Uru­guay. Esta­do de necesidad

Por Jor­ge Zabal­za, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 1 de mayo 2020

foto: Ocu­pa­ción de un pre­dio en San­ta Catalina

¿Tie­nen dere­cho los más humil­des a un techo digno? Por supues­to. ¿Es legí­ti­mo que ocu­pen tie­rra para cons­truir su futu­ro hogar? Cla­ro que sí. A par­tir de estos inte­rro­gan­tes filo­só­fi­co-jurí­di­cas ‑y de sus res­pues­tas- el doc­tor Helios Sarthou había ela­bo­ra­do su “doc­tri­na oku­pa” a la uru­gua­ya, algu­na que otra dece­na de miles deben la pose­sión del solar don­de levan­ta­ron su hogar. 

Un par de cen­te­nas de miles no pue­den acce­der al terreno don­de cons­truir un techo digno, se los impi­de el mono­po­lio del nego­cio inmo­bi­lia­rio urbano. Es la estruc­tu­ra de la pro­pie­dad la evi­den­te razón de las des­igual­da­des en el uso de la tie­rra, el pro­ble­ma bási­co, fun­da­men­tal, de Uru­guay y de Amé­ri­ca Lati­na. Mien­tras no se resuel­va, siem­pre habrá ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas sin techo don­de gua­re­cer a sus hijas e hijos. 

Por su par­te, el Esta­do no cubre el défi­cit habi­ta­cio­nal. El défi­cit afec­ta a las tra­ba­ja­do­ras y los tra­ba­ja­do­res más empo­bre­ci­dos y, en espe­cial, a los más jóve­nes y exclui­dos de la vida social y polí­ti­ca. Irres­pon­sa­bi­li­dad total de los gobier­nos que, sean del color que fue­ren, se comen el futu­ro. El tan men­ta­do Esta­do de Dere­cho, dia­man­te del pen­sa­mien­to libe­ral, pro­te­ge sola­men­te los pri­vi­le­gios de la cum­bre, indi­fe­ren­te a las nece­si­da­des de los de aba­jo, redu­ci­dos a la mar­gi­na­ción. Mas que indi­fe­ren­te, los empu­ja hacia el esta­do de per­ma­nen­te nece­si­dad. El actual “orde­na­mien­to terri­to­rial” arro­ja al pre­ci­pi­cio mul­ti­tu­des, es una masa­cre masi­va e impune. 

En con­se­cuen­cia, dado que los due­ños de todo y su Esta­do de Dere­cho impo­nen la des­igual­dad y la mar­gi­na­ción, los per­ju­di­ca­dos tie­nen dere­cho tomar pací­fi­ca­men­te las tie­rras que pre­ci­san para sal­var­se del des­ba­rran­que. Es total­men­te legí­ti­mo aga­rrar­se de un fie­rro calien­te cuan­do te empu­jan al vacío. La situa­ción excul­pa a los usur­pa­do­res, que, últi­ma ins­tan­cia, están actuan­do con­for­me a los prin­ci­pios gene­ra­les del dere­cho: sacri­fi­can el dere­cho del pro­pie­ta­rio del pre­dio para pro­te­ger el dere­cho a un futu­ro digno para sus hijas y nie­tas. Cau­san un mal menor para esca­par al mal mayor. 

Mis veci­nas y veci­nos de San­ta Cata­li­na ocu­pa­ron esas 800 hec­tá­reas de tie­rra yer­ma, que ni siquie­ra esta­ban alam­bra­das, don­de sola­men­te cre­cen chir­cas y abro­jos. El esta­do de nece­si­dad a que están some­ti­dos jus­ti­fi­ca ple­na­men­te que hayan ele­gi­do el camino más direc­to, la usur­pa­ción pací­fi­ca de terre­nos echa­dos al aban­dono por sus pro­pie­ta­rios. Sí, es ver­dad, se está agre­dien­do el dere­cho del pro­pie­ta­rio, pero, tam­bién es ver­dad que la pro­pie­dad no pue­de ser uti­li­za­da para joder a los demás, su uso debe tener una fina­li­dad social, que impul­se el desa­rro­llo de la jus­ti­cia social, no que la impi­da. La pro­pie­dad pri­va­da, al estar mono­po­li­za­da por unos pocos es la cau­sa de la injusticia. 

No hubo daño en las cosas ni en las per­so­nas. Al ocu­par deja­ron mar­ca­das las calles y los espa­cios comu­nes (meren­de­ros, CAIF, salón comu­nal, etc.-, divi­die­ron la tie­rra en sola­res, logra­ron que OSE ‑con con­sen­ti­mien­to del MVOTMA- ins­ta­la­ra tres cani­llas con agua pota­ble, están tra­mi­tan­do en UTE la corrien­te eléc­tri­ca, en la IMM la reco­lec­ción de resi­duos. Están dis­pues­tos a pagar sus sola­res median­te un acuer­do con los propietarios. 

¿Dón­de está el áni­mo de come­ter un deli­to? No. La inten­cio­na­li­dad es resol­ver por una vía direc­ta el pro­ble­ma social que los gobier­nos no quie­ren resol­ver, su áni­mo es civi­li­zar el pára­mo que ocu­pa­ron, lle­var la civi­li­za­ción al desier­to. Obe­de­cen el man­da­to de la jus­ti­cia social. Su des­obe­dien­cia social ha teni­do la vir­tud de reve­lar el carác­ter injus­to del actual esta­do de cosas. 

El fis­cal Die­go Pérez no tie­ne dudas. Ence­gue­ci­do, acu­sa por aso­cia­ción para delin­quir dese­chan­do el con­te­ni­do social de los hechos. ¡Trans­mu­ta un movi­mien­to social en orga­ni­za­ción delic­ti­va! Asu­me la misión sagra­da de defen­der la dic­ta­du­ra del capi­tal sobre los más jodi­dos e inde­fen­sos asa­la­ria­dos. Un ejer­ci­cio des­me­di­do de poder que, en su filo­so­fía, encie­rra las bases del terro­ris­mo de Estado. 

Vivi­mos en patrias dife­ren­te, señor fis­cal, la suya es la de los espe­cu­la­do­res inmo­bi­lia­rios pro­te­gi­dos por el Esta­do de Dere­cho, la nues­tra es la patria de los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras que viven en el Esta­do de Necesidad. 

Jor­ge Zabalza 

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