Por Luna Gámez. Resumen Latinoamericano, 12 de junio de 2020.
Son una de las poblaciones más vulnerables a la pandemia y
que más están sufriendo las limitaciones del servicio de salud público
brasileño.
Brasil registra 240 muertes de indígenas por Coronavirus y 2.523contagiados en 93 pueblos originarios diferentes, según las cifras proporcionadas
el 7 de junio por la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil
(APIB), que llaman la atención por la subestimación de casos derivada de
la falta de atención sanitaria en muchas comunidades o la ausencia de
test de covid-19, entre otros factores.
Brasil es el segundo país del mundo con mayor número de contagiados
por Coronavirus (más de 739.000) después de Estados Unidos y el tercero
en número de fallecidos (38.406), según los últimos datos del Ministerio de Salud, que se ha visto obligado a proporcionar de nuevo las estadísticas completas del país tras la polémica decisión del
gobierno de Bolsonaro de anunciar solo los nuevos casos recogidos cada
24 horas, excluyendo el total acumulado desde el principio de la
pandemia.
En Brasil viven un total de 305 pueblos originarios reconocidos oficialmente y se concentra el grueso de pueblos indígenas en aislamiento voluntario contabilizados por Survival International, la mayoría de ellos ubicados en la región amazónica.
«Los profesionales de salud están enfrentando una precariedad enorme
en todo el país, pero especialmente en la Amazonia y, más aún, en las
áreas rurales. Muchas aldeas indígenas no tienen ni siquiera la atención de un equipo sanitario, lo que dificulta llevar un control de los contagiados», afirma Angela Amanakwa Kaxuyana,
integrante de la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la
Amazonia Brasileña (COIAB) y miembro del pueblo Kahyana, que vive en el
municipio de Oriximiná, estado de Pará. «Los indígenas no tenemos un
plano de ruta específico para todo el mundo, pero sabemos por
experiencia que vivir en armonía con la naturaleza es una garantía para
proteger nuestra salud», declara Amanakwa, que alerta del riesgo de
propagación de ciertas enfermedades provenientes del mundo animal si sus
hábitats son deforestados.
La Amazonia concentra la mayor parte de indígenas contagiados
«En medio a la pandemia del covid-19 los pueblos indígenas de la
Amazonia brasileña viven actualmente en una situación de emergencia
nunca imaginada», anunció el pasado viernes la COIAB, que ha lanzado una
campaña internacional para recaudar donaciones. El objetivo es ayudar a
los pueblos indígenas con la entrega tanto de alimentos como de
productos básicos de higiene, así como proporcionar recursos destinados a
la adquisición de equipos de protección y material sanitario para los profesionales de la salud, que están evitando que la pandemia continúe expandiéndose entre las poblaciones originarias.
«El objetivo es que los equipos de salud indígena puedan dar por lo menos una atención básica a las comunidades dentro de las tierras indígenas. Para ello, necesitan tener máscaras y test rápidos de covid-19 para confirmar que no están contagiados antes de entrar en cada aldea«, explica Amanakwa.
Las comunidades indígenas son una de las poblaciones más vulnerables a
la pandemia y que, además, más están sufriendo las limitaciones del
servicio de salud público brasileño (SUS, por sus siglas en portugués). Del total de muertes de indígenas por covid-19, un 88% se registró en los estados brasileños de la Amazonia. Las
mayores ciudades colindantes con el río Amazonas forman una especie de
pasillo fluvial con alta incidencia de contagios de coronavirus, debido a
que es la principal vía de transporte en la zona, según ha demostrado
un estudio de la Universidad de Pelotas, Sao Paulo, publicado en la revista Medical Archive.
Frente a la amenaza de contagio, la mayoría de comunidades tienen
bloqueadas las entradas y salidas de las tierras indígenas salvo por
cuestiones de primera necesidad, entre las que figuran el abastecimiento
de alimentos.
«La realidad de muchos pueblos indígenas es que no consiguen autosustentarse solo con sus cultivos, son tres meses de confinamiento y en muchos casos se ha perdido la soberanía alimenticia, hay territorios que sufren por la deforestación ilegal o por la invasión clandestina», relata Amanakwa, que es originaria de la Tierra Indígena Kaxuyana-Tunayana, ubicada dentro del Escudo de la Guayanas, una delimitación geográfica con una de las mayores biodiversidades del mundo y, por tanto, con una elevada preservación ambiental. Su pueblo, los Kahyana, se han desplazado a las aldeas más distantes que hay dentro de su propia tierra indígena, organizados generalmente por familias, como medida de protección frente a la pandemia.
«La comunidad se separa en núcleos familiares igual que cuando van a
cazar en familias, pasan un tiempo fuera y luego vuelven», explica esta
líder indígena, que detalla que su pueblo mantiene ciertos conocimientos
ancestrales que les permiten mantenerse alejados de los núcleos urbanos
en este momento, entre ellos la extracción de un tipo de sal
proveniente de una palmera para cuando no tienen sal industrializado. No
obstante, enfatiza que la mayoría de pueblos indígenas están viviendo un momento de extrema necesidad,
lo que ha llevado a muchos a exponerse a los riesgos de contagio y
desplazarse a las ciudades. Además de la compra de alimentos, un motivo
de traslado ha sido la gestión y el cobro del auxilio de emergencia del
gobierno de unos 200 euros (600 reales) en algunas sucursales de bancos
donde se han formado grandes filas.
Asimismo, la incertidumbre frente al coronavirus ha reavivado memorias de otras epidemias. «Mis padres y abuelos continúan recordando la experiencia traumática de las epidemias que casi exterminaron nuestro pueblo después de los primeros contactos con el exterior», cuenta Amanakwa. De acuerdo con informaciones del Instituto Socioambiental (ISA), los Kaxuyana se componían de entre 300 y 500 personas cuando una epidemia de sarampión redujo este pueblo a unos 80 miembros, de entre los cuales menos de una decena eran adultos de más de 30 años y el resto niños. «Mi pueblo también sufrió epidemias de fiebre amarilla. Aunque intentaron dispersarse para combatirlas, perdimos en aquel momento una gran parte de la población, añade la líder indígena. Hoy en día este pueblo suma un total de 382 miembros.
El coronavirus se está expandiendo con rapidez también entre los
pueblos indígenas de los países colindantes. En el total de la
Pan-Amazonia, que incluye los países de Brasil, Bolivia, Colombia,
Ecuador, Guayana, Guayana Francesa, Perú, Suriname y Venezuela, ya se
registran 6.996 casos de contagios en indígenas y 629 fallecidos por
covid-19, según datos del
9 de junio de la Coordinadora de las Organizaciones indígenas de la
Cuenca Amazónica (Coica) y de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
La Coica junto con otras organizaciones, entre las que figuran Amazon Watch y Rainforest Foundation, entre otras,también lanzaron a principios de mayo un Fondo de Emergencia para la Amazonia con el objetivo de recaudar donaciones para atender a los pueblos originarios de la región. «En las fronteras no hay hospital, no llegan las medicinas, no hay apoyo humanitario. Si no se toman medidas urgentes en esas localidades habrá un etnocidio», declaró José Gregorio Díaz Mirabal, coordinador general de la Coica, con motivo del lanzamiento del Fondo. Además, subrayó su preocupación sobre el rápido avance del coronavirus: «No podemos seguir esperando a los gobiernos ni las políticas sociales de los nueve países».