Por Yoslán Silverio González, Resumen Latinoamericano, 1 de junio de 2020.
En los últimos veinte años se ha producido un incremento de la importancia estratégica de África, lo que ha provocado el aumento de la competencia entre diferentes actores extracontinentales: de unos por mantener el control y la explotación de sus recursos naturales y de otros por garantizar el acceso a nuevos mercados.
De esta manera, África se ha convertido en un área de confrontación entre las esferas de influencia de Estados Unidos y la Unión Europea, frente a la presencia económica de China y el incremento progresivo del activismo de otros actores no tradicionales como India, Japón, Brasil, Turquía, Israel y Rusia.
En el caso de China, sus relaciones con el continente se fortalecieron desde principios del siglo XXI, cuando se estableció el Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC) como el mecanismo principal de impulso para las relaciones sino-africanas. En la última Cumbre de la FOCAC, celebrada en Beijing, China había prometido 60. 000 millones de dólares adicionales en financiación para el continente. Esto ha generado una campaña internacional contra China, acusándola de “nueva forma de colonialismo” en África e inclusive de un mal llamado “imperialismo chino”. A tono con estos enfoques tergiversados, en la Estrategia de Seguridad Nacional de la administración de Donald Trump, se incluyó por primera vez, en el acápite sobre África, un párrafo específico donde se señalaba a China – y también a Rusia – como su principal rival en el continente: una respuesta desesperada ante el hecho de que no pueden detener el avance de China en esta región.
Un aspecto primordial de las relaciones sino-africanas ha sido el respecto a la soberanía de los países africanos, la no intromisión en sus asuntos internos y la no imposición de condicionalidades políticas, como han hecho las potencias occidentales. La única excepción ha sido la del reconocimiento de la política de una sola China[1]. La RPCh se ha convertido en el principal socio económico-comercial de la región[2] desplazando a Estados Unidos desde el 2009. En el plano económico ha mantenido sus políticas de préstamos con bajos intereses o el otorgamiento de créditos pagaderos a largo plazo, lo que ha favorecido la disminución de la dependencia de los países africanos a las instituciones financieras internacionales: Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Sin embargo, existía la preocupación de que se estuviese generando un nuevo endeudamiento financiero con China. Esta “preocupación” proviene, en lo fundamental, de los tradicionales acreedores occidentales, que están perdiendo espacios en el continente.
Los principales intereses de China en África están centrados en el acceso a recursos energéticos –petróleo y gas– y en el desarrollo de las infraestructuras que permitan interconectar a las economías africanas. Con este fin se han fortalecido los convenios con naciones africanas vinculadas de manera directa o indirecta con el plan estratégico chino: Una Franja, una Ruta (OBOR, siglas en inglés), el cual se articula armoniosamente con los proyectos locales y regionales que ha venido impulsando China en las subregiones de la franja costera del Índico –Cuerno Africano y el África Centro-Oriental– además de Etiopía y Djibouti. Ha existido una fuerte voluntad política por parte de los líderes africanos de incorporase a este proyecto por los beneficios mutuos que ya está generando, a pesar de que está todavía en fase de implementación. De hecho, el desempeño “positivo” del Producto Interno Bruto (PIB) africano de los últimos años había sido posible por el aumento de la inversión extranjera y los proyectos de infraestructuras –en su mayoría de capitales chinos– así como por una estabilidad de los precios de las materias primas. Este proyecto tiene una arista sanitaria que ha recobrado vital importancia tras el estallido de la pandemia del coronavirus.
Estas políticas implementadas por China forman parte de la cooperación Sur-Sur, a través del desarrollo de programas socioeconómicos con impacto local, transferencia de tecnología –en el plano de las telecomunicaciones y de la industria farmacéutica– construcción de parques industriales, cancelación de deudas y formación de personal. Siguiendo este mismo patrón, las relaciones entre ambas regiones se han puesto a prueba tras el estallido de la pandemia de coronavirus, la cual ha evidenciado las potencialidades que existen en los vínculos con China, cuando la mayor parte del mundo les ha dado la espalda a los africanos. Ha demostrado que el gigante asiático puede ser una alternativa viable para este continente.
La expansión de la Covid-19 puso en alerta a los gobiernos de la región por las consecuencias que estaba teniendo en China, Europa Occidental y Estados Unidos. Se pensó en un primer momento que la epidemia podría llegar desde China, debido a los fuertes vínculos comerciales. Se estima que dos millones de ciudadanos chinos viven y trabajan en África, así como unos 800.000 turistas de este país visitaban África cada año. También había unos 80.000 estudiantes africanos en China. Todo esto suponía un importante tráfico aéreo. Antes de las restricciones impuestas por la Covid-19 había un promedio de ocho vuelos diarios entre China y ciudades africanas. El temor generó que numerosas compañías aéreas, como Royal Air Maroc, RwandAir y Kenya Airways, cancelaran sus conexiones con Beijing, Guangdong y Shanghái.
El primer caso de la enfermedad se registró en Egipto, el 14 de febrero, a través de un turista chino, pero el segundo fue en Nigeria, el día 24, por un italiano procedente de Milán con destino a la ciudad nigeriana de Lagos, una de las áreas metropolitanas más concurridas del continente. Así Nigeria se convertía en el primer país del África Subsahariana en reportar el virus. En las primeras dos semanas –partir de los primeros casos– se comenzaron a adoptar varias medidas. Esta situación llegó a generar tensiones en algunas terminales aéreas con viajeros provenientes de China, como los ocurridos en el Aeropuerto Internacional Jomo Kenyatta en Nairobi (Kenya), donde se fortalecieron los controles de inmigración y las redes sociales comenzaron a hablar de supuesta discriminación, incluso del tratamiento que recibían los africanos residentes en China. De todas maneras, estos fueron solo hechos aislados que no tuvieron ningún impacto político, más bien recibieron las condenas por parte de las autoridades competentes.
La irrupción del virus en África no ha dejado de ser una preocupación para las autoridades sanitarias. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante un encuentro con los Ministros de Salud africanos, en Addis Abeba, mostró su preocupación por la potencial expansión de la Covid-19 en estos países caracterizados por tener los sistemas de salud más precarios del mundo. Según la directora de la OMS para África, la Dra. Matshidiso Moeti, el continente estaba preparado en un 66% para combatir la pandemia, pero de todas maneras eran muchos los factores de riesgos que hacían más vulnerables a sus poblaciones, así como la falta de recursos en los hospitales públicos o la disponibilidad de test para hacer las pruebas que detectan el virus. Los gobiernos iniciaron sus esfuerzos por habilitar los laboratorios médicos y demandaban de la colaboración internacional, que no demoró en llegar procedente de China.
Siendo consecuentes con los acuerdos de la última Cumbre de la FOCAC, el gobierno chino se comprometió en ayudar a aquellos países con sistemas de salud débiles para fortalecer sus capacidades frente al coronavirus. Así lo afirmaba el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, en conferencia de prensa del 25 de febrero[3], cuando todavía África solo reportaba los primeros casos. Esta actitud de China se producía también como respuesta ante la colaboración que ellos habían recibido por parte de gobiernos africanos, como el de Guinea Ecuatorial, el cual les había donado dos millones de dólares a principios de febrero. De igual forma, la política de cooperación china estaba en correspondencia con el llamado que había hecho la OMS en asistir a los países africanos. La ayuda no demoró en llegar; contraria a la actitud asumida por otros países como Estados Unidos que amenazaba con eliminar su contribución a la OMS.
Desde el mismo inicio de la pandemia, las autoridades chinas comenzaron a organizar múltiples video conferencias –la primera de ellas se hizo el 18 de marzo, con la participación de más de 300 funcionarios y expertos de 24 países africanos– para compartir sus experiencias en el enfrentamiento al coronavirus. Desde que comenzaran a reportarse los primeros casos en África, los envíos de ayuda procedentes de China se han incrementado. Estos se han realizado en varias etapas teniendo como punto de llegada Etiopía y Ghana para luego redistribuirlos a otros países, a través del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de la Unión Africana (Africa Centres for Disease Control and Prevention, CDC África) [4].
El 22 de marzo llegó a la capital etíope el primer cargamento de ayuda humanitaria procedente de China. El envío incluía más de 1.5 millones de test rápidos y 100 toneladas de otros insumos médicos ofrecidos por la Jack Ma Foundation y Alibaba Foundation. A través del CDC de África se iban a distribuir 20 mil test de diagnóstico rápido para cada país africano, unas 100 mil mascarillas médicas y mil trajes de protección[5]. En la medida que la situación se agravaba se ponía en evidencia la necesidad de más insumos médicos, los cuales, a pesar de los esfuerzos de los líderes africanos y de la UA, todavía no eran suficientes, puesto que África tenía que competir con otros países para acceder a estos recursos en el mercado internacional, de aquí la importancia que revestía la colaboración china, la cual se seguiría materializando.
El 6 de abril llegó el segundo cargamento con 37.6 toneladas, destinado a 18 países africanos, principalmente los del África Occidental. Los suministros incluían equipos de protección personal, 36 mil mascarillas N95, 36 mil trajes médicos de protección y gafas de protección, 180 mil pares de guantes, 9 mil termómetros, decenas de ventiladores artificiales, entre otros. El avión cargado con dichos suministros médicos llegó al aeropuerto internacional Kotota en Accra, capital de Ghana, para ser distribuidos entre Nigeria, Senegal, Gabón, Sierra Leona, Guinea-Bissau, Guinea, Côte d´Ivoire, Gambia, Liberia, Mali, Burkina Faso, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Togo, Benín, Cabo Verde y, Santo Tomé y Príncipe. Casi la totalidad de los países de la subregión subsahariana han recibido parte de la colaboración total de China en tiempos de la actual pandemia.
Otra arista a tener en cuenta es la colaboración médica, puesto que un total de mil profesionales de la salud se encontraban trabajando en varios países africanos previo al estallido de la crisis sanitaria, de acuerdo con la Comisión Nacional de Salud de China. Una vez que África comenzó a ser afectada, el gobierno chino reforzó también su personal médico en la región –como ha hecho igualmente Cuba[6]-. El 8 de abril llegó a Abuja, Nigeria –país donde se detectó el primer caso en ASS– un grupo de médicos por mediación de la empresa China Railway Construction Corp. Ltd, para asistir a los empleados locales.
Otros dos grupos de médicos arribaron posteriormente a Etiopia y Burkina Faso, sumándose a los especialistas chinos que ya trabajaban en estos países. El grupo de expertos chino llegó a la capital etíope el 16 de abril y estaba integrado por 12 especialistas –epidemiólogos, cirujanos, expertos en enfermedades infecciosas y laboratorio clínico– con la función de compartir sus experiencias en la lucha contra la Covid-19, mientras visitaban centros de aislamiento, hospitales y se reunían con directivos del Ministerio de Salud etíope, del CDC de África y de la Oficina etíope de la OMS. Un segundo grupo llegó a Djibouti y Côte d’Ivoire, procedentes de la Provincia de Sichuan[7]. Todos arribaron también con más suministros necesarios.
El 27 de abril, el CDC de África recibió un tercer cargamento de 125 toneladas de equipos médicos y otros suministros procedentes de China, de manos de la Jack Ma Foundation y la Alibaba Foundation. En el acto de recibimiento estuvieron presentes el Vicepresidente de la Comisión de la UA, Sr. Kwesi Quartey, junto con la Comisaria de Asuntos Sociales, Sra. Amira El Fadil; el Embajador de Sudáfrica en Etiopia y Presidente del Comité de Representantes Permanentes de la UA, Sr. Edward Xolisa Makaya, así como el Director del CDC de África, Dr. John Nkengasong y el Ministro de Salud etíope, entre otros funcionarios y directivos de las fundaciones chinas.[8]
En esta oportunidad, la donación estaba integrada por 4.6 millones de máscaras, 500 mil test rápidos, 300 ventiladores artificiales, 200 mil módulos de ropa de protección, 200 mil escudos faciales de protección, 2 mil aparatos para medir la temperatura corporal, 500 mil pares de guantes, entre otros equipos médicos. El Director del CDC África planteó que estas donaciones eran una iniciativa increíble que ayudaba a satisfacer las necesidades de suministros médicos. Como han planteado los líderes africanos, la cooperación, la colaboración y la coordinación, son los principios fundamentales para combatir la actual pandemia.[9]
Las donaciones no solo han llegado desde el gobierno chino sino también de empresas con intereses en el continente como Huawei que donó un millón de rands a Sudáfrica. Además, la compañía Huajian Group, que opera una fábrica de zapatos en Etiopía, ofreció, a finales del mes de marzo, un millón de máscaras y otros suministros médicos a ocho países africanos, entre los que se encontraban Kenya y Ruanda. La empresa privada China Star entregó suministros médicos a Ruanda. Incluso se han realizado donaciones voluntarias por nacionales chinos en las comunidades africanas en las que ellos radican, por ejemplo, en Kenya. También algunas asociaciones han organizado donaciones. Según la Embajada china en Kampala, la Asociación China de Uganda organizó una entrega de más de 250 mil mascarillas y otros suministros médicos[10]. Como se ha podido apreciar, la colaboración china ha sido multifacética y han intervenido varios sectores: gubernamentales, empresariales y de la sociedad civil.
Esta colaboración ha suscitado palabras de agradecimiento por parte de líderes africanos, tanto de la UA como de los gobiernos. Este ha sido el caso del presidente de Zimbabwe, Emmerson Mnangagwa que agradeció a las autoridades chinas por el apoyo brindado desde los primeros días del estallido de la pandemia, contribuyendo con la preparación del continente para enfrentar esta sui generis situación sanitaria[11]. En Zimbabwe, varias compañías chinas que operan en el país, en conjunto con la Embajada China en Harare movilizaron recursos por más de medio millón de dólares para la renovación del Hospital Wilkings de esa ciudad, en el cual se atendían a los pacientes de la Covid-19 y funcionó como centro de aislamiento[12]. En Zambia se destinaron dos instalaciones médicas en la capital, Lusaka, para poner en cuarentena a las personas sospechosas; una de ellas era un nuevo hospital de 800 camas financiado y construido con ayuda de China. Estos son otros ejemplos de las acciones que China ha venido realizando en los últimos años en África relacionada con la construcción de infraestructuras hospitalarias.
El gobierno chino había planteado que seguirá incrementando la colaboración internacional para contribuir a la lucha contra la Covid-19, contrario a la actitud egoísta expresada por la administración estadounidense, la cual se ha concentrado en criticar la actitud de China y la labor de la OMS[13], a la cual ha acusado injustamente de ser la responsable de la pandemia por una supuesta mala gestión de la crisis sanitaria, al igual que China. El presidente Xi Jinping, ha expresado en varias ocasiones que su país continuaría compartiendo sus experiencias en la lucha contra la Covid-19 y tendría en la cooperación uno de sus pilares fundamentales. Esta idea la reiteró una vez más en la 73 Asamblea Anual de la OMS, celebrada en Ginebra (17 y 18 de mayo), donde China se comprometió en ofrecer 2 mil millones de dólares por dos años para combatir la pandemia a nivel mundial[14].
Esta cooperación también se enmarca en un contexto en el cual los tradicionales emisores de “cooperación” hacia África –cargada de condicionalidades políticas– están en medio de una crisis sanitaria que los ha superado: Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania. Por lo tanto, China, los ha sobrepasado en esta esfera, por lo que sigue incrementando su nivel de influencia política, tras consolidarse su liderazgo internacional en la lucha contra la Covid-19, frente a la actitud de Estados Unidos, que no solo eliminó sus contribuciones por un valor de 400 millones de dólares a la OMS sino también amenazó con la suspensión temporal de su membresía en dicho organismo, si la OMS no cumplía con sus exigencias. La República Popular China se convirtió así en el primer donante externo del continente africano en el actual contexto de la pandemia del coronavirus, a través de materiales médicos y no solo con la transferencia de fondos, lo que ha sido mucho más efectivo.
Parte de la ayuda financiera que China ha prometido a África y que ya está ofreciendo pudiera también canalizarse a través de la cancelación total o parcial de la deuda que algunos países acumulan con China. Esta ha sido una demanda también de varios intelectuales y políticos para que el FMI y el BM adoptaran una política similar como una manera de ayudar efectivamente a los países africanos altamente endeudados, sobre todo, a medida que se agudiza la crisis económica internacional y la falta de recursos financieros empeora la situación de los más desfavorecidos en África. Sin embargo, no parece ser esta la política a seguir por parte de dichas instituciones.
No son pocas las fake news y los criterios mal intencionados que circulan por las redes sociales criticando a China, para generar un estado de opinión negativo: la sinophobia. Incluso acusan a sus autoridades, sin fundamento científico, en haber estado detrás de la creación del virus. Otras informaciones apuntan a señalar la mala calidad de los productos médicos chinos o ponen en cuestionamiento la profesionalidad de sus médicos. Incluso otros plantean el uso de la “diplomacia del coronavirus” por parte de China para mejorar su imagen en África. Sin embargo, dónde está la “colaboración” de la USAID o de las Agencias europeas, dónde está la “ayuda” o los médicos procedentes de estos países en África, sin condicionalidades económicas o políticas. Hubo una sola excepción: las declaraciones que realizaron médicos franceses[15] de ir a África para probar “una cierta vacuna” contra el coronavirus, repitiendo el patrón de usar a poblaciones africanas como conejillos de india para realizar experimentos.
Todo lo anterior a esto último forma parte de una campaña propagandística que busca opacar la presencia de China en África, tratando de desacreditarla y así erosionar sus relaciones económicas y políticas. Como todo, estas relaciones no son en blanco y negro, y pudieran tener aspectos negativos, pero sin dudas son más los positivos. Al mismo tiempo se consolida la hipótesis de que es una alternativa mucho más fiable que la “ayuda” que pudiera venir de los llamados socios tradicionales.
Para concluir, las autoridades chinas han sido consecuentes con sus actos. La colaboración china ha llegado a un centenar de países, incluidos los africanos, los cuales tienen dificultades para acceder a equipamiento médico y suministros que son manufacturados fuera del continente y dependen de la colaboración internacional. El intercambio de información estuvo siempre dentro de la política adoptada por Beijín, demostrando su liderazgo en esta materia. China también se ha convertido en el principal colaborador a nivel internacional en la lucha contra la Covid-19, en un contexto signado por la “fatiga” de los tradicionales donantes extranjeros (las potencias europeas). Esta situación ha fortalecido los vínculos de China con África y se ha consolidado la tendencia, que ya se venía produciendo, del desplazamiento de las relaciones de los socios africanos tradicionales por los lazos multifacéticos y sin condicionalidades con el gigante asiático.
Bibliografía
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Citas:
[1] En este sentido solo Ezwatini (Suazilandia) mantiene relaciones con Taiwán. Por lo tanto, la RPCh tiene relaciones diplomáticas con la mayoría de todos los países del continente menos con Ezwatini.
[2] El comercio exterior ascendió en 2014 a 220 000 millones de dólares (incluyendo a los países de África del Norte). Las inversiones chinas en el continente africano han aumentado en un 50% desde el 2010, alcanzando los 100.000 millones de dólares en el 2017 y la tendencia ha sido al aumento sostenido.
[3] Li Kaizhi. Foreign Ministry spokesperson says China to support countries with weaker health systems during epidemic. 27 de febrero de 2020. Disponible en: http://www.chinafrica.cn/Special_Reports/China_Africa_Cooperation_in_Fighting_COVID_19/2.html
[4] Este centro es una institución técnica especializada de la UA con el objetivo de apoyar a los Estados miembros en sus esfuerzos por fortalecer los sistemas de salud, contribuir con la prevención y el control de enfermedades en la región, así como establecer planes de respuesta ante emergencias sanitarias continentales. Más información sobre este centro en: http://www.africacdc.org
[5] Africa’s fight against COVID19 receives major boost with Alibaba donation of 1.5 million test kits and 100 tons for infection prevention and control commodities. 23 de marzo de 2020. Disponible en: https://au.int/en/pressreleases/20/africas-fight-against-covid19-receives-major-boost-alibaba-donation-15
[6] Cuba reforzó también la colaboración médica con África. A los médicos que se encontraban laborando en el continente, se le sumaron varias brigadas del contingente “Henry Reeve” que llegaron a Sudáfrica, Angola y Cabo Verde.
[7] Chinese anti-epidemic experts fight COVID-19 head-on in Africa. Xinhua, 2 de mayo de 2020. Disponible en: http://www.china.org.cn/world/2020 – 05/02/content_76000620.htm
[8] African Union to distribute more COVID19 supplies to its member states after receiving the third consignment from the Jack Ma Foundation. 29 de abril de 2020. Disponible en: https://au.int/en/pressreleases/20200429/african-union-distribute-more-covid19-supplies-its-member-states-after
[9] Africa CDC receives third donation of medical supplies from Jack Ma Foundation, co-hosts global MediXChange webinar on COVID-19. Addis Ababa, Etiopía, 27 de abril de 2020. Disponible en: https://africacdc.org/news-item/africa-cdc-receives-third-donation-of-medical-supplies-from-jack-ma-foundation-co-hosts-global-medixchange-webinar-on-covid-19/
[10] “Coronavirus diplomacy: China’s opportune time to aid Africa”. En: Corona Chronicles: 20 April – 24 April. 24 de abril de 2020. Disponible en: https://www.theafricareport.com/26750/coronavirus-diplomacy-chinas-opportune-time-to-aid-africa/
[11] Zimbabwean President Thanks China for Support in Fight Against COVID-19. Xinhua News Agency, 20 de marzo de 2020. Disponible en: http://www.chinafrica.cn/Special_Reports/China_Africa_Cooperation_in_Fighting_COVID_19/2.html
[12] Ge Lijun. Chinese companies join the fight against COVID-19 throughout Africa. Xinhua News Agency, May 2020-04-29. Disponible en: http://www.chinafrica.cn/Special_Reports/China_Africa_Cooperation_in_Fighting_COVID_19/21.html
[13] Sobre la labor de la OMS en África consultar: African countries move from COVID-19 readiness to response as many confirm cases. 12/05/20. Disponible en: https://www.afro.who.int/health-topics/coronavirus-covid-19
[14] China destinará 2.000.000.000 de dólares a países afectados por Covid-19. Telesur, 18 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.telesurtv.net/news/china-gestion-pandemia-covid19-oms-reunion-anual-20200518 – 0014.html
[15] La OMS tacha de “racista” la sugerencia de probar la vacuna contra el coronavirus en África. 8 de abril de 2020. Disponible en: https://www.lavanguardia.com/vida/20200408/48385977093/oms-racista-vacuna-coronavirus-africa-medicos-franceses.html
MSc. Yoslán Silverio González, Investigador Agregado/Jefe del Equipo de África, Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), La Habana, Cuba.
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