Por Joel López Muñoz, Resumen Latinoamericano, 19/05/2020
“Sí, hay una lucha de clases y la estamos ganando los ricos” Una frase muy siniestra dicha por Warren Buffett, uno de los empresarios y accionistas más grandes de los Estados Unidos, alejada de toda ética de la responsabilidad, con una advertencia de contenido muy perverso. Y así la supuesta libertad de mercado es considerada para estos pocos ricos como el arma para continuar con el incremento de sus tasas de ganancias a costa de la miseria de millones de personas.
En un contexto de estructura mundial con uno de las más altos índices de desigualdad en el historia, frases como estas son reducidas muchas veces a defender la “libertad” de los mercados. Según uno de los abanderados del libre comercio Adam Smith, el autor del libro: “La riqueza de las naciones, el mercado debe regularse automáticamente, como un efecto cascada; lo cual nunca ha llegado a pasar de las hojas de los los libros a una pràctica real y lamentablemente la mano sí es invisible, nunca se ha visto.
Según Von Hayek uno de los padres del neoliberalismo, la regulación del estado desde las democracias lleva al comunismo y es preferible una dictadura como la de Pinochet en Chile que un instrumento estatal que regule los mercados. Desde los discursos libertarios se habla mucho de terribles dictaduras en América Latina con gobiernos populares, que sacan a millones de la pobreza, pero poco se habla de las dictaduras de los mercados, y las corporaciones, que son meras máquinas de crear desigualdades. Pero no es un instrumento único, esta aplanadora va acompañada de un poder, un lenguaje y un medio de circulación.
En el siglo XX una de las grandes crisis mundiales fue la de 1929, “La gran Depresión” donde sale una figura fundamental, un economista británico, llamado Keynes, que tiene una idea brillante que le transmite a Franklin Roosevelt presidente de los Estados Unidos. ¿Sí el mercado anda mal, por qué no una economía pública como respuesta desde el estado? Y así con inversión pública se salió de la crisis.
En 1973 en la crisis del petróleo, salen de nuevo a relucir conceptos neoliberales de mercado lideradas por las corporaciones, y así Reagan en EEUU, y Tatcher en Inglaterra, asesorados por el economista premio nobel de economía Milton Friedman de la Escuela de Chicago para hacer andar su maquinaria de poder, con un uso del lenguaje interiorizado en la libertad de mercado y minimización de los estados, y con la circulación de medios y discursos basados en la competitividad. Dando rienda suelta a grandes inversores y corporaciones a aumentar sus tasas de ganancias. Cabe destacar que Friedman siempre vivió de su pensión del estado en Illinois.
El experimento chileno con el genocida Augusto Pinochet, no les bastó, no solo hacer un genocidio, y dejar al país en grandes desigualdades y con lo poco público privatizado a la suerte del salvese quien pueda, si no se trató de replicar en el mundo. América Latina desde ahí se ha visto afectada en la ley del mas “vivo” y la competitividad como valor. Y así se cometieron grandes barbaridades y crímenes de lesa humanidad en América Latina en los años 70 y 80 en nombre de la libertad.
En 1989 con la caída de socialismo real, los mercados quedan en una suerte de estados flotantes, con tierras fértiles para llevar adelante el consenso de Washington que recomienda privatizar los bienes públicos y transferirlos a los grandes inversores. Ahí se acelera el aluvión de la dictadura de los mercados, y deja a la gente que no es gran inversora de la bolsa de valores mundial a la ley de la selva.
Tomas Hobbes decía que el hombre era lobo contra lobo, en el Leviatán, extraído de la obra dramática de Plauto, «Asinaria», con el detalle que los lobos no se comen entre sí por una naturaleza competitiva, más bien buscan comunidad para sobrevivir. En el neoliberalismo con economías perversas las personas mas fuertes había que comerse a los más débiles para alcanzar el acceso a un trabajo. Y además, al vender su fuerza de trabajo con acceso a capital, tampoco se cumplia el relato del éxito, y al no cumplirlo, no se preocupen allí les vendemos los fármacos y los libros de autoayuda.
Las medidas tomadas por el consenso de Washington en los estados tuvo graves índices de desigualdad y creó la cleptocracia, es decir, gobiernos de ladrones. Menem en Argentina, Arzú en Guatemala, ó Fujimori en Perú, quien terminó su mandato con una fortuna de 600 millones de dólares y Arnoldo Aleman del partido Libertario en Nicaragua con 100 millones de dólares en la bolsa, según Transparencia Internacional en el 2004.
El concepto de libertad ha sido muy variado en la historia. En la ética protestante, que viene del puritanismo del siglo XII, la cual fue gran aliada ideológica del neoliberalismo, la libertad tiene dos vertientes , el negativo de libertinaje y estar perdido en el mundo apartado de la iglesia y el positivo que es la libertad según tus acciones individuales para estar moralmente aceptado, siempre y cuando sea regido a las normas conservadoras con la familia, con el estado y la propiedad privada. Por eso no es casual que se hayan financiado iglesias protestantes desde el Instituto Democracia y Religión de los Estados Unidos en países de América Latina en los años 80, dando paso a la transición a iglesias evangélicas que piden el 10% del salario de los trabajadores para aumentar la propiedad privada de la iglesia.
Ese conservadurismo social y el liberalismo económico ha llevado a crear un producto político en donde los estados se han convertido democráticamente liberales y así continuar con líderes como Bolsonaro en Brasil, Piñera en Chile ó Trump en Estados Unidos, con discursos que solo favorecen a las grandes cadenas del establishment y de los mercados.
Por otro lado, para el filósofo francés Jean Paul Sartre la libertad es compromiso y responsabilidad, de allí la frase: “estamos condenados a ser libres” con esto se piensa que tomar una posición ante una realidad es un compromiso y no tomarla es una responsabilidad.
Autores críticos como Paulo Freire en Brasil menciona a la libertad como una continua reflexión y diálogo en un proceso educativo. Es decir que el oprimido se pregunte por que esta oprimido y de allí ser libre.
El secuestro del neoliberalismo al concepto de libertad, es otro mecanismo, dentro de la circulacion del lenguaje, para hacernos creer que ser libre es tener libertad de consumir con lo que se tiene en la caja de ahorros, mientras otros duermen y pasan el frío en cajeros automaticos.
América Latina ha tenido despertares revolucionarios con experiencias concretas a causa del exceso del fallido neoliberalismo. Ya lo decía la película La hora de los hornos de Pino Solanas: Es falsa la historia que nos contaron. Nos vienen contando desde hace mucho una falsa historia de la libertad.
En esta crisis del 2020 con Covid 19 se pone sobre la mesa el rol de los estados y la cuestión que sí se rescata a los mercados la sociedad está más perdida, y las desigualdades pueden agudizarse más. Y la libertad es un camino, un compromiso por una ética de la responsabilidad en donde prime el derecho humano que la tasa de ganancias de los ricos y las estructuras que los mantienen.