Resumen Latinoamericano, 4 junio 2020
Tras el ataque a una familia qom en Fontana, se denunciaron nuevos casos de violencia institucional «habilitados» por el control del aislamiento social obligatorio.
Unas treinta personas del movimiento social 25 de Mayo salieron de las malezas del Camping Municipal de Quitilipi y
cortaron el tránsito en la Ruta 16, a la altura del kilómetro 155.
Reclamaban por la falta de pago de su trabajo para el municipio. Fueron
reprimidos con escopetas con balas de goma, se escondieron en los
pastizales y al rato respondieron con piedras y gomerazos, que
lesionaron a algunos de los uniformados. En tanto, también se
difundieron imágenes nocturnas en Barranqueras, cerca de
Resistencia, donde se ve a dos agentes policiales disparar con balas de
goma a un joven, supuesto infractor del aislamiento. Y en la misma
ciudad, otro joven denunció apremios ilegales por circular sin barbijo.
«Fuimos
nuevamente reprimidos por la policía del Chaco, palos y balas para el
que reclama. Desde febrero estamos pidiendo trabajo, el martes pasado
empezamos un acampe y vino una secretaria del gobernador a decir que el
pago salía el miércoles. Entonces le dije al comisario que averigüe si
estaba el pago, porque no nos creen que el gobierno nos miente», dijo
una de las dirigentes del movimiento 25 de mayo tras la represión.
«Siempre somos pobres contra pobres al chocar a la hora de la verdad, el
pago no salió hoy tampoco por la reparación de veredas. Cortamos media
calzada y terminamos con un compañero lesionado en la cara», agregó.
En
las imágenes registradas en Barranqueras, se identifica al móvil
PT-260, que pertenece a la comisaría séptima, en un irregular
procedimiento con una persona que circulaba en un horario no habilitado
por la alarma sanitaria. En Chaco, a partir de las 20, suenan sirenas
para alertar de que no se puede seguir circulando. En el video difundido
por Diario Tag se puede ver cómo el supuesto infractor del
aislamiento exhibe sus ropas para luego retirarse por orden policial.
Mientras lo hacía, los agentes dispararon con balas de gomaa espaldas
del joven, para “intimidarlo”, según aportó un vecino.
Además, el pasado domingo, en barrio Nuevo Amanecer de la ciudad de Barraqueras, un joven de 35 años, David Zaracho,
resulto víctima del personal de personal de la Guardia Urbana Municipal
(GUM) y de un grupo de agentes de la policía del Chaco, dependientes de
la Comisaría 2da. Recibió golpes de puño, de pie, con objetos
contundentes en el cuerpo. El joven había ido a una cuadra de su casa a
una verdulería, cuando escuchó la voz de alto de la GUM, preguntando por
su barbijo. “Disculpá, vivo a una cuadra, lo tenía en el bolsillo”
dijo Zaracho. «La próxima vez trae tu barbijo puesto o vas a cobrar”, le
respondieron.
Según consta en la denuncia, la Guardia Urbana
comenzó a empujarlo y a agredirlo física y verbalmente, y él se
defendió. Entonces llegaron otros tres agentes del GUM, le doblaron el
brazo y lo redujeron en el piso. Según la denuncia del joven, así
reducido recibió golpes de puño y patadas en todo el cuerpo. “Me estaban
asfixiando, casi me quedé inconsciente”, relató.
Los vecinos que
estaban viendo lo que sucedía avisaron a la familia del joven. Su
hermano intervino, empujando a los agentes del GUM. Lograron volver a la
casa, pero pasados 20 minutos, irrumpieron de forma violenta en el
domicilio entre 15 y 20 efectivos de la Comisaria 2da de Barranqueras,
acompañados por el comisario Sergio Galeano. Los redujeron a ambos en
el suelo, y los golpean. La denuncia se completa con lo que le dijeron a
la madre de los jóvenes, Fabiana Casco, cuando acudió a ayudarlos:
“Negra de mierda, metete en tu casa”.
La dinámica aparece repetida, como en el ataque policial a la familia qom Fernández-Saravia en Fontana, donde los responsables del secuestro, torturas y abusos a cuatro de sus más jóvenes integrantes fueron apartados de su cargo pero aún no han sido imputados. El denominado «toque de queda sanitario» por el cual a partir de las 20 cada noche no se puede circular, está abriendo en esa provincia la repetición de «excesos» policiales, en una preocupante escalada de violencia institucional.
Una provincia donde la policía hace lo que quiere contra los pobres
Golpes, tiros, arrestos injustificados, torturas. Todo vale en el Chaco policializado del gobernador Jorge Capitanich. Ese buen amigo de los EE.UU y ahora uno de los responsables del estado de violencia contra los más humildes y sobre todo, indígenas, que se vive en la provincia. El gobernador no ordenó el arresto de los policías que torturaron y golpearon a adolescentes en Fontana, ahora se hará otra vez el distraido con lo ocurrido en Quitilipi, y mañana vendrá otra de las tantas que los terratenientes que les roban las tierras a los originarios y los uniformados que se sienten a sus anchas disparando a mansalva. ¿No será hora que se rompa el silencio cómplice de una sociedad que frente a estos hechos calla, porque el Chaco queda lejos, no es la gran ciudad de las luces? ¿No será el tiempo que el gobierno nacional intervenga con todo en esa provincia donde las gorras policiales mandas más que cualquiera de las instituciones? Hasta cuando tanta impunidad!.