Argen­ti­na. Entre­vis­ta con Móni­ca Cam­poy-Madre de Andrés Gar­cía fusi­la­do por la gendarmería

Resu­men Lati­noa­mee­ri­cano /​11 de junio 2020 .-

ENTREVISTA CON MÓNICA CAMPOY- MADRE DE ANDRÉS GARCÍA, FUSILADO POR GENDARMERÍA HACE 6 AÑOS.

«Y has­ta pue­do sen­tir el abri­go de su abrazo»

Por Oscar Cas­tel­no­vo y Chen­ka Nómade/​APL) El minis­tro de Segu­ri­dad bonae­ren­se, Ser­gio Ber­ni, enca­be­zó días atrás un ope­ra­ti­vo por la muer­te de dos gen­dar­mes. Con deci­sión, exhi­bió un fusil lar­go en mano como si fue­ra un poli­cía más en la inves­ti­ga­ción. Sin embar­go, hace seis años, pre­ci­sa­men­te el 13 de junio de 2014, el médi­co mili­tar Ber­ni era secre­ta­rio de Jus­ti­cia de la Nación y for­mó par­te de la tra­ma de encu­bri­mien­to ante el fusi­la­mien­to del joven Andrés Gar­cía Cam­poy a mano de los gen­dar­mes Maxi­mi­liano Alfon­so Cruz y Cora­zón de Jesús Veláz­quez que se hallan libres de cul­pa y car­go, al tiem­po que argu­yen la absur­da teo­ría del «sui­ci­dio». Con cla­ri­dad, Móni­ca ‑mamá de Andrés– recuer­da los hechos en el siguien­te diá­lo­go con esta Agen­cia. La lucha­do­ra men­do­ci­na, quien mili­ta en la Mar­cha Nacio­nal con­tra el Gati­llo Fácil, mani­fes­tó que no cree en los jue­ces, recla­mó Jus­ti­cia de ver­dad, recor­dó tra­zos esen­cia­les de la vida de Andrés, defi­nió que lucha para que «no maten más a nuestrxs jóve­nes» y narró los diá­lo­gos que aún hoy man­tie­ne con su hijo. 

Si bien la coar­ta­da de los gen­dar­mes fue adu­cir que Andrés se había qui­ta­do la vida con una Win­ches­ter. La autop­sia post­muer­te indi­ca que nun­ca pudo haber­se sui­ci­da­do con ese arma, por­que es alta y hay que aga­rrar­la con las dos manos. Mucho menos por el lugar don­de entró la bala. Al res­pec­to, Móni­ca deta­lló: “Andrés tenía una cara­bi­na de colec­ción que era de mi papá, que se lo había rega­la­do su abue­lo, era una Win­ches­ter del año 1890. Por supues­to que no fun­cio­na­ba y esta­ba arrum­ba­da, me había comen­ta­do que la que­ría ven­der, a lo que le dije que sí, que no había pro­ble­mas. Sus ase­si­nos dije­ron que él se había sui­ci­da­do con esta arma”.

La con­ni­ven­cia de las fuer­zas de segu­ri­dad con el Poder Judi­cial man­tu­vo cajo­nea­da la cau­sa duran­te años y a los gen­dar­mes libres en con­ti­nui­dad de ser­vi­cio en Cam­po de Mayo y Jesús María. Móni­ca rela­tó cómo suce­dió todo: “Andrés vino a San Luis el 7 de junio a visi­tar­me en su auto con el car­net de con­du­cir reno­va­do y el segu­ro al día. Tras su visi­ta, regre­só feliz a Men­do­za y dijo que tenía pro­gra­ma­do venir de nue­vo el 13 de junio a pasar unos días y el 20 de julio, el día del ami­go, para irse con todos sus com­pa­ñe­ros de secun­da­ria a San Fran­cis­co del Mon­te. El vier­nes 13 de junio se diri­gía por la ruta 7 de Luján de Cuyo a la altu­ra de la des­ti­le­ría don­de hay un con­trol de gen­dar­me­ría, allí lo detie­nen y lue­go apa­re­ce muer­to con un tiro casi en la nuca. La ambu­lan­cia tar­dó más de 40 minu­tos en venir por­que la lla­ma­ron cuan­do Andrés ya había falle­ci­do. Nun­ca dije­ron a los médi­cos que tenía un tiro”.

«FALTA DE MÉRITO»

El juez Wal­ter Ben­to dejó libre a dos ase­si­nos bajo una coar­ta­da fal­sa des­de don­de se la mire, una per­so­na que se sui­ci­da no paga el día ante­rior la cuo­ta de la Facul­tad. Así, Móni­ca afir­ma que: “Cuan­do lle­ga el fis­cal al lugar, Jor­ge Calle, se da cuen­ta de lo ocu­rri­do y cara­tu­la la cau­sa como homi­ci­dio agra­va­do por fuer­zas de segu­ri­dad don­de están impli­ca­do los gen­dar­mes Maxi­mi­liano Alfon­so Cruz y Cora­zón de Jesús Veláz­quez. La cau­sa pasa al Juez Fede­ral Wal­ter Ben­to y éste los deja libres por fal­ta de méri­to, siem­pre estu­vo a favor de los gen­dar­mes. ¿A quién se le ocu­rre dejar libres a dos acu­sa­dos de homi­ci­dio agravado?”

Cada una de las peri­cias des­mien­te la coar­ta­da, no había san­gre den­tro del auto, sólo mar­cas de arras­tre, es decir, a Andrés lo arras­tran y lo colo­can den­tro del vehículo.”La peri­cia post psi­co­ló­gi­ca rea­li­za­da por la licen­cia­da Mar­ta Mulat con­clu­ye que mi hijo nun­ca se habría qui­ta­do la vida. Ocul­ta­ron el caso duran­te mucho tiem­po”, sos­tu­vo la madre de Andrés.

El gati­llo fácil es una polí­ti­ca de esta­do, cuan­do arran­ca una vida se arras­tra toda una fami­lia a la tris­te­za de saber que ése hijo ama­do ya no va a vol­ver. Lo que no podrán arre­ba­tar son los recuer­dos hon­dos, que per­du­ran en el alma: «Andrés nació en el hos­pi­tal Espa­ñol de Men­do­za. Cuan­do cum­plió los 9 años nos vini­mos a vivir a San Luis. El era un chi­co ale­gre, muy ser­vi­cial y res­pe­tuo­so. No le cos­tó nada adap­tar­se, hizo pri­ma­ria y secun­da­ria sin pro­ble­mas. Cuan­do se reci­bió de la secun­da­ria se fue a vivir a la casa de su abue­la mater­na para estu­diar Licen­cia­tu­ra en Higie­ne y Segu­ri­dad Indus­trial en la Uni­ver­si­dad Acon­ca­gua de Men­do­za, carre­ra que esta­ba cur­san­do al momen­to de su ase­si­na­to”, narró Mónica. 

Andrés había pla­nea­do su futu­ro y esta­ba afe­rra­do a la vida, Móni­ca con­tó cómo era la per­so­na­li­dad de su hijo: “Era un estu­dian­te, un ser tan espe­cial, ale­gre, diver­ti­do, era caris­má­ti­co. Siem­pre tan ser­vi­cial. Le gus­ta­ba la natu­ra­le­za, salir con sus ami­gos al cam­po hacer asa­do. Nun­ca fue un chi­co pro­ble­má­ti­co. No tenía vicios, le gus­ta­ba mucho leer. Era muy estu­dio­so, le intere­sa­ba la his­to­ria y la tec­no­lo­gía. Andrés fue mi hijo mayor, con­ce­bi­do des­pués de 4 años de casa­da. Era úni­co nie­to y sobrino ¡ima­gí­na­te con qué cari­ño y ansie­dad lo espe­ra­mos! Cuan­do nació, sus abue­los y tíos lo mima­ron mucho, cre­ció con amor y valo­res y mucho cui­da­do de su familia”.

RECUERDOS

Cuan­do el horror y la injus­ti­cia tocan a la puer­ta, muchos fami­lia­res se entris­te­cen y para­li­zan por tan­to, otrxs movi­li­zan las fuer­zas que nun­ca cre­ye­ron tener y en ese camino van cono­cien­do per­so­nas con la mis­ma lucha. Res­pec­to de este pro­ce­so, Móni­ca recuer­da que: “Des­pués de tan­to tiem­po de estar ocul­to el caso, yo esta­ba muy sola, no había orga­ni­za­ción ni nada. Cuan­do ocu­rrió lo de San­tia­go Mal­do­na­do empe­cé a pedir ayu­da a tra­vés del Mes­sen­ger, escri­bía maña­na, tar­de y noche. Así fue­ron mis pri­me­ros comien­zos, don­de hubo mucha gen­te que me ayu­dó a com­par­tir el caso de mi hijo. Gen­te her­mo­sa que has­ta aho­ra per­du­ran, jóve­nes de la edad de Andrés que me decían don­de tenía que ir”.

Cuan­do se tra­ta de Gati­llo Fácil, el con­cep­to de «Jus­ti­cia» toma un tin­te muy per­so­nal, pero la lucha jun­to a otrxs fami­lia­res va hacien­do esta car­ga más colec­ti­va ya que las frus­tra­cio­nes y encu­bri­mien­to que impo­ne el sis­te­ma judi­cial están para que­brar la volun­tad y frus­trar a la fami­lia. Sobre el tema, Móni­ca refi­rió que: “Lle­gué a Corre­pi des­pués a Cel­pi (Colec­ti­vo en Lucha por los Pibes) en Men­do­za. Tam­bién a gen­te como uste­des quie­nes me ayu­da­ron a hacer notas. Encon­tré en Men­do­za a mamás que tam­bién la poli­cía les habían mata­do a sus hijos, como el caso de Vivia­na Espi­na. Cono­cí gen­te que en el camino me iba ayu­dan­do, medios alter­na­ti­vos que difun­die­ron el caso de Andrés, per­so­nas que com­par­tie­ron con amor la his­to­ria de mi hijo por las redes. Ya han pasa­do 6 años y nun­ca tuve jus­ti­cia, no creo en la Jus­ti­cia. Recuer­do que en aquel momen­to esta­ba Ser­gio Ber­ni como Minis­tro de Segu­ri­dad y no hizo nada, al con­tra­rio le dio más poder a las fuer­zas de segu­ri­dad. Y aho­ra ¿qué hacen? Ponen más poli­cía y gen­dar­me­ría en los barrios humil­des con el argu­men­to de la pan­de­mia y así tor­tu­ran y per­si­guen a los chi­cos. ¿Por qué no ponen a médi­cos o ser­vi­cio social? Gen­te estu­dia­da para hacer este tra­ba­jo. Siem­pre poli­cías. ¿Qué saben ellos?”.

Ante el silen­cia­mien­to de las auto­ri­da­des judi­cia­les por los ase­si­nos de Andrés, Móni­ca sigue luchan­do para que su caso sal­ga a la luz y man­tie­ne viva la memo­ria de su hijo en los pen­sa­mien­tos coti­dia­nos. Así, reve­la que: “Todos los días hablo con él para que me guíe. Le cuen­to que lo amo y lo orgu­llo­sa que esta­ba, cuán­to lo extra­ño. Esas char­las de café de por medio que­dán­do­nos has­ta la madru­ga­da. Las risas. Él con­tán­do­me de los pla­nes que tenía. Los con­se­jos que una madre le da a su hijo, esas char­las que eran segui­das, cuan­to se extra­ña. Éra­mos muy com­pin­ches. Cla­ro que hablo con él. ¿Quién no habla con sus seres que­ri­dos que han par­ti­do? Sí, hablo con él, ape­nas me levan­to lo sien­to y lo pien­so. Le cuen­to de nues­tra lucha por todos los pibes y las pibas, que pelea­mos para que no los sigan matan­do y pue­do ver su ale­gría, su apro­ba­ción, su son­ri­sa y has­ta pue­do sen­tir el abri­go de su abrazo».

Itu­rria /​Fuen­te

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