Cuba en la pan­de­mia de COVID-19

Por Helen Yaf­fe | Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 9 de junio 2020

La
res­pues­ta de la Cuba socia­lis­ta a la pan­de­mia glo­bal de SARS-CoV2 ha
sido excep­cio­nal tan­to por su ges­tión inter­na como por su
con­tri­bu­ción inter­na­cio­nal. El hecho de que una nación pequeña,
some­ti­da a siglos de colo­nia­lis­mo e impe­ria­lis­mo, y des­de la
Revo­lu­ción de 1959 a seis déca­das de un blo­queo cri­mi­nal de Estados
Uni­dos, pue­da desem­pe­ñar este papel ejem­plar se debe al sistema
socia­lis­ta de Cuba. La pla­ni­fi­ca­ción cen­tral des­ti­na los recursos
nacio­na­les según una estra­te­gia de desa­rro­llo que prio­ri­za el
bien­es­tar humano y la par­ti­ci­pa­ción de la comu­ni­dad, y no del
bene­fi­cio privado.

Las auto­ri­da­des cuba­nas reac­cio­na­ron rápi­da­men­te a la información
pro­por­cio­na­da por Chi­na acer­ca del SARS-CoV2 a prin­ci­pios de este
año. En enero las auto­ri­da­des cuba­nas esta­ble­cie­ron una Comisión
Nacio­nal Inter­sec­to­rial para el COVID-19, actua­li­za­ron su Plan de
Acción Nacio­nal para Epi­de­mias, empe­za­ron a vigi­lar puertos,
aero­puer­tos e ins­ta­la­cio­nes mari­nas, impar­tie­ron a los agen­tes de
fron­te­ras e inmi­gra­ción for­ma­ción para res­pon­der al COVID-19 y
ela­bo­ra­ron un plan de “pre­ven­ción y con­trol”. Especialistas
cuba­nos via­ja­ron a Chi­na para apren­der acer­ca del com­por­ta­mien­to del
nue­vo coro­na­vi­rus y las comi­sio­nes del Con­se­jo Cien­tí­fi­co del
gobierno empe­za­ron a tra­ba­jar para luchar con­tra el coronavirus.
Duran­te el mes de febre­ro se reor­ga­ni­za­ron las ins­ta­la­cio­nes médicas
y se for­mó al per­so­nal para con­tro­lar la pro­pa­ga­ción de virus
den­tro de la isla. A prin­ci­pios de mar­zo se creó un gru­po científico
y bio­tec­no­ló­gi­co para desa­rro­llar tra­ta­mien­tos, prue­bas, vacu­nas y
otras inno­va­cio­nes rela­cio­na­das con el COVID-19. A par­tir del 10 de
mar­zo se empe­za­ron a hacer prue­bas de COVID-19 a las per­so­nas que
entra­ban en el país. Todo ello se hizo antes de que se detec­ta­ra el
virus en la isla.

El 11 de mar­zo se con­fir­mó que tres turis­tas ita­lia­nos eran los
pri­me­ros casos de COVID-19 en Cuba. Las auto­ri­da­des sanitarias
cuba­nas se pusie­ron en acción orga­ni­zan­do reunio­nes en los barrios,
hacien­do che­queos de salud, prue­bas, ras­treo de con­tac­tos y
cua­ren­te­nas casa por casa, todo ello acom­pa­ña­do de pro­gra­mas de
edu­ca­ción y actua­li­za­cio­nes dia­rias de los datos. El 20 de mar­zo se
“con­fi­nó” a la pobla­ción y se le exi­gió res­pe­tar las nor­mas de
dis­tan­cia­mien­to social y lle­var mas­ca­ri­llas cuan­do tuvie­ra que salir
de casa para acu­dir a tra­ba­jos esen­cia­les. Se sus­pen­die­ron los
impues­tos a los nego­cios y las deu­das domés­ti­cas, se ase­gu­ró el 50
% del suel­do a las per­so­nas hos­pi­ta­li­za­das y los hoga­res con ingresos
bajos reci­bie­ron asis­ten­cia social y fami­liar ya que se les entregó
a domi­ci­lio comi­da, medi­ci­nas y otros artícu­los. En talle­res de toda
la nación se empe­za­ron a pro­du­cir mas­ca­ri­llas ani­ma­dos por un
movi­mien­to popu­lar de pro­duc­ción domés­ti­ca y se orga­ni­za­ron grupos
comu­ni­ta­rios de ayu­da mutua para ayu­dar a las per­so­nas vul­ne­ra­bles y
ancia­nas a com­prar comi­da ya que se habían vuel­to habi­tua­les las
lar­gas colas. El 24 de mar­zo Cuba cerró sus fron­te­ras a las personas
no resi­den­tes, una deci­sión dura dada la impor­tan­cia que tie­nen para
el Esta­do los ingre­sos del turis­mo. Se exi­gía a cual­quier persona
que entra­ra en el país pasar una cua­ren­te­na super­vi­sa­da de 14 días
bajo un régi­men de prue­bas (1). En las pro­vin­cias y muni­ci­pios se
acti­va­ron los Con­se­jos de Defensa.

En
abril
se sus­pen­dió tanto
el
pago de las fac­tu­ras de los ser­vi­cios públi­cos como
el trans­por­te regio­nal y local, aun­que se garan­ti­zó el trans­por­te al
per­so­nal medi­co y a otras per­so­nas que tra­ba­ja­ran en servicios
esenciales.
Se
desin­fec­tó La Haba­na y otras ciu­da­des. Se puso en cua­ren­te­na total o
par­cial a 20 comu­ni­da­des de seis pro­vin­cias. Se
puso
en marcha
una apli­ca­ción diseñada
en Cuba,
“Vir­tual Scree­ning”, con una apli­ca­ción de opt-in que per­mi­te a
las
personas
usuarias
remitir
una encues­ta epi­de­mio­ló­gi­ca al
Ministerio
de Salud Públi­ca (MINSAP)
para que haga un análisis
esta­dís­ti­co. Se
toma­ron medi­das para impe­dir que el virus entra­ra en las cárceles
don­de se hicie­ron che­queos acti­vos dos veces al día y a fecha de 23
de abril no se había regis­tra­do nin­gún caso en
ellas.

A fecha de 24 de mayo se había infor­ma­do de 82 muer­tes y menos de
dos mil casos con­fir­ma­dos en Cuba (2), cuya pobla­ción es de 11.2
millo­nes de habi­tan­tes. Eso supo­ne 173 casos con­fir­ma­dos por millón
de habi­tan­tes, en com­pa­ra­ción con los 3.907 por millón en Gran
Bre­ta­ña. No ha muer­to nin­gu­na per­so­na per­te­ne­cien­te al personal
sani­ta­rio, aun­que a media­dos de abril se habían infec­ta­do 92
personas.

La res­pues­ta ejem­plar de Cuba se basa en cin­co carac­te­rís­ti­cas de
su desa­rro­llo socia­lis­ta. Pri­me­ro, su sis­te­ma de salud pública
úni­co, uni­ver­sal y gra­tui­to, que pri­ma la pre­ven­ción sobre la cura,
con una red de médi­cos de fami­lia res­pon­sa­bles de la salud
comu­ni­ta­ria y que viven entre sus pacien­tes. Segun­do, la industria
bio­far­ma­céu­ti­ca de Cuba que está orien­ta­da a las nece­si­da­des de
salud públi­ca y pro­du­ce casi el 70 % de los medi­ca­men­tos que se
con­su­men en el país y expor­ta a 50 paí­ses (3). Ter­ce­ro, la
expe­rien­cia de la isla en mate­ria de defen­sa civil y reduc­ción del
ries­go de desas­tres, gene­ral­men­te en res­pues­ta a desas­tres naturales
y rela­cio­na­dos con el cli­ma. Su inter­na­cio­nal­men­te aplaudida
capa­ci­dad de movi­li­zar los recur­sos nacio­na­les para pro­te­ger la vida
huma­na se logra gra­cias a una red de orga­ni­za­cio­nes popu­la­res que
faci­li­tan la comu­ni­ca­ción y la acción comu­ni­ta­ria. Cuar­to, la
expe­rien­cia de la isla en hacer con­tro­les de enfermedades
con­ta­gio­sas. Duran­te déca­das Cuba ha envia­do a profesionales
sani­ta­rios a paí­ses que pade­cen enfer­me­da­des infec­cio­sas erradicadas
des­de hace tiem­po en la isla y ha invi­ta­do a dece­nas de miles de
per­so­nas de otros paí­ses a estu­diar en Cuba. Cuen­ta con
pro­ce­di­mien­tos bien desa­rro­lla­dos para poner en cua­ren­te­na a personas
que entran en la isla. Quin­to, el inter­na­cio­na­lis­mo médi­co cubano
gra­cias al cual 400.000 per­so­nas pro­fe­sio­na­les de la salud han
pro­por­cio­na­do aten­ción sani­ta­ria gra­tui­ta a pobla­cio­nes que carecían
de ella en 164 paí­ses. Cuan­do empe­zó la pan­de­mia había unos 28.000
pro­fe­sio­na­les sani­ta­rios tra­ba­jan­do en 59 paí­ses. A fina­les de mayo
otros 2.300 espe­cia­lis­tas sani­ta­rios de las Bri­ga­das Médi­cas Henry
Reeve de Cuba, espe­cia­lis­tas en res­pues­ta epi­de­mio­ló­gi­ca y a
desas­tres, habían acu­di­do a 24 paí­ses para tra­tar a pacien­tes de
COVID-19.

Com­pro­mi­so con una aten­ción sani­ta­ria públi­ca de gran
calidad 

En 1959 Cuba con­ta­ba con unos 6.000 médi­cos, pero la mitad de
ellos se mar­cha­ron muy pron­to. Solo se que­da­ron 12 de los 250
pro­fe­so­res cuba­nos de la Facul­tad de Medi­ci­na de la Uni­ver­si­dad de La
Haba­na. Solo había un hos­pi­tal rural. El gobierno revo­lu­cio­na­rio se
enfren­tó al reto de pro­por­cio­nar una aten­ción sani­ta­ria públi­ca de
gran cali­dad par­tien­do casi des­de cero. Para ello se esta­ble­ció en
1960 el Ser­vi­cio Médi­co Rural (SMR) y a lo lar­go de la década
siguien­te se des­ti­nó a zonas remo­tas a cien­tos de médi­cos recién
gra­dua­dos (4).Los médi­cos del SMR desem­pe­ña­ron la
fun­ción de edu­ca­do­res en mate­ria de salud ade­más de la de médicos
clí­ni­cos. Se esta­ble­cie­ron pro­gra­mas nacio­na­les para la prevención
y el con­trol de enfer­me­da­des infec­cio­sas. Des­de 1962 un programa
nacio­nal de inmu­ni­za­ción sumi­nis­tró a todas las per­so­nas cubanas
ocho vacu­nas gra­tis. Se redu­je­ron rápi­da­men­te las enfermedades
infec­cio­sas has­ta eli­mi­nar­las final­men­te. Para 1970 la can­ti­dad de
hos­pi­ta­les rura­les había lle­ga­do a 53. Has­ta 1976 no se recu­pe­ró la
pro­por­ción entre médi­cos y ciu­da­da­nos ante­rior a la Revolución.
Para enton­ces todo el país dis­po­nía de ser­vi­cios de salud y los
indi­ca­do­res habían mejo­ra­do sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te. En 1974 se
esta­ble­ció un nue­vo mode­lo de poli­clí­ni­cas basa­das en la comunidad
que pro­por­cio­nó a las comu­ni­da­des cuba­nas acce­so local a
espe­cia­lis­tas de aten­ción pri­ma­ria. Tan­to la for­ma­ción como la
polí­ti­ca hicie­ron hin­ca­pié en el impac­to que los factores
bio­ló­gi­cos, socia­les, cul­tu­ra­les, eco­nó­mi­cos y medioambientales
tenían en los pacien­tes. Los pro­gra­mas nacio­na­les se cen­tra­ron en la
salu­da mater­noin­fan­til, en las enfer­me­da­des infec­cio­sas, en las
enfer­me­da­des cró­ni­cas no trans­mi­ti­bles y en la salud de las personas
adul­tas más mayores. 

En 1983 se intro­du­jo en todo el país el Plan de Médi­cos y
Enfer­me­ros de Fami­lia, según el cual se esta­ble­cie­ron en los barrios
con­sul­tas de médi­cos de fami­lia en cuya par­te supe­rior vivían con
su fami­lia el médi­co o enfer­me­ro, de modo que la aten­ción médica
esta­ba garan­ti­za­da las 24 horas del día. Los médi­cos de familia
coor­di­nan la aten­ción médi­ca y diri­gen las cam­pa­ñas de promoción
de la salud que insis­ten en la pre­ven­ción y el análisis
epi­de­mio­ló­gi­co. Se basan en la crea­ción de his­to­ria­les médi­cos y
en la capa­ci­dad clí­ni­ca, mien­tras que reser­van los procedimientos
cos­to­sos de alta tec­no­lo­gía a aque­llos pacien­tes que los requieren,
con­cier­tan las citas con los pacien­tes por las maña­nas y hacen
visi­tas a domi­ci­lio por las tar­des. Los equi­pos médi­cos hacen
diag­nós­ti­cos de la salud del barrio y mez­clan la medi­ci­na clínica
con la salud públi­ca y la “valo­ra­ción con­ti­nua y eva­lua­ción de
ries­gos” (VCER) indi­vi­dua­li­za­da de sus pacien­tes. Los médi­cos y
enfer­me­ros de fami­lia tra­ba­jan tam­bién en cen­tros de tra­ba­jo y
escue­las gran­des, guar­de­rías infan­ti­les, resi­den­cias de personas
mayo­res, etc. 

Para 2005 la pobla­ción cuba­na tenía un médi­co por cada 167
per­so­nas, la pro­por­ción más alta del mun­do. Cuba tie­ne actualmente
449 poli­clí­ni­cas, cada una de las cua­les atien­de a entre 20.000 y
40.000 per­so­nas y fun­cio­nan como cen­tro para entre 15 y 40 médicos
de fami­lia. Hay más de 10.000 médi­cos de fami­lia repar­ti­dos de
for­ma uni­for­me por toda la isla.

La aten­ción pri­ma­ria de salud, colum­na ver­te­bral de la
res­pues­ta de Cuba 

Un artícu­lo publi­ca­do en abril de 2020 por Medicc Review
des­cri­be el sis­te­ma de aten­ción pri­ma­ria de salud de Cuba como un
“arma pode­ro­sa” con­tra el COVID-19 (5). “Sin un acce­so temprano
a prue­bas rápi­das, esta­ba cla­ro que las prue­bas masi­vas no eran la
pri­me­ra opción estra­té­gi­ca. Sin embar­go, la aten­ción pri­ma­ria de
salud sí lo era”. Las auto­ri­da­des cuba­nas garan­ti­za­ron que todas
las per­so­nas que for­ma­ban par­te del sis­te­ma de aten­ción sanitaria,
inclui­do el per­so­nal de apo­yo, reci­bía for­ma­ción acer­ca del
COVID-19 antes de que se detec­ta­ra el virus. Los médi­cos de más
alto ran­go de cada pro­vin­cia reci­bie­ron for­ma­ción en el mundialmente
famo­so hos­pi­tal cubano de enfer­me­da­des tro­pi­ca­les, el Ins­ti­tu­to Pedro
Kou­rí. Des­pués, al vol­ver a sus pro­vin­cias, for­ma­ron a sus colegas
del siguien­te esca­la­fón, los direc­to­res de los hos­pi­ta­les y
poli­clí­ni­cas. “A con­ti­nua­ción se pasó al ter­cer esca­la­fón: la
for­ma­ción de los pro­pios médi­cos y enfer­me­ros de fami­lia, los
téc­ni­cos de labo­ra­to­rio y radio­lo­gía, el per­so­nal admi­nis­tra­ti­vo y
tam­bién el per­so­nal de man­te­ni­mien­to, los con­duc­to­res de ambulancias
y cami­lle­ros, cual­quier per­so­na que pudie­ra tener con­tac­to con un
pacien­te”, expli­có la direc­to­ra de una poli­clí­ni­ca, la dra. Mayra
Gar­cia, a la que se cita el artícu­lo de Medicc Review.

Cada poli­clí­ni­ca tam­bién for­mó a per­so­nas no per­te­ne­cien­tes al
sec­tor sani­ta­rio en su zona geo­grá­fi­ca, en los luga­res de tra­ba­jo, a
los pro­pie­ta­rios de peque­ños nego­cios, a las per­so­nas que alquilan
casas, espe­cial­men­te a extran­je­ros, o a los encar­ga­dos de las
guar­de­rías, y les indi­ca­ron cómo reco­no­cer los sín­to­mas y tomar
medi­das de pro­tec­ción. Como refuer­zo se envió a profesionales
médi­cos de alto ran­go de las poli­clí­ni­cas a los con­sul­to­rios de los
médi­cos de fami­lia. Se des­ti­nó per­so­nal médi­co a los hoteles
loca­les para pro­por­cio­nar detec­ción y aten­ción médi­ca las 24 horas
del día a los extran­je­ros que resi­dían allí. Se reor­ga­ni­za­ron los
ser­vi­cios de emer­gen­cias sin cita pre­via para ais­lar a cualquier
per­so­na que tuvie­ra sín­to­mas res­pi­ra­to­rios y pro­por­cio­nar una
valo­ra­ción las 24 horas del día. Siem­pre que fue posi­ble se
pos­pu­sie­ron las citas no rela­cio­na­das con el COVID-19 o se cambiaron
por visi­tas a domi­ci­lio en el caso de gru­pos prioritarios.

El artícu­lo de Medicc Review des­ta­ca a impor­tan­cia del
mode­lo de “valo­ra­ción con­ti­nua y eva­lua­ción de ries­gos” para
luchar con­tra el COVID-19. Ya se ha cla­si­fi­ca­do a toda la población
cuba­na en cua­tro gru­pos: apa­ren­te­men­te sanos, con fac­to­res de riesgo
de enfer­me­dad, enfer­mos y en pro­ce­so de recu­pe­ra­ción o de
reha­bi­li­ta­ción. Los médi­cos cono­cen las carac­te­rís­ti­cas de salud y
las nece­si­da­des de las comu­ni­da­des a las que atien­den. “El modelo
de “valo­ra­ción con­ti­nua y eva­lua­ción de ries­gos” tam­bién nos
aler­ta auto­má­ti­ca­men­te acer­ca de las per­so­nas que son más propensas
a tener infec­cio­nes res­pi­ra­to­rias y de las per­so­nas cuyas
enfer­me­da­des cró­ni­cas son los fac­to­res de ries­go más comúnmente
aso­cia­dos a com­pli­ca­cio­nes en pacien­tes de COVID-19”, expli­có el
doc­tor Ale­jan­dro Fadragas.

Los Comi­tés de Defen­sa de la Revo­lu­ción orga­ni­za­ron por toda
Cuba reunio­nes infor­ma­ti­vas sobre salud públi­ca para que los médicos
y enfer­me­ros ase­so­ra­ran a los barrios acer­ca de la pan­de­mia. En
cuan­to se con­fir­ma­ron los pri­me­ros casos se amplia­ron las visitas
dia­rias de los médi­cos de fami­lia a las casas y se con­vir­tie­ron en
la “herra­mien­ta más impor­tan­te” para la detec­ción acti­va de
casos y ade­lan­tar­se al virus (6). Unos 28.000 estu­dian­tes de medicina
se unie­ron a ellos para rea­li­zar estas visi­tas casa por casa para
detec­tar los sín­to­mas. Este pro­ce­di­mien­to sig­ni­fi­ca que se puede
estu­diar a toda la población.

Se
envía a las per­so­nas que tie­nen sín­to­mas a su poli­clí­ni­ca local
para que se les haga una eva­lua­ción rápi­da. Aque­llas per­so­nas que
se sos­pe­cha tie­ne COVID-19 son envia­das a uno de los nue­vos centros
muni­ci­pa­les de ais­la­mien­to situa­dos por toda la isla, don­de deben
per­ma­ne­ce un máxi­mo de 14 días duran­te los cales se les hacen
prue­bas y reci­ben aten­ción médica.
Si resulta
que el
caso es
otra enfer­me­dad res­pi­ra­to­ria, regre­san a casa pero deben permanecer
en su
inte­rior duran­te al menos 14 días con un
seguimiento
en aten­ción pri­ma­ria. Los
hos­pi­ta­les se reser­van para las per­so­nas que real­men­te los necesitan.

Los pro­fe­sio­na­les de aten­ción pri­ma­ria tam­bién son responsables
de loca­li­zar rápi­da­men­te los con­tac­tos de todos los casos
sos­pe­cho­sos, a los que se hacen prue­bas y se aís­lan en casa. Además,
las casas y entra­das comu­nes de aque­llos pacien­tes que han sido
envia­dos a los cen­tros de ais­la­mien­to son desin­fec­ta­dos por equipos
de “res­pues­ta rápi­da” for­ma­dos por direc­to­res y vicedirectores
de poli­clí­ni­cas, jun­to con los miem­bros de la fami­lia. Las consultas
de los médi­cos de fami­lia tam­bién se desin­fec­tan a dia­rio. Al mismo
tiem­po el per­so­nal médi­co con­tro­la a dia­rio a los tra­ba­ja­do­res de
los hote­les en los que están alo­ja­das per­so­nas extran­je­ras y las
poli­clí­ni­cas les pro­por­cio­na equi­pos de pro­tec­ción indi­vi­dual y
desin­fec­tan­tes. Las poli­clí­ni­cas y los médi­cos de fami­lia también
son res­pon­sa­bles del segui­mien­to duran­te 14 días de los pacien­tes de
COVID-19 a los que se ha dado de alta de los hospitales. 

Medi­ca­men­tos pro­du­ci­dos en Cuba 

El pro­to­co­lo cubano para tra­tar a los pacien­tes de COVID-19
inclu­ye 22 medi­ca­men­tos, la mayo­ría de ellos pro­du­ci­dos en el país.
La aten­ción se cen­tra en la pre­ven­ción, con medi­das des­ti­na­das a
mejo­rar la inmu­ni­dad inna­ta. Des­de el prin­ci­pio se iden­ti­fi­có el
poten­cial que tenía el medi­ca­men­to anti­vi­ral cubano Hebe­ron, un
inter­fe­rón Alfa 2b recom­bi­nan­te humano (IFN­rec). Este producto
bio­tec­no­ló­gi­co ha demos­tra­do ser efi­caz para enfer­me­da­des virales
como la hepa­ti­tis de tipo B y C, el her­pes zós­ter, el VIH-SIDA y el
den­gue. Se pro­du­ce en Cuba des­de 1986 y en Chi­na des­de 2003 por medio
de una empre­sa con­jun­ta cubano-chi­na, ChangHe­ber, y en enero de 2020
la Comi­sión Nacio­nal de Salud de Chi­na lo eli­gió entre 30
tra­ta­mien­tos para pacien­tes con COVID-19. Pron­to enca­be­zó su lista
de medi­ca­men­tos anti­vi­ra­les tras demos­trar bue­nos resultados.

Este medi­ca­men­to es más efi­caz si se uti­li­za de for­ma preventiva
y en las pri­me­ras eta­pas de la infec­ción. En Wuhan, Chi­na, casi
3.000 per­so­nas per­te­ne­cien­tes al per­so­nal medi­co toma­ron Hebe­ron como
medi­da pre­ven­ti­va con el fin de poten­ciar su res­pues­ta inmu­ne y
nin­gu­na de ellas con­tra­jo el virus, mien­tras que el 50 % de otros
3.300 médi­cos que no toma­ron este medi­ca­men­to con­tra­je­ron el
COVID-19. La Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS), el Centro
Médi­co Johns Hop­kins y el World Jour­nal of Paediatrics,
entre otros, reco­mien­dan el IFN­rec de Cuba en los pro­to­co­los médicos
de varios paí­ses. El pro­duc­to ya esta­ba regis­tra­do en Argelia,
Argen­ti­na, Chi­le, Ecua­dor, Jamai­ca, Tai­lan­dia, Vene­zue­la, Vietnam,
Yemen y Uru­guay. A media­dos de abril se habían reci­bi­do solicitudes
de unos 80 paí­ses para uti­li­zar­lo y lo esta­ban admi­nis­tra­do las
Bri­ga­das Médi­cas Cuba­nas Henry Reeve que tra­tan a pacien­tes de
COVID-19 en el extran­je­ro. El 14 de abril se infor­mó de que se había
tra­ta­do con Hebe­ron al 93.4 % de los pacien­tes de COVID-19 en Cuba y
solo un 5.5 % habían esta­do gra­ves. Para esa fecha se infor­mó de
que la tasa de mor­ta­li­dad era del 2.7 %, pero en el caso de
pacien­tes tra­ta­dos con Hebe­ron solo del 0.9 %.

Otras medi­ci­nas cuba­nas que ofre­cen resul­ta­dos pro­me­te­do­res son:
la Bio­mo­du­li­na T, un inmu­no­mo­du­la­dor que esti­mu­la el sistema
inmu­no­ló­gi­co de las per­so­nas vul­ne­ra­bles y que se ha uti­li­za­do en
Cuba duran­te 12 años, sobre todo para tra­tar infecciones
res­pi­ra­to­rias recu­rren­tes en per­so­nas ancia­nas; el anti­cuer­po
mono­clo­nal Ito­li­zu­mab (Anti-CD6)
, uti­li­za­do para tra­tar los
lin­fo­mas y la leu­ce­mia, y que se ha admi­nis­tra­do a pacien­tes de
COVID-19 en esta­do gra­ve o crí­ti­co para redu­cir la secre­ción de
cito­qui­nas infla­ma­to­rias que pro­vo­can el flu­jo masi­vo de sus­tan­cias y
líqui­do en los pul­mo­nes; elCIGB-258, un nue­vo péptido
inmu­no­mo­du­la­dor dise­ña­do para redu­cir los pro­ce­sos inflamatorios.
Para el 22 de mayo 52 pacien­tes de COVID-19 habían sido tra­ta­dos con
CIGB-258 y la tasa de super­vi­ven­cia de aque­llos que se encontraban
en una eta­pa gra­ve fue del 92 % fren­te a un pro­me­dio glo­bal del 20%,
mien­tras que la tasa de super­vi­ven­cia entre los que se encon­tra­ban en
un esta­do crí­ti­co fue del 78 %. Y por últi­mo, el plas­ma
san­guí­neo
de pacien­tes recuperados.

Los cien­tí­fi­cos médi­cos cuba­nos están pro­du­cien­do su propia
ver­sión del Kale­tra, una com­bi­na­ción anti­rre­tro­vi­ral de Lopi­na­vir y
Rito­na­vir uti­li­za­da para tra­tar el VIH/​SIDA. El hecho de producirlo
en Cuba eli­mi­na­rá las cos­to­sas impor­ta­cio­nes de la gran industria
far­ma­céu­ti­ca capi­ta­lis­ta y el blo­queo de Esta­dos Uni­dos. Al mismo
tiem­po se ha dis­tri­bui­do gra­tui­ta­men­te a todos los habi­tan­tes de la
isla el medi­ca­men­to homeo­pá­ti­co Pre­vengho-Vir, que se cree que
for­ta­le­ce el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co. Los cien­tí­fi­cos médi­cos están
eva­luan­do dos vacu­nas para esti­mu­lar el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co y se
estu­dia a cua­tro can­di­da­tos para una vacu­na pre­ven­ti­va específica
para COVID-19.

A prin­ci­pios de mayo los cien­tí­fi­cos cuba­nos habían adaptado
SUMA, un sis­te­ma de diag­nós­ti­co infor­ma­ti­za­do cubano para detectar
rápi­da­men­te anti­cuer­pos del COVID-19, lo que per­mi­te realizar
prue­bas masi­vas a bajo cos­to. “El obje­ti­vo es encon­trar nuevos
casos y enton­ces inter­ve­nir, ais­lar, ras­trear con­tac­tos y tomar todas
las medi­das posi­bles para ase­gu­rar que Cuba con­ti­nua como hasta
aho­ra”, afir­mó el 11 de mayo el des­ta­ca­do epi­de­mió­lo­go cubano,
Fran­cis­co Durán, duran­te su com­pa­re­cen­cia tele­vi­sa­da dia­ria. Esto
sig­ni­fi­ca que la isla ya no depen­de de prue­bas dona­das o de las
cos­to­sas prue­bas que com­pra en el extran­je­ro. Va a aumen­tar mucho la
can­ti­dad com­pa­ra­ti­va­men­te alta de prue­bas de Cuba.

Bio­Cu­ba­Far­ma está pro­du­cien­do en masa mas­ca­ri­llas, equi­pos de
pro­tec­ción indi­vi­dual y pro­duc­tos médi­cos y sani­ta­rios, ade­más de
coor­di­nar a las empre­sas esta­ta­les y a los tra­ba­ja­do­res autónomos
para repa­rar equi­pa­mien­tos vita­les, como los res­pi­ra­do­res. Los
esfuer­zos de Cuba por com­prar nue­vos res­pi­ra­do­res se han visto
obs­ta­cu­li­za­dos por el blo­queo de Esta­dos Uni­dos que duran­te casi 60
años inclu­ye entre sus prohi­bi­cio­nes ali­men­tos y medicamentos.

Enca­be­zar la lucha global 

El 18 de mar­zo Cuba per­mi­tió al cru­ce­ro MS Brae­mar, con 684
pasa­je­ros en su mayo­ría bri­tá­ni­cos y 5 casos con­fir­ma­dos de
COVID-19, atra­car en La Haba­na des­pués de haber pasa­do una semana
aban­do­na­do a su suer­te en el mar ya que Cura­zao, Bar­ba­dos, Bahamas,
la Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na y Esta­dos Uni­dos le habían dene­ga­do la
entra­da en sus paí­ses. Las auto­ri­da­des cuba­nas faci­li­ta­ron el
tras­la­do segu­ro de los pasa­je­ros a vue­los chár­ter para ser
repa­tria­dos. Tres días des­pués una bri­ga­da médi­ca cuba­na compuesta
por 53 per­so­nas lle­gó a Lom­bar­día (Ita­lia), que en ese momen­to era
el epi­cen­tro de la pan­de­mia, para ayu­dar a las auto­ri­da­des sanitarias
loca­les. Los médi­cos eran miem­bros de las Bri­ga­das Médi­cas Henry
Reeve, que en 2017 reci­bió el Pre­mio de Salud Públi­ca de la
Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS) en reco­no­ci­mien­to por la
asis­ten­cia médi­ca de emer­gen­cia pres­ta­da de for­ma gra­tui­ta. Era la
pri­me­ra misión médi­ca cuba­na en Euro­pa. A fecha del 21 de mayo más
de 2.300 pro­fe­sio­na­les de la salud cuba­nos se habían des­pla­za­do a 24
paí­ses para tra­tar a pacien­tes de COVID-19, inclui­da una segunda
bri­ga­da en el nor­te de Ita­lia y otra al prin­ci­pa­do euro­peo de Andorra
(7).

La ame­na­za del buen ejemplo 

El inter­na­cio­na­lis­mo médi­co cubano empe­zó en 1960, pero la
expor­ta­ción de pro­fe­sio­na­les de la salud no supu­so una fuen­te de
ingre­sos esta­ta­les has­ta media­dos de la déca­da de 2000 con el famoso
pro­gra­ma “petró­leo por médi­cos” según el cual 30.000 personas
tra­ba­ja­do­ras de la salud cuba­nas desem­pe­ña­ron su labor en Venezuela.
El gobierno del pre­si­den­te esta­dou­ni­den­se Bush res­pon­dió tra­tan­do de
sabo­tear los ingre­sos de la expor­ta­ción médi­ca cuba­na con el
Pro­gra­ma de Liber­tad Con­di­cio­nal Médi­ca de Cuba, que indu­cía a los
pro­fe­sio­na­les cuba­nos (que no habían paga­do nin­gún cos­te matrícula,
se habían gra­dua­do sin tener que con­traer deu­das y habían firmado
volun­ta­ria­men­te con­tra­tos para tra­ba­jar en el extran­je­ro ayu­dan­do a
pobla­cio­nes des­aten­di­das) a aban­do­nar las misio­nes médi­cas a cambio
de obte­ner la ciu­da­da­nía esta­dou­ni­den­se. El pre­si­den­te Oba­ma mantuvo
el Pro­gra­ma, inclu­so mien­tras elo­gia­ba a los médi­cos cuba­nos por
luchar con­tra el ébo­la en Áfri­ca Occi­den­tal. El Pro­gra­ma aca­bó en
los últi­mas días de su man­da­to en enero de 2017.

El gobierno Trump ha reno­va­do sus
ata­ques con­tra las misio­nes médi­cas cuba­nas y ha ins­ti­ga­do para que
se les expul­se de Bra­sil, Ecua­dor y Boli­via, con lo que ha deja­do a
millo­nes de per­so­nas de estos paí­ses sin aten­ción sani­ta­ria. El
moti­vo es el mis­mo, blo­quear los ingre­sos a una nación que ha
sobre­vi­vi­do 60 años a las hos­ti­li­da­des esta­dou­ni­den­ses. En el
con­tex­to de la pan­de­mia, mien­tras que los fallos inten­cio­na­dos del
gobierno de Esta­dos Uni­dos han pro­vo­ca­do dece­nas de miles de muertes
inne­ce­sa­rias, el lide­raz­go mun­dial de la Cuba socia­lis­ta ha supuesto
la ame­na­za de un buen ejem­plo. En sus ata­ques el Depar­ta­men­to de
Esta­do esta­dou­ni­den­se ha cali­fi­ca­do a los médi­cos cuba­nos de
“escla­vos” y afir­ma­do que el gobierno cubano bus­ca ingre­sos e
influen­cia polí­ti­ca. Ha pre­sio­na­do a los paí­ses que se bene­fi­cia de
la ayu­da cuba­na para que la recha­cen en un momen­to en que la
nece­si­tan urgen­te­men­te. Estos ata­ques son espe­cial­men­te viles ya que
es pro­ba­ble que Cuba no reci­ba nin­gu­na retri­bu­ción por esta ayuda,
más allá de los costos.

Mien­tras tan­to, el cri­mi­nal blo­queo esta­dou­ni­den­se, que se ha
endu­re­ci­do puni­ti­va­men­te bajo la pre­si­den­cia de Trump, impi­de la
com­pra de los ven­ti­la­do­res que Cuba nece­si­ta urgen­te­men­te para sus
pro­pios pacien­tes de COVID-19. Una dona­ción chi­na a Cuba de
equi­pa­mien­to médi­co que­dó blo­quea­da por­que la aero­lí­nea que
trans­por­ta­ba la mer­can­cía no via­jó a Cuba por temor a la mul­ta de
Esta­dos Uni­dos. En estos momen­tos es cada vez mayor la exigencia
inter­na­cio­nal de que se pon­ga fin a todas las san­cio­nes, en
par­ti­cu­lar con­tra Cuba, que ha demos­tra­do su lide­raz­go mun­dial en la
lucha con­tra la pan­de­mia del SRAS-CoV2. Debe­mos unir nues­tras voces a
esta exi­gen­cia. Tam­bién hay lla­ma­mien­tos de orga­ni­za­cio­nes e
indi­vi­duos a favor de la can­di­da­tu­ra para el Pre­mio Nobel de la Paz
de las Bri­ga­das Médi­cas Henry Reeve. 

Lo que que­da cla­ro de esta his­to­ria de inter­na­cio­na­lis­mo médico
basa­do en prin­ci­pios es que con reco­no­ci­mien­to o si él la Cuba
revo­lu­cio­na­ria segui­rá luchan­do a favor de la aten­ción sanitaria
mun­dial ahí don­de pue­dan lle­gar sus ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas, y su
ejemplo.

Para más deta­lles acer­ca de la res­pues­ta de Cuba al
COVID
-19 véa­se Medicc
Review
,
abril de 2020.

Notas:

(1) Véa­se el vídeo sobre los cen­tros des­ti­na­dos a pasar la cua­ren­te­na: https://​www​.you​tu​be​.com/​w​a​t​c​h​?​v​=​e​l​f​G​i​o​E​b​_​G​8​&​f​e​a​t​u​r​e​=​e​m​b​_​t​i​tle

(2) Según datos del Minis­te­rio de Salud Públi­ca de Cuba,
“a fecha del 5 de junio de 2020 había 2173 casos con­fir­ma­dos, 553
ingre­sa­dos con sos­pe­cha 1855 recu­pe­ra­dos y 83 per­so­nas falle­ci­das” (N.
de la t.).

(3) Véa­se Helen Yaf­fe, ‘Cuban
medi­cal scien­ce in the ser­vi­ce of huma­nity
’,
www​.coun​ter​punch​.org/​2​0​2​0​/​0​4​/​1​0​/​c​u​b​a​n​-​m​e​d​i​c​a​l​-​s​c​i​e​n​c​e​-​i​n​-​t​h​e​-​s​e​r​v​i​c​e​-​o​f​-​h​u​m​a​n​i​ty/

(4) Véa­se C. William Keck y Gail A. Reed, “The Curious Case of
Cuba”, Ame­ri­can Jour­nal of Public Health, 2012.

(5) Tania L. Agui­lar-Gue­rra y Gail Reed, ‘Mobi­li­zing
Pri­mary Health Care: Cuba’s Power­ful Wea­pon against COVID-19
’,
Medicc Review, abril de 2020.
https://mediccreview.org/wp-content/uploads/2020/05/MR-April2020‑1.pdf

(6) Agui­lar-Gue­rra y Reed, Mobi­li­zing Pri­mary Health Care.
Véa­se tam­bién el vídeo sobre las visi­tas médi­cas casa por casa:
https://​www​.you​tu​be​.com/​w​a​t​c​h​?​v​=​W​R​j​Z​t​A​_​3​S​U​Y​&​f​e​a​t​u​r​e​=​e​m​b​_​t​i​tle

(7) Véa­se el vídeo sobre sobre las bri­ga­das médi­cas cubanas
https://​www​.you​tu​be​.com/​w​a​t​c​h​?​t​i​m​e​_​c​o​n​t​i​n​u​e​=​1​9​&​v​=​M​U​Y​S​1​E​V​u​t​m​g​&​f​e​a​t​u​r​e​=​e​m​b​_​t​i​tle

Helen Yaf­fe es
pro­fe­so­ra de His­to­ria Eco­nó­mi­ca y Social en la Uni­ver­si­dad de
Glas­gow, espe­cia­li­za­da en el desa­rro­llo de Cuba y Amé­ri­ca Lati­na. Es
auto­ra de Che
Gue­va­ra: The Eco­no­mics of Revo­lu­tion
y coau­to­ra con
Gavin Brown de Youth Acti­vism and Soli­da­rity: the Non-Stop Picket
against Apartheid
. En la pri­ma­ve­ra de 2020 se publi­ca­rá su
pró­xi­mo libro, We
Are Cuba! How a Revo­lu­tio­nary Peo­ple have sur­vi­ved in a Post-Soviet
World
.

Fuen­tes: Coun­ter­punch /​Rebelión

Tra­du­ci­do del inglés para Rebe­lión por Bea­triz Mora­les Bastos

Itu­rria /​Fuen­te

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