por Pablo Bruetman, revista Cítrica,junio 2020
La policía chaqueña golpeó, torturó y
abusó de cuatro jóvenes de la comunidad Qom de la localidad de Fontana.
Se pasaron la noche en la comisaría y recibieron amenazas y manoseos.
Ahora, sus vecinos denuncian la persecución y el hostigamiento de las
fuerzas de seguridad.
“Ayer a la mañana la policía volvió a mi
casa. Daiana, mi hija, estaba en crisis. ¿Qué tenían que venir a hacer
acá? No sé qué dijeron porque hablaron con mi hermana, pero sé que
pidieron que no dijeramos que las habían violado. Pero mi hija y mi vecina fueron abusadas, les manosearon sus partes íntimas”.
La Policía de la Comisaría Tercera de Fontana (provincia de Chaco) entró en las casas de Elsa Fernández y de su padre el sábado 30 de mayo a la noche. Y se llevó detenidos a su hija Daiana, su hijo Cristian, su sobrino Alejandro y su vecina Rebecca. Y los torturó toda la noche en la Comisaría. Después de eso, el lunes a la mañana, la Policía volvió a amenazar e intimidar. “No solo acá, los policías están intimidando a mis vecinos. Quieren
acusarme de escuchar fuerte la radio por las noches pero la verdad que
no tengo radio, solo tengo una tele que me prestó mi hija por la
cuarentena”, explicó Elsa a Revista Cítrica mientras su hijo,
su sobrino y su vecina realizaban la denuncia en la Fiscalía. La única
detenida que no se acercó a hacer la denuncia es su hija Daiana. No puede ir. “No
puede ni moverse. No puede comer, la golpearon mucho, le pisaron la
boca y el estómago. Ni siquiera se puede acostar porque tiene las
costillas inflamadas”.
«Mi hija y mi vecina fueron abusadas, les manosearon sus partes íntimas»
Para justificar su accionar, los policías acusaron a las personas detenidas de arrojar objetos contundentes a la comisaría. Sin embargo, Elsa explica que “esa es la peor mentira, la comisaría está intacta,
no tiene golpes ni ladrillazos. Si pasan ven que no tiene nada, todo
limpio. La verdad que no sé porque los policías accionan de esa manera,
pero siempre son así. A los originarios nos discriminan. Siempre hay enfrentamientos los viernes y sábados. Y en cuarentena peor”.
Al menos después de la trascendencia nacional que tomó el video del
accionar policial, los efectivos involucrados fueron apartados por
decisión de la ministra de Seguridad de Chaco, Gloria Salazar y el
gobernador Jorge Capitanich. El Órgano de Control Institucional (OCI) de
la Policía y la Fiscalía de Derechos Humanos el Órgano de Control
Institucional (OCI) de la Policía y la Fiscalía de Derechos Humanos
intervinieron «exigiendo la correspondiente investigación al personal
que intervino en el operativo y realizando la investigación judicial
para que sean juzgados penalmente». Pero no será fácil juzgarlos cuando
amenazaron e intimidaron a todos los vecinos para que no atestiguen en
su contra.
Elsa no logra entender por qué la policía actúa con tanta maldad pero
sí sabe con precisión qué pasó en la noche del sábado. Vio y sufrió la
violencia en su domicilio. Y sus hijos le contaron lo que pasó después
en la comisaría, donde los torturaron sin respiro.“Cristian es
changarín en el mercado frutihortícola y tenía que ir a trabajar a las
tres de la mañana. Estaba en la casa de mi papá y le sonó la alarma y
entró la policía y lo pateó, le pegó y lo sacó de la casa. Igual que hicieron en mi casa con mi sobrino. A mí me maltrataron no solo físicamente, también me insultaban: ‘A
ver correte, india de mierda’, me decían y después el jefe a cargo del
operativo me pegó con la pistola reglamentaria en la sien. ‘Así hay que tratarlos a estos indios’, se felicitaban los oficiales».
«Ahora tuvimos que avisarle al patrón que Cristian no va a ir a
trabajar por 15 días porque quedó muy golpeado», se lamenta Elsa porque
el trabajo de Cristian es el principal ingreso en su casa. «Los
policías sabían que trabajaba porque mi hijo tenía el permiso entonces
le golpearon mucho en la cadera para que no pudiera caminar y no pudiera
trabajar, porque para ellos los originarios no tienen que trabajar. Mi
hijo con 20 años era el que traía el sustento para toda mi familia. Yo
tengo solo la asignación y no me alcanza. También le golpearon toda su
mano y él tiene una discapacidad en la mano, podría
cobrar una pensión pero dice que no la necesita, me dice ‘Mami no
necesito una pensión, mientras pueda trabajar voy a trabajar’”.
El permiso a Cristian se lo devolvieron todo lleno de sangre. La casa de Elsa es muy humilde.
Tiene seis hijos, los mayores pusieron unos ladrillos y una parrilla de
madera para no dormir en el suelo, y ella duerme en su cama con los
tres más chicos. Ahora se pregunta cómo harán para no pasar hambre hasta que Cristian pueda volver a trabajar. Al menos ayer y hoy la Municipalidad de Fontana le acercó mercadería.
«Siempre son así, a los originarios nos discriminan. Y en cuarentena peor»
‘Mami me tiraron alcohol y me trataron como indio infectado, de todo nos decían, nos pegaban, y decían que así hay que tratar a estos indios infectados”, le contó Daiana a su madre Elsa. También le dijo que a ella y a Rebecca les tocaron todo el cuerpo, que las manosearon. Daiana empieza a hablar y llora. Y no puede contar mucho más. Sus abusadores fueron hasta su casa a decirle que no la habían abusado. Que el abuso no fue tan grave porque no la violaron.
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CODEHCOM
VIOLENCIA CONTRA LOS QOM
Un grupo de policías Ingresaron en la madrugada sin orden de allanamiento y tras destruir todo, se llevaron a cuatro jóvenes a la Comisaría Tercera de esa localidad donde fueron brutalmente golpeadxs y torturadxs. A las dos chicas, una menor de edad, las rociaron con alcohol para luego abusarlas sexualmente.
LA PEOR OPINIÓN ES EL SILENCIO
En los momentos de crisis y ante una situación disruptiva como esta pandemia universal, afloran las actitudes, los valores que más enaltecen al ser humano pero también las miserias más abominables.
Día a día se producen hechos que por provenir de las redes sociales intervenidas por importantes sectores de poder económico minan la credibilidad de lo dicho, generando un descreimiento en gran parte de la sociedad.
La militancia por el derecho humano a la comunicación nos lleva a plantear una reflexión profunda para que aquellos que tienen mayor poder de resolución actúen preventivamente o resuelvan rápidamente ante situaciones como las que viven los hermanos Qom de la provincia del Chaco. Un pueblo originarios que ya padece 13 muertos por Covid 19
Policías de la localidad Fontana, en el Gran Resistencia, que abusan de niñas, que golpean a una familia entera no tienen ningún justificativo y debe recaer sobre ellos todo el peso de la ley y la mayor condena social.
Rociarlos con alcohol con la amenaza de prenderlos fuego o para evitar que reproduzcan el contagio de coronavirus, del mismo modo que llevarlos al aislamiento social por hacinamiento es una decisión de algunos personajes que llegan a esa “solución” porque la propia institución lo permite, facilita o promueve. Y porque hay una parte de la sociedad que considera a los originarios como infrahumanos.
Rociarlos con alcohol es fumigarlos. La acción de fumigarlos tiene que ver con el monocultivo mental de quienes trabajando en contextos multiculturales y plurilingües suponen que todos son hablantes castellano cuando los oídos escuchan otras lenguas y otras voces.
En Chaco se hablan tres lenguas indígenas y existen tres pueblos que son sujetos de derechos colectivos. El pueblo qom, pueblo wichi y el pueblo mocoví comparten un mismo presente. Es fundamental facilitar el entendimiento, la comprensión para el acceso a la información pública, sea sociosanitaria o ambiental de toda la sociedad. Definir una política comunicacional desde la gestión estatal requiere la participación de los actores a los cuales se les destina la política. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual garantiza la accesibilidad; es fundamental que en medio de la cuarentena se extremen las medidas de acceso a la información para toda la sociedad. Sin accesibilidad no hay derecho a la información.
Lo peor que puede suceder es silenciar los hechos, silenciar es limitar la libertad de expresión. Sin condena, no hay posibilidad de modificar conductas.
Colectivo por el Derecho Humano a la Comunicación.