre­sa Lite­ra Meat per­te­ne­ce a un hol­ding empre­sa­rial lla­ma­do “Pini
Hol­ding”
(recor­de­mos que un hol­ding se tra­ta de una socie­dad cuya función
prin­ci­pal es la de for­mar un gru­po de empre­sas adqui­rien­do el total o la
mayo­ría de sus accio­nes, con­vir­tién­do­se en sus due­ños, y sin más acti­vi­dad que
la pro­pia ges­tión de éstas), y a la cabe­za está la pro­pia fami­lia Pini,
ori­gi­na­rios de Ita­lia. Esta fami­lia se dedi­ca a con­tro­lar empre­sas del
sec­tor cár­ni­co
dis­tri­bui­dos por Euro­pa, y sus prác­ti­cas carac­te­rís­ti­cas de una
mafia
se han hecho eco allá por don­de van.

La
figu­ra visi­ble del mata­de­ro es Pie­ro Pini, que ya fue dete­ni­do en 2017,
en su mata­de­ro de Polo­nia (Kutno), acu­sa­do de un frau­de fis­cal de 35 millo­nes de zlotys (8.159.000 euros) a
tra­vés de la crea­ción de trein­ta empre­sas fic­ti­cias. Este capo sabía desde
enton­ces las ven­ta­jas de con­for­mar una empre­sa con tra­ba­ja­do­res inmi­gran­tes (en
ese caso roma­níes); car­ne de cañón para la explo­ta­ción. Es más, hoy en
día, el fis­cal pola­co Lodz (el que lle­vó el caso) con­si­de­ra a Pie­ro Pini como uno
de los mayo­res esta­fa­do­res
de la his­to­ria de Polonia.

Por si fue­ra poco, en mar­zo de 2019, cuan­do se
esta­ba a pun­to de inau­gu­rar el mata­de­ro de Biné­far, fue dete­ni­do tam­bién por
frau­de fis­cal
en otro de sus mata­de­ros en Hun­gría, por una can­ti­dad similar
a la de Polo­nia. A la luz de la des­con­fian­za que sus­ci­tó en Ara­gón por eso,
Lite­ra Meat sacó un comu­ni­ca­do en el que se des­en­ten­día de toda vinculación
con las empre­sas pola­cas y hún­ga­ras
y de Pie­ro Pini, ale­gan­do que Lite­ra Meat es pro­pie­dad al cien por cien
de la empre­sa ita­lia­na Pini Hol­ding S. R. L., de la que es due­ño, tam­bién al
cien por cien, Rober­to Pini. Lo que tal vez no se dijo en ese comu­ni­ca­do es que
Pie­ro Pini sigue sien­do admi­nis­tra­dor soli­da­rio de la empre­sa jun­to al
res­to de la fami­lia (Mar­ce­llo, Fran­ces­co y Rober­to, este últi­mo incorporándose
en abril, des­pués del arres­to de Pie­ro). Obvia­men­te, da igual que se borre al
“Vito Cor­leo­ne” de la fami­lia, ya que el res­to de sus com­po­nen­tes siguen
ope­ran­do en la mis­ma línea que se venía haciendo.

EL SECTOR CÁRNICO,
FUENTE DE EXPLOTACIÓN

No son pocas las veces que sale algún tema de
escán­da­lo labo­ral rela­cio­na­do con el sec­tor cár­ni­co. En un sec­tor don­de se
acen­túa la con­cen­tra­ción de tra­ba­ja­do­res inmi­gran­tes, fal­sas coope­ra­ti­vas, y la
prác­ti­ca anu­la­ción de los dere­chos labo­ra­les
, gene­ra un foco de potencial
cre­ci­mien­to de la desigualdad. 

El suce­so más recien­te lo pudi­mos ver en ESFOSA,
uno de los mata­de­ros más impor­tan­tes de Cata­lu­ña. Al igual que con Lite­ra Meat,
en ESFOSA se tra­ba­ja­ba en unas con­di­cio­nes lamen­ta­bles en las que los
acci­den­tes labo­ra­les y las enfer­me­da­des pro­fe­sio­na­les esta­ban a la orden del
día; tur­nos sobre­hu­ma­nos, retri­bu­cio­nes de 900 euros o infe­rio­res… Sin
embar­go, a tra­vés del impul­so del sin­di­ca­to COS (Coor­di­na­do­ra Obrera
Sin­di­cal), se con­si­guió rea­li­zar huel­gas y paro­nes en la pro­duc­ción para
pro­tes­tar no solo por las con­di­cio­nes de tra­ba­jo, sino por los constantes
ata­ques pro­ce­den­tes de la empre­sa para des­mo­vi­li­zar todo inten­to de organización
(ERE, san­cio­nes, ame­na­zas de liqui­dar la empre­sa…). Tras los éxi­tos
cose­cha­dos a raíz de estas huel­gas, COS fue efec­ti­va­men­te un ejem­plo de
sin­di­ca­lis­mo alter­na­ti­vo, dejan­do ver has­ta don­de se pue­de lle­gar con una fuer­te
uni­dad de cla­se y de lucha con­tra el terro­ris­mo patronal.

No obs­tan­te, el con­tex­to en el que se desa­rro­lla el
mata­de­ro de Lite­ra Meat es com­ple­ta­men­te dife­ren­te. Con el COVID-19 amenazando,
el mie­do de los tra­ba­ja­do­res es doble, y no es para menos, pues­to que, si
se con­ta­gian o mues­tran sín­to­mas de haber­se con­ta­gia­do, son inme­dia­ta­men­te des­pe­di­dos.
Por eso no es raro ver tra­ba­ja­do­res que inten­tan ocul­tar sus sín­to­mas para así
no per­der el pues­to de tra­ba­jo con la situa­ción tal y como está aho­ra. Por
con­si­guien­te, si jun­ta­mos el hecho de que nume­ro­sos tra­ba­ja­do­res ocul­tan sus
sín­to­mas para no ser des­pe­di­dos, y en la empre­sa no se pro­por­cio­na ninguna
medi­da de segu­ri­dad para evi­tar con­ta­gios, solo tene­mos que sumar 1+1 para
dar­nos cuen­ta de que no es nin­gu­na sor­pre­sa que die­ran posi­ti­vo más del 25% de
los tra­ba­ja­do­res a los que se hizo el test.

Itu­rria /​Fuen­te

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