Las prin­ci­pa­les víc­ti­mas de la cri­sis del Covid somos las muje­res tra­ba­ja­do­ras. El caso de Vane­sa Sán­chez (vídeos) – La otra Andalucía

Hace años que veni­mos denun­cian­do des­de el Sin­di­ca­to Anda­luz de Tra­ba­ja­do­res y Tra­ba­ja­do­ras la dis­cri­mi­na­ción por cues­tión de géne­ro en el mer­ca­do laboral.

Este es un pro­ble­ma que vie­ne afec­tan­do a las muje­res tra­ba­ja­do­ras y que hoy, se ve acen­tua­do por la cri­sis sani­ta­ria y eco­nó­mi­ca del Covid-19.

Así nos lo reve­lan los alar­man­tes datos del pri­mer tri­mes­tre de la Encues­ta de Pobla­ción Acti­va (EPA) del Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Esta­dís­ti­ca (INE) con una tasa de empleo de las muje­res que se dis­tan­cia de la de los hom­bres en 11,07 pun­tos por­cen­tua­les, con una tasa de paro de muje­res tra­ba­ja­do­ras que supera en 3,5 pun­tos a la mas­cu­li­na mien­tras que la tasa de acti­vi­dad está 10,6 pun­tos por deba­jo de la de los hombres.

Si nos ceñi­mos a los datos esta­dís­ti­cos, resul­ta­ría que casi un 47% de muje­res en edad de tra­ba­jar per­ma­ne­cen inac­ti­vas, por­cen­ta­je muy por enci­ma al de los hom­bres. Pero, ¿englo­ban estas cifras a las muje­res que tra­ba­jan en eco­no­mía sumergida?

Ola­lla Cas­tro en nom­bre de Nación Anda­lu­za-Gra­na­da en soli­da­ri­dad con Vane­sa Sánchez

Por­que lo que no refle­jan estos datos son las cien­tos de miles de muje­res que tra­ba­jan sin con­tra­tos, sin dere­chos y sin pro­tec­ción social.

Lim­pia­do­ras, cama­re­ras, coci­ne­ras, emplea­das del hogar, jor­na­le­ras, fre­gan­ti­nas… muje­res que tra­ba­jan en negro, o con con­tra­tos frau­du­len­tos coti­zan­do muchas menos horas de las que tra­ba­jan y, que cuan­do pier­den sus empleos debi­do a la pan­de­mia des­ata­da por el Covid-19, se que­dan o bien sin nin­gún tipo de ingre­so o con una mise­ra­ble prestación.

Tam­po­co pode­mos olvi­dar en esta lis­ta de muje­res “inac­ti­vas” a todas aque­llas muje­res cuya acti­vi­dad se cen­tra en los cui­da­dos del hogar y de sus familiares.

Entre los sec­to­res más afec­ta­dos por esta cri­sis, se sitúa a la cabe­za el sec­tor ser­vi­cios que casual­men­te o no, es un sec­tor muy femi­ni­za­do. Tan solo en este sec­tor se con­cen­tra un 97% de la pér­di­da de pues­tos de tra­ba­jo, sien­do un 48,42% mujeres.

Pero no ha sido este el úni­co sec­tor femi­ni­za­do que ha sufri­do el impac­to eco­nó­mi­co de la cri­sis sani­ta­ria, des­ta­ca tam­bién el sec­tor de ser­vi­cio domés­ti­co (con más de un 87% de muje­res emplea­das) y otros sec­to­res don­de la pre­sen­cia feme­ni­na supera el 67% de los empleos.

Que la tasa de des­em­pleo feme­nino haya aumen­ta­do en los últi­mos meses has­ta supe­rar el 56% con una ten­den­cia a la alza no es sino una corre­la­ción que vie­ne deter­mi­na­da por el hecho de que somos las muje­res quie­nes sufri­mos peo­res con­di­cio­nes en el mer­ca­do labo­ral: con­tra­tos a tiem­po par­cial y/​o tem­po­ra­les, por cir­cuns­tan­cias de la producción…

Tra­ba­jos pre­ca­rios, peor remu­ne­ra­dos y que se carac­te­ri­zan por la inse­gu­ri­dad labo­ral recaen fun­da­men­tal­men­te en las muje­res que hoy englo­ban las lis­tas del paro o que han que­da­do en una situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad, de ham­bre y nece­si­dad, sin nin­gún tipo de cober­tu­ra social al tra­ba­jar en eco­no­mía sumergida.

Si bien es cier­to que la pér­di­da de empleo ha afec­ta­do a la cla­se tra­ba­ja­do­ra en gene­ral, tam­bién lo es que no debe­mos olvi­dar las des­igual­da­des implí­ci­tas en el actual sis­te­ma eco­nó­mi­co que dis­cri­mi­nan a la mujer en el ámbi­to labo­ral (entre otros). Como tam­po­co pode­mos obviar que la crea­ción de empleo no atien­de a una polí­ti­ca de igual­dad entre hom­bres y muje­res, sien­do noso­tras, las tra­ba­ja­do­ras las que más difi­cul­ta­des tene­mos a la hora de incor­po­rar­nos al mer­ca­do laboral.

Las con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas y socia­les de la pan­de­mia del covid-19 están sien­do devas­ta­do­ras para noso­tras. Ya no solo per­de­mos nues­tro empleo remu­ne­ra­do, sino que ade­más el tra­ba­jo de cui­da­dos no remu­ne­ra­do de las muje­res nos ha des­bor­da­do con el cie­rre de las escue­las y la aten­ción a nues­tros mayo­res en tiem­pos tan deli­ca­dos para su salud y su bien­es­tar. Un tra­ba­jo invi­si­bi­li­za­do en con­di­cio­nes cua­si escla­vas que sin embar­go es vital para el desa­rro­llo de la economía.

Esta “nue­va nor­ma­li­dad” es un aten­ta­do con­tra nues­tros dere­chos y una nega­ción de nues­tras opor­tu­ni­da­des para desa­rro­llar­nos en igual­dad de opor­tu­ni­da­des, tan­to en el ámbi­to labo­ral como personal.

La sec­ción sin­di­cal de CLECE SA en el Hos­pi­tal Vir­gen de las Nie­ves apo­ya a Vanesa. 

No solo nos hemos con­ver­ti­do en víc­ti­mas quie­nes hemos per­di­do nues­tros pues­tos de tra­ba­jo o quie­nes nos hemos vis­to afec­ta­das por un ERTE o por la reduc­ción de jor­na­da, tam­bién han con­de­na­do a las tra­ba­ja­do­ras de las empre­sas que han opta­do masi­va­men­te por la moda­li­dad del teletrabajo

Es insos­te­ni­ble la sobre­car­ga de tra­ba­jo que sufren las muje­res que tie­nen que com­pa­ti­bi­li­zar tele­tra­ba­jo y el cui­da­do de la casa y la fami­lia con las escue­las y los cen­tros de día cerra­dos si no exis­te corres­pon­sa­bi­li­dad en los hoga­res o, si esta situa­ción se da en hoga­res mono­pa­ren­ta­les (con un 82% de muje­res). Y es impor­tan­te seña­lar, que la fal­ta de res­pon­sa­bi­li­dad com­par­ti­da en el núcleo fami­liar es pro­duc­to de una edu­ca­ción y una cul­tu­ra que difí­cil­men­te vamos a cam­biar de la noche a la maña­na. Y no debe­mos olvi­dar que esta cul­tu­ra patriar­cal ha sido ali­men­ta­da por el pro­pio sis­te­ma capi­ta­lis­ta para explo­tar doble­men­te a la mujer, en su papel pro­duc­ti­vo, repro­duc­ti­vo y de cuidados.

Será pues, el pro­pio sis­te­ma el que nos con­de­ne a las tareas del hogar para sopor­tar su cri­sis eco­nó­mi­ca y solo nos res­ca­ta­rá cuan­do nece­si­te mano de obra barata.

No obs­tan­te, des­de el Sin­di­ca­to Anda­luz de tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras, cree­mos que la situa­ción de la moda­li­dad del tele­tra­ba­jo no pasa exclu­si­va­men­te por la corres­pon­sa­bi­li­dad, sino por una regu­la­ri­za­ción de este sis­te­ma de tra­ba­jo: esta­ble­cien­do meca­nis­mos de con­trol hora­rio, de jor­na­das, calen­da­rio labo­ral, des­co­ne­xión digi­tal segura…y por supues­to, regu­la­ri­zan­do des­de una pers­pec­ti­va de géne­ro para que las muje­res poda­mos com­pa­ti­bi­li­zar nues­tros empleos con la vida, en general.

En este esce­na­rio de retro­ce­so en los dere­chos y en la igual­dad ple­na y efec­ti­va de la mujer, hoy más que nun­ca se hace nece­sa­ria la lucha orga­ni­za­da don­de las muje­res ten­ga­mos un papel protagonista.

La com­pa­ñe­ra des­pe­di­da Vane­sa Sán­chez en un acto reivindicativo.

Y se hace nece­sa­rio esta­ble­cer lazos de soli­da­ri­dad con las com­pa­ñe­ras que luchan por nues­tros dere­chos, como es el caso de nues­tra com­pa­ñe­ra Vane­sa, dele­ga­da sin­di­cal en el sec­tor de la lim­pie­za que fue des­pe­di­da por defen­der los dere­chos de las tra­ba­ja­do­ras en un sec­tor alta­men­te femi­ni­za­do y por ende, pre­ca­ri­za­do. Una mujer tra­ba­ja­do­ra, madre de dos hijas que se enfren­ta a las empre­sas RYDALCA, VERDIBLANCA y a la pro­pia Jun­ta de Anda­lu­cía, para defen­der su pues­to de tra­ba­jo y dar dig­ni­dad a un sec­tor en el que las muje­res no pue­den ser sus­ti­tui­das como fre­go­nas ni se pue­den barrer sus derechos.

En este con­tex­to de cri­sis y de expo­lio a los dere­chos de las muje­res, que Vane­sa recu­pe­re su pues­to de tra­ba­jo y sus dere­chos es una bata­lla gana­da en la gue­rra con­tra el sis­te­ma patriar­cal y los ges­to­res del capi­ta­lis­mo hacia nues­tra igualdad.

El SAT de Cádiz con Vane­sa Sánchez. 

Tras 11 años tra­ba­jan­do como lim­pia­do­ra en la Dele­ga­ción de Turis­mo de la Jun­ta de Anda­lu­cía en Gra­na­da, nues­tra com­pa­ñe­ra y dele­ga­da sin­di­cal Vane­sa, en la últi­ma subro­ga­ción, que­dó fue­ra de la mis­ma. Es un cla­ro caso de repre­sión sin­di­cal: los patro­nes pres­cin­die­ron ile­gal­men­te de la com­pa­ñe­ra por haber plan­ta­do cara a los abu­sos en un sec­tor alta­men­te precarizado. 

Fuen­te: SAT-Granada

Samuel Axarquía

Nacido en la comarca de la Janda. Asentado en la Axarquía.

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