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Por Gastón Fiorda[*], Resumen Latinoamericano, 1 mayo 2020
foto: La población recibiendo las tropas de Liberación en Bến Tre, después de la victoria, el 30 de Abril de 1975. Fotografía del archivo del Museo de Bến Tre.
El 30 de abril de 1975 se
ponía fin a la intervención
de Estados Unidos en Indochina, luego de tres décadas de guerra, y sufría la
derrota militar más humillante de su historia.
Fue una guerra no convencional, sin líneas de frente, con combates que se
dieron fuera de las zonas delimitadas, sobre población civil, aldeas y en los
nudos selváticos. Triunfó la estrategia del Vietminh y del Frente Nacional de
Liberación de someter a Estados Unidos a una operación de desgate, muy costosa,
que despertó la crítica internacional y de una parte importante de la sociedad
norteamericana.
El desmembramiento político y militar de Vietnam del Sur fue inevitable
desde el mismo momento en que se firmó el alto al fuego en París, y Estados
Unidos comenzó a retirar sus tropas. Dos instantáneas resumieron todo el conflicto: la imagen
humillante del helicóptero Chinook sobre el techo de la embajada norteamericana
en Saigón en medio de una evacuación frenética, y la otra imagen triunfal del tanque
vietnamita destrozando las vallas del Palacio de la
Independencia, abriéndose paso para el izamiento de la bandera del Frente
Nacional de Liberación a las 12:15 de ese 30 de abril.
La derrota en Vietnam demostró el fracaso de Estados
Unidos en su política anticomunista en el Sudeste Asiático. La incursión de la
máxima potencia militar en un territorio remoto dejó un saldo enorme: más de 58
mil estadounidenses muertos, 250.000 survietnamitas y cerca de un millón de
soldados de Vietnam del Norte, entre el Vietminh y el Frente Nacional de
Liberación. A eso hay que sumarle cerca de 2 millones de víctimas civiles.
La caída de Saigón supuso el inicio de un período de transición para
Vietnam que estableció un Gobierno Provisional Revolucionario y se lanzó a la
tarea de unificar el país. Debió reconstruirse
desde las ruinas. Solo Vietnam del Norte sufrió la destrucción del 70 por
ciento de su infraestructura; quedaron reducidas a escombros escuelas,
viviendas, universidades, fábricas, hospitales. En Vietnam del Sur las
consecuencias recayeron sobre el suelo, donde los norteamericanos
experimentaron una guerra no convencional impulsada por el uso de agentes
químicos. Usaron, de manera combinada, defoliantes y herbicidas, obligando a la
población rural a desplazarse del Delta del Mekong hacia las ciudades.
El fin del conflicto armado también sirvió para que se conociera el rostro más brutal de la guerra, con soldados que habían sido obligados a disparar contra sus propios hermanos por combatir en las filas contrarias; o en los testimonios de aquellos que fueron detenidos y torturados en las prisiones de Vietnam del Sur. En las miles de postales que mostraban a un Vietnam despedazado, con sus rutas y calles inundadas de cascos, botas, armas, municiones y uniformes de combate. La guerra había gestado un escenario apocalíptico que se extendía por cientos de kilómetros. Sin embargo, debajo de esos mismos escombros, había un pueblo que no perdió tiempo en la tarea de hacerse visible y abandonar para siempre la oscuridad de los túneles y de la selva.
El despertar
de Vietnam
Tres acontecimientos
representan la columna vertebral constitutiva del Vietnam actual: La Revolución
de Agosto de 1945 sobre Francia y el nacimiento de la República Democrática de
Vietnam; la liberación de Saigón y la reunificación nacional, en 1975; y el VI
Congreso Nacional del Partido Comunista, en 1986, cuando se decidió implementar
una serie de medidas económicas de carácter reformistas conocidas como Doi Moi
[Renovación]. Esta última decisión, puesta en práctica a partir de 1989,
transformó la estructura socio-económica de Vietnam, combinando la
liberalización de algunos sectores con control del Estado. El objetivo principal
fue vincularse al mundo, y de algún modo romper el cerco que Estados Unidos
promovía contra el país indochino.
Los
datos actuales de la República Socialista de Vietnam demuestran que las
políticas tomadas en el marco del Doi
Moi fueron acertadas. Con una población de 95.550.000 habitantes, logró tener,
en los últimos 30 años, un crecimineto promedio de su PBI de 6,5%, mientras que
en 2019 llegó a 7,02 %. La pobreza pasó del 75% en 1989 a algo más del 9% en
2019, y el desempleo no supera el 4 %.
Vietnam reconoce que
habita un escenario en el que las relaciones comerciales imponen una dosis alta
de espontaneidad a los procesos socioeconómicos. Esto representa, para su doctrina,
un desafío importante de inestabilidad pero sin duda se trata de una contienda
menor si se analizan los hechos desde la perspectiva de aquel heroico 30 de
abril de hace 45 años cuando un derrotado Estados Unidos abandonaba Saigón
dejando a sus espaldas un país al que buscó por todos los medios convertir en
algo inhabitable. El presente de Vietnam demuestra lo lejos que estuvo de lograr
ese objetivo.
(El artículo es un extracto del libro “Vietnam, de la resistencia a la prosperidad”,
que se publicará por Álvarez Castillo Editor en septiembre próximo).[*]
[*] Escritor. Periodista.
Licenciado en Filosofía. Magister en Derechos Humanos. Doctorando en Ciencias
Sociales [UBA].