Resumen Latinoamericano 9 junio 2020
El camino hacia la Soberania Alimentaria
Desde el Movimiento Popular La Dignidad creemos:
- El Estado puede ganar una posición estratégica en el comercio exterior de granos y en los puertos, algo que no ocurría desde 1973 en la Argentina, puesto que fue unos de los objetivos centrales del Plan Perón-Gelbard. Con esta medida, se puede controlar cerca del 10% de la exportación con una empresa pública “testigo”. Es importante señalar, además, que de no haberse tomado una medida en esta dirección, la situación de Vicentín seguramente hubiera sido aprovechada por la acción rapaz de las corporaciones cerealeras, pues era un bocado más que apetecible para Cargill, Glencore o para el grupo de inversionistas que ya estaba preparando el inefable José Luis Manzano.
- También, por primera vez en 47 años, el Estado puede contar con una herramienta propia con capacidad para comprar y acopiar la producción de granos y oleaginosas. Esto es muy importante, puesto que con decisión política, se puede diseñar un sistema de compras públicas para alentar producción de alimentos sanos de origen cooperativo para el consumo local y también para la exportación, y comenzar a sentar las bases para salir del modelo sojero en el mediano y largo plazo.
- Por otro lado, esto le permitiría al Estado ganar posiciones para un mayor control en materia de derechos de exportación. En la actualidad, son las corporaciones que monopolizan el comercio exterior las que ofician como agente de retención ante el productor, y rinden cuentas de lo recaudado ante el Estado mediante declaraciones juradas. Se sabe que entre lo formalmente declarado y lo que efectivamente se exporta hay un “agujero negro”, es decir guita (dólares) que van a parar directamente a las cuentas de las exportadoras.
- El Estado también ganaría un mayor control en el flujo de divisas y en la oferta de dólares. Las exportadoras de granos son las que tienen los dólares siempre, y son las que condicionan la política cambiaria del Estado, porque cuentan con esa capacidad de liquidez que es, en última instancia, una gran capacidad de extorsión. Todas las devaluaciones que hemos experimentado en la última década respondieron a gran este problema, y alguna vez había que tomar una decisión que vaya en la dirección contraria. Si bien no acabaríamos definitivamente con el histórico problema de la liquidación de las divisas —porque no estamos hablando de un retorno al IAPI del primer peronismo — , contaríamos con una herramienta que nos permitiría manejar la política cambiaria con un mayor margen de maniobra.
- Es una decisión que apunta además a hacer justicia, puesto que el mayor acreedor de Vicentín es el Banco de la Nación Argentina (BNA). Tal y como se denunció en su momento gracias a las investigaciones de Claudio Lozano ‑actual director del BNA- Vicentín le adeuda un total de $18.182 a la entidad bancaria, un tercio de la cual corresponden a los escandalosos préstamos concedidos en noviembre del año pasado durante la administración de Macri, cuando ya la empresa estaba en cesación de pagos. La evidencia apunta a que Vicentín usó buena parte de esos créditos para financiar la campaña del ex presidente, puesto los titulares de la firma, Padoan y Nardelli (este último, amigo personal de Macri) diseñaron una estrategia para volcar aproximadamente 14 millones de pesos a la campaña de JxC través de tres empresas: FRIAR, Algodonera Avellaneda y Oleaginosa San Lorenzo. Vicentín fue el mayor aportante de la campaña, y por esto está apuntado no sólo Mauricio Macri, sino también el ex director del BNA, Javier González Fraga.
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MP La Dignidad