Bra­sil. La con­ten­ción ins­ti­tu­cio­nal fren­te a la arre­me­ti­da de la ultraderecha

Por Fer­nan­do de la Cua­dra. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 17 junio 2020.

En su estre­me­ce­do­ra nove­la «Si esto es un hom­bre», el escri­tor ita­liano Pri­mo Levi, nos advier­te con infi­ni­ta amar­gu­ra que, si el nazis­mo fue capaz de ase­si­nar a millo­nes de per­so­nas, nada nos ase­gu­ra que ello no pue­da vol­ver a suce­der. Eso es pre­ci­sa­men­te lo que está suce­dien­do en estos ins­tan­tes en Brasil. 

El sur­gi­mien­to de muchos gru­púscu­los que se ins­pi­ran en la ideología
nazi­fas­cis­ta para –según dicen- cons­truir una patria libre de la conjura
comu­nis­ta, está colo­can­do a los bra­si­le­ños ante el desa­fío de
neu­tra­li­zar dicha ideo­lo­gía o dejar impa­si­ble­men­te que ella se expanda
como un tumor maligno hacia todos los rin­co­nes del país. Por aho­ra, no
es aún el movi­mien­to de masas que carac­te­ri­za­ron a los regí­me­nes de
Mus­so­li­ni y Hitler duran­te los años 30 y has­ta media­dos de los 40,
aun­que la viru­len­cia y odio­si­dad de sus accio­nes en con­tra de las
ins­ti­tu­cio­nes demo­crá­ti­cas cons­ti­tu­ye un cla­ro aler­ta para la amenaza
neo­fas­cis­ta que se cier­ne sobre el país en su con­jun­to. No se puede
inter­pre­tar de otra mane­ra la con­vo­ca­ción rea­li­za­da por Bol­so­na­ro para
que sus segui­do­res inva­dan los hos­pi­ta­les con la fina­li­dad de certificar
si efec­ti­va­men­te exis­ten per­so­nas inter­na­das a cau­sa del Coronavirus,
cuan­do exis­ten otros y varia­dos meca­nis­mos lega­les que poseen, tan­to la
ciu­da­da­nía como el gobierno, para apli­car algún con­trol sobre los gastos
públicos.

En otro caso que encen­dió las alar­mas el pasa­do fin de sema­na, miem­bros de un gru­po para­mi­li­tar bol­so­na­ris­ta (Os 300 do Bra­sil) lan­za­ron fue­gos arti­fi­cia­les en con­tra del Edi­fi­cio del Supre­mo Tri­bu­nal Fede­ral (STF). Algu­nos de ellos ya han sido dete­ni­dos por orden de la Jus­ti­cia, lo que se supo­ne per­mi­ti­rá dilu­ci­dar cua­les son las vías de finan­cia­mien­to que poseen estas orga­ni­za­cio­nes que están rea­li­zan­do accio­nes direc­tas para esti­mu­lar a los mili­ta­res a dar un gol­pe de Esta­do con Bol­so­na­ro en el comando. 

La
inte­rro­gan­te que sur­ge para muchas per­so­nas, es has­ta cuan­do las
ins­ti­tu­cio­nes y los pode­res demo­crá­ti­cos per­mi­ti­rán que grupos
orga­ni­za­dos de mili­cia­nos neo­fas­cis­tas con­ti­núen con sus aten­ta­dos y
exhor­ta­cio­nes des­ti­na­das a gene­rar el cli­ma nece­sa­rio para la
irrup­ción de un pro­yec­to tota­li­ta­rio. Has­ta aho­ra ni el Con­gre­so ni
el STF han asu­mi­do una con­duc­ta más dura de enfren­ta­mien­to a esta
arre­me­ti­da de la extre­ma dere­cha, aun­que pro­ba­ble­men­te per­ci­ban que
ya es tiem­po de tomar medi­das más vehe­men­tes, dado que la propia
super­vi­ven­cia de ambas enti­da­des se encuen­tra en peli­gro en este
momen­to. El pre­si­den­te del STF se ha carac­te­ri­za­do por su actitud
pusi­lá­ni­me con rela­ción a todos los ata­ques y ofen­sas que vienen
sufrien­do los repre­sen­tan­tes del máxi­mo tri­bu­nal. Y el pre­si­den­te de
la Cáma­ra de Dipu­tados sigue acu­mu­lan­do acu­sa­cio­nes para iniciar
pro­ce­sos con­tra el man­da­ta­rio, sin atre­ver­se a eje­cu­tar –por
cálcu­lo polí­ti­co o por temor- lo que se exi­ge de su embestidura.
Según la Cons­ti­tu­ción, la aper­tu­ra de un pro­ce­so parlamentario
con­tra el pre­si­den­te depen­de exclu­si­va­men­te de su decisión.

Por
lo mis­mo, es fun­da­men­tal que las ins­ti­tu­cio­nes colo­quen lími­tes a la
actua­ción arbi­tra­ria e incons­ti­tu­cio­nal del pre­si­den­te y sus
minis­tros, toda vez que no se apre­cia nin­gu­na señal de moderación
por par­te del gobierno y sus segui­do­res, ame­na­zan­do permanentemente
con el rui­do de sables para seguir chan­ta­jean­do a los otros poderes
de la Repú­bli­ca. Estos pode­res con­ti­núan res­pon­dien­do tímidamente
las arre­me­ti­das de gru­pos neo­fas­cis­tas, sin con­de­nar con el vigor
nece­sa­rio la gra­ve­dad de los ata­ques e inju­rias que vienen
recibiendo.

En
para­le­lo, los par­ti­dos polí­ti­cos se encuen­tran deba­tien­do las bases
de un gran acuer­do demo­crá­ti­co que pue­da ter­mi­nar con el actual
gobierno, aun­que las cre­den­cia­les demo­crá­ti­cas de muchos de los
posi­bles pro­ta­go­nis­tas están sien­do pues­tas en duda,
par­ti­cu­lar­men­te, la de aque­llos que par­ti­ci­pa­ron en el pro­ce­so de
impeach­ment
o gol­pe jurí­di­co polí­ti­co para des­ti­tuir a la ex pre­si­den­ta Dilma
Rous­seff. En ese sen­ti­do, para el PT y otros sec­to­res de izquierda
las posi­bi­li­da­des de for­mar un Fren­te Amplio con par­ti­dos y
per­so­na­li­da­des que arras­tran la car­ga de haber par­ti­ci­pa­do en dicha
empre­sa gol­pis­ta es bas­tan­te remo­ta. Par­ti­dos que hoy rasgan
ves­ti­du­ras por la demo­cra­cia estu­vie­ron dis­pues­tos a ser par­te del
gobierno de Michel Temer, que ha pasa­do a la his­to­ria del imaginario
bra­si­le­ño como una eta­pa en que emer­gie­ron las figu­ras más
des­lea­les y oportunistas.

Lamen­ta­ble­men­te,
este esce­na­rio de des­con­fian­za y resen­ti­mien­to gene­ra una espe­cie de
pará­li­sis entre aque­llas fuer­zas que tie­nen un míni­mo común en la
tarea de res­tau­rar la demo­cra­cia. Las mis­mas debe­rían redo­blar sus
esfuer­zos para aca­bar con este des­go­bierno que está destruyendo
coti­dia­na y sis­te­má­ti­ca­men­te los pila­res de la nación. No existe
ámbi­to de actua­ción ni sec­tor en que el poder públi­co demuestre
algu­na capa­ci­dad para admi­nis­trar el país, sobre todo en este
perio­do de cri­sis sani­ta­ria, eco­nó­mi­ca y social. Como ya lo
anun­cia­ba Bol­so­na­ro en su dis­cur­so de pose, la pre­sen­te ges­tión se
ha dedi­ca­do a des­truir todo lo que venía sien­do mon­ta­do a lo largo
de estos últi­mos 35 años.

En el minis­te­rio de Salud se ins­ta­ló un gene­ral como ministro
inte­ri­no, el que no posee nin­gu­na expe­rien­cia sec­to­rial y solo se ha
dedi­ca­do a lle­nar los diver­sos car­gos pro­fe­sio­na­les y téc­ni­cos de ese
minis­te­rio con otros miem­bros de la fami­lia mili­tar. Mien­tras tan­to, la
cifra de per­so­nas falle­ci­das y con­ta­gia­das por el Covid19 sigue
cre­cien­do en núme­ros trá­gi­cos, superan­do ya las 44 mil víc­ti­mas, con
casi 900 mil infectados.

Actual­men­te, la cifra es pro­por­cio­na­da por un con­sor­cio de medios de
pren­sa, debi­do a que el gobierno se ha nega­do a dar la infor­ma­ción de
infec­ta­dos y muer­tos, en una medi­da cri­ti­ca­da por amplios sec­to­res de la
ciu­da­da­nía, epi­de­mió­lo­gos, infec­to­lo­gis­tas y, espe­cial­men­te, por los
exper­tos de la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud que aler­ta­ron sobre los
ries­gos que impli­ca una deci­sión de este tipo por par­te de las
auto­ri­da­des. La situa­ción con el Covid-19 está com­ple­ta­men­te fue­ra de
con­trol y el minis­te­rio ya ni siquie­ra pro­por­cio­na las estadísticas
dia­rias que posi­bi­li­ta­rían algún tipo de pro­yec­ción de la pan­de­mia. La
situa­ción lle­gó a un pun­to sin retorno. Bra­sil debe des­per­tar para que
esta pesa­di­lla se acabe.

Fer­nan­do de la Cua­dra es doc­tor en Cien­cias Socia­les y edi­tor del blog Socia­lis­mo y Democracia.

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